Partida Rol por web

Ya en la calle me sienot algo más tranquila. Mi paso es acelerado y no quiero para nada mirar atrás. ALlí estoy dejando parte de mi vida. En algún momento tendré que volver a ver qué ha pasado, quizás me llame la policía, o no sé... pero el tiempo dirá. ahora estoy demasiado asustada para decirdirlo. A lo lejos veo a una chica curiosa, con un pelo de un color increíble.

MIra, es precioso... y pensar que antiguamente se decía que las pelirrojas habían hehco un pacto con el diablo... incluso pensaban que si te cruzabas con una te perseguiría la mala suerte a no ser que hicieras una serie de rituales... con lo bonito que es el color rojo... - pienso mientras camino.

Estoy algo absorta en esos pensamientos cuando me giro a mirar al chico que camina conmigo, que me ha dicho algo. La verdad es que si no hubiera sido por él, no sé donde estaría ahora mismo.

- Pues... pues la verdad es que no lo sé. Tan sólo abrí la tienda esta mañana como todos los días... y entraron a comprar, o eso creí yo. Cuando me pude dar cuenta, me habían encerrado. No tengo ni idea de lo que querían... - bajé la mirada al suelo y quise quitarme la imagen de aquellos monstruos de la cabeza.- Pero, si no hubiera sido por ti.. te debo la vida... - le dije algo tímida cogiéndole con una mano del brazo mientras seguíamos caminando.- ¿de dónde saliste tú? Vi tus ojos entre la persiana y fué como un milagro...

Los segundos corrían siendo eliminados por cada paso que dais,sin ninguna dirección particular. Los pies los llevaron a una pequeña plaza casi totalmente blanca en su totalidad con un puestecillo en el centro que tenia algunas mesas y servia café y dulces.
El puesto tenia ruedas,un mostrador transparente con los dulces,un toldo de rallas verde y blanco y un delicioso humo que huele a café

Me acerco a una de las mesas y me siento. Noto como las piernas me tiemblan un poco al sentarme e intento disimular. Ya en mi sitio suspiro profundamente y me acomodo todo loq ue puedo. Pido un té con limón y un rozo de tarta de queso y espero a que Ken me conteste o me diga algo.

No puedo evitar cierto movimiento nervioso en las manos. No sé aun que es lo que ha pasado antes y no sé como voy a pasar el resto del día ni de la semana.

Sigo a Indy a través de las mesas hasta sentarnos en una, una vez allí comienzo a relatar lo sucedido de cómo llegué a esta ella:

— Pues... menuda mañana llevamos... —comencé con una leve sonrisa—. A mí me ha pasado algo parecido, llamaron a la puerta lo que se supone que eran dos policías para hacerme preguntas. Creo que tenían placas falsas —agregué—, y que por lo visto me conocían de algo y de repente, tras darme la bienvenida, se pusieron a pegarme —me encogí de hombros dando a entender que no entendía el motivo—, les empujé y me zafé de ellos, salí de casa y cerré con llave desde fuera para ganar tiempo. Nada más salir a diez minutos de mi casa te escuché a ti... Me sentí identificado así que fui a ayudar —paré justo aquí ya que el resto ya lo conocía—. "Múdate a otra ciudad", me dije, "será divertido cambiar de aires..." —hice un par de negaciones con la cabeza y suspiré, mirando a otro lado por si acaso se acercaba alguien que nos reconociese—.

Miro extrañada a Ken, todo esto era demasiado coincidencia. Inmediatamente miro a nuestro al rededor, algo distraída y nerviosa. ¿qué estaba pasando?

- No creo que todo esto sea una coincidencia, ¿qué querrían de nosotros? Los que entraron a mi tienda...querían hacerme daño, pero, ¿por qué? No los conocía de nada... ni siquiera me sonaban sus caras de clientes...

Me encogí de hombros sin saber muy bien que responder.

— Quién sabe... ¿seguro que no le robaste el novio en preescolar a la chica esa y no te acuerdas? —sonreí de forma burlona, tal vez haciéndola reír se olvidaba un poco del tema—.

La camarera carraspeó cuando el chico aún no le había pedido lo que quería tomar.

-Disculpe caballero ¿quiere usted también algo? - Comentó mientras agitaba un bolígrafo con dos dedos sobre una libreta doblada.

— Ah, sí, eem, huevos revueltos, bacon y un zumo de naranja —respondí con una sonrisa, me sentía hambriento y era lo que me apetecía para desayunar—.

-Disculpe señor, pero esto es un puesto de dulces, no tenemos huevos ni bacon. Zumo de naranja sí le puedo traer.

Me rasco el cogote pensativo sin saber muy bien qué pedir ahora, me había roto los esquemas.

— ¿Y qué tiene para desayunar? —pregunté para ver si así podía decidirme cuanto antes—.

-Cafés, infusiones, algún zumo natural, batidos, tarta de queso, de manzana, de arándanos, chocolate, vainilla, la especial de la casa, la tarta de oficinista, la de policía, y luego tenemos una delicia hispana.

— Me conformo con la de vainilla entonces, no tengo estómago para un burrito o un taco a estas horas de la mañana... —sonreí por la broma—.

Miro atónita la conversaciópn con la camarera. Aun sigo pensando en lo que pasó hace un rato pero la verdad es que estar acompañada anima un poco la cosa. No me siento tan...sola en esto.

- Y ahora... ¿qué hacemos? A parte de desayunar claro. - Sonrío a Ken de forma amistosa mientras esperamos a que nos traigan nuestros respectivos desayunos.

Me vuelvo a pasar la mano por detrás de la cabeza inclinando la cabeza un poco y mirando al suelo de manera pensativa, era un gesto que se me había quedado cuando intentaba pensar en algo. Dirigí una mirada a Indi.

— Bueno... la verdad es que soy muy malo haciendo planes, pero tenemos que empezar por algo, tal vez ver las noticias, igual a alguien le ha pasado lo mismo que a nosotros —torcí los labios a un lado y miré para otro lado—. Ir a mi casa a recuperar parte de mis cosas, me he dejado el móvil —volví a mirar a la rubia y sonreí—. Tranquila, tranquila, me he traído la cartera, puedo pagar mi desayuno —reí—.

-Tengan, la infusión, el café y las dos tartas - Dijo la camarera mientras servía las bebidas y dos fabulosas porciones de tarta con un aspecto más que apetecible.

Un movimiento repetitivo del pie de la camarera denota la prisa que tiene para que cojáis lo que porta.