Partida Rol por web

Anochece lentamente en Ventormenta. Te encuentras en la puerta de tu casa, que está en la parte que da al río del Distrito de los Mercaderes. Los grandes jefes de la Alianza te plantearon en su momento distintas posibilidades para alojarte. De hecho, incluso te ofrecieron una habitación en el imponente Castillo de Ventormenta, en honor a los fuertes lazos de amistad que han ido surgiendo con tu raza. Sin embargo, tú preferiste vivir ahí, en una de esas casitas de piedra blanca y rojizo tejado. Desde entonces vives en el tercer y último piso del edificio, compartiéndolo con una numerosa familia humana que habita el segundo, y la vieja enana de la primera planta (con sus cinco o seis gatos). Te sientes particularmente orgullosa de tu hogar. No está decorado al delicado estilo de los draenei, pero es tuyo y te hace sentir independiente. Tiene una pequeña cocina, una habitación y un salón que has llenado de estanterías y todos los libros que has podido encontrar y comprar en la capital de la Alianza. Y no solo eso, desde la ventana se ve al frente la majestuosa Catedral, una monumental construcción de piedra blanca que fascina a todos los que la ven por primera vez. Llevas solo unos meses viviendo ahí, pero sin duda, estás satisfecha de tu elección.

Hoy es un día como otro cualquiera. Has salido a dar tu habitual paseo al atardecer, así que comienzas a pasear por las empedradas calles del Distrito, viendo cómo la gente no deja de correr de un lado a otro. En la capital siempre hay una actividad frenética, y se pueden ver una serie de personajes bastante curiosos. Observas a un pequeño gnomo que camina a toda la velocidad que le permiten sus cortas piernas mientras murmura algo en otro idioma con tono enfadado, a una imponente guerrera humana que pasa galopando junto a ti, un grupo de elegantes elfos de la noche que susurran algo agolpados bajo uno de los farolillos que ya comienzan a encenderse... En definitiva, Ventormenta es un sitio impresionante. Lleno de vida.

Continúas tu paseo durante unos minutos, disfrutando de la suave brisa y la algarabía de las voces de la ciudad. Estás bastante distraída cuando de repente, notas que alguien se detiene detrás de ti, y al girarte, ves a un niño humano de unos 12 años que te mira con abierta curiosidad. Viste unas ropas de lino blanco bastante limpias, por lo que no parece ningún mendigo. En su zurrón lleva una pequeña bolsa de cuero, que abre rápidamente y de la que saca un par de cartas.

- Perdona, señorita - te sonríe un poco, aunque parece no saber muy bien qué decir - Estoy buscando a Lucyen, la emisaria de los draenei. ¿Eres tú? - el chico trata de parecer muy bien educado y de unos modales exquisitos, pero falla en el intento. Te mira expectante, y notas que se fija especialmente en tus cuernos.

Mientras camino por Ventormenta, disfruto de las escenas de vida cotidiana, al menos para alguien auctoctono de la ciudad, pero que para mi eran sucesos fascinantes. Podia ver en primera persona las fascinantes culturas de todas aquellas criaturas de la llamada Alianza. Humanos, elfos, enanos; todos tenian sus peculiaridades, sus lenguajes y costumbres propias, especialmente los erraticos gnomos, cuyas locuras me habian provocado mas de una carcajada. Unas criaturas muy singulares sin duda alguna.

Justo cuando estoy mas distraida, pensando que voy anotar esta vez en nuevo diario-compendio (ya era el vigesimo que iniciaba) un joven humano se me acerca, preguntando si yo era quien realmente soy. Me agacho sonriente al joven humano ( soy considerablemente mas alta que el, y se que es un poco violento hablar con alguien que te mira desde arriba).- Saludos, joven. Efectivamente, yo soy la susodicha Lucyen. Tienes algo para mi?

El chico parece quedarse ligeramente embobado con tu acento, pero al instante reacciona y te tiende las dos cartas que sostenía en la mano.

- Me mandan del Castillo. Hace unas horas ha llegado una carta desde el... el... - durante unos segundos, el muchacho se queda bloqueado y empieza a sonrojarse - ¡El Exodar! - balbucea finalmente, aliviado de recordar el nombre. No hay que culparlo, a fin de cuentas, la capital de los draenei se encuentra casi al otro lado del mundo... Más allá del mar, en el salvaje continente de Kalimdor. Es comprensible que alguien tan joven no esté muy versado en geografía - Me han ordenado que te busque y te entregue esto. ¡Buenas noches, señorita!

El joven te sonríe y sale corriendo tras cerrar su zurrón, dejándote plantada en mitad de la calle. Te fijas en lo que te ha dado. Lo primero es una breve nota atada con un cordel. Al desplegarla, en una tosca caligrafía puedes leer lo siguiente:

Quien te escribe es uno de tus conocidos del Castillo, un capitán del ejército muy curtido en las batallas. Con curiosidad, abres el otro sobre, que tiene aspecto de haber pasado por muchas manos.

Te sorprenden estas últimas palabras. Kraem es la mano derecha de vuestro líder, el profeta Velen. Es un poderoso chamán cuyo criterio siempre ayuda a Velen a tomar las decisiones importantes. El hecho de que se dirija a ti en semejantes términos te inquieta.

Muchas gracias, joven. Toma, una propina por tu buen trabajo-Me despido niño humano, entregandole una moneda de plata que llevaba encima. Me hace gracia como los humanos se extrañan cuando hablo, pero bueno, ellos tambien tienen un acento muy gracioso!

Mientras pienso en escribir algo sobre el tema de los acentos, leo la nota y la carta. Sonrio al recordar a Velin, si no hubiese sido por el no estaria en Vertormenta. Es mas, posiblemente no estaria ni viva. Dentro de mis pensamientos, añado otra nota mental mas: Hacerle una visita pronto.

La carta me sorprende bastante. Se bien que  gracias a mi nueva (y en parte accidental) posicion, he adquirido cierta notoriedad, pero que el propio Kraem me escriba directamente es todo un honor. Aunque por otro lado, los terminos de la carta son un poco... preocupantes.

Como intuyo que es un asunto, intento ir rauda a mi casa, aunque inevitablemente me pierdo un par de veces (como siempre). Estos humanos y su costumbre de hacer todas las casa iguales....

En cuanto llego, apunto a toda velocidad un par de detalles, para que no se me olviden despues, y acudo presta al castillo para reunirme con el paladin mencionado en la carta. Los paladines eran unas personas bastante curiosas, asi que seguro que sera una reunion interesante

Tras vagar un poco por las calles de Ventormenta finalmente te ubicas y llegas a tu casa. Haces las anotaciones pertinentes en tus diarios, ya que te gusta tenerlo todo anotado, y sales de nuevo rumbo al Castillo. Realmente no sabes si será una buena hora para visitas, porque la luna ha salido por completo y las calles están bastante tranquilas. De todas formas el asunto parecía importante, así que al menos tienes excusa.

Cuando llegas al Castillo, el guarda de la puerta te para por un momento, pero cuando te reconoce su rostro se relaja.

- ¡Ah, es usted! Buenas noches, señora embajadora. Con esta oscuridad no le había reconocido. Pase, pase - te saluda con amabilidad mientras te cede el paso y vuelve a su posición. Caminas bajo las puertas hasta entrar, y cuando estás en la sala de entrada, de repente caes en que no tienes ni idea de dónde puedes encontrar al draenei que te mencionaban en la carta, Velaar.

Por suerte hay mucha gente dentro del edificio, que parece no descansar ni un solo instante. En ese momento precisamente pasa por tu lado una joven humana ataviada con una toga azul con bordados en plata, que tiene pinta de saber manejarse por el lugar. Y si no quieres preguntar, puedes probar suerte en los laberínticos pasillos de la fortaleza...

Agradezco al guardia que me de el paso con tanta amabilidad.- Es usted eficiente en su trabajo, soldado. Muchas gracias.- Y me adentro en el ostentoso castillo de Ventormenta. Me agrada que los lugareños se muestren tan abiertos y agradables (en su gran mayoria) con los draeneis como yo. Los primeros dias, con el recuerdo de los Eredar aun frescos entre esta pobre gente, fueron como minimo complicados, pero eso es agua pasada ya. O al menos eso parece...

Ya dentro del castillo, recuerdo que no me tengo ni la mas remota idea de donde esta Velaar, y aunque lo supiese se me acabaria olvidando en cuanto algo llamara mi atencion. Para curarme en salud, me acerco a una humana que veo por alli rondando.

- Disculpe joven humana, si no es molestia, podria guiarme hasta los aposentos de Velaar el paladin? necesito verle con cierta urgencia.

La joven te mira y se queda unos segundos pensativa. Te fijas en que es bastante guapa para ser una humana, o al menos, que podría serlo según sus extraños cánones de belleza.

- ¿Velaar? Mmm... Pues realmente no sé quién es - te responde con un deje de disculpa - Aunque si se aloja aquí, puedo llevarla hasta el ala del Castillo donde habitan nuestros huéspedes. Quizá allí pueda preguntar a alguien.

Sin esperar tu respuesta, te hace un gesto con la mano para que la sigas y comienza a internarse en pasillo de la izquierda. Te apresuras a seguirla, ya que despistarse ahí parece ser sinónimo de pérdida. Tras recorrer el largo pasillo, que está lleno de antorchas y lustrosas armaduras, subís unas escaleras y giráis a la izquierda... luego a la derecha... pasáis una puerta... Y en ese momento pierdes la noción del espacio. Si ahora mismo te dejasen sola, no tendrías ni idea de cómo salir. También influye el hecho de que nunca has estado en esa parte de la fortaleza, por lo que te vas fijando en la curiosa decoración del lugar.

Tras unos minutos, se para al llegar a una amplia sala circular de la que salen distintos corredores con muchas puertas. Del techo cuelga un gigantesco estandarte azul de la Alianza, y las paredes están repletas de cuadros con guerreros retratados.

- Aquí es - dice la muchacha sonriéndote - Yo ahora tengo que irme. ¡Buenas noches!

Y se va, dejándote únicamente en la compañía de unos guardias que patrullan por esa zona.

Sigo obedientemente a la joven humana por aquel infernal laberinto de piedra, convencida de que si hubiese ido yo sola probablemente no encontraria al supuesto paladin ni en un mes. tendria aque lugar muchos pasillo y cuartos ocultos? Se habria perdido mucha gente por alli, desapareciendo dias o meses? La imaginacion se me dispara, y de momento las ganas de explorar comienzan a hostigar mi sentido comun. Quizas un dia intente explorar el castillo entero.... Tambien pienso en como podria salir rapidamente de alli si lo necesitara. Un hechizo de teletrasporte? habrai que estudiarlo, aunque mi ultimo intento no fue muy stisfactorio. Pobre rana.

FInalmente la joven me lleva a la ala de huespedes, aunque no directamente hasta mi objetivo. Claro que si no sabia quien es, es normal. - Muchas gracias por la ayuda!- la despido alegremente, y me interno buscando la estancia del paladin. Un poco dejandome llevar por la intuicion ( y por la curiosidad, todo hay que decirlo) me pongo llamar a toda puerta que me cruza, preguntando por Velan.

Comienzas a llamar a las puertas con tu aire despistado habitual. Hay muchísimas en los distintos pasillos, así que pasan al menos 30 minutos mientras vas de puerta en puerta. Hay algunas en las que no recibes contestación, otras en las que te abren invitados del Castillo con pinta de mal humor (cosa lógica, ya que es de noche y resulta extraño que alguien llame a tu habitación preguntando por un paladín), y también invitados que amablemente niegan con la cabeza. Estás empezando a impacientarte cuando finalmente un humano te responde lo que necesitas saber.

- ¿Velan? ¿Velan...? ¡Ah, claro! Te refieres a Velaar, el paladín draenei - el hombre sonríe un poco y se atusa el bigote, después te señala una habitación cercana a la suya - Creo que es allí. Buenas noches.

El alma caritativa que acaba de salvar de horas dando vueltas por los pasillos, vuelve a sonreír y cierra la puerta.

Aunque ir de puerta en puerta resultaba ciertamente divertido y curioso, no dejaba de ser trementamente agotador. Por los Naaru, cuantas habitaciones tenia aquel castillo?? Ademas notaba que a medida que pasaba el tiempo, las reacciones de la gente que se iba encontrando iban siendo cada vez peores. Cosa logica, empezaba a ser bastante tarde.

Por suerte un amable humano me indica la habitacion concreta de Velan, que resulta estar muy cerca.- Que los Naaru le bendigan!- Agradezco muy efusiva, mientras corro hasta la puerta de Velan.

Antes de llamar, medito unos segundos. Tengo que presentarme de alguna manera especial? tienen los paladines algun protocolo distinto? Muchas dudas, asi que decido llamar e improvisar. Con suerte Velan sera una persona agradable, y ademas el tiempo seguramente apremia para formalidades

Al final te decides y llamas con aire decidido a la puerta. Escuchas el eco que resuena en el interior y unos pasos que se acercan. La puerta se abre con un sonido chirriante, y ante ti aparece Velaar, el draenei paladín. Durante unos instantes te quedas anonadada mirándolo, ya que su aspecto intimidaría hasta al más feroz de los trolls. Es increíblemente alto y su musculatura resulta asombrosa: cada uno de sus brazos te da la sensación de ser igual que tú de ancho. Su rostro serio está enmarcado por una larga melena negra y una barba que le llega por la cintura, y sus ojos azules se clavan en ti, analizándote. Lleva una armadura plateada completa, adornada con piedras moradas que reconoces como las típicas de tu pueblo, y numerosas runas inscritas.

Velaar se aparta para dejarte entrar en su habitación y cierra la puerta a tus espaldas.

- Encantado de conocerte, Lucyen, embajadora en Ventormenta - te saluda en draénico con su voz grave y profunda, tal y como te esperabas que sonase. Te señala una silla forrada de terciopelo azul para que te sientes en ella - Que la bendición de los Naaru te proteja. No has tardado tanto como esperaba.

Se queda en silencio y te das cuenta de que está esperando a que digas algo.

Velar resulta realmente impactante en persona, ahora me queda bastante claro por que Kraem lo menciona como "Azote de la Horda". Desde luego debe ser un paladin tremendamente poderoso, al menos fisicamente, y estoy mas que segura que sus poderes magicos no andaran a la zaga.

Con una sonrisa un poco forzada, acepto su invitacion- eh, um... gracias- y entro ciertamente intimidada. Me sorprende que le parezca que he tardado poco. Mi aventura por el castillo, al menos para mi, no ha sido breve precisamente, pero quizas los paladines midan el tiempo de otra manera. Quien sabe!

Me siento obedientemente en la silla que me ofrece, y en vista de que espera que diga algo (provocandome mas incomodidad, su mirada es muy penetrante) le explico el motivo de mi visita.- Esto, eh... Señor Velar, digo... Poderoso Velar ( sera el termino adecuado para un paladin?) Mi visita nocturna se debe a una carta, eh- Rapidamente meto la mano en mi bolsa y rebusco. Afortunadamente traigo la carta encima. Se la entrego -En esa carta el respetable Kraem me pide que acuda a su encuentro para que me diga algo importante, parece ser.

Espero expectante las imporantes palabras del paladin, mientras un hilillo de sudor me corre por la cara. Que nervios!

Mientras te sientas, tienes la ocasión de observar un poco más de su habitación. Es una sala circular con las paredes cubiertas de tapices con ricos bordados, y la cama con dosel de terciopelo azul le da un aire señorial. El suelo está cubierto por una moqueta oscura con intrincados diseños plateados, y una mesa con la silla donde estás sentada completa el cuadro. Las únicas posesiones del draenei parecen ser un baúl cerrado que hay a los pies de la cama, su poderosa armadura y un gigantesco martillo del cual percibes un sordo latido, propio de las armas cuyo poder mágico es elevado.

Velaar escucha tu presentación sin inmutar el rostro. Nada parece hacer variar su sereno semblante. Te oye pacientemente y acepta la carta que le tiendes más por cortesía que por otra cosa, ya que solo le dirige una fugaz mirada.

- Sé muy bien por qué estás aquí. Kraem y yo siempre estamos en contacto - su voz suena monótona y te fascina que alguien pueda estar tan serio, con ese grado de solemnidad tan absoluto - Antes de empezar, me gustaría obtener tu palabra de honor como miembro de nuestra raza de que lo que aquí escuches permanecerá en secreto, y no se lo comentarás jamás a ningún otro draenei a no ser que él esté en posesión también de estos conocimientos. Cuando me des tu palabra entablarás un vínculo conmigo. Y créeme, sabré si lo rompes en alguna ocasión.

Aunque sus palabras no suenan a amenaza, no puedes evitar sentirte bastante inquieta.

Observo un poco distraida el cuarto del paladin, mientras este habla. Me llama la atencion la poderosa arma que descansa en un lado, sin duda ese martillo de guerra debe ser increiblemente poderoso, al menos da la sensacion de serlo. Cuantos pobres incautos habran encontrado su final a manos de aquel poderoso guerrero? seguro que unos cuanto...

Como suponia, Velar sabia perfectamente que venia, pero me exige, con un tono calmado, que guarde silencio sobre todo lo que me va a contar. Aunque no me esta amenazando (no directamente, al menos) no puedo evitar que mas sudor empiece correr por mi rostro

- Por los Naaru, puede estar seguro que yo jamas revelare ningun secreto que usted me confie! Ante moriria a traicionar su confianza!.- El juramento suena un poco excesivo, pero quiero que sepa que realmente puede confiar en mi, a pesar de el lamentable aspecto que tengo ahora, sudorosa y temblando intimidada.

El paladín asiente, al parecer con tus palabras le ha parecido suficiente juramento. Se sienta en la cama, que cruje y se hunde ligeramente bajo su peso y el de su armadura, mientras no deja de observarte. Realmente esa mirada te incomoda, pero lo peor de todo es que no puedes mantener la serenidad y el sudor sigue cayendo por tu frente.

- Está bien, Lucyen de Ventormenta - su forma de expresarse te resulta algo anticuada, y por un momento te asalta la duda de cuántos años tendrá - El motivo por el que estás aquí es porque vives lejos del Exodar, por lo que tus idas y venidas no causarán ningún tipo de desconfianza entre los nuestros. Has sido elegida por tu facilidad para moverte a donde te plazca, a cualquier rincón de Azeroth, y porque no vives rodeada por draeneis. Si acaso osas preguntarte por qué no voy yo a esta misión, la respuesta es bien sencilla: yo me encargo de otro tipo de asuntos.

Velaar se saca de algún sitio de la armadura un cristal violeta redondo del tamaño de un huevo, muy parecido a los que decoran su vestimenta y su maza. El Exodar está repleto de esos cristales, ya que los draeneis os encargáis de recolectarlos y pulirlos. El comercio de cristales draénicos es fundamental para vuestra raza, en eso se basa principalmente la economía de las diferentes comunidades draenei. Su excepcional valor reside en que dichos cristales están imbuidos de un poder mágico muy extraño y ancestral, bien preciado por magos y brujos de todos los rincones del mundo.

- Veo por tu mirada que reconoces el valor de nuestras piedras sagradas. Desde tiempos inmemoriales, nuestro pueblo se ha valido de la energía de los cristales para subsistir. Son un símbolo de nuestro poder - hace una breve pausa - Últimamente están ocurriendo extraños acontecimientos en el mundo, todo está en cambio. No sabemos qué es lo que está pasando, pero la magia se está agitando de una forma convulsa, como si algo se aproximara... Quizás tú, como maga, lo hayas percibido. O puede que no.

Tras unos segundos que se hacen eternos, parece que Valer da por buena mis palabras, aliviando un poco (no mucho la verdad) mi estres.

Escucho atenta sus palabras y observo con interes el cristal que saca de su armadura. Por supuesto estoy familiarizada con los cristales draeneicos, que draenei no lo esta! Unos cuantos han pasado por mis manos, aunque el ultimo que tuve en propiedad volo en pedazos durante un experimento.

- Bueno, he de decir, Velar del Exodar ?.... (espero que le parezca suficientemente respetuoso) Es verdad que soy una maga, aunque todavia no estoy muy experimentada. Me queda mucho para ser una maga de verdad....- Comento resignada- Aunque... Es verdad que ultimamente, el ambiente se nota.... enrarecido. No se muy bien explicarlo pero siento a veces que hay algo raro en el flujo magico de esta ciudad.- No habia reparado hasta ahora en esos detalles, ya que siempre estoy concentrado en mil cosas distintas. Pero Velar tiene razon en que algo esta sucediendo, lo habia notado mas o menos.

- SI me permite la pregunta, señor, pero eso que usted dice que se aproxima... Es la legion? - Un escalofrio me recorre la columna solo de mencionar esa palabra.

Velaar continúa su relato como si no hubieras hablado en ningún momento.

- El caso es que algo ha sucedido en El Exodar. Podría parecer un incidente aislado, una simple tontería a la que no debemos darle más importancia. Pero tanto Kraem como yo pensamos que sí la tiene, precisamente porque no podemos seguir ignorando este latido de magia que viene desde algún lugar... - el paladín te mira fijamente - Han robado un cargamento de cristales draénicos de nuestra capital. Nadie sabe quiénes han sido ni cómo. Es como si se hubieran esfumado en las sombras... Pero es imposible hacer que nuestras piedras desaparezcan. Si las han robado, los ladrones tienen que transportarlas a algún sitio. Debe ser un lugar tranquilo, neutral, donde no se llame mucho la atención. Un lugar de paso, un importante enclave comercial desde el cual se puede acceder a todos los puertos. ¿Se te ocurre algún sitio así en Kalimdor?

Echo mano de  mis conocimientos sobre la geografia de Azeroth, para poder responder a la pregunta de Velar.- Bueno, que yo recuerde, en Kalimdor hay varias ciudades comerciales goblins. Son sitios neutrales, donde cualqueira puede comprar cualquier cosa, o al menos eso cuentan. Vista Eterna es el mas proximo a nuestras tierras, aunque Trinquete es un puerto mas importante... No se, hay varias posibilidades, pero si hablamos de un puerto, Trinquete es el mas importante-

El asunto del robo debe ser mas grave de lo que parece, para que personans tan importantes tomen cartas en el asunto. De repente me siento honrada de que se me incluya en una investigacion tan importante, aunque sea (al parecer de consultora). Por otro lado, tambien pienso que si meto la pata, las consecuencias seran mas graves.... Estan estos dos hombres seguros de a quien dan ninguna mision? esto se complica....

El draenei asiente pausadamente ante tu reflexión.

- Trinquete. Cualquiera que quiera hacer desaparecer un cargamento robado, pasa por Trinquete. A los goblins les da igual lo que transportes siempre y cuando les pagues y no montes jaleo en su puerto. Son discretos, y desde ahí te llevan la mercancía a donde quieras, a cualquier parte del mundo - Velaar te mira, y parece adentrarse en la parte delicada del asunto - Ni Kream ni yo cuestionamos el liderazgo de Velen el Profeta, nuestro guía. Lo más lógico hubiese sido enviar un destacamento a perseguir el rastro de nuestros valiosos cristales, mandar gente al puerto para que averiguen quiénes han sido estos poderosos enemigos capaces de infiltrarse en El Exodar y salir sin dejar rastro. Si logran entrar para robar cristales... También pueden entrar para causar una desgracia entre nuestras filas, o atacar al propio Velen. Y sin embargo, no se ha hecho nada. Cuando Velen ha sido consultado sobre este asunto, se ha limitado a decir que no sabemos quién ha sido, por lo que tratar de encontrarles solo nos conducirá al fracaso.

A pesar del tono de voz serio y monocorde del paladín, te parece detectar un leve, levísimo rastro de indignación en su voz. Quizás sea por las palabras que ha elegido, pero te da la sensación de no estar nada contento con la decisión del Profeta en este asunto. Seguramente piense que no se puede dejar la seguridad de todos los draeneis así sin más, sin una investigación en condiciones.

- Velen ha ordenado que nos mantengamos al margen, ya que seguramente el robo es algo aislado que no se volverá a repetir. Pero Kream no está de acuerdo, y yo tampoco. Creemos que es necesario averiguar quién está detrás. Pero nuestras posiciones no nos permiten movernos y hacer preguntas sin llamar la atención. Así que ahí entras tú - te observa y te dedica una sonrisa educada, que no se corresponde a lo que dicen sus ojos. ¿Se habrá reído alguna vez a carcajadas este hombre?

- Y...yo!? se esta refiriendo a .... a mi?!- Mi cara es una mezcla de espanto e incredulidad. Sospechaba desde el principio que la cosa podria acabar por estos derroteros, pero no por ello dejaba de ser menos impactante.

-Esto, señor Velar, es verdad que me se manejar entre las gentes de este mundo, y no frecuento con muchos draeneis.- Intento sonar tranquila, pero mi voz flaquea por momentos.- P-pero yo soy una maga novata! una rata de biblioteca! no se moverme por los bajos fondos, seguramente no duraria ni un dia! Esta realmente seguro de que yo soy la eleccion idonea?!.

En cuanto termino la frase, se que estoy metiendo la pata hasta el fondo. Es evidente que este hombre no va a negociar. Se hara lo que el diga y punto. Y por mucho que lloriquee no va a cambiar nada. Es mas, solo prodria lograr que se enfade. Y algo me dice que no me gustaria verlo enfadado...

- O bueno, supongo que usten y el sabio Kraem ya habran decidido con sabiduria. Y si consideran que soy idonea para este trabajo, quien soy yo para negarlo- Intento arreglar un poco el asunto. Que los Naaru me protejan!