Partida Rol por web

No pude más que sonreír al ver la estampa de mi esposo con nuestro hijo en brazos. Quizás eso ayudase a unirnos, era el primer paso..

-No podía imaginarme una vida sin vos, mi amado... Y mis súplicas fueron escuchadas por los dioses a los que rezáis y también por mi dios, al cual cada día oraba por que os protegiese.-Me acerqué a él. Mi mano viajó hasta la mejilla de aquel pequeño ser, lentamente lo acaricié, quedándome completamente embelesada. Por primera vez  me había enamorado a primera vista y es que el amor de una padre por su hijo era francamente verdadero.- Agradezco vuestras palabras, mi señor.-Lo miré con ternura, sonriendo tranquila. Estaba vivo, estaba bien... Y ahora Sarum nos acompañaba.- Será un gran guerrero como vos... -Acerqué mis labios a la frente del pequeño que dormía tranquilamente en brazos de Blaine.- Sarum... -Asentí, para después separarme un poco, acariciándole el brazo a mi marido.- Esposo mío... ¿Podría pediros algo?...-Mi voz salió temblorosa, incluso dudosa.

Me acerco a ella y beso su frente.

- "Decidme, esposa mía." -

Sonrío ampliamente mirando a mi mujer. Nada puede amargarme un día tan feliz como este.

-Sé que odiáis a mi dios... Y que deseáis que nuestro hijo rece a los mismos que rezáis vos.-Dije con suavidad, cerrando un poco los ojos al notar el beso.- Pero deseo que también conozca a mi propio dios... No digo que le rece, pero que sea conocedor de él, os lo suplico, mi señor...-Mis ojos se posaron en los de él, tenía miedo y estaba asustada por su respuesta. Pero debía decírselo.

- "No puedo negarte nada en este momento, Eire. Sarum será Caballero y conocerá tanto a tu dios como a los dioses de sus ancestros celtas. Será un guerrero noble, valiente, justo, y fuerte como las montañas." -

- Amado mío, no deseo que rece a mi dios, pero sí que sea conocedor de él... Si él o vos decidís que debe deberse a ellos, lo aceptaré.-Mis palabras estaban cargadas de sinceridad. Suavemente volví a aproximarme a ellos, mirándole dormitar, se le veía  tranquilo en brazos de él.- Sé que será un gran hombre... Tanto como su padre.-Besé la pequeña manita del pequeño, para después mirarle a él sonriendo.- Gracias, señor mío..

Devuelvo al niño a brazos de su madre con una sonrisa. Se llamará Sarum, como los gloriosos reyes de antaño.

Modificaciones por el año 468

Se aumentan las siguientes habilidades:

Por entrenamiento: Coquetear +1 (5); Juego +1 (15)

Por experiencia: Generoso +1 (15); Juego +1 (14)

Gloria al final de este año: 897

- Gloria heredada: 204

- La batalla del castillo del Monte Snowdon (fue mortalmente herido en una escaramuza y dio tiempo para que se diera aviso): 250

- Por actuar para salvar a un camarada: 25

- Habilidades: 20

- Por rasgos y pasiones: 59

- Por participación y calidad en la partida: 85

- Por boda con Eire: 254

Por tu actuación en la batalla se te entrega como recompensa botín por valor de una libra

Te llegan rumores que uno de tus primos, que es peletero en una de las pequeñas poblaciones de Salisbury, ha sido acusado de violar a una doncella

Mis brazos rodearon el pequeño cuerpo de mi primogénito, protegiéndolo de cualquier mal. Lo observé unos instantes, para después mirar a los ojos a mi marido. Sin poder evitarlo sonreí enamorada por primera vez y con un suave gesto de cabeza, acune al pequeño, intentando mantenerlo en ese dulce sueño del cual disfrutaba.

Me siento resentido contra los sajones por las heridas que sufrí en la batalla. Estuve a punto de morir.

Salgo a patrullar las tierras de mi señor con algunos lacayos del castillo, intimidados a modo de escolta. Ando en busca de mercaderes, especialmente aquellos que sospeche (arbitrariamente) que puedan tener tratos con los sajones, a quienes cargo con un peaje especial. A los que protestan les acuso de ser "simpatizantes de Vortigern".

De los beneficios posibles o potenciales de estos peajes y extorsiones, la mitad va para las arcas de mi señor el Conde de Salisbury. Una cuarta parte va para mi esposa, como fondo para la manutención y cuidados de nuestro hijo. La cuarta parte restante es para la amable criada a la que le debo la vida, la esposa del albañil que me salvó en el campo de batalla.