Partida Rol por web

Su hermana por fin habló, Alanna había puesto sus ojos en su marido que hablaba con esas damas, y ahora se preguntaba de qué hablaban, su marido siempre estaba rodeado de chicas, mujeres hermosas que mermaban su autoestima, pensando que no era suficiente para aquel hombre.

- no, nunca lo han sido - responde distraída a su hermana fijándose en aquellas damas, intentando reconocerlas, pero no lo lograba, eran desconocidas para ella, pero pudo leer sus rostros, su hermano ya lo había estropeado o Mailcom, Alanna sonrió viendo al rubio hombre intentando comportarse.

- bueno hermana, algo de sidra - le responde a su hermana, poniendo su mano en su hombro - ¿y vuestro marido? - pregunta en un susurro.

Gran Castillo de Sarum Festival de la cosecha 468. Alanna, Edar, Mailcom y Éire.

Estaba dispuesta a irme, pero la mano de mi hermana frenó mi paso, haciéndome girar con suavidad. Al escuchar sus palabras mi mirada paseó por todo el lugar y finalmente acabó sobre ella.-Blaine... Gustosa os diría donde se encuentra mi marido, pero cómo vos, yo también desconozco de su paradero. Quizás junto a sus armas o cazando...-Cada palabra que susurraba me dolía más que la anterior. Yo no me imaginaba que un enlace era aquello. Rápido mostré una pequeña sonrisa para no preocupar a mi amada hermana.-No os preocupeis... Aparte él no disfruta de estos eventos, prefiere otro tipo de cosas, ya sabéis cómo es.-Mi voz era un susurro, pera que aquello quedase entre nosotras.

Tarde en los patios del Castillo año 468. (Mailcom y Éire)

- Por vuestra osadía os cortarán la lengua cómo mínimo... Decir esas barbaridades a mi querida hermana frente a su esposo ¡Estáis loco, señor! Aún así... Juraría que solo son adulaciones y por ello nada malo.-Para algunas cosas era pensante como los demás, pero para otras.. Cómo esta misma, no lo era. No entendía porque los hombres embravecían de aquella manera cuando en realidad deberían sentirse realmente orgullosos pues poseían hermosas mujeres. Negué un par de veces, para después seguir caminando tranquilamente. Sentía cómo las telas de mi largo vestido se movían elegantes con cada paso y movimiento, dándome un toque más sereno, cómo si al caminar levitase.

Al escuchar lo último sonreír desenfadada, permitiéndome reír suavemente, cubriendo mis labios con la mano en un gesto de timidez.- Creo que lo primero será prácticamente imposible, no por falta de ganas, si no por nuestra forma de hacer las cosas. Digamos que somos más... ¿Reservadas y menos brutas? Quizás. No puedo imaginar el ver a una mujer hacer tales cosas con su marido... -Volví a deslizar la mano, dejándola caer por el cuerpo, hasta quedar descansando en mi vientre, como otras muchas veces anteriormente.-Creo que me decantaré por lo último. Me sentiré más segura mientras yo me haga cargo de todo, cómo hasta ahora. En unos meses no podré ocultarlo a los ojos de mi marido... Quizás un mes más cómo mucho.-Miré hacia el frente, observando el linde, ahí donde empezaba ya el bosque.-Igualmente, quizás en la cena, creo que cómo bien decís si le doy estaba nueva... Luchará con más valor y se sentirá orgulloso pues desde hace meses está deseando esto.-Hice un gesto con mi cabeza, cómo indicarnos el sentarnos en unas piedras que quedaban bajo el viejo árbol.

Gran Castillo de Sarum Festival de la cosecha 468. Alanna, Edar, Mailcom y Éire.

Mira a su hermana y mueve la cabeza de lado a lado, nunca imaginó que su hermana terminaría con un ser como aquel, tan miserable. Alanna llevó su mano al hombro de su hermana.

- jamás os conté - dijo, en un susurro buscando la mirada de Eire - cuando nuestro hermano mayor nos contó que nos casaríamos, yo protesté y me gané un golpe de él,  pero en vez de atemorizarme me alcé y tomé en control mi destino, exigí un buen marido, o él pagaría las consecuencias - no le contó cual sera la forma en que lo haría pagar - vos debeís hacer lo mismo, no ser más una hoja al viento, más con aquel hombre desagradable- Alanna no ocultaba la molestia que le producía Blaine - si deseaís, podemos pensar en algo...

Conversaciones en el castillo. (Alanna y Éire)

La noche anterior no había siquiera podido pegar ojo, los continuos movimientos de la  criatura que crecía en mi interior volvían mis noches una auténtica pesadilla. Intenté pasar la mañana tranquila, evitando hacer las tareas que me correspondían, pero ni eso aliviaron mis males. Finalmente, echándome las manos al vientre lo acaricié con lentitud, a veces cuando hacía aquello él se calmaba dejando de dar pataditas o moverse "Dadme tregua os lo imploro..."Pensé mientras bajaba la mirada. Era extraño ver esos cambios en mi cuerpo, pero igualmente me había enamorado sin tan siquiera verle y eso alejaba de mí todos los males escritos.- Pronto llegará... Pronto.-Mi voz salió suave, casi susurrante. 

Levantando la mirada recordé que mi querida hermana me había mandado ir a verla, con todo aquello ni siquiera me acordaba. Lentamente empecé a caminar por el largo corredizo, hacia la gran sala, donde ella se encargaba de mirar cómo iba la gestación. En un par de ocasiones las contracciones provocaron que me parase, llevándome las manos al vientre, pero cuando estas desaparecían seguía caminando, sin apartando la mano. Al llegar la vi y una sonrisa brotó de mis labios, el brillo de mis ojos no era el mismo que hacía unos meses y es que las últimas semanas estaban siendo las peores, cómo si aquello me consumiese por momento. Sentía mi cuerpo pesado, me dolían los pies e incluso la espalda, pero aún así era incapaz de quedarme quieta guardando reposo.-Hermana mía, que alegría veros.-Exclamé al estar a unos pasos de ella. 

Fatigada no pedí permiso, si no que me senté con suavidad, recostando la espalda y dejando que así mi gran vientre se notase bajo las telas de mi hermoso vestido. No tenía mala cara, pero sí se dejaban ver los signos del cansancio, de la preocupación y el miedo. Sobre todo del miedo... Y es que ahora que se acercaba el momento, todas sus pesadillas aparecían.

Tarde en los patios del Castillo año 468. (Mailcom y Éire)

Por lo menos habia conseguido que sonriera. De mano eso ya era una victoria.

Así que cuando señalo las piedras asenti tranquilamente

-Dejad que os ayude a sentaros. Teneís que cuidaros más a partir de ahora-

Espere a que se hubiera acomodado antes de continuar.

-Y si. Parece que vuestra ídea no es mala. Y es mejor que se le comente rápido antes de que tenga que enterarse de otra manera.

Sin embargo sigue pareciendome ridiculo que lo haya pasado por alto.

Yo no se que les pasa a los hombres en el sur pero es como si no entendierán a sus mujeres.

Empiezo a pensar que es un milagro que sigaís existiendo.

Y además se supone que el señor Badb conoce los principios de las tres caras de la diosa pero la ignora cuando se presenta a su lado.-

Movi la cabeza incredulo

-Y a mi me llaman salvaje-

1 de Noviembre celebracion de la fiesta de la cosecha, Gran salón del castillo de Sarum , Alanna, Edar, Éire y Mailcom

Aunque Edar habia intentado dirigir la conversación hacia otro lugar esta no parecia llamar demasiado la atención.

Aparte se encontraba el problema de que esas jovenes damas eran jovenes solteras de distinguidas familias y magnificas dotes. Justo lo que buscaba mi amigo pero que en ese momento estaba fuera de su alcance.

Sin embargo tenía a un amigo salvaje y los salvajes sabiamos que si por desgracia sucedia un evento "desgraciado" los padres bajaban lo buscado en favor del padre de la criatura en camino antes de que circulasen las habladurias.

Lo único era conseguir una buena historia

-Dejadlo, buen Edar. Es obvio que la dama Briant no va a aceptar una simple disculpa. Tiene la experiencia de quince largos años y el caracter heredado de su familia. Después de todo ambos hemos aceptado que su furía es justa y como parte de la justicia su padre, el noble Neilyn, le ha enseñado que los malos actos deben ser denigrados y castigados y creo que él mísmo ha cumplido esa ley, ajustandose a lo que lo justo le permitía, no solo una vez.

Agradeced los desvelos de la noble Vilania que al igual que nuestro buen Marcio, que seguro que tiene algún parentesco con Claudio padre de ella y tambien romano, muestra ingenio y calma. A nuestro favor tenemos que la verdad y el orgullo que porta esa cualidad y su nombre es algo generalmente reconocido.-

Me fije en la tercera y le hice unos gestos para que se acercará

-Por favor, señorita Muna, no os quedeís atras. Me alegra veros por aquí pues hace tiempo que deseo tener ocasión de poder hablar con vuestro padre.

Estoy seguro que tanto por parte de sus antepasados como por los míos la sangre ha corrido abundantemente aunque me cuentan que valía la pena hacerlo pues eran hombres dignos de luchar con ellos que sabían cuando habia que luchar y lo hacian acompañados por el valor y la igualdad-

Carraspee un poco antes de continuar

-Pero bueno. Había prometido una historia y puesto que nada me dicen al respecto contaré una que me gusta bastante. Fué hace mucho tiempo.

Hacia poco que había entrado al servicio del conde y lo cierto es que este aceptaba de buen grado mi presencia pero sus sirvientes... digamos que no era la persona más apreciada.

A mí, la verdad, eso siempre me ha importado bien poco. Además mientras esperaba el momento de entrar en combate ayudaba con la caza viajando solo e ignorando los grupos que se juntaban para lo mísmo.

Un día fuí especialmente afortunado y traje conejos como para alimentar a todo el castillo. Por su parte la partida de caza de ese día volvio con las manos completamente vacias.

Orgulloso de mi habilidad presumí largamente de ello burlandome de sus medios y grandes grupos. El resto del grupo lo dejo pasar por mi relación especial pero a uno de ellos le pico especialmente mis comentarios.

Como podeís suponer ese fue nuestro buen Edar pero no le juzgueis duramente. En aquel entonces era muy joven. Aunque yo tampoco era mayor.

Bueno, sigo. Como os decía mis pullas le molestarón especialmente así que se encaró conmigo diciendome que cualquiera de ellos era tan buen cazador como yo.

Le respondí desdeñosamente y le rete a demostrarlo cosa que él se acelero a aceptar. Ya sabeís como somos los hombres. Una vez hay un reto sobre la mesa lo cogemos y seguimos con él hasta completarlo aunque sea necesario que nos parta un rayo para ello.

Al día siguiente me presente de buena mañana con mi falda como única vestimente y portando dos lanzas y un arco. Por su parte él se presento vistiendo de pantalones y camisa, con altas botas en los pies y, para calentarse, una capa verde que le llegaba tan abajo que yo no entendía como no se la pisaba.

Intente explicarle que para cazar en el bosque hacian falta las menos vestiduras posibles para que no entorpecierán los movimientos pero me rechazo con un gesto diciendome que las personas cultas y civilizadas se vestian siempre apropiadamente y que nunca habia que mostrar más piel de la debida.

Tampoco era cuestión de pelearme por eso cuando sabía perfectamente que en breves iba a ganarle la apuesta y se tendría que humillar así que partimos para nuestra cacería.

Había avanzado un rato la mañana y estabamos siguiendo un rastro cuando oí un gruñido a nuestras espaldas. Al girarme me encontre con el jabali más grande que había visto en mi vida embistiendonos así que rápidamente salte a un lado mientras empujaba para apartarlo a Edar.

Mas no habia calculado la dichosa capa y aunque el joven quedo fuera del alcance de la bestia esta engancho la prenda con sus colmillos y siguio corriendo mientras arrastraba al pobre que gritaba con gran dolor.

No se muy bien como reunió fuerzas suficientes para girar sobre si mísmo y agarrarse al jabalí. Supongo que la cosa podría haber salido mejor si no fuera por dos pequeños accidentes: el primero fue que al agarrarse con la mano más baja cogio cierta parte del animal descubriendo que era macho por el grito que solto mientras aumentaba su velocidad. Eso unido a que al moverse habia tapado los ojos del ser con la prenda hizo que este no se diera cuenta y siguiera por el final del camino cayendo por un barranco.

Asustado corri para ver lo sucedido para encontrarme a Edar que se habia salvado porque al caer se habia enganchado en una rama la dichosa capa. Tarde casí medio día en poder bajar a recogerle y para cuando llegue estaba medio axfisiado. Ni que decir tiene que mis risas tuvierón que machacarle los oídos.

Sin embargo la parte estaba de su lado pues al dar un rodeo y llegar hasta el final de la caida nos encontramos al animal desnucado pero por lo demás bastante intacto así que lo atamos a mi lanza y nos lo llevamos hasta el castillo aceptando yo mi derrota. Después de todo para cazar un jabali yo he necesitado mucho tiempo y una buena lanza. A él con un par de horas y una capa les sobro.

De todas maneras sigo pensando que aspecto debiamos de dar cuando volvimos al castillo. Yo delante con mi aspecto de barbaro de siempre. El caso es que como os comente el ser le arrastro largo rato con lo que las ropas quedarón practicamente destrozadas así que tuvo que taparse atando la capa para que no se cayese con lo que iba incluso más desnudo que yo, embarrado, despeinado y lleno de sangre.-

Conversaciones en el castillo. (Alanna y Éire)

Su hermana había dado aquella noticia a Alanna hacia unos meses atrás, y eos había mermado todos sus ánimos, sus deseos, se había vuelto una carga horrible para ella, porque sintió envidia de su hermana y de su marido, porque ahora tendrían un hijo, el que tanto ella y Marcio había buscado, y esa envidia era una carga y una culpa horrible para la noble mujer, por eso intento parecer contenta, intentó con todo su corazón, pero a medida que la panza de su hermana crecía, menos felicidad había en el corazón de Alanna que todos los días pedía a Dios un hijo, un hijo que no llegaba.

Alanna había llorado contra el pecho de su marido, y este había logrado consolarla diciéndole que pronto tendrían un hijo que no se angustiara, pero sentía que así, día con día, su marido se alejaba.

Estaba en el salón principal, con su laúd tocando unas notas, pasando  sus dedos por las cuerdas, intentando buscar algo de paz, y en la música la encontraba y a pesar de la hora, estaba ahí creándole música a los versos que su padre creaba. Seguía con sus notas cuando siente unos  pasos y ve a su hermana en la entrada, con su panza casi de término, la miró de reojo, pero siguió tocando hasta que habló Eirë.

- hermana - dijo y dejo de tocar, bajando el laúd y acercándose a su hermana colocando su mano en su  panza, tocándola, no había una sonrisa en el rostro de Alanna, sino cansancio y desesperanza- Debéis descansar más, pronto nacerá vuestro primogénito y no quiero que os pase nada - mira a su hermana y le sonrie, era sincera, pero también era sincera con su pena.

Sera mal nacido, contar esa historia, pero según iba contando la historia mi percepción de la misma iba cambiando, quizás no acabe tan mal después de todo. La cuestión es que responder y como reaccionarían ellas ante esa historia, por lo que le cogí por la cabeza y frote con mis nudillos fuertemente su pelo enmarañado, mientras decía:- Mailcom, esas cosas no se cuentan a unas damas, escoge mejor las historias.
Dejando de frotarle la cabeza y separandame para que pudiera Mailcom frotarse el cuero cabelludo miro a las damas y sigo diciendo:- Perdonar a mi Amigo, pero parece que no sabe hablar de otra cosa que no sea la caza. Aun no comprendo como llegue a hacerme amigo de este Picto mal vestido, bueno si, os lo contare.
Me aclaro la garganta y empiezo a contar la historia de como nos hicimos amigos:- Desde que llego Mailcom a Sarum no me gusto, y a pesar de que no me gusta que la gente este aislada, con Mailcon hice una excepción, era prepotente y altanero, bueno, en ocasiones aun lo es, pero como ha dicho siempre se le ha dado bien la caza y presumía de ello, a mi por el contrario es una actividad que no suelo realizar con frecuencia, prefiriendo la caza con mi azor. El de vez en cuando se metía conmigo pues era evidente que era mucho mejor que yo y que muchos otros en esas lides, pero el día que os ha contado cambio nuestra relación hasta entonces, después de que me rescatara de mi penosa situación no se mofo, al contrario que otros que al verme las pintas con las que regresaba se rieron largo tiempo y aunque Mailcom si lo hizo posteriormente en otros cientos de ocasiones lo hizo con un todo diferente, no era tan mordaz como al principio, desde entonces nuestras competiciones han ido de la más inocente a la mas peligrosa, de quien corría mas, quien cabalgaba mejor, quien atrapara antes a un pavo real con las manos y un sinfín de rifi-rafes que poco a poco nos hicieron que tuviéramos una amistad, el momento culmen ha sido en el asedio al castillo del monte Snowdon, donde el traidor rey Vortigern y sus leales se refugiaron, en ese asedio. Allí estábamos Badb hijo de Anlan, Blaine hijo de Gwyrd, Marcio hijo de Caedmon, sus respectivas mujeres, los guerreros Ahel y Gerinat, Mailcom y yo en la misma tienda. Habíamos tenido pocos enfrentamientos, pues era un asedio por desgaste, mas a todos nos habían herido varias veces y habíamos salvado de una muerte segura a los demás en varias ocasiones, mas lo peor estaba por llegar, un día como otro cualquiera estábamos en la tienda discutiendo de religión, habilidades y otras cosas, cuando nuestro señor Defi nos mando llamar, nos encomendó que recorriéramos los limites del campamento por si alguien nos atacaba. Ese fue el momento que Mailcom encontró unas huellas de una cantidad de hombres que nos doblaban en numero e iban hacia el campamento con la intención de arruinar todo lo que estábamos logrando en esos meses de asedio, asi que como eramos los únicos que lo sabíamos fuimos tras ellos y.....bla .... bla ..... bla ..... bla..... bla ..... bla ..... bla..... bla ....
.... bla ....
.... bla ....
Y ....bla ....
y así acabo, conseguimos salir vivos de allí pero con unos cuantos cortes y moratones, nuestra relación se fortaleció aunque como podéis apreciar sigue sin saber comportarse en la corte empujando a amigos para que conozca a unas preciosas damas con las que conversar en esta esplendida noche.

1 de Noviembre celebracion de la fiesta de la cosecha, Gran salón del castillo de Sarum , Alanna, Edar, Éire y Mailcom

Miré a los presentes y después a mi hermana, escuchando todo aquello que me decía. Con suavidad tomé su brazo y la hice seguirme, no era lugar ni momento para hablar de aquello. Mejor era que nos retirásemos a otro lugar más "Privado" en el cual hablar. Busqué con mi mirada a mi hermano, para después hacerle un gesto de que nos iríamos a dar un paseo, tras eso, tomando el brazo con firmeza de mi hermana, la guié fuera de la fiesta, mostrando una dulce sonrisa a quienes nos cruzábamos.

-Salimos de escena ambas.-

Conversaciones en el castillo. (Alanna y Éire)

Cuando su mano se posó sobre mi vientre yo llevé la mía a ella, dejándola encima, cómo queriendo que no se alejase. Necesitaba tenerla cerca en ese momento a pesar de que sabía que era lo que ocurría, desde que se había enterado de mi embarazo su ánimo había cambiado, en ocasiones me evitaba e incluso me miraba con pesar. De algún modo aquello me dolía muchísimo, pero tenía que aparentar, hacer cómo que no sabía nada... Aunque ahora ya no podía, necesitaba mostrarme tal cual era pues, tenía miedo, demasiado miedo.-Estoy asustada, Alanna... Cada día me duele más, cada día mis piernas se resienten y mis tobillos se hinchan. No puedo caminar, pues se mueve y siendo que algo dentro de mí se desgarra...-Apreté los labios, intentando no llorar, pero no pude, claro que no pude. 

Lentamente me senté bien, dejando las piernas separadas, pues desde hacía meses no podía sentarme cómo una auténtica dama. Apartando las manos tanto de la de ella, como de mi vientre cubrí mi rostro, sollozando presa del pánico, de terror.-No puedo más hermana... Tengo miedo... Y me siento tan sola.-Susurraba entre lágrimas. Pero un movimiento de el pequeño hizo que me tensase, incluso reposase la espalda de nuevo. Cerré los ojos con fuerza y solté todo el aire lentamente, mientras mi mano intentaba calmar a la criatura, para que no se moviese.- Parad, os lo suplico.... -Pedía en susurros. Nuevamente abrió sus ojos, mirándola fijamente.- Hermana... Desearía que seáis vos quien lleve mi alumbramiento... Prometedme que si algo me pasase, lo cuidaréis...-Nuevamente mis ojos brillaron, dejando ver la tristeza, el miedo y la soledad que nunca antes había reinado en aquellos hermosos ojos.

Tarde en los patios del Castillo año 468. (Mailcom y Éire)

Con delicadeza me senté, manteniendo sujeta la mano de él, aunque mi propia mano se deslizó entre de las de él con tal delicadeza que para cualquier otro hombre aquella ruptura entre ambas manos hubera sido una auténtica tortura. Acomodando mi vestido lo invité a acompañarme en aquel lugar, señalándole un hueco junto a mí.-Gracias, mi señor-Dije tras la ayuda, mostrándole la más dulce de las sonrisas. Al escucharle no pude evitar soltar una carcajada la cual provocó que me sonrojase por completo por ello, aún así, no podía dejar de reír haciendo un suave gesto con la cabeza.-Señor mío, a estas alturas juraría que solo intentáis sacarme una sonrisa con vuestros comentarios.-Empezó explicando ella, con las mejillas teñidas por el rubor, lo cual la hacía enternecedora.- Debo decir que... Los hombres de estas tierras no son más salvajes que vos. Y debo decir, que discrepo en gran medida pues... Si me lo permitís, a mí no me parecéis un salvaje cómo vos os llamáis. Tenéis más conocimiento de la mujer, que cualquiera de los que duermen bajo el mismo techo que usted.-Bajé la mirada a las piernas, jugando con las manos sobre mi vientre, acariciándolo con mimo.- Mi esposo jamás se dará cuenta si yo no se lo digo... Está tan obcecado con la batalla, pobre hombre mío.-Levanté la mirada de nuevo, dedicándole una mirada tímida por mis palabras, por si le habían molestado.

Tarde en los patios del Castillo año 468. (Mailcom y Éire)

Hice un gesto de quitar importancia

-No creaís. Puede que sea así ahora pero en cuanto vea a la criatura, puede que incluso antes mientras os cuida, seguramente cambie.

Después de todo aunque solo viva para la batalla pronto tendrá un pequeñajo al que enseñar los principios del combate y las armas.

Y mientras tanto aprovechad el tiempo vos para enseñarle a vuestro hijo algo de mujeres. Porque a no ser que la suerte sea un rasgo familiar le va a ser díficil encontrar a una mujer como su madre.

Y corre el riesgo de creer que porque a su padre le sucedio no se necesita más.-

Tarde en los patios del Castillo año 468. (Mailcom y Éire)

- Ojalá dios os oiga. Sería un milagro si mi marido me cuidase, creo que si eso pasase, después añoraría su forma de ser... No me caso para enamorarme, ni tampoco para ser feliz en mi matrimonio. Eso es solo un añadido a lo que realmente reina aquí.-Sonreí con tranquilidad, retirando algunos cabellos de mi cara.-Creedme que aunque mil bárbaros se interpongan... La educación de mi hijo será bajo mi mandato. Y que ose contradecirme mi marido, pues juro que se arrepentirá...-Reí divertida, sabía que sonaba extraño en mis labios, pero hablando de la educación de mi retoño...- Y por favor mi señor... Debo decir que no soy tan buena mujer cómo decís, solo una más de estas tierras.-Mis mejillas se habían enrojecido y mi voz salía temblorosa por los nervios.

Tarde en los patios del Castillo año 468. (Mailcom y Éire)

-Me temo que sólo no es aplicable para ninguno de vuestra familia- esta parte me salio un poco triste y aunque habia conseguido maquillarla un poco pense que era mejor no dejar traslucir más dado que se me habia pedido que fuera más discreto y decidi continuar por otro camino.

-Seguro que vuestro hijo será bien educado.

Lamentaré que no tenga la oportunidad de aprender las lecciones de la diosa pero en mi tiempo aquí he visto que salen igual de bien o mal los cristianos y los creyentes. El romano es casí tan necio como vuestro Blaine.

En fín. Supongo que en algún momento tendré que ponerme a la busqueda de un heredero o una heredera.

Parece que la sangre salvaje viene a veces con un poco de sensatez y sería una pena que estas lecciones se perdieran.

Personalmente no me gustaría un mundo en el que los hombres solo yacierán con sus mujeres y se olvidasen de estar con ellas.

Pero confio en que por lo menos los hombres de aquí recuerden lo afortunados que son. Y ahora vuestro matrimonio además esta bendecido.

Una buena mujer y un retoño en camino. No se me ocurre que más puede necesitar ningún hombre para ser feliz.

Bueno si. Una sola cosa. Asegurarse de que nada les falta y que nada empañe su sonrisa-