Partida Rol por web

Horrorizado veo como quieren hacer daño a mi futura esposa, y cuando veo al tipejo en el sofá, salto sobre el, y le reviento la lámpara en la nuca:

-¡Hijo de puta, te he dicho que sueltes a la chica, ella no tiene nada que ver en esto!

Extrañado por mi reacción, y por la fiebre que me invadía pensé:

¿pero que demonios les he hecho yo a estos tíos?

En cuanto la cerámica de la lámpara se destroza en la nuca de ese tío, cojo el cable eléctrico, y comienzo a estrangularle:

-Corre Laura, escapa y pide ayuda.

Mientras intentas estrangular al agente que quiere hacer daño a Laura notas una presión en el cuello. el otro agente,del que te habías olvidado,intenta estrangularte con todas sus fuerzas mientras el otro te da un codazo y te tira al suelo.

Ahora tu mundo esta en horizontal,la sangre golpea tus sienes y el dolor recorre tu abdomen. Los gritos de Laura resuenan en tu cerebro mientras en tu campo de visión solo se muestra un suelo enmoquetado y el cigarro humeante que se la cayo a ese monstruo.

Tu vista se fija en el cigarro mientras el tambor de estres golpea tu sien. Un grito de Laura te hace enloquecer,las brasas de la colilla se avivan y aumentan como si fuera una verdadera hoguera. Las llamas lamen la moqueta y aumentan por la pared.
Al mirar la casa ves como todo se torna carmin,sienna y vermellon. Estas en un verdadero infierno

Me levanto, y agarro una silla del comedor, para detrozarsela en la espalda al "agente" que está sobre Laura.

-Joder, si que eres duro hijo de puta. Empújalo al fuego Laura, es lo que se merece este puerco.

Con los restos de la silla, a modo de porra, busco al segundo intruso.

El calor del fuego y de la fiebre, empezaban a hacer sus efectos, y ya empezaba a estar completamente empapado. Me subo la camiseta húmeda para taparme la boca y la nariz, y me agacho para no estar a la misma altura del humo.

Rodeado de fuego, sabía que el segundo intruso tendría que estar medio huyendo, y es  lo que yo estaba empezando a plantearme, pero mi conciencia, no me dejaba abandonar a Laura en aquel infierno, ahora, mi propio infierno.

En cuanto le viese, le daría un buen golpe en la rodilla.

AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!

Atrapas la silla pero no hace falta que la estampes contra nada,el fuego ya lame a los agentes que están retorcidos por el suelo y gritando todo lo que sus gargantas se lo permiten,lo que te saca de tu ensimismamiento y triunfo es otro grito,mas agudo,es un grito de sufrimiento intolerable. ¿Sabes? dicen que el morir quemado es la peor tortura porque nunca llegas a desmayarte y mueres sintiendo todo el dolor,eso le pasaba a tu querida Laura,medio desfigurada por las llamas; el pelo estaba reducido a nada y un intenso olor a azufre penetraba tus fosas nasales,la cara medio carcomida por un lado y toda su piel ahora era la ceniza que cubría tu ambiente. Al estar en el sofá las llamas la atacaron tan rápido que no pudo escapar. No hace falta ser un médico para saber que no puedes hacer nada por ninguno de los 3.

-¡¡¡Noooo!!!, ¡¡¡mi Lauritaaaaa!!!

Entre sollozos y lagrimeos producidos por mi gran perdida, y también por el humo de la habitación, reacciono, y pienso para mi:

No te hundas ahora, has de salir de aquí, todo esto está en llamas, y también vas a morir.

Comienzo a caminar a 4 patas lo mas rápido que pueda, para poder salir de mi piso.

Alguien llamará a los bomberos., lo que mas me preocupa ahora mismo, es quienes eran esos tipos, y que han venido a hacer aquí.

Salgo lo mas rápidamente posible de mi piso.

Un pasillo se extiende hacia un lado y hacia otro, puertas y mas puertas adornan las paredes de aquella planta gigante. Ladeado un poco hacia la derecha, desde tu perspectiva, estaba la puerta metalizada, en dorado, del ascensor y a su lado la puerta de madera que conducía hacia la escalera

Salgo de "mi piso", y busco algún botón para dar la alarma anti incendios (si lo hay), y corro rápido por el pasillo gritando ¡FUEGOOO, FUEGOOO, HAY UN INCIENDIO EN EL EDIFICIOOO! picando a todas las puertas de los vecinos, me dirijo hacia la puerta de madera que me da la salida hacia las escaleras.

Estoy en la 5ª planta, pero como todo el mundo sabe, en caso de incendio, no se pueden usar los ascensores.

Abro la puerta y me apoyo en la pared para poder recobrar el aliento, y seguido del olor a humo, y comienzo mi descenso hacia la calle.

Esto es una puta locura, ¿qué es lo que está pasando?

Al llegar a la puerta de madera y cristal del edificio Kilder la atravesó que premura. A un lado y a otro se extiende la calle adoquinada y remachada por arboles, papeleras, buzones y algún que otro banco.

Numerosas tiendas de diversa índole se continúan por ambos lados de la calle. Toda una ciudad a tus pies. Tú decides donde ir…o quizás, huir.

Vaya mierda lo que acaba de pasar, aun no entiendo nada. No se que hacer, si irme por ahí, o esperar a ver si vienen mas visitas. Lo que voy a tener que hacer es una cosa seguro.

Me encamino hacia una cabina de teléfono, y llamo a los bomberos, luego llamo al trabajo para avisar que no voy a poder ir.

-¿Hola? ¿Cristina?, dile al jefe que hoy no voy a poder ir al trabajo... si, problemillas, como que se me ha quemado el piso, ¿no te lo crees?, pues ven a verme y nos comemos hoy una barbacoa.

Me voy a quedar por aquí, a ver si viene alguien mas con pinta de querer hacerme una "visitilla inesperada", pero primero, pasaré por una farmácia, para que me den algo para la fiebre.

Tienes que caminar un rato hasta llegar a una farmacia,todo limpio y pulcro,huele a asepsia. El dependiente,con su bata blanca,te pregunta amablemente que deseas

Entro a la farmacia oyendo la típica campanilla -din din din-

-Buenos días -me fijo en su chapa de farmacéutico para hablarle por su nombre- Jim, me podrías dar unos tranquilizantes, es que he tenido una mañanita que no se la deseo ni a mi peor enemigo, ah, y también algo para el resfriado, no se que me pasa, pero me he levantado con mucha fiebre, y al parecer no me baja, que sean medicamentos genéricos porfa.

Espero un momento a ver que es lo que me puede aconsejar.

Jim sonríe y asiente,se va a la trastienda,conversa en voz baja con un compañero y regresa tendiéndote dos cajas de pastillas una con una banda azul y otra entera verde.

Esto es para bajarte la fiebre Dice señalando la caja verde y estos los tranquilizantes No tomes muchos,son peligrosos. Son 19,95 por favor.

Le paso la tarjeta al farmacéutico para que se cobre, mientras repiqueteo con los dedos en el mostrador, mientras voy echando alguna mirada hacia atrás, no sea que venga alguien sospechoso.

Luego, miro las cajas de pastillas, y empiezo a leer el prospecto que viene por fuera mientras espero a que me cobre, mientras vigilo de vez en cuando lo que hace el Jim.

El farmaceutico pasa la tarjeta y mira con cara extraña mientras la vuelve a pasar otra vez. Te la cede y dice No me la admiten,espere un momento. Tras decirte eso entra en la trastienda donde están los medicamentos,.

Mierda, no tengo tiempo para estas tonterías.

Cojo mi tarjeta, mis pastillas, y salgo corriendo de la farmácia hasta poder llegara doblar una esquina.

Cojones, ¿cómo he podido pasar de ser un informático de mierda, a ser un asesino, ladrón, y moroso? Jesusito de mi vida, que eres niño como yo, en cuanto tenga dinero, vengo a pagarle al farmacéutico.

Me dirijo directamente al banco, y bastante enfadado para que me expliquen por qué mi tarjeta no funciona.

Te marchas del lugar presto antes de que Jim ni siquiera se entere, tras que dobles la esquina jurarías escucharle gritar al fondo, pero decididamente no te persigue.

Te encaminas hacia el banco más cercano, aunque parece ser que, a paso raudo, te esperan unos diez o quince minutos. Por algún extraño motivo las calles están semidesiertas y apenas un par de parejas se cruzan en tu camino, amén de un joven paseando un pastor alemán. Continúas caminando hacia el banco el cual se encuentra casi a las afueras del distrito.

Tu dolor de cabeza y enojo de acrecentan más aún al llegar al banco y ver una cola de al menos tres personas, encabezadas por un hombre que parece empeñado en discutir con la cajera acerca de una transferencia. El ambiente está cargado, pero no tanto como tu propia cabeza.

Viendo el percal, saco tres pastillas para la fiebre, y comienzo a masticarla, poniendo cara de asco por lo amargas que son.

Maldita sea, no tengo agua, y ahora tengo un sabor de demonios en la boca.

Espero pacientemente, uno, dos, tres... para mi me parece una eternidad, el dolor de cabeza aumenta, hasta que no puedo mas, y exploto:

-¡Pero que cojones pasa, tío!, deja de contarle tu puta vida al cajero, que no le importa una mierda, vete a un puto psicólogo, y déjanos pasar, hay gente que tiene muchos problemas, y mas importantes que los tuyos, viejo de mierda. ¡Quiero hablar con el director!

El hombre te mira tras tu grito, casi parece enojado y dispuesto a replicarte pero un trueno resuena en el lugar de repente, haciendo que el hombre se ponga nervioso de repente, dándole prisa por salir corriendo del recinto. Un hombre sentado en una mesa, empleado del banco, señala hacia la izquierda con la cabeza, y ahí puedes ver una puerta abierta y un cartel que reza "Director". Todos te miran ligeramente asustados y ninguno de los clientes se mueve, casi dirías que ni pestañean. Fuera parece que acaba de arrancar a llover, lo cual provocará con casi total probabilidad que termines con un dolor de cabeza tremendo.

Aun con restos de pastilla en la boca, y con un hilo de baba cayéndome por la amargor, me limpio la comisura de los labios con la manga de la camisa, miro al banquero que me ha hecho un gesto con la cabeza, y le digo:

-Gracias.

Comienzo a caminar en dirección a la puerta, cuando algo viene a mi cabeza:

¿qué coño ha sido ese ruido?

Me giro para ver que están haciendo todos los clientes y trabajadores de la sucursal, mientras me acerco lentamente a la puerta del director.

¿empiezo a estar paranoico, o me parece?, sólo me falta estar en medio de un atraco, vaya día que llevo, si lo llego a saber, me quedo en la cama con Laura, y le pego cuatro polvos.