Partida Rol por web

Hades cerró ambos puños y le mostró a Lucy sus dos pulgares en alto.

- ¡Te quedan genial! - Dijo con extraña alegría. - Ahora que estamos en racha, ¡vamos a por más! ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh? ¡A por más ropa! - Continuó con un tono de obseso de las compras.

Después, no pudo más que lanzar una carcajada, la cual secundó el goblín que estaba a su lado y los dos centauros de la tienda.

El Dios del Inframundo se giró para mirarlos y por un momento, pareció no entender lo que sucedía, aunque después, comenzó a reir de manera descontrolada, como si nunca en su vida hubiera reido tanto. Se llevó una mano al estómago y hasta se le escapó una lagrimilla, la cual limpió rápidamente con el dorso de su mano.

Lentamente, se tranquilizó y volvió a su porte serio.

- En otras palabras, no voy a permitir que sólo te lleves como regalo un simple par de sandalias. Anda, elige lo que quieras. -

Al escuchar reir a Hades, abro los ojos sorprendida, no parece que le moleste mucho que lo escuchen. No sé por qué, que el resto de personas del mercado que lo ven también se ponen a reír, quizás no sea muy habitual escucharle reir...o quizás no lo conocen realmente y tenían  una imagen prefijada de él, y le shace gracia que sea amable, quién sabe.

- Gracias, entonces. Creo que me llevaré...este vestido lila tan bonito. Quizás algo liso para mi gusto, pero no está mal. Y si es tan genial como los zapatos, lo guardaré para siempre con gusto.

Divertida, lo cojo y le doy la vuelta para observarlo bien, y no es demasiado feo, quizás algo recto en el corte.

Me quedo mirándolo, pensando en si tendrá los mismos "poderes" que las sandalias, porque no estoy segura de que me quede bien. El problema es que tampoco podría probármelo aquí en medio, así que directamente decido comprarlo.

-¿Te gusta? Creo...que ahora es tu turno de compras, yo te regalo también algo, aunque no creo que acepten mis monedas... - añado duditativa.

- Hum... sí, pero me gustaría vértelo puesto, la verdad. Recuerda que aquí las cosas no son lo que parecen. Si te queda grande, simplemente tienes que ajustártelo con la mano y este tomará el tamaño que tu le indiques. Además, está tejido con hilos de seda de Aracne... es completamente indestructible. - Dijo Hades mientras inclinaba la cabeza.

El Dios miró a un lado y al otro, como buscando algo y cuando lo encontró, miró a Lucy y le tocó la punta de la nariz con el dedo.

- Primero lo tuyo. - Continuó. - Mira, puedes pasar a esa cabina y probártelo. Te prometo que no voy a espiar... mucho. -

-Ah, vale. - Aliviada al ver la cabina, entro con los zapatos puestos y el vestido en la mano, y cierro la puerta con cuidado. Una vez dentro, y tras observar el panorama, me quito la minifalda con cuidado, dejándola a un lado plegada. Un hondo suspiro se escapa de mis labios al tener que deshacerme por unos instantes de mi llavero mágico, ya que siempre que no lo tengo me estreso al pensar en la posibilidad de perderlo, y esta no es una excepción. Decidiendo que cuanto antes me vista, antes lo recupero, me quito también la camiseta, y me quedo en ropa interior.

Ahora que veo el color de mi ropa interior, negro del todo, me doy cuenta de que me va a quedar horrible con el vestido, ya que se vería todo el sujetador, y eso queda muy poco elegante.

No me apetece salir fuera y hacer el ridículo con algo mal combinado, así que abro un pelín la puerta de la cabina, asomo la cabeza y nada más, y le digo a Hades.

-Mmm...Hades...¿serías tan amable de traerme un sujetador sin tirantes? Es que...no había caido en que en este vestido se vería el que yo tengo, y parecería un fantoche con algo tan horrendo...¿Por favor?

Acabo la frase con una súplica, sin nada de ganar de estar asomando la cabeza más tiempo cuando estoy sin ropa.

El Dios de los Muertos se quedó con la boca abierta durante unos segundos.

¿Un sujetador sin tirantes? Supongo que tendrá que ser del mismo color que el vestido... ¿pero a quién le pido yo un sujetador sin tirantes? Es como que me pidan unas bragas con corazoncitos...

Hades le hizo un gesto como de que espere un segundo y salió corriendo al único sitio dónde podría conseguir algo así. La tienda de las Súcubos.

Cuando llegó allí, les dió los datos de la prenda que quería y en pocos minutos estaba en la cabina con el sujetador dentro de una bolsita.

Golpeó la puerta y esperó que Lucy abra, y dándole la espalda, le pasó el sujetador sin mirarla.

- Espero que este te quede bien... ¿de verdad estás desnuda allí dentro? ¿Me dejas mirar un poco? - Preguntó haciéndose el gracioso mientras tanteaba con su mano la mano de ella para pasarle la bolsa con la compra.

-¡No, fuera! - Aunque sé que lo dice de broma, más que nada porque hasta está de espaldas a la puerta, no por ello me da menos vergüenza la proposición, así que le cojo el sujetador rápidamente y en cuanto meto la cabeza cierro la puerta. - Gracias por haberlo traido tan rápido.

Me quito el mío y lo dejo a un lado del resto de mi ropa. Compruebo que el nuevo me viene bien, y por suerte así es. Con cuidado para que no se arrugue, me pongo el vestido por la cabeza, levantando lso brazos y ayudándome de mis manos. Cuando está puesto, me lo ajusto bien para que no quede torcido, y estoy lista. Miro con indecisión la ropa que me he quitado. Debería de cogerla, pero me da vergüenza enseñar mi sujetador, así que decido dejarla ahí, para en cuanto Hades vea el vestido entrar y cambiarme.

Salgo un poco avergonzada de la cabina, conuna sonrisa vacilante.

-¿Qué tal me queda?

- Te queda sencillamente genial. Como si lo hubieran hecho para ti. - Dijo Hades sorprendido al ver que bien que le quedaba la ropa a la muchacha. - La verdad es que siendo tan bonita, es muy difícil que te quede algo mal o que alguna ropa te quede fea. Estás genial, de verdad. Deberías quedarte con ese vestido. -

Y era completamente cierto.

El vestido parace que haya sido hecho para ella. Ahora parece una Diosa del Olimpo, con esas sandalias y ese vestido tan mono.

¿Has pensado en la palabra "mono"?

Hades... ¿no crees que al final te amariconarás?

- Estem... bueno, veamos... ¿Qué más quieres hacer? - Respondió algo nervioso el Dios.

-Pues...podríamos ir a recoger mis cosas y guardarlas. ¡Y luego vamos a comprar ropa para tí!Y...creo que después podríamos comer algo, ¿qué te parece?

Avergonzada por si mi plan le parece tonto, agacho un poco la cabeza hasta cruzar la mirada con mi "pequeño ayudante". Quizás él me podría llevar la ropa que he dejado en el vestuario, pero seguiría siendo algo un poco vergonzoso.

Teniendo una pequeña idea, entro en la cabina, mientras le señalo al goblin con un dedo que me siga. Cuando está a mi lado, le dejo mi ropa en un pequeño montoncito bien doblado, aunque antes le saco el manojo de llaves y me las cuelgo en una mano, como una pulsera. Menos mal que siempre le dejo una cinta atada por precaución, si no fuera así no podría llevarlas ahora de "pulsera". Con el problema resuelto, retrocedo hasta donde estaba y le hago un gesto a Hades hacia los puestos, para que se anime a comprar.

-Ahora te toca a tí, que yo también quiero disfrutar, y verte con alguno de esos trajes tan selectos.

Hades sonrió ante la propuesta de Lucy.

¿Por qué no? Pensó para él mientras miraba como el goblin cogía sus cosas y las metía en una pequeña bolsa, la cual colgaba sobre su hombro.

- ¿Comprarme cosas a mí? Vale, si eso te hace ilusión, me parece perfecto. - Dijo el Dios de los muertos mientras se acercaba a ella con una sonrisa. - Pero primero... - Puso su dedo índice sobre el estómago de la chica. - ... tenemos que comer algo o sino nos moriremos. -

Estaba claro que Hades había omitido algunas de las reglas que imperan en el mercado.

Tu puedes venir a comprar sin problemas, ¡hasta no pagar las cosas que te llevas!, sin embargo, si vienes y no comes en uno de sus puestos, bueno, es probable que un grupo de demonios salgan de la tierra y te conviertan en cenizas.

- Vamos, sé de un lugar que hacen unos platos para chuparse los dedos. -

-Uy, sería perfecto, porque tengo bastante hambre... - Tras intentar esconder las cosquillas cuando me toca la barriga, asiento intentando aparentar serenidad. - Aunque...después no me valen excusas, ¿eh?¡Yo no salgo de aquí sin comprarte algo!¡Ni siquiera podrás decir algo como que te has manchado los dedos al comer, porque no me valdrá!

Lo cojo de la mano cariñosamente para que me guíe hasta el lugar donde dice, mientras intento recordar todos los puestos que parecen tener ropa masculina, absorbiendo toda la información por los ojos, e intentando hacer rápidas valoraciones sobre lo que luego tengo la intención de hacerle probar.

Hades se deja coger de la mano y ambos comenzáis a caminar hacia el puesto de comida. Mientras caminas junto a él, te va mostrando los demás puestos que hay por allí. Pasáis por un puesto de ropa de hombres, de armaduras para chicos, de armas para todas las ocasiones, más puestos de zapatos y demás, hasta algunos puestos de lo que parecen ser unos juguetes.

Tras unos minutos Hades se detiene y señala el puesto de comidas a un lado de la feria.

Allí, mucha gente se agolpa en mesas dónde comen platos que parecen para tres o cuatro personas.

Las mesas son cuadradas y de madera, con las sillas que parecen caerse a pedazos y el Dios de los Muertos elige una más o menos alejada para que os sentéis.

Te lleva hasta tu sitio, y como buen caballero, se coloca detrás tuyo para correrte la silla para que te puedas sentar.

- Las Damas primero, señorita. - Dijo de manera formal, como si fuera un mayordomo.

Cuando te sientas, la mesa y las sillas cambian a unas de excelente calidad, con tapizados de cuero y manteles de seda blanca como la nieve. Sobre ella, aparece como por arte de magia la cuberteria, unas copas y un centro de mesa con una vela ya encendida.

Hades se sienta en su sitio y te sonríe.

- Pide lo que quieras. -

Acompañando a Hades a la mesa, observo todo con atención, y todo sigue siendo tan extrambótico como al principio. No creo que llegara a acostumbrarme nunca. Algo sorprendida al ver que las sillas no parecen siquiera soportar el peso de alguien, alargo la mano para tocar una cuando Hades me ayuda a sentarme. Ante su comportamiento tan caballeroso, estallo en carcajadas divertida, aunque intento reprimirlas para no quitarle la elegancia al momento. Aunque tampoco estar en una silla desvencijada ayuda a no pensar en la situación como algo extraño.

Cuando todo el panorama cambia, desde la silla deshecha hasta la mesa, emito una exclamación de sorpresa, aunque de inmediato me reprendo a mí misma, ya que ya no debería sorprenderme nada, al lado de Hades y sus cada vez más fascinantes poderes.

Carraspeando suavemente, intento aparentar normalidad, como si cosas como ésta me ocurrieran cada día, y fuera algo tan rutinario que apenas muestro interés. Con un gesto lento, aburrido, señalo con un brazo la mesa y las sillas y le pregunto, mientras intento contenerme la risa:

-Pues...no está mal, pero...¿el cambio de las sillas lo has hecho tú, o ha sido cosa de las propias sillas?

- ¿Yo? Que va, no tengo tan buen gusto. - Dijo el Dios con una sonrisa. - Esto lo hacen solas, supongo que será magia de los elfos. Hacen lo que sea por una buena propina, así que no te asustes si de repente aparecen cuatro cantantes de ópera a cantarte al oído o una banda de música que toque tu canción preferida. Aquí son así. -

Hades sonrió y levantó la mano al aire.

Automaticamente, un hombre vestido de traje y corbata, con las orejas puntiagudas se apareció a su lado con una libreta de notas y una sonrisa en el rostro.

- Bien, ya puedes pedir. Recuerda que puedes pedir lo que sea, por loco que pueda parecer. -

-Pues...supongo que aceptarán cualquier moneda, ¿no? - miro mi monedero, dentro del bolsillo de la mini-falda, transportado por el goblin. Con un suspiro, vuelvo a mirar al frente, e intento pensar en lo que más me apetece con el ceño ligeramente fruncido, pensando.

Al cabo de un pequeño instante se me ocurre una idea, y levanto un dedo, entusiasmada.

-¡Ya sé! Quiero...canelones con un poco de mayonesa por encima, y merluza asada al fuego con guarnición de patatas y asado...¡y para beber quiero algo exótico, que no haya probado nunca! Creo que eso es todo...¿quizás me he pedido algo demasiado vulgar?

Interrogante, miro a Hades, sin saber si he hecho una mala elección.

Hades hizo un par de gestos al mismo tiempo.

Primero alzó las manos encogiéndose de hombros y acto seguido, nego con la cabeza como diciendo que él no tenía idea de si lo que había pedido estaba bien o mal. Después, con un movimiento lateral de cabeza, le señaló el camarero a Lucy.

Estaba apuntándolo todo en una libreta, con una sonrisa de oreja a oreja y además, asentía con la cabeza ante cada cosa que la rubia le pedía. Cuando ella hubo terminado, cerró el puño con el pulgar en alto y se lo mostro a Lucy.

Hades no pudo más que reirse por lo bajini.

- Yo quiero... - Pensó el Dios mientras se pasaba la mano por la barbilla. - Hum... Pato asado con patatas y una ensalada de las mejores lechugas y tomates que haya por aquí, para beber... - Le guiñó un ojo al camarero. - ... lo mismo que a ella. -

El camarero asintió y salió corriendo hacia la cocina a traer la comida.

Hades miró a Lucy y levantó un par de veces las cejas pícaro.

- Está contento el camarero. Le has pedido Nectar de beber. -

Cuando el camarero cierra el puño al terminar mi pedido, alzo una ceja, sorprendida de su gesto, aunque tampoco sé si es porque tienen la costumbre de hacerlo cuando termina cada pedido, o vete tú a saber por qué. Creo que no tengo razón, porque a Hades no se lo ha hecho...así que mi intriga aumenta.

Le iba a preguntar a Hades cuando me lo dice, casi parece que me lee la mente.

-Ah...entonces el gesto era por eso...¿Y por qué se ha puesto tan contento por el néctar, es que les gusta servirlo? Imagino que estará delicioso. Bueno, por la pinta de todo lo que hay por aquí cerca, seguro que no me decepciona - contenta, me imagino el color y el sabor que tendrá el néctar mientras inconscientemente trazo pequeños dibujos sobre la mesa, pensante.

-Está claro que esta experiencia es para apuntarla entera en mi libro...tiene que ser un capítulo genial, seguro que el cotilla de Natsu se morirá de envidia cuando se entere de todo lo que he visto.

Sigo dibujando, aunque cuando me doy cuenta de que estoy haciendo el hada de Fairy Tail, dejo de hacerlo y levanto la vista hacia Hades, sonriente.

-Me alegro de que me hayas traido, Hades, es genial.

- ¿Genial? Y eso que sólo has visto el comienzo de todo esto. Sabes, cuando vienes a comer aquí, bueno, te vas con un buen sabor de boca y además, completamente convencida que en algún momento de tu vida volverás a este mismo bar. - Dijo el Dios de los Muertos con una sonrisa. - Mira, allí traen las bebidas. -

El camarero apareció con una bandeja de oro, y sobre ella, una jarra dorada de la cual se desprendía un olor dulzón.

- Eso que lleva allí es nectar, Nectar de los Dioses para ser más precisos. Es lo más caro, pero es lo mejor que te puedes llevar a la boca. -

El mozo dejó la jarra sobre la mesa y cuando se dispuso a servir, Hades lo detuvo con un gesto de su mano.

- No te preocupes, yo me encargo esta vez. - Le dijo y cogiendo la jarra, le sirvió una copa a Lucy y se sirvió una copa él.

El líquido que desprendía la jarra, además de ser dorado y brillante, despedía ese olor dulzón y era tan espeso que seguramente habría que comerlo con cuchillo y tenedor.

- Espero que te guste, aunque no tengo duda alguna de ello. -