Se encontraba en la tienda, era después de comer y había terminado el libro que le hablaba sobre aquel collar que ahora debía ser suyo. Decidió que a aquellas horas no visitaría demasiada gente la tienda y se vistió para salir, colocando en la puerta un cartel que decía "Vuelvo en unas dos horas." antes de abandonar el lugar y dirigirse hacia la tienda del señor Kanado.
Cogió su coche y una vez en las cercanías de la tienda buscó aparcamiento para luego ir andando hasta dicha tienda. El anciano le provocaba verdadero terror, pues creía que era capaz de ahondar en lo más profundo de su mente y descubrir todos los planes que el rubio urdía día y noche. Sin embargo, una parte de él le decía que en caso de que pudiese hacer eso probablemente ni le importaría. Aun así, intentaba no pasar demasiado tiempo con él. Por si fuera poco, aquel gato...
Suspiró quitandose aquellas ideas de la cabeza y una vez en la puerta, la abrió con cuidado mientras asomaba la cabeza por el interior. - ¿Buenas tardes? ¿Kanado-sensei? - preguntó, antes de pasar
Adelante, Hayashi-san. Estoy aquí, limpiando algunas cosas.- Su voz retrataba su edad aparente muy bien. Tímida, arenosa y temblorosa, la voz que un viejito bonachon tendría. Efectivamente, el viejito estaba en el fondo de la tienda, pero aun así a la vista, detrás de mesas y estanterías llenas de "baratijas", con una mano en su espalda mientras que con la otra pasaba un plumero por los estantes. A la derecha de Edward sonó un maullido. El Sr.Gato lo miraba fijamente. Maulló una vez más. -Oh! Ya! Ya! Guarda silencio- Le dijo Kanado-san, mientras comenzaba a acercarse.
-¿Necesita ayuda? No tenía nada que hacer y aprovechando el momento de descanso quise venir a hablar con usted.- le dijo al anciano mientras acariciaba la cabeza del Sr. Gato, con una sonrisa verdadera y genuina, algo totalmente raro en él
Echó a andar un poco al interior de la tienda, observando a Kanado y mirando de reojo todas los objetos que allí se encontraban. -¿Como va todo, por cierto? Hacia un tiempo que no pasaba por aquí. Entre el trabajo, mis alumnos y mis propios estudios apenas he tenido tiempo de nada.
Es el precio de buscar un poder más grande que nosotros mismos, Hayashi-san. A veces podemos perder cosas muy valiosas, como nuestro tiempo....- El anciano se acercó a su mostrador y pasó al otro lado.- Pero por aquí las cosas siempre son las mismas, solo una tienda normal jejeje- Su risa era picara, como quien sabe que esta mintiendo y sabe también que el otro sabe que es mentira. -Veo que además de querer hablarme estas buscando algo. Iré por un poco de te para esta vieja boca, y también para mi jejejeje. Busca tranquilo lo que necesites, solo ten cuidado con lo que toques. Espero no te enamores de algún objeto que te vaya a salir muy caro....- Dicho esto desapareció tras la cortina, y el Sr.Gato salto del mostrador para perderse entre los objetos de la tienda.
Correspondió su risa, pero una parte de él estaba aterrado. El maldito viejo lo había vuelto a hacer, pero por suerte no parecía poner pegas a ello. - Tiene usted razón, Kanado-sensei. Pero el poder a veces es necesario para proteger lo que amas. - le dijo, para luego asentir a sus palabras sobre el té
Una vez él desapareció y el Sr. Gato hizo lo mismo se sintió un poco más tranquilo, aunque no le cabía duda que estaba siendo aún observado, de algún modo. Así que paseó por la tienda observando los objetos que allí se mostraban, buscando concretamente el collar que había visto en aquel libro. Conocía su descripción así que creyó poder reconocerlo a la vista, y si lo encontraba primero lo observaría bien, asegurándose que era ese... y después intentaría cogerlo, por qué no.
La tienda quedó en silencio unos minutos mientras el joven recorría la tienda, mirando distintos objetos. Algunos eran objetos aparentemente mundanos, en los que no sentía nada (Lo que en realidad, lo inquietaba más que los demás objetos), otros tenían una leve carga...Revisó collares, joyeros, corrió libros cuidadosamente, entre el silencio lúgubre del lugar, sin encontrar nada. Hasta que se acercó a un grupo objetos, sintiéndose atraído hacia allí.
ZAZ! -Miau!- TURUM, CLAP CLAP, PUM, SHH.... Del grupo de objetos salio el Sr.Gato, sorprendiendo por completo a Edward, casi dándole un infarto. Algunas de las cosas solo se desacomodaron del estante y otras cayeron al piso y se desparramaron. El gato, como si le importara nada lo que acababa de hacer, solo saltó a otra estantería y caminó, desfilando, hasta encontrar un lugar cómodo para dormir.
Libros, algunas cajas de música, joyeros, cajas con plumas, retratos...Y en el piso incluso unas hojas de partitura, unos frascos de tinta, un libro y hasta una caja de DVD....Y desde abajo de la estantería, vio el borde de una cadenita que salía tímida al encuentro con el exterior, como si hubiera estado oculta allí por mucho tiempo, desde que alguien la perdió bajo las estanterías.
Veo que encontraste lo que buscabas.- Dijo el Sr.Kanado, que salía ahora desde detrás de la cortina que daba a la parte de atrás de la tienda, con una bandeja que tenía dos tazas, una tetera y un plato de panecillos. -Ya que lo tomas, levanta lo que el Sr.Gato tiró, por favor.- Sirvió te en las tazas y miró al gato.- Deberías dejar de tirar cosas, luego nunca te encargas de levantarlas....- Probó su té mientras te esperaba. - Ah! Delicioso jejeje.
- ¡! - se le cortó la respiración al ver al gato salir de la estantería como si nada - ¿Cómo diablos se ha metido ahí? -
Pero de entre todas las cosas que había tirado acertó a ver una cadenita que parecía estar ahí para él, con lo que esbozó una sonrisa y se acercó un poco a cogerla. Una vez la tuvo en su mano el Sr. Kanado volvió a hacer acto de presencia, sobresaltándole de nuevo. - Oh, si, claro, ahora mismo. - dejó la cadenita donde pudo y se agachó para recoger todo lo que estaba fuera de su sitio. Tuvo especial cuidado con las partituras y los frascos de tinta, recolocándolo todo como estaba (o más bien como creía recordar haberlo visto).
Al finalizar se acercó al anciano con la cadena en la mano y la puso junto a la bandeja. Miró al anciano con una sonrisa curiosa y cogió su taza, dándole un sorbito. - ¿Reconoce la cadena, Kanado-sensei? ¿Sabe algo de ella? O más bien... ¿cómo cree usted que funcionará? ¿Poniéndomela o usando algún hechizo sobre ella? No quisiera equivocarme. -
Ahh..Hayashi-san.. Eres muy curioso Jejeje...Es un collar ¿No? Es para ponertelo en el cuello.- Uno de sus arrugados dedos apunta a tu cuello, hace una pausa, con una sonrisa, y luego toma otro sorbo de té.- Todo tiene un lugar en el que debe estar, pero aun así, puede uno equivocarse. A veces, usamos lago que no nos queda bien. Lo llaman "moda" JEJEJEJE. Pero al igual que en la moda, la desición más acertada puede convertirse en un error si no sabemos que es exactamente lo que vamos a hacer. - continuó tomando su té...
- Supongo que tiene razón... - murmuró en un suspiro, sin apartar la mirada del objeto. Pensó que quizás la mejor idea sería usarlo en la tienda y no allí mismo. - ¿Podría llevarmelo, Kanado-sensei? Si necesita algo de mi a cambio sólo pídalo, no tengo ningún problema en ayudarle. Faltaría más. -
Los objetos de esta tienda estan para ser vendidos, Hayashi-san. Si puedes pagarlo, es tuyo. - El viejo terminó su té.- Y no te preocupes, el Sr. Gato y yo sabemos arreglarnoslas solos, ¿verdad? - Dirigió una mirada a su fiel compañero.
Miaaaaawwww....prrr- El gato se acercó al mostrador y, de un gran salto, subio a el, para resfregarse contra el brazo del Sr.Kanado, contento.
El librero asintió para entonces pagar lo correspondiente al anciano por el colgante y le agradeció la ayuda. Ya tenía lo que buscaba, así que se dirigiría a su cabaña en el monte para ponerse el colgante allí. Si ocurría algo y provocaba daños no quisiera que los libros se viesen afectados.
Abandonó la tienda con una despedida y cogió su coche para ir hasta la pequeña cabaña, deseoso de que todo aquello comenzara. Quería descubrir si era cierta aquella historia que tanto interés le provocaba...
No sé realmente si puedo, pero como no sé considero que sí y tú ya me corriges xDDD
Por las palabras que había dicho Kanado, Edward esperaba que el collar costara mucho dinero, pero no pago realmente mucho por el. Lo mismo que cualquier collar de cualquier bijouteri. El Sr. Gato maulló cuando el joven se retiraba de la tienda, y luego dio un salto tras el mostrador, para ir a la parte de atrás de la tienda, donde todos suponían que el viejo vivía.
La noche estaba bastante fría, pero la cabaña tenía un pequeño hogar con chimenea para calentarse. El collar parecía resplandecer con el brillo del fuego. La cabaña poco a poco comenzaba a llenarse de una energía extraña...
Si, por supuesto puedes jejeje.
Dentro de la cabaña se deshizo de la chaqueta y la colocó en el perchero que había junto a al entrada. Miraba al collar con la incomodidad de la ignorancia por lo que iba a ocurrir.
Concentrándose, Edward comenzó a canalizar su propia energía para ejecutar un conjuro de protección que mantuviera la casa a salvo si la energía espiritual se descontrolaba o el espíritu se volvía agresivo. Aquella barrera no era perfecta ni de lejos, pero el daría el tiempo suficiente para intentar lidiar con el problema.
Tras el conjuro, se quedó fijamente mirando el colgante que había comprado y finalmente se lo puso al cuello, alerta.
El collar comenzó a emanar más y más energía a medida que Edward quería ponérselo. Poco a poco el joven sentía como si estuviera nadando en cemento y el aire se hacia pesado e irrespirable. El espíritu estaba por liberarse...Llegó a ponerse el collar a tiempo, antes de que la mujer rompiera la barrera espiritual que la joya del collar tenía. Cuando el espíritu se liberó, Edward tembló ante el poder que emanaba, pero en cuanto el collar estuvo en su lugar, esa imagen aterradora y oscura que tenía frente a sus ojos, se absorbió a si misma, dejando ver a una hermosa dama....La habitación se sentía ahora normal...
Yuuki observaba a su amado Lord. Se veía diferente. ¿Una reencarnación? Eso debía ser. Pero era el. Se sentía como el, y tenía el collar. El debía ser...
Los ojos dulces de Yuuki se clavaron en Edward, y luego se abalanzó sobre el, en un abrazo cálido.-Mi Lord!!!-
La aparición del espíritu le cogió por sorpresa y aquello quedó vigente en su rostro, mas pensó que no era descabellado que, de ser aquel Lord que ella estaba buscando, se sorprendería de igual manera al ver salir a su amada de un collar.
Cuando la tensión se escapó del lugar, observó aquellos ojos que le miraban con verdadero amor. Aunque una parte de él gritó de alegría al ver que había conseguido traerla a él, una pequeña parte de él sintió lástima por aquella youkai. Sonrió mientras ella se lanzaba contra él y se fundían en aquel cálido abrazo.
- ¡Oh dios! - dijo con toda la emoción que pudo, dándose cuenta que no conocía su nombre. Bueno, podría salir del paso con eso. - Mi dama... llevo tanto tiempo buscándote... No... no tengo palabras... -
Tampoco sabía cuál era el nombre de aquel Lord pero, ¿realmente importaba? Al fin y al cabo, él sólo 'era' una reencarnación. Podría haber sentido su presencia por los sueños, o quizás sólo el destino. Ella tenía que creer que era realmente él, necesitaba una historia lo más coherente posible. - Mis sueños... me llevaban a ti aunque apenas los entendiera... pero al fin estás aquí conmigo... -
-¿Es decir que sabes quien soy? ¿Me recuerdas? OH! ¡Que felicidad! Pero...no se tu nombre en esta vida, mi Lord- Dijo sonrojada.- ¿Recuerdas que eramos amantes? ¿Tus sueños te han mostrado todo? Yo era tu Yuuki-donna - Se agarró la cara, sonrojada y sonriente. -Dime, amor mio. ¿Como debo llamarte? - Sus ojos se posaron en la "reencarnación" de su amado.