Partida Rol por web

- ¿Eso? No, no. No entrará en la cueva, está muy oscura y por suerte, a Cerbero le da miedo la oscuridad. - Dijo Hades pasándose la mano por la frente, para quitarse unas gotas de sudor. - Ese era mi mascota, se llama Cerbero y como has visto, es un gran perro sin cabeza. Custodia la entrada del infierno, para que no se cuele nadie, vamos. -

Hades miró hacia la salida de la cueva y escuchó con cuidado por si sentía la respiración del perro enorme.

- Es como un gran portero. Cuida la portería. -

El Dios de los Muertos apoyó la espalda en la pared y soltó un gran soplido.

- Menos mal que encontramos esta cueva, sino, bueno, nos habría comido para merendar. Pero mira, no ha pasado nada. ¿Tú estás bien? -

Las manos de Hades aferraron los hombros de Lucy y palparon sus brazos para ver si estaba herida.

- No, parece que estás bien y sana y salva. -

-Sí, no me ha pasado nada gracias a tí, te lo agradezco - me llevo una mano al pecho, mientras intento respirar normalmente para dejar de jadear - ¡Uff! ¿Entonces es tu perro? Con ese guardián, no creo que nadie intente robar en las puertas del infierno!

Cuando vuelvo a respirar normalmente, ya me he calmado, y mi cuerpo ha dejado de emitir adrenalina, así que puedo sonreir normalmente sin que parezca una mueca rara.

-Supongo que tendremos que escondernos aquí hasta que tu perrito se vaya, ¿no? Porque hasta que esté por aquí rondando, prefiero no salir de aquí, si dices que estamos a salvo.

- En realidad, más que un guardian para que no me roben nada de allí abajo, está para evitar que la gente no indicada entre al Inframundo. Es como un seleccionador de almas o algo parecido. Es un trabajo importante. Es como un portero de discotecas... pero con tres cabezas para pensar mejor. - Dijo Hades mientras continuaba mirando hacia la salida de la cueva intentando divisar si Cerbero seguía rondando por allí.

El Dios de los muertos suspiró cuando creyó que ya no había peligro fuera, pero tras unos segundos, se escuchó olfatear a un gran animal, y volvió a colocarse a un lado de Lucy.

- De nada, pero no pasa nada. Eres mi bella cita, no puedo dejar que un perro te coma así por que sí. ¿Qué clase de caballero sería si no protegiera a mi dama? -

Al escuchar que Cerbero, abro los ojos y contengo la respiración, esperando a que se vaya.

-No hace falta que te preocupes...si estoy en peligro, me defenderé invocando a algún espíritu...aunque la verdad es que no tengo mucha confianza en que pudieran ganarle.

Con una sonrisa temblorosa, me acerco más a Haides, esperando que si estoy cerca de él, el perro gigantesco no me reconozca.

El olisqueo cada vez se hace más leve hasta que parece desaparecer por completo.

Hades se quedó allí quieto junto a Lucy, casi sin moverse durante unos minutos hasta que estaba seguro que el perraco se había regresado de vuelta al infierno y sonrío.

- Ya está. Se ha ido. - Dijo mientras se ponía de pie y le tendía la mano a la chica para ayudarla a levantarse. - Espero que no vuelva por aquí, aunque estoy seguro que ahora estará comiendo en su plato algo de pienso del bueno. -

Seguro que no regresará.

- Ven, salgamos de aquí... salvo que quieras seguir junto a mí en una cueva oscura. - Continuó con tono de broma el Dios de los Muertos.

-Pues...no sé qué decirte...¿seguro que se ha ido? ¡Capaz que se ha escondido para mordernos cuando salgamos, desprevenidos!Espera...¡ya sé! No quiero quedarme aquí para siempre, que soy patosilla, y en la oscuridad me suelo caer. Pero...

 Saco una llave del manojo, mientras intento recordar si hoy podía invocarlo. Psé, si no puede venir, que no venga.

...Y utilizo mi magia para invocar al reloj gigante. Corriendo, me meto en él, para que me saque de la cueva.

El reloj dice:

-Ella dice que ya podemos salir, que está segura.

- Gra... gracias... er... ¿reloj? - Dijo Hades con cara de patidifuso mientras se miraba la mano vacía. - Pues dile que ahora voy. -

Salí de la cueva pensando en cualquier cosa menos en el reloj ese que acaba de aparecer. Una especie de portal que Lucy usó para transportarse.

Interesante y a la vez... tétrico.

Sí. Era tétrico hasta para el Dios de la Muerte. ¿Qué? ¿Creéis que nunca he sentido miedo? Alguna vez, pocas, pero sí.

Cuando salió de la cueva buscó a Lucy con la mirada y cuando la encontró, la saludó con la mano.

- Sí, parece que se ha ido. - Dijo sorprendido. - Ese reloj es muy interesante. ¿Te lleva dónde quieres? -

El reloj sale caminando detrás de tí, siguiéndote, con Lucy dentro.

-Ella dice que no, simplemente me utiliza para transportarla - El reloj te responde con cara de pocos amigos, no parece gustarle mucho que lo usen para eso - Ella pregunta que dónde vamos ahora, y ella duda si el perro volverá a aparecer.

- Ah, entonces supongo que es como un autobus o algo así. - Dijo Hades con una sonrisa. - Más interesante todavía. Supongo que allí dentro estarás protegida o algo parecido. Es un buen reloj, sí. -

Aunque después Lucy le preguntó hacia dónde se dirigían ahora y la verdad, es que el Dios estaba un poco confundido sobre a que lugar se podría ir ahora.

- Pues no sé dónde podemos irnos. Supongo que podemos quedarnos aquí si lo deseas ya que... - Miró al reloj. - el perro no volverá a aparecer por aquí. Es su hora de la comida, no vendrá hasta dentro de muchas horas, después de su gran siesta, así que por eso no te preocupes. -

-Ella dice que si vuelve, te hará caso, o la intentará comer. Ella dice que no es muy amante de los perros...sólo ha tratado con Nikora.

El reloj sigue hablando con su cara de fastidio, y una manecilla del reloj se mueve.

-Ella dice que no le importa donde vayáis, que estará bien siempre que no vuelva el perro...y que, aunque le dé miedo, ha estado genial poder ver tu poder.

- Que no, que el perro no regresará. De verdad. - Dijo Hades mirando el reloj, que cada vez que lo hacía se le antojaba más extraño. - Si ya se ha ido no volverá más a menos que lo llame de nuevo, y te aseguro, que viendo como funcionan mis poderes por aquí, paso de llamar o invocar nada más hasta que me amolde a la realidad. -

Tal vez Eros haya limitado mis poderes por alguna razón, pero esto ha sido una verdadera chapuza. Querer traer a Pegaso y que salga el chucho del infierno ha estado, digamos, fuera de lugar. Aunque a Lucy le haya gustado, casi se muere del susto. Si es que no puedo tener una cita en paz.

¿Dónde han quedado las citas con besos y caricias bajo el sol del atardecer?

Creo que realmente, estoy oxidado.

- Bueno, de verdad, ¿qué quieres hacer? ¿Quieres ir a pasear a algún lado? ¿A comer algo? ¿A tumbarte en la playa a ver como se pone el sol? -

-Ella dice que...bah, ¡estoy harto!¡Se acabó tu tiempo!

Suena una campanada, y el reloj desaparece en una nube de humo...dejandome sola. Me caigo al suelo de golpe, y con cara de dolor, me lo froto.

-Uy...este reloj, siempre tan atolondrado por el tiempo.

Aún frotándome, me levanto con cuidado, y me estiro por completo.

-Pues, como iba diciendo...podemos ir a donde quieras, no tengo exquisiteces...me lo estoy pasando muy bien, y mientras siga así...

Sonriendo, me acerco hasta Hades y le cogo de la mano, agradeciéndole que me haya salvado del perro gigante.

Hades sonrió cuando Lucy le cogió la mano y tiró de ella suavemente para acercar a la chica a él. Pero no lo hizo fuerte, ni rápido, ni de manera brusca, fue algo así como un tironcito de amigos, totalmente inocente. Aunque después le guiñó un ojo y echó a andar con ella de la mano, despacito.

- Pues entonces nos vamos para la playa a ver como se pone el sol. - Dijo el Dios de los Muertos moviendo el brazo de un lado a otro mientras caminaba. - Aunque la verdad, mejor que la puesta del sol es ver salir a las estrellas y dejar que la oscuridad de la noche nos bañe. Por que no sé si te conté que soy el Rey de la Noche también. - Concluyó con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿El Rey de la Noche? Sí que tienes títulos - lo alabo, sorprendida. Sería genial tener un sobrenombre, y que la gente supiera quién eres aún antes de haberte conocido.

Respondiéndole con otra sonrisa igual de grande, dejo que me guíe hasta la playa.

-Sí, pero los atardeceres también son geniales...sobre todo si pillas el momento justo, cuando todo el cielo se vuelve de color anaranjado.

- Sí, cuando el cielo se torna anaranjado es un momento especial. ¿Geniales? Bueno, no sé si Apolo pensará lo mismo de que ese momento es genial, pero supongo que si se lo dices en persona el muchacho se pondrá muy contento. - Dijo Hades señalando al sol que estaba a punto de ocultarse. - La verdad es que según él, pone mucho empeño en esta parte del día por que, bueno, al ser familia de la diosa del amor, y ese momento es especial para las parejas, bueno, le gusta hacerlo bonito. -

Y en ese momento Hades cayó en cuenta de una cosa.

Iba de la mano de una bellísima mujer.

Iba a ver un atardecer acompañado de una bellísima mujer ( que es la misma que antes ).

No quería que ella se llevara una impresión equivocada de él. Simplemente iba a ver el atardecer con ella por que era bonito... no era una treta para...

- Oye, vamos a ver un atardecer juntos... ya sé que fue mi idea, pero no pienses mal, ¿eh? Vamos, que no lo he hecho para aprovecharme de tí en ese momento tan romántico. -

-No, no pensaba eso - a pesar de la risita que he soltado cuando lo he escuchado decir eso avergonzado, ahora soy yo la que se pone roja.  - Y tampoco te pegaría ni nada, me acabas de salvar la vida. Como mucho...te lanzaría a Taurus encima - le añado bromeando - Pero...pareces conocer a muchos dioses, ¿no? Al menos si esos nombres que dices son de dioses...cosa de la que no estoy segura, porque no conozco a ninguno. En mi mundo sólo hay magos que se creen dioses, pero son un poco prongadillos...A la hora de la verdad, no tienen la fuerza necesaria ni para mantenerse en pié.

Hades se rió a carcajadas cuando la chica habló.

Si que era graciosa, y mucho.

Pero después se tranquilizó un poco para responderle.

- Sí, son todos Dioses. - Le respondió. - Apolo es el Dios que se encarga del Sol, bueno, en realidad pasa con un carro tirado por caballos igneos por el firmamento una y otra vez para que la noche deje paso al día, así, durante toda su vida. A veces deja el carro en automático y baja a la tierra para hacer alguna tontería o descansar, pero normalmente, cuando miras al sol y lo ves moverse, es Apolo que está recorriendo el cielo para traer la luz a la tierra. -

Aunque luego, Hades se sorprendió al escuchar eso de los magos que se creen dioses.

- Oye, si quieres, así como favor personal sin que me debas nada, no me molestaría mandar un ejercito para darles pal pelo a esos magos si te molestan. Recuerda que me gusta protegerte, y lo haría encantado. -

-No te preocupes, ya nos encargamos de él. En Fairy Tail hay magos muy buenos...

Ilusionada por ver el carro, me pongo una mano encima de los ojos para enfocar a lo lejos, y miro el sol.

-¿De verdad es un carro? ¡No tenía ni idea!Aunque no me extraña...al fin y al cabo, los dragones también poseen elementos, como el fuego y el aire. Y al ser dioses, tienen que tener mucho más poder. Saluda a Apolo de mi parte...tiene pinta de ser majo. Aunque no tanto como tú - sonriente, le miro a los ojos.

Y en ese momento, Hades, el pálido Hades, el Dios de los Muertos, el malo de la pelicula y todo eso, dejó de parecer una hoja de papel en blanco para tornarse una hoja de papel sonrrojada.

Sus mejillas se pusieron coloradas ante el piropo de Lucy y no pudo más que sonreir.

- Gra-gracias. Pero tú eres mucho más maja, te lo aseguro. Por no hablar de hermosa, claro. - Pero rápidamente cambió de tema. - Er... Sí, Apolo lleva un carro y se podría comparar con un dragón. Algún día, supongo, que podrás verle y si, es majo. -

Vuelvo a sonrojarme cuando me llama guapa, y sigo mirando hacia el cielo, avergonzada.

-Sí, estaré esperando el momento. Por cierto, ¿quieres que vuelva a llamar a Lira para que nos cante algo? Así el atardecer será más espectacular, ¿Verdad? Y como estamos al lado del mar...será bonito de ver.