Siempre a tu lado

Habían estado siempre juntos. Nada los ataba realmente, salvo el vinculo que en sus corazones habían creado. Pero aunque no lo decían abiertamente, el vinculo era demasiado fuerte. El quería estar para ella, y ella para el. Querían estar siempre juntos. En sus bromas el ocultaba algo más, y en sus caricias, ella también lo hacia. Tal vez algo los iba a separar algún día, pues un mortal y un Youkai nunca acaban bien, pero poco les importaba y se prometieron estar siempre el uno al lado del otro....

El sol comienza a ocultarse. Lo se porque veo la sombra en la que estoy escondido crecer poco. Aun queda un poco de luz, pero ya no es tan molesta. Me gustan las sombras largas que hay a esta hora y al amanecer. Adopto la forma de un gato negro esbelto, como tantas otras veces. Comienzo a pasearme por la estructura del templo hasta llegar a la ventana de Fuku. Deshaciendo la forma, atravieso la ventana y me deslizo pegado a la pared. Me coloco a la espalda de la chica que esta en el escritorio con un libro. Extendiendo un brazo largo y delgado, paso un dedo frio por su espalda a modo de saludo.

Rió divertido y la saludo.-Buenas tardes.

Hotaru estaba ya dejando reposar su cuerpo cansado, se había sacado el miko {la ropa tradicional del templo que usa} y lo había dejado en su perchero, cerca de su puerta. Le dolían los hombros, y bastante, y sus manos pasaron por su piel desnuda, habían hematomas por toda su espalda y rasmillones que se hizo al caer por una ladera, intentando ayudar a uno de los tantos espíritus que se le aparecían y que había dejado algo perdido en el bosque, pero para su mala suerte, aquella misión terminó en un pequeño accidente, pero logró rescatar la piocha que el fantasma de aquella mujer había extraviado, ella prometió guardarla y así lo hizo, aquella joya quedó  en el altar del templo, dentro un saquito de tercipelo azulado y atado con un cinto rojo del cual pendía una pequeña nota que decía el nombre del fantasma y la fecha en el que ella había encontrado y resuelto aquel problema.

- ahs...- se quejó, no había podido limpiarse,  e iba a sacarse el bracier, cuando sintió esos dedos helados recorriendo la línea de su espalda, la chica se arqueo hacia delante pero no se molestó, simplemente, se giró hacia él, arreglando su largo cabello negro, y colocando sobre el Oni sus ojos color carmín.

- ¿cuando aprenderás que siempre me asustaban así? - sonrió la chica,  y se quedó con solo su ropa interior delante de Oni,  ladeo su cabeza, y su cabello cayó sobre su hombro, - ¿en donde habías estado? - preguntó mordiéndose el labio inferior, no era una recriminación, era sólo... sólo por saber, de ahí que su voz sonara ligeramente temblorosa, dudando realmente si hacer o no esa pregunta. Hotaru caminó hasta su armario en donde sacó un kimono de seda rojo, y se lo colocó, atándolo, siempre de espaldas al Oni.

Observo las marcas de su espalda. Otra vez haciendo cosas peligrosas ¿Que habría sido esta vez? siempre había algo y sus prisas la llevaban a desistir pronto de encontrarme. No eso no es verdad, es difícil encontrarme cuando me oculto. Mantengo la silueta negras que se alza sobre ella. Niego con la cabeza, pensando que debo mantenerme mas cerca de ella para estas cosas, pero como nunca se cuando va a salir... No puedo estar siempre encima de ella.

Se gira quedando en ropa interior. La miro sin pudor ninguno, no es la primera vez que la veo así.-Esa lección esta aprendida. Dejare de hacerlo cuando no resulte divertido ver como arqueas la espalda.- Su pelo largo y del color del azabache reposa en cascadas sobre su hombro. Permanezco en el lugar mientras ella se mueve por la habitación, siguiéndola con la mirada. -Descansando. Si no me avisas de tus planes, me escondo de la luz.- Me excuso. Es culpa mía, yo debería cuidarla mas.

Doy unos pasos y la ayudo a colocarse el kimono y a anudarlo. Al acabar, adopto mi forma humana y paso una mano por su mejilla, aun en su espalda. Mientras con la otra la rodeo en un abrazo protector. Beso su cabeza y le susurro.- No me gusta encontrarte herida. Tienes que ser mas cauta cuando les ayudas.- Ahora la rodeo con ambos brazos dejando que el frescor de mi cuerpo calme sus heridas.

Su amigo por fin se hace corpóreo y se coloca detrás de ella, y con sus manos  le ayuda a colocarse el kimono de seda, ayudándola mucho porque le dolía mucho la espalda,  y sus muslos  que también se habían arañado, cuando cayó de trasero y se fue cuesta bajo, pasando de largo entre piedras y hojas. Suspiró, rodando los ojos, llevándolos de derecha a izquierda, era su culpa, debía contar más lo que hacía, pero... no podía, vamos, que a veces aparecía y Yami no tenía un celular en donde dejarle mensajes, y ella aun no descubría poderes telepáticos. Por eso Hotaru  iba a replicar, sin embargo Yami la sorprende acercándose más a ella, y acariciando su mejilla,  y besando su cabello perfumado a cerezos, la joven se estremeció, a veces pensaba que sólo los espíritus lograban hacerla temblar, otras, que sólo Yami lo lograba. Su corazón casi siempre helado se entibió ante sus gestos, y como su contacto alivió esas heridas que ardían, ardían mucho, por eso no se había bañado.

- no puedo evitarlo Yami-san -dice, y sus manos toman el antebrazo del Oni, y se queda cobijada contra su pecho, cerrando los ojos, dejándose mimar, pocas veces tenía esa oportunidad de sentir la caricia de otro ser, aunque este no fuese humano - aparecen y pafff... debo actua, no me esperan y no tienes una forma para contactarte ¿recuerdas? eres un gato remolón que se queda sobre mi almohada para sólo flojear, amigo mío- se rie con ganas, y besa el dorso de su mano, girándose, al hacerlo, se fue separando de él.

- debo ir a cocinar algo, abuela ha salido a un seminario de no sé qué y se han ido con ella los demás monjes, estoy sola - se encoge de hombros, y arregló detrás de su oreja su negro cabello.

Tiembla bajo mi contacto. Y se refugia en mi frío pecho. Sonrío y le acaricio el suave y perfumado cabello.  Ella también se excusa. Cuántas veces ha saltado porque un espíritu se lo pedía, demasiadas. Siento sus labios en la carne humana y no digo nada. Tan solo me río con ella, es cierto que puede dar esa impresión. Pero ella sabe cuándo estoy ahí. Aunque no me deje ver, aunque no me haga escuchar. Para evitar que caiga, para recogerla cuando salta… pero no siempre.

Entonces me revela que el templo está vacío. Mi expresión cambia, recuperando parte de mí esencia oscura. De mi espalda surgen unos zarcillos negros como la noche y se agitan a mi espalda.-Oooooh… estas sola. Sola con el malvado espíritu.- Mi voz adquiere ese tono grave y raro que uso para asustar.

Me separo unos pasos de ella y lanzo los tentáculos, aferrándola de manos y pies. Me acerco con pasos lentos, mientras recorro su torso con otro par de apéndices. –Nos vamos a divertir verdad.- Mantengo la voz espeluznante mientras introduzco las extremidades bajo el kimono.

Entonces comienzo a hacerle cosquillas, dejándola en el suelo y soltándola de pies y manos; mientras río. La dejo un rato hasta que suplica clemencia o le falta el aire. Entonces la dejo y me separo con una sonrisa divertida. 

Sí, eso si le asustó, Hotaru pegó su cuerpo a las puertas de su clóset, levantando sus brazos, y mirándolo con una clara expresión de: "¿qué rayos vas a hacer?" pero Yami no tenía planes para detenerse, y sacó esos tentáculos negros que tanto yuyo le producía a la chica, y ahí, la sujetó de los brazos y piernas, metiéndolos en su piel, Hotaru se sonrojó mucho, y hasta soltó un pequeño gemido, no podía evitarlo, aquello le producía una excitación que no podía negar, el cuerpo pedía y el de ella mucho. Se mordió la punta de la lengua, creyendo que ahora Yami haría lo que algunas veces le susurraba al oído, sólo para picarla.

- ¿qué... que harás?- preguntó asustada cuando dijo lo de divertirse, ella entrecerró sus piernas, pero su respiración se fue agitando... creyó que Yami se atrevería...Graso error, el Oni no tenía pensando hacerle cositas, sino que le comenzó a hacer cosquillas, y ella se movió como un gusanito desesperado.

- ay... ay... nooo cosquillas nooo no...- gimoteo hasta perder el aliento y quedar de rodillas en el suelo, con su kimono abierto, estaba agitad, su busto se movía al son de cada una de sus respiración - ey... que malvado eres - se puso de pie molesta, y ató su kimono, quejándose por las heridas en su espalda y muslos - iré a cocinar - murmura molesta y lo queda mirando, sacándole  la lengua mientras camina hacia la puerta, estaba molesta no sólo por las cosquillas, sino porque hizo que sus deseos quedaran a flor de piel.

Sonrió satisfecho con la reacción. Era lo que esperaba. La muchacha era muy fácil de provocar, pero no sería yo quien diera ese primer paso. La miro con un deje triste ante esa idea. Debe ser su decisión, ya voy muy lejos tentándola así. Se vuelve a colocar el kimono, aunque el temblor de sus piernas no se me pasa desapercibido. Tampoco el tono molesto con el que marca sus intenciones.

Recupero mi forma humana y me adelanto con rápidos pasos.- NO.- Digo seco y tajante.- Tú vas a tomar un baño y a relajarte.-  Digo señalando la puerta del baño. Luego cambio a una expresión más amable.- Yo cocinare y cuando acabes curaremos esas heridas.-Le acaricio la cabeza, dando a entender que no aceptare un no por respuesta.

Me giro y bajo la escaleras silbando.- Prepare algo que te guste. Sin sorpresas en la comida, te lo prometo.- Digo con tono alegre, me adentro en la cocina y comienzo a rebuscar. Veamos, necesito col, cebolletas, harina y caldo dashi… Registro la nevera buscando lo que me resta. Perfecto hay bacon  y salsa barbacoa. Tengo todos los ingredientes que necesito.

Usando mis tentáculos, mezclo y pico rápidamente los ingredientes. El okonomiyaki estará bueno y le vendrá bien para reponer fuerzas. Canturreo una vieja melodía mentas cocino. Cuando tengo todo listo subo para ver qué tal le va a Fuku. Me llevo el cajetín de las curas de su abuela para curarle esos moretones.

 tuvo que hacer caso, Yami no recibiría un no por respuesta, y fue a regañadientes a baño en donde se desnudó y se quedó algún rato ahí, con una toalla entorno a su cabeza. Se quedó mirando al costado,apoyada en el borde de la tina antigua, estaba pensando, y aún sintiendo las ganas de ser tocada, rodó los ojos y se hundió hasta la nariz, demasiado calor, demasiado... Cerró los ojos, y cuando se sintió dispuesta salió de bañado...

Yami ya venía con los implementos de primeros auxilios, y encontró la puerta semi abierta del cuarto de baño, y la vio salir de este, desnuda, con su cabello enrollado en lo alto de su cabeza, la misma niña que lo saludó hacia muchos años, ahora a sus 17 año se había transformado en una mujer. Cintura estrecha, eso pudo ver, y parte de su pecho, grande, turgente y brillante por las gotas de agua que lo recorrían, hasta su pesón color rosado claro, ligeramente erizado por el frío seguramente.  

El agua se deslizaba por cadera, sus piernas, pero antes de poder ver su sexo, la joven se giró, la curva de sus nalgas era exquisita, formaba un perfecto corazón, y la luz amarilla de la bombilla, marcaba su silueta. Luego su cascada negra de su cabello cayó sobre sus hombros, su espalda. Hotaru no lo había notado, fue en busca de su bata de toalla y se la colocó sobre los hombros, quedando mirando el piso, como si hubiera perdido algo, o ella se hubiera perdido... desde aquellos medicamentos a veces se quedaba pegada en algún punto muerto y distante que se robaba su atención.

Observo su cuerpo desnudo y sonrió levemente. Siento el calor que aun emana del baño, aunque ella parece tener algo de frío, al menos eso expresa su cuerpo. Tan tentador.  Alargo la mano, pero me detengo. No, no, no debo… tiene, tiene que ser ella. Permanezco en silencio mirándola hasta que se tapa y me doy cuenta para que estoy allí.

Vuelve a estar espaciada, lamento cuando esto le pasa. Vuelvo a extender un zarcillo para acariciarle la espalda. Sonrió cuando se retuerce ante el cambio de temperatura.- Regresa. Tengo que curarte la espalda.- Levanto la caja, cuando se da la vuelta. Atraigo la banqueta y la pongo delante de mí, a continuación y con el mismo zarcillo lá sujeto de la cintura para guiarla con cuidado para que se siente. A su vez preparo el algodón y el desinfectante. Y unos pocos esparadrapos.

Una vez la tengo sentada, abro la toalla, sujetándola con un par de tentáculos para que no pase frío. Tiene varias marcas por la espalda. Niego con la cabeza, pongo una mano en cada hematoma para calmarlo y luego aplico el algodón; después lo seco. En los más serios coloco un esparadrapo. Durante el proceso no puedo evitar mirarla y disfrutar, con la vista y el tacto de su piel expuesta. Por los grandes espíritus en esta forma el deseo que me produce es más intenso y difícil de ocultar. Que no se de cuenta, por favor.

Acaricio su espalda, deteniéndome antes de bajar demasiado. Le doy un beso en la base del cuello y vuelvo a taparla.- Ya estas. Mejor espero.- Antes de recoger la miro y le pregunto.- Necesitas que te cure algún lugar más.- Me noto acalorado, no sé si sea ella, la bañera, la situación o todo en general.

Su rostros claro mostró una delicada sonrisa cuando sintió ese zarcillo trayéndola desde las sombras, Hotaru se gira hacia él y le sonrie, iba a preguntar que había cocinado pero él, la tomó de la cintura y la condujo a uno de los bancos para lavarse y ahí la sentó para curar sus heridas. Hotaro tomó su cabello largo y lo envolvió en un  moño sobre su cabeza y Yami soltó su bata para comenzar a curar sus heridas con sus manos, la joven se estremecía ante cualquiera de sus caricias, el dolor y e nerviosismo se hicieron más presentes, pero pronto se fue acostumbrando Yami curaba siempre sus heridas...

Yami con cariño curó su espalda, y la bata se deslizó hasta el nacimiento de su cola, toda su espalda quedó al descubierto, mientras ella, sujetaba los extremos para cubrirse los pechos,  inclinada hacia delante y en silencio, apenas quejándose cuando pasaba los dedos por un rasmillón más profundo...

- sí... estoy bien, no te preocupes - le dice, acomodando sus ropas, y girándose, Hotaru sonrió y llevó su mano a la mejilla de su amigo, acariciándola,  ella sabía que esa no era su forma, pero le agradaba que así fuese, porque aparte de Miu, no tenía más amigos, y Yami era algo así como su guardian, como su amigo... sí, como su verdadero amigo.

- Yami-kun, debo contarte algo - tomó la mano del Oni, impidiendo que guardara todo - la abuela quiere que me case con Hayashi-sempai, lo dijo anoche, más bien lo pidió - se mordió el labio inferior, algo nerviosa por tener que contar aquello, y no saber su reacción - creo... que... aceptaremos, pero.. ummm primero debemos ver si congeniamos, es raro Yami-kun... digo,nunca he tenido novio, bueno, el que tuve está en coma -  suspiró, pensando en Rikki, él seguía en coma, o hasta donde ella sabía - y ahora... ¿comprometida? además, awww Yami-kun soy una niña para un chico como Hayashi-sempai, él es mayor, guapo, buena persona y yo... soy un fenómeno - se rió, cubriendo su boca con su mano - en fin, te dejo libre de mis meditaciones de adolescente loca - acarició de nuevo su mejilla, y se puso de pie - ¿está lista la cena?

Su confesión me golpea como un mazo al rojo. El algodón se me cae de la mano y la miro con los ojos como platos. Incluso mi forma se distorsiona por un momento. Espero que no lo haya notado. Me quedo muy impactado… aunque trato de no reflejarlo, no puedo evitar ciertas cosas.

Le sonrió, y vuelvo a colocar las cosas.- Me…- No puedo, no puedo decir que me alegro… Yo…- Espero que seas feliz.- Sabia que este día llegaría, pero… Edward. Me parece mayor. Yo lo soy más, pero es distinto. Termino de colocar la caja y me dispongo a bajar.

-Sí, cuando bajes estará terminada.- Abandono el disfraz humano. Alimentarme de sus sentimientos tiene estos riesgos. Ser más susceptible a ellos. Pero esta forma, esta forma no puede llorar, y me siento menos mal con la situación. Ella, ella es mi pequeña… debería estar contento. Saco un poco de jugo de naranja fresco de la nevera y lo dejo sobre la mesa. Pongo un par de platos y cubiertos. Finalmente dejo la cena en medio de la mesa.

Arrugo un poco de papel de plata antes de salir de la cocina y lo guardo en los zuecos de la abuela. También pondré sal en sus sabanas, me da igual que luego me dé un rapapolvo.

Me siento a esperar a Fuku, recupero mi disfraz humano, y adopto una expresión neutra. Es mejor no ponerle las cosas más difíciles. Sin embargo procuro eludir sus ojos, si me mira directamente tal vez me derrumbe.

Por favor, Hotaru no podría tener demasiadas habilidades sociales, pero idiota no era, de hecho su C.I. era de 141, así que lo que no tenía de habilidades sociales, lo podía suplir medianamante por medio de la razón y por eso se dio cuenta que a Yami la idea del compromiso no le hizo tanto gusto, porque se limitó a decirle que deseaba que fuese feliz, tampoco le dijo que era una locura, ni que no lo hiciera, no le dijo nada de eso, Hotaru suspiró, y fue a su cuarto para vestirse, su camiseta blanca y su pantaloncillo celeste, que parecía ser de un chico. Peinó su cabello  y bajó a la cocina, el aroma a comida la estaba llamando y fue hasta ella como si fuera una abeja a la miel, o un zombie por un cerebro...

- comiiiida... comiiidaaaa....- dijo con un poco de babas en los labios y se sentó en la butaca, la cocina era una de las pocas partes más modernas de la casa, y tenía muchos de los implementos de una cocina occidental, pero dentro de una habitación tradicional japonesa. Olisqueo el aire, y aplaudió ansiosa por la comida. Yami le serviría, y ella buscó su mirada, pero él la reunía, eso le dolió, sí, le dolió, igual esperaba un poco más de él...

Hotaru tenía esa habilidad de hacer citas de libros para hablar, siempre lo usaba en momento que eran importantes, o porque quería dar un consejo a una persona querida, a joven alargó su mano y tomó la de Yami,  sus dedos estaban cálidos, eran suaves.

-¿ por eso... dime.. que sucede?- le preguntó suavemente.

Tiemblo un momento ante su contacto. Su percepción comprende lo que a otros les cuesta tanto ver y entender. Me cita a Shakespeare para dar peso a su pregunta, o como simple referencia. Bajo los ojos y pongo la mano junto a la suya.

-Niña… mi niña…Es difícil ¿Sabes? Tú eres esa niña que me saludo en la oscuridad, no con miedo pero curiosidad, que no se alejó de mis ojos azules en medio de la noche. Tú eres esa niña que acaricio el lomo gelatinoso de un gato negro y río divertida. Tú eres esa niña que me vio volar como un pájaro negro y quiso aprender a hacerlo…- Digo esto con cariño y mirándola a los ojos.- Yo sabía que este día llegaría. Pero pensé que tendría más tiempo.- Pongo una mano sobre su mejilla y continuo.- Quería mostrarte tantas cosas. Ahora será otro el que lo haga…-La acaricio un momento.- Siempre estaré contigo, como ahora, como tú quieras…

Callo y me la quedo mirando, una muchacha linda y hermosa. Y yo, que me he alimentado de su miedo, de sus deseos, de su amor… de sus sensaciones durante estos años que la he visto crecer. Acaricio su mejilla con los dedos un momento más. Creí tener más tiempo. Paso mi pulgar bajo sus labios, esbozo una sonrisa, aunque mis ojos aun reflejan mi aflicción. 

 Tomó la mano de su amigo, pero se sorprendió que él pudiera tener esos sentimientos tan nobles, a veces no sabía como pensar que era, es difícil entender la lógica de un ser pensante que no es humano, porque necesariamente el conocimiento se hará por comparación, pero en este caso, ambos son complemente distintos, ambos entienden al mundo de manera diferente y sus vidas se unieron más por azar que por otra fuerza misteriosa, o ¿no? No existen las coincidencias, sino los hechos inevitables, pensó Hotaru, mientras giró la mano de Yami  para ver su palma y poner su dedo sobre esta, deslizándola suavemente.

- pero aún me puedes enseñar muchas cosas, o todas las que quieras, si me llegase a comprometer con Edward por los deses de mi abuela, no me hacen distinta o que tú me debas tratar de otra manera - suspiró la joven, levantando la mano del Oni, y juntando sus manos con las de él, las palmas que se unieron - además,él es humano.. es un invocador como yo, pero un humano... no como que eres distinto y sabes... que tengo mas facilidad para convivir con fantasmas y espíritus que con los humanos... además, si bien el no dijo que no, creo que jamás podría realmente interesarle, soy una niña, soy varios años menor que él... y él seguramente está acostumbrado a estar con mujeres, no niñas como yo - se encogió de hombros y bajó la mirada - por eso Yami-kun... no creo que ya no puedas seguir enseñándome cosas, lo que más deseo es que me sigas enseñando cosas...

Mis ojos la recorren. Una niña… para mí siempre será una niña… todos lo son. Pero su cuerpo, sus emociones juveniles… Aprieto su mano, me levanto y me situó delante de ella. Le tomo la barbilla para que me mire. Me centro en sus ojos y la miro con cariño. –No sabes lo que me pides… -Acerco mucho la cara a ella. Tanto que puedo sentir su respiración. Aun la miro a los ojos.-…Sigo siendo un oni niña. Piensa bien en lo que me ofreces y me pides…- Mi mirada es intensa y el negro de mis ojos comienza a cambiar al azul eléctrico.

La mano que sostenía su barbilla, acaricia ahora su cuello. Pero no hago más. Me quedo en esa posición, inclinado sobre ella, tan cerca. El corazón humano late deprisa, y mi aura oscura y fría se agita en expectación. No, no debo dar el primer paso. Ella debe venir. Es su decisión, yo ya tome la mía.- Así que lo preguntare una vez mas ¿Que quieres de mi?Hotaru Fukuhoshi- Detengo mi mano, el pulgar bajo sus labios sujetándola para que no aparte la vista.

Su barbilla tembló, y luego él se acercó y tomó su barbilla, sus dedos helados la impacientaron, removieron cosas dentro de ella, una sensación que se arremolinaba en el vientre y que no era  como en su cuarto o sus bromas, no, esta vez era completamente distinta, era una sensación de que estaba al borde de un precipicio dispuesta a saltar y esta vez, sin miedo. Sus labios se cerraron pero sus ojos se quedaron fijos en sus ojos que cambiaban de color.

- sé lo que eres... lo sé...- él la tomaba de la nuca y se puso de pie, él era 20 centímetros más alto que ella y debía verlo hacia arriba, y sus rostros estaban demasiado cerca, Hotaru levanta su rostro un poco más, sus manos escalan por sus ropas siendo seducida por su propuesta, ¿que deseaba? ¿que deseaba? Conocimiento, poder... fuerza, sabiduría, y un plato de  comida, sí, sus tripas estaban sonando ya...

- que me enseñes... lo que me desees enseñar y que nunca me dejes... Yami-kun - eso fue lo que salio de sus labios y englobaba todas las ideas que vinieron a su cabeza cuando él le preguntó que deseaba - eso es...lo que deseo...- susurró, su pecho rozaba el pecho de él, sentía esas curvas que había espiado en el baño...

Siento como da ese paso. Mi aura se encoge por un momento y finalmente estalla cubriendo la sala y reduciendo la luz. Sonrió, los ojos chispeando con ese azul frio y eléctrico. Paso la mano por su espalda y la acerco, sintiendo su cuerpo cálido y tembloroso. Poso suavemente mis labios sobre los suyos. El contacto es eléctrico, y dura apenas un momento. Pero tan solo dejo que vuelva a tomar aire, vuelvo a besarla; con intensidad, sin urgencia. Tomando su aire y bebiendo de la sensación… de la de ambos. Dejo que su cuerpo se estremezca, la sujeto contra mí mientras tiembla.

-Te lo mostrare todo, Fuku.- Separo nuestros labios, y la acaricio la frente apartando un poco su flequillo. Ayudo a que se siente sobre la silla y deposito un ligero beso en su cabeza. Calmo mi propio aura, recuperando el estado normal de la habitación. -Vamos, come. Puedo oír tu estomago protestando. - Le digo poniendo la mano en su vientre por encima de la camisa. Le sonrió abiertamente y parto un trozo de la masa para ponerla en su plato. Con un tenedor tomo un pedazo pequeño y se lo acerco.- Vamos, di Aaah.- Digo tratándola como un niña otra vez. Le entrego el tenedor, y le acaricio el rostro de nuevo, con cariño.

-Te esperare arriba. Llevo bastante queriendo mostrarte esto…- Le sonrió pícaramente mientras salgo de la cocina, y me voy desvaneciendo en las sombras.-… te espero, Fuku. – Me deslizo en silencio a su habitación, y espero. Porque ella sabe y puede sentirme

Sabía que algún iba a pasar, sabía que algún día él iba a robarle un beso, lo sabía, lo que no sabía era porque había demorado tanto, porqué habían jugado hasta ese momento, y llegado a un punto crítico, en el cual Hotaru dejó atrás su racionalidad,  y cerró sus ojos al sentir sus labios helados pero que produjeron una sensación eléctrica en su cabeza, en su vientre, y cuando se separaron sus labios de los de ella, Hotaru iba a decir algo, como "deja de molestar Yami",  "no es gracioso, Yami", pero no pudo Yami la agarró de la nuca y la besó con verdadera pasión, Hotaru abrió muchos sus ojos, y la luz desapareció, ella cerró sus ojos, y apoyó sus manos en sus hombros, perpleja, sorprendida, pero sobre todo, confundida...

- sí.. comer...- dijo, apenas, y Yami la trata como una niña, dándole de comer, ella ríe y abre su boca para poder comer el primer bocado, luego Yami la deja sola, diciéndole que la esperaba arriba para mostrarle algo, Hotaru se sintió nerviosa, tragó saliva y miró su plato de  comida. Apretó sus labios, mirando su comida e intentando comer un poco, pero al final devora todo, estaba hambrienta, y luego miró hacia la salida de la cocina ¿iría? ¿que deseaba mostrarle?. Hotaru suspiró, y decide  ir a su cuarto. Tenía miedo...

- ya estoy aquí - dice la joven poniendo las manos en la puerta de su cuarto, corriéndola, y entrando en este, estaba nerviosa, pero ahí estaba, y luego de cerrar su cuarto, miró a todos lados buscando a Yami...

La veo entrar, buscándome con la mirada. Pero incluso a ella le cuesta encontrarme cuando no quiero ser descubierto. Permanezco encima del marco de la puerta, oculto en la penumbra. Hasta que da otro pasó al interior. Me coloco a su espalda y paso un dedo frío por su espalda levantando la camiseta. Al tiempo la rodeo con el otro brazo y beso su mejilla. Río dulcemente y paso el otro brazo recorriendo su vientre. Aspiro el olor de su cabello y la beso en el cuello, mientras mis dedos la acarician, tan solo con las yemas, despacio, suave.

-Me temes, niña.- Le digo al oído. No es una pregunta, pues el salado y ácido sabor del miedo se degusta. Pero también curiosidad, cariño y deseo. Mis labios bajan poco a poco, recorriendo su cuello y sus hombros. Continúo rozando su piel con los dedos, intensificando sus sensaciones.

Detengo mis besos para mirarla a los ojos.- ¿Quieres que continúe? A pesar de que soy lo que soy. A pesar de que vas a comprometerte con él. Estaré siempre a tu lado niña. Pero solo te daré esta oportunidad para irte.- Mis ojos relampaguean, con ese azul luminoso y frío, pero cargado de cariño hacia ella. Abrigo la esperanza de que me acepte, como otras antes que ella, pero consciente de que no todas quieren dar ese paso.- No te pediré que le dejes, ni estaré contigo siempre. Pero cuando me necesites aquí estaré y tu estarás cuando yo venga.