Partida Rol por web

El señor Hallard observó a aquella anciana menuda y con aspecto avinagrado, oculta tras aquellas gafas que la hacían parecer aún más inquietante. Al británico le producía malas vibraciones, aunque prefirió no dejar al descubierto su malestar y esbozó una leve y cordial sonrisa.

-Pues si no le importa, señor Bullocks, voy a elegir Sevilla -decidió el empresario, volteándose para mirar a su compañero-. Siempre me ha gustado veranear en España y, aunque nunca he ido a Sevilla, tengo entendido que se encuentra en el sur de ese país y ¡buf! Definitivamente me encanta esa zona.

Le parecía estar viviendo uno de esos reportajes donde el presentador visita las mansiones de las celebritis destacadas y así el espectador podía sentirse celoso desde sus modestas casas, aunque esta vez la pantalla eran sus ojos y el mando a distancia sus pies, cambiando de habitación mientras seguía a Miss Hemmens de un lado de otro en silencio, manteniendo la fila.

Sorprendido de que les dejaran elegir algo, y que eso fuera la habitación, prefirió dejar hablar primero a Hallard preguntándose con curiosidad si el nombre tendría algo que ver con la decoración interna o era simple decoración. ¿Habrá en Osaka cosas japonesas? ¿O en Odessa estará repleta de muñecas Matrioshka?

- El paso estará bien.- Fue la que más le llamó la atención porque no la ubicaba en sus conocimientos geográficos y la veía apartada del resto, un reflejo de cómo se veía él.

La anciana entrecerró los ojos como si la presencia de ambos le desagradará pero su abnegación por el señor Dark le impidiera mostrarlo más abiertamente. Miro a ambos alternativamente, evaluándolos, antes de continuar

"He sido informada por el señor Dark en persona sobre su llegada Señor Relish, por lo que puedo decir que les conozco casi tan bien como el mismo señor Dark. En cuanto a usted" dijo endureciendo el rictus de la boca mientras miraba a Carl Aaron "No se llama señor Vincent, sino Carl Aaron. Lamento no poder llevarle ante el señor Dark puesto que todavía no ha llegado a la isla, aunque tiene previsto hacerlo en un par de horas a lo sumo. Ahora si tienen la bondad de seguirme les mostraré sus aposentos"

Y se dirigió hacia la casa sin mirar atrás, como la persona que está acostumbrada a que sigan sus instrucciones sin réplica.El paseo por el jardín apenas duró dos minutos antes de llegar a una imponente puerta de doble hoja de una madera exótica que no pudieron identificar con bellas incrustaciones de lo que parecía ser pan de oro. Tras entrar en el vestíbulo los recibió un aroma a limpio y a algo delicioso que venía de las cocinas, marisco tal vez?, y una visión de lo que suponía vivir en una casa de lujo: suelos de un mármol de Carrara reluciente, cuadros dispuestos en casi todas las paredes de diversos motivos, arañas de fino cristal y una bella escalera dorada que convergía en el rellano del primer piso. Junto a las escaleras, un enorme gong de cobre les llamó la atención.

"Queda una hora para comer pero mientras les asignaremos las habitaciones. El señor Dark me ha pedido que les ofrezca la posibilidad de elegir la habitación que desean ocupar. Actualmente tenemos solo dos habitaciones disponibles, la habitación Odessa y la habitación Osaka. El resto han sido ocupadas por el resto de nuestros invitados. Que habitación ocupara cada uno?"

Como era de prever, la señora al cargo del lugar ya estaba informada de todo. Por un momento parecía una de estas tipicas peliculas de misterio donde la ama de llaves de la victima conocía todos sus secretos y entresijos... - Espero que no me sorprenda una vez dentro - Sabía quien era yo y también la autentica identidad del hombre de negocios... no era de extrañar, lo extraño era por qué el señor gordinflas quería ocultar algo tan simple como era un nombre

Seguí a la señora Hemmens sin rechistar y con la misma conversación que daban aquellos dos compañeros de debate de discusión... ninguna. Así pues finalmente llegamos a la casa en la cual se supone que hablariamos con Dark.

Ibamos a comer, lo cual era bueno, debiamos hospedarnos durante un tiempo el cual pensé que sería reducido, hasta que el señor Dark llegara, pero ofrecernos una cama... Igual era pasarse un poquito ¿tanto iba a tardar yo en conseguir mi cometido? Me encogí de hombros y hablé entonces - Me quedaré en la Osaka. Y... si no es indiscrección señora. ¿Ha dicho el resto? ¿A cuantas personas ha llamado el señor Dark? Y lo más importante ¿Para que?

El paseo por el jardín apenas duró dos minutos antes de llegar a una imponente puerta de doble hoja de una madera exótica que Natalie no pudo identificar, pero si valorar como especialmente lujosa y cara, con bellas incrustaciones de lo que parecía ser pan de oro. Tras entrar en el vestíbulo los recibió un aroma a limpio y a algo delicioso que venía de las cocinas, marisco tal vez?, y una visión de lo que suponía vivir en una casa de lujo: suelos de un mármol de Carrara reluciente, cuadros dispuestos en casi todas las paredes de diversos motivos, arañas de fino cristal y una bella escalera dorada que convergía en el rellano del primer piso. Junto a las escaleras, un enorme gong de cobre le llamó la atención.

"Queda una hora para comer. Cuando vaya a empezar el servicio sonará el gong para pedirles que bajen a comer. La comida es de gala, pero si no tiene vestimenta adecuada el señor Dark pone a su disposición su guardarropas, muchos diseñadores de ropa le agasajan con sus diseños exclusivos para ganarse su favor. Y ahora si me permite, tengo que comprobar los preparativos en la cocina" Dio tres palmadas y alzó la voz "Señor Butler, por favor hágase cargo del equipaje de la señorita Stein"

Un mayordomo apareció con prontitud pulcramente vestido con su tradicional frac. Estaba palido y parecía visiblemente molesto por haber sido interrumpido de su tarea, a su juicio mucho más importante que llevar una maleta a una habitación y escoltar a una turista para que no se pierda en el castillo.

"Señorita Stein, si tiene la bondad la guiaré hasta la suite Ciudad del cabo"

El mayordomo tomó las dos maletas y emprendió el camino hacia la habitación por las escaleras. Una larga alfombra de color granate, claramente persa por el tacto, llevaba desde los pies de la escalera hasta el rellano, donde un hermoso reloj suizo que ocupaba toda la pared llamó su atención. El oro, el ebano y el mármol bellamente tallados contrastaban dando una impresión de grandeza a un simple rellano de escalera

Después de pasar varias puertas, algunas etiquetadas con nombres de ciudad, llegaron a la Suite Ciudad del Cabo.

"Su habitación señorita Stein. Por la disposición de la casa tendrá que compartir baño con la ocupante de la habitación Estambul. El señor Dark ruega que le disculpe por los inconvenientes"

El mayordomo abrió la puerta, introdujo la maleta lo justo para que no se considerara negligente su trabajo y abandonó de forma apresurada la habitación

El sonido del rotor del helicóptero, que los había traído a la isla, volvió a aullar aunque su sonido llegó bastante amortiguado por el aislamiento de los cristales de la casa. Aunque desde el vestíbulo no había visión directa con el jardín, la dismunición gradual del sonido solo podía significar una cosa. El helicóptero había despegado y se alejaba inexorablemente, dejándolos desamparados a los caprichos del señor Dark.

Ellos no lo sabían, pero aprenderían, rápido, muy rápido.

Un mayordomo de rostro pálido, maneras estiradas y vestido con un clásico frac se presentó presto a la llamada de la señora Hemmens. En cambio la señorita Simmons se hizo esperar algo más, aunque la espera hubiera merecido la pena a cualquier hombre que tuviera sangre en las venas. La señorita Simmons, la doncella de la mansión era una beldad pelirroja, de profundos y provocadores ojos negros y una vestimenta dos dedos más corta y un botón más abierto de lo que indicaba el decoro.

"Señor Butler, por favor acompañe al señor Hallard a la suite Sevilla y usted señorita Simmons" dijo mirando de forma reprobadora a la doncella "por favor, acompañe al señor Bullocks a la suite El paso. Señor Carter, acompáñenos a la señora Kramer a la suite San Francisco. Por el ascensor, mis viejos huesos ya no están para muchas alegrías"

Los que subieron por las escaleras pudieron disfrutar del tacto mullido de una tupida alfombra granate, obviamente persa, y al llegar al rellano un hermoso reloj suizo ,que ocupaba toda la pared, llamó su atención. El oro, el ebano y el mármol bellamente tallados contrastaban dando una impresión de grandeza a un simple rellano de escalera
 

El mayordomo carraspeó y sin perder sus estiradas y afectadas maneras dijo

"Señor Hallard, por favor tenga la bondad de seguirme. Su habitación está en el ala oeste. La comida será de gala y se servirá dentro de una hora y el sonido del gong indicará que está lista"

Y se encaminó hacia la derecha para entrar un pasillo alargado donde las puertas se sucedían hasta llegar a una que en bellas letras arabescas rezaba como "Sevilla". Abrió la puerta y dejó la maleta tres pasos más allá de la entrada, lo justo para ser educadamente eficiente y después retrocediendo marcha atrás se despidió con un escueto

"Señor Hallard...."

La doncella cogió la maleta y de forma distraída rozó el muslo de Wallace mientras con una sonrisa pícara de falsa disculpa le dijo a Wallace "Oh, perdóneme señor Bullocks" dijo remarcando la palabra señor de forma juguetona "si tiene la bondad de seguirme le mostraré su habitación, su suite está en el ala oeste. La comida será de gala y se servirá dentro de una hora y el sonido del gong indicará que está lista" bajó la voz de forma divertida "la comida, yo siempre estoy lista, señor...."

Y se encaminó hacia la derecha para entrar un pasillo alargado donde las puertas se sucedían hasta llegar a una que en bellas letras arabescas rezaba como "El paso". Abrió la puerta y dejó la maleta tres pasos más allá de la entrada, lo justo para ser educadamente eficiente y después retrocediendo marcha atrás se despidió desde el umbral de la puerta con un escueto

"Si tiene alguna necesidad llameme..... Señor Bullocks"

Pocas palabras, dichas en un tono más que sugerente.

Greg cogió la maleta de Felicity con una amable sonrisa mientras, para su sorpresa, la elevaba con demasiada facilidad para ser una maleta de una de las invitadas importantes del señor Dark.

"Por favor, señora Kramer, la suite San Francisco está en el ala este" y se encaminó hacia la izquierda, para encontrarse escrito con bellas letras arabescas el nombre "San Francisco" en la puerta de la primera habitación del largo pasillo. Greg abrió la puerta y le llevó la puerta junto al armario mientras desde la puerta la señora Hemmens le decía con su severa voz

"La comida , de gala, se servirá dentro de una hora y se anunciará mediante el gong del vestíbulo. El señor Dark supuso que elegiría esta habitación y le ha dejado algunas prendas que creo que encontrará satisfactorias en su armario. Ahora si me disculpa, tengo una comida que organizar... señor Carter.."

Miss Hemmens desapareció de la puerta dejándola abierta, mientras el gigantón tardaba unos segundos en procesar la información antes de sonreír estúpidamente y encaminarse a la puerta.

"Oh, discúlpeme señora Kramer, por favor, no le diga al señor Dark que he tardado más de la cuenta en salir de la habitación, perdóneme, le prometo que no lo repetiré nada más. Si puedo hacer algo por ayudarla...."

La voz de la señora Hemmens se pudó oír en forma de un grito áspero "GREEEEEEEEEEEEG, YA!"

Haciendo que el hombre se sobresaltara y cerrará la puerta abruptamente

Un mayordomo de rostro pálido, maneras estiradas y vestido con un clásico frac se presentó presto a la llamada de la señora Hemmens. En cambio la señorita Simmons se hizo esperar algo más, aunque la espera hubiera merecido la pena a cualquier hombre que tuviera sangre en las venas. La señorita Simmons, la doncella de la mansión era una beldad pelirroja, de profundos y provocadores ojos negros y una vestimenta dos dedos más corta y un botón más abierto de lo que indicaba el decoro.

"Señor Butler, por favor acompañe a la señora Stinson a la suite Atenas y usted señorita Simmons" dijo mirando de forma reprobadora a la doncella "por favor, acompañe al señor O'Brien a la suite Sidney. Señor Carter, acompáñenos al señor Wallace a la suite Nueva York. Por el ascensor, mis viejos huesos ya no están para muchas alegrías"

Los que subieron por las escaleras pudieron disfrutar del tacto mullido de una tupida alfombra granate, obviamente persa, y al llegar al rellano un hermoso reloj suizo ,que ocupaba toda la pared, llamó su atención. El oro, el ebano y el mármol bellamente tallados contrastaban dando una impresión de grandeza a un simple rellano de escalera

El mayordomo carraspeó y sin perder sus estiradas y afectadas maneras dijo

"Señora Stinson, por favor tenga la bondad de seguirme. Su habitación está en el ala este. La comida será de gala y se servirá dentro de una hora y el sonido del gong indicará que está lista"

Y se encaminó hacia la izquierda para entrar un pasillo alargado donde las puertas se sucedían hasta llegar a una que en bellas letras arabescas rezaba como "Atenás". Abrió la puerta y dejó la maleta tres pasos más allá de la entrada, lo justo para ser educadamente eficiente y después retrocediendo marcha atrás se despidió con un escueto

"Señora Stinson...."

La doncella cogió la maleta y de forma distraída rozó el muslo del joven señor O'Brien mientras con una sonrisa pícara de falsa disculpa le dijo a Wallace "Oh, discúlpeme señor O'Brien" dijo remarcando la palabra señor de forma juguetona "si tiene la bondad de seguirme le mostraré su habitación, su suite está en el ala oeste. La comida será de gala y se servirá dentro de una hora y el sonido del gong indicará que está lista"

Y se encaminó hacia la derecha para entrar un pasillo alargado donde las puertas se sucedían hasta llegar a una que en bellas letras arabescas rezaba como "Sidney". Abrió la puerta y dejó la maleta tres pasos más allá de la entrada, lo justo para ser educadamente eficiente y después retrocediendo marcha atrás se despidió desde el umbral de la puerta con un escueto

"Si tiene alguna necesidad llámeme..... Señor O'brien"

Pocas palabras, dichas en un tono más que sugerente.

Greg cogió la maleta de Nate con una amable sonrisa, olvidadando cualquier tensión que hubiera podido haber en el jardín entre ambos hombres.

"Por favor, señor Wallace acompáñeme, la suite Nueva York está en el ala oeste" dijo la señora Hemmens encaminándose hacia la izquierda, para encontrarse escrito con bellas letras arabescas el nombre "Nueva York" en una de las puertas a medio camino entre el final del pasillo y las escaleras. Greg abrió la puerta y le llevó la puerta junto al armario mientras desde la puerta la señora Hemmens le decía con su severa voz

"La comida , de gala, se servirá dentro de una hora y se anunciará mediante el gong del vestíbulo, y señor Wallace, controle sus ataques de ira o le pondré en el bote de emergencia de camino al continente tan rápido que se mareará...y le garantizo que el viaje de 7 horas en un mar encrespado no tiene nada que ver con el lujoso trayecto en helicóptero. Admiró a los policias" su expresión se suaviza por un instante hasta algo que parece una sonrisa melancólica "mi marido sirvió en el cuerpo, pero no toleraré que se comporte como un maleante, y ahora si me disculpa tengo una comida que organizar"

Miss Hemmens desapareció de la puerta dejándola abierta, mientras el gigantón tardaba unos segundos en procesar la información antes de sonreír estúpidamente y encaminarse a la puerta.

- Señora Hemmens, como le digo no tengo ningún problema en explicarle mi comportamiento al Señor Dark. - replicó Wallace antes de la marcha de la estrambótica asistente - Debía haber visto el suplicio que es compartir un espacio tan pequeño con una hormona con patas deslenguada. No se preocupe... mientras no vuelva a faltarme el respeto, no tendré ningún problema. Y si me lo falta - aclaró - y ustedes no son capaces de frenarlo, no se preocupen que ya cojo yo el bote, pero le garantizo que ese muchacho me acompañará, pero para hacerme de peso del bote... ¿entendido?. 

Luego acompañó hasta la puerta, agarrando el pomo: - Me congratula su admiración al cuerpo, pero estoy seguro de que si su marido sirvió en esta ciudad - giró la cabeza hacia los ventanales - su comportamiento, aun a riesgo de equivocarme, en las calles sería más similiar al mio que a lo que puede observar en una película. No soy un maleante, pero tampoco soy una hermana de la caridad, ni mucho menos me va el rollo de poner la otra mejilla. Espero por el bien de todos, que ese mocoso haya captado el mensaje. Le garantizo y podrá comprobarlo empíricamente, que mi comportamiento será ejemplar, en tanto en cuanto no se me ataque ni falte el respeto.

La pequeña mujer dio tres sonoras palmadas, un gesto extraño pero extremadamente eficaz para llamar al servicio. Se suele decir que las personas que están acostumbradas a mandar no alzan nunca la voz para imponerse, no les hace falta, y la señora Hemmens, visto lo visto, estaba acostumbrada a mandar, y sobre todo a ser obedecida.

La llamada de la señora Hemmens fue respondida por un mayordomo de rostro pálido, maneras estiradas y vestido con un clásico frac que se presentó presto a la llamada de la señora Hemmens. En cambio la doncella se hizo esperar algo más, aunque la espera hubiera merecido la pena a cualquier hombre que tuviera sangre en las venas. La doncella de la mansión era una beldad pelirroja, de profundos y provocadores ojos negros y una vestimenta dos dedos más corta y un botón más abierto de lo que indicaba el decoro, y por su actitud y forma de caminar parecía obvió que conocía su ascendencia sobre los hombres.

"Señor Butler, por favor acompañe al señor Jenkins a la suite Dublín, y usted señorita Simmons" dijo mirando de forma reprobadora a la doncella "por favor, acompañe a Sir Gustave a la suite Innsbruck. Señor Carter, acompáñenos a la señora Townsend y a mi a la suite Estambul. Por el ascensor, mis viejos huesos ya no están para muchas alegrías"

Los que subieron por las escaleras pudieron disfrutar del tacto mullido de una tupida alfombra granate, obviamente persa, y al llegar al rellano un hermoso reloj suizo ,que ocupaba toda la pared, llamó su atención. El oro, el ebano y el mármol bellamente tallados contrastaban dando una impresión de grandeza a un simple rellano de escalera

El mayordomo carraspeó y sin perder sus estiradas y afectadas maneras dijo

"Señor Jenkins, por favor tenga la bondad de seguirme. Su habitación está en el ala este del edificio. La comida será de gala y se servirá dentro de una hora y el sonido del gong indicará que está lista. Si no ha traído ninguna vestimenta de gala" dijo arrugando levemente la nariz como si el invitado apestara "hagámelo saber para que le pueda proporcionar algo..... más adecuado"

Y se encaminó hacia la izquierda para entrar un pasillo alargado donde las puertas se sucedían hasta llegar a la última, donde unas bellas letras arabescas rezaban como "Dublín". Abrió la puerta y dejó la maleta tres pasos más allá de la entrada, lo justo para ser educadamente eficiente y después retrocediendo marcha atrás se despidió con un escueto

"Señor Jenkins...."