Partida Rol por web

Aquella mirada de ojos azulados se perdió cuando,la puerta del establecimiento,se abrió por arte de magia y este cayó dentro,de bruces,sobresaltando a los que estaban atracando (aparentemente) a la chica. Esto hizo que la fuerza de agarre de la mujer despeinada disminuyera considerablemente.

Pero que...? Grito la mujer mientras se revolvía el pelo con la mano libre

Inquieta y algo sorprendida, observo como la puerta se abre de golpe. La mujer afloja su mano, con la que me sujetaba fuertemente el brazo, y aprovechando la situación le doy un empujón y corro hacia el nuevo. Me tropiezo en la huída, pero recupero el equilibrio y consigo llegar hasta el otro la do de la tienda sin más problemas.

Menos mal... - pienso mientras me coloco detrás del chico y le ayudo a levantarse.

Confuso por todo lo que llevo viendo durante todo el día me quedo paralizado durante unos segundos, lo suficiente para darme cuenta que de repente aquella chica que estaba siendo ¿abusada? —aún no lo sabía—, ya se encontraba detrás mía protegiéndose como si temiera a esos dos. Por acto reflejo pregunté:

—¿Estás bien? —susurré ligeramente girando un poco la cabeza, para luego mirar a aquellos dos sin entender nada—. ¿Qué ocurre? ¿Qué pasa aquí? —preguntaba mientras echaba de menos algún objeto contundente con el que defenderme en caso de...—

Ves muchas cosas que puedan ser usadas para defenderte: hay caballetes,tablas de madera,cámaras,etc... todo lo que puedas encontrar en una tienda de fotografía y pintura.
El hombre se abalanza contra ustedes,concretamente contra Ken,mientras la mujer rubia se adelanta un paso y ruge:

Cierra la puerta! No dejes testigos!

Ya me preocupare de las cosas de la tienda más tarde, ahora nosotros... - pensé aun con algo de nervios y miedo.

Entonces cojo uno de los trípodes de 120 cm que hay en la exposición de la zona de cámaras a la venta, y lo empuño en alto para defenderme si se diera el caso. Mientras, abro la puerta con la otra mano, pues lo único que se me ocurre es salir de allí enseguida y llamar a la policia o a quien sea.

-  ¡¡Oye!! ¿qué tal si salimos de aquí? - le digo al chico que ha aparecido de la nada. - ¡Vamonos!

La rubia tenía razón y no había por qué negarse. Salí por donde ella había abierto la puerta mirándola con ojos como platos. ¿Qué hacía con un trípode ella? Se va a hacer daño como intente usarlo. 

—Vale, vale —salí por la puerta con paso rápido—. Pero déjame el trípode a mí... —agregué mientras reprimía una sonrisa—

En el momento que atrapáis el trípode el grandullon se lanzo hacia la chica y la atrapo haciendo una presa antes de que pudiera reaccionar.
Ken siente mucha tristeza y ansiedad al ver como a Indira se le ataca y luego sus sentimientos cambian a ira.
Antes de que pudiera ayudar la mujer rubia se inerpone entre el tripode y el hombre,mientras esboza una sonrisa maniaca

Sin darme cuenta vuelvo a estar presa de uno de los dos maníacos que han entrado buscando problemas. No puedo moverme, tiene mucha más fuerza que yo, y tampoco tengo nada a mano para defenderme. Esto no me gusta nada...

Miro al chico nuevo con cara de socorro, con los ojos medio vidriosos, aguantando las lágrimas. No les pienso dar la satisfacción de verme llorar, aunque esté tan nerviosa. La mujer rubia se pone delante del chico y parece que no le quiere dar opción a moverse. Debería poder con esa mujer, si yo consiguiera entretener a la bestia ésta...

- ¡¡Golpeala!! ¡¡Con el trípode, vamos!!

No sé lo que me impulsó a mover el trípode de izquierda a derecha, pero de repente mis brazos trazaron esa circunferencia en dirección al costado de aquella mujer. Nunca había pegado a una mujer y estaba en contra de eso pero por alguna extraña razón sentía una ira y una rabia incontrolable como nunca antes había sentido mientras apretaba la mandíbula con todas mis fuerzas mi conciencia no paró el movimiento de golpeo...

El trípode surco el aire y rozo el aire de la mujer que lo esquivo por los pelos,aun así el impulso la hizo trastabillar.
Un grito rasgo el aire llamando la atención de Ken. La presa había incrementado su fuerza y había hecho expulsar el ultimo aire de los pulmones de Indira que comenzaba a ponerse roja.
El tiempo se detuvo por un momento,el rictus de furia del grandullón se congelo y la mirada de ira de la mujer rubia también.
Unos segundos pasaron y tras eso...todo exploto.

Cuando Ken recobro el conocimiento estaba cubierto por una manta de escombros y materiales de fotografía y pintura. sus ojos estaban borrosos durante unos momentos hasta que enfocaron. Lo unico en lo que se fijaron fue en Indira,sola en el suelo,un circulo alrededor de ella era de suelo limpio,sin escombros y sus cabellos ondeaban lentamente mientras parecía tener los ojos en blanco. Poco a poco fue volviendo a la realidad.

En la parte del mostrador,destrozado,podéis ver un liquido rojo que cubre la pared y se escurre entre el.

No fui capaz de darme cuenta de lo que pasaba. En solo unos segundos, la fuerza de los brazos que me sujetaban aunmentó, todo empezó a ponerse blanco a mi alrededor, perdía las fuerzas lentamente y mis piernas y mis brazos empezaron a flojear, a sentir un cosquilleo repentino. Me asusté, sentí el miedo en cara poro de mi piel y grité, con todas mis fuerzas.

Eso es lo que recuerdo. Ahora mismo, miro a mi alrededor, hay un vacío enorme en el suelo, en un círculo alrededor mia. Estoy de rodillas y aun tiemblo un poco pero no consigo saber qué ha pasado. La tienda está destrozada y todo está hecho pedazos, tirado por el suelo. De repente recuerdo al chico que me estaba intentando ayudar, miro al frente rapidamente y ahí está, con cara de no tener ni idea de nada... me mira con los ojos muy abiertos, intentando entncer la situación supongo.

- ¿qué... qué ha... pasado? - le pregunto mirando a los lados nerviosamente - No sé qué ha pasado...

Me giro hacia el mostrados y es cuando veo el líquido rojo... algo viscoso que se escurre por la pared. Me incorporo poco a poco, despacio. Las piernas me tiemblan algo aun. Dejo que pasen unos segundo y me acerco al chico antes de ir a ver que es lo que hay en el mostrador.

- ¿estás bien? - le ofrezco mi mano para ayudarle a levantarse del suelo. Necesito que alguien me ayude a intentar comprender que está ocurriendo...

Aparté los escombros, y acepté la ayuda de la chica para levantarme con cierta desconfianza. No le quitaba el ojo de encima, no sabía si temerla o agradecerla lo que había hecho. Estaba confuso, sin tener ni idea realmente de qué había pasado. ¿Una especie de explosión? La mañana estaba siendo cada vez más y más extraña, estaba convencido de que este era un sueño, un mal sueño y que iba a despertar en cualquier momento. Ignorando las preguntas de la chica miré a la pared, el líquido rojo, ¿sangre? Ahora sí que me llevé la mano al brazo y pellizqué, no parecía que me fuese a despertar.

—Joder... —solté finalmente y me llevé la mano a la frente deslizándola hacia abajo hasta llegar a la boca y suspirar sin saber como actuar—. Si, estoy bien, creo... ¿qué cojones...? —ha pasado, terminé en mi cabeza. Mi mente, que siempre intentaba dar una explicación lógica a todo no comprendía nada de nada. Si era una explosión, ¿cómo coño habíamos sobrevivido? Señalé la pared—. Si eso es lo que creo que es. Más bien deberíamos marcharnos de aquí... 

Escombros y un liquido carmesí era lo único que rodeaba a aquellos dos seres que se habían encontrado en medio de la ciudad. Seres ávidos de respuestas y con preguntas que nadie resolvería. A un lado la trastienda,a otro la puerta. Es vuestra elección...

Miro al chico con cara de no tener ni idea de lo que ha pasado. Estoy algo nerviosa aún y no se qué es lo que podemos hacer ni cómo reaccionar.

- ¿nos vamos? - le toco el brazo intentando trasmitirle una seguridad que no tengo. - No quiero saber que es lo que ha pasado aquí ni que es eso... eso de ahí. - digo señalando el liquido rojo. - Solo quiero salir de aquí cuanto antes e intentar tranquilizarme... - le suelto el brazo y agacho la cabeza. Una lágrima resbala por mi mejilla lentamente, de impotencia, sacando toda la adrenalina de hace unos momentos, intentando borrar de mi cabeza la entrada de aquellos dos en la tienda, y todo lo ocurrido después. Tan sólo quiero alejarme de mi tienda y no pensar...

Su tacto me dio más respeto que transmitirme seguridad, si mal no recordaba fue ella la que se puso roja y acto seguido todo explotó, lo mejor era no tener ningún movimiento brusco por si acaso. Por otro lado, la chica tenía razón, teníamos que salir de aquí cuanto antes, y yo el primero si no quería que me cargaran el muerto encima, literalmente. 

—Vale, coge tus cosas: cartera, llaves, móvil... —aconsejé a la chica mientras me terminaba de levantar y me asomaba por la puerta para salir—. Nos vamos a... no sé, ¿has desayunado? —pregunté pero en un segundo y sin esperar casi respuesta—. Yo no, me muero de hambre, podemos ir a un bar, que esté a cuatro o cinco manzanas de aquí, podremos hablar y tranquilizarnos... —me froté la cara de nuevo de la misma forma para aclararme las ideas, yo era de pensamientos lógicos y la mañana había sido muy dura rompiendo todos mis esquemas—. A propósito, soy Ken —tendí mi mano a modo de presentación—.

Cojo la mano que me ofrece Ken y me siento un poco más tranquila y menos sola.

- Soy Indira. Encantada... aunque no nos hayamos conocido de la mejor forma. - le digo mirando alrededor.

Pero ya no quiero pensar más en lo que ha pasado. Mejor irnos a que nos de el aire fresco y podamos ver las cosas desde otra perspectiva.

- yo también tengo algo de hambre. Vamonos de aquí porfa.

Cojo todas mis cosas, y me dispongo a salir de la tienda dejando atrás parte de mi vida.

Algo desorientados decidís salir de la tienda. Cuando traspasáis el umbral el sol os hace un poco de daño en los ojos. Algo os llama la atención,sobre todo a Ken. Cerca de la boca de metro hay una chica con un color de pelo inusual es fuertemente pelirroja. Lleva una chaqueta con capucha con la que se tapa parte del pelo y hay un chaval con ella.

Ahora que me fijaba mejor en ella, Indy tenía unos rasgos físicos atractivos y parecía tener una personalidad dulce. Dudaba que en otras circunstancias me hubiese atrevido a salir por ahí con ella a tomar un café y desde luego esta era la más rara de todas las ocasiones que he tenido de estar con una mujer. Tras pasar cerca de la boca del metro, seguí calle abajo, absorto de todo lo demás y decidí rellenar nuestro silencio con otra pregunta:

— Entonces... ¿qué es lo que pasó? ¿Qué querían de ti? —