Partida Rol por web

Los sentidos de Lobezno estaban sumamente desarrollados. Él sabía, y se aprovechaba de ello cada vez que podía para obtener alguna ventaja frente a sus enemigos. Sin embargo, en esa ocasión, su nariz no percibía miedo, ni peligro, ni muerte. Un puente ante él, bajo sus pies el vacío más absoluto. Y más adelante, la promesa de una muerte segura.

—Un día para morir como cualquier otro— murmuró más para sí que para que algún otro—, incluyendo banda sonora— añadió, mirando a Spiderman, y su boca que no dejaba de moverse.

Notando las venas latiendo en su cuello, y los músculos tensos, con las garras brillando, y el pelo revuelto, atravesaba aquel puente tras el dios nórdico, y delante de un Masacre que deseaba tener un tapón en la boca, aunque aún no lo sabía.

—Mejor no te cuento lo que me pesa, Masacre— comentó Logan, con el ceño fruncido—. No quiero humillarte. No tan pronto.

Miró por encima de su hombro, y sonrió de soslayo, divertido, no obstante, con la situación. Si ese día era el día de su muerte, la compañía era buena. Aunque nunca le importó morir solo.

—Nena, ten cuidado— le dijo a Pícara, algo preocupado por la muchacha—. No te fíes ni de tu sombra— no quería enterrar a nadie más.

Vio tras la mutante a Pantera Negra, y a aquel mago que no era Merlín avanzando de manera cautelosa por el puente.

El grupo se movía. Pero, ¿hacia qué verdadero peligro?   

Kara se quedó estática analizando el puente que acababa de aparecer frente a ellos. El puente parecía estar diseñado de un material muy diferente al que parecía, seguramente alienígena como todo lo que estaba allí, pero si lo que buscaba era alguna tabla rota, alguna trampa o cualquier cosa similar, no había ni rastro de ella. Así que podría avanzar tranquilamente por él sin preocuparse.

Thor no esperó a que Kara le diera el visto bueno sobre aquella pasarela, sino que agarrando su poderoso martillo salió volando hacia el final de ésta, siendo así el primero en cruzarla.

Después fue Spiderman el que tras soltar un montón de nuevos chascarrillos que tarde o temprano debilitarían hasta el mismísimo Zodiaco, se esperó a que la muchacha rubia le diera el visto bueno sobre lo que podía encontrarse. Pero el que no se esperó a los resultado fue Logan, que salió corriendo a través del puente. Las maderas crujieron al soportar todo el peso del esqueleto de adamantium del hombre, pero ninguna se quebró. Efectivamente, tal y como la rubia había visto, el puente era seguro. Al menos suficientemente seguro para soportar la cantidad de kilos que pesaba Lobezno.

El anciano siguió al dios y a la pesada bestia, pero él se lo tomó con mucha más calma, si aquello había aguantado, seguro que Gandalf podría pasar sin preocupación alguna. Y así sucedió. El mago fue capaz de cruzar con toda la tranquilidad de aquel universo, sin preocuparse por nada más que por observar la inmensidad espacial que lo rodeaba. Aunque Masacre le dio un codazo cuando pasó junto a él corriendo como el loco que era. Por poco del empujón que le dio casi lo tira al pobre anciano, pero Gandalf era un ser poderoso y eso no lo desequilibraría. Además Pantera Negra iba a su lado, preocupado porque nadie de los que estuvieran a su alrededor sufriera ningún daño.

Al otro lado ya estaban casi todos, Pícara aún no había cruzao, pero fue una de las más rápidas en hacerlo, su capacidad de volar a gran velocidad le hizo alcanzar el otro extremo sin problema alguno. Suspiró profundamente al observar que todos estaban sanos y salvos, a excepción de la rubia, y su hermanastro.

Y entonces, cuando casi todos estaban allí, una nube los envolvió a todos. Dejando a Kara y Rondador Nocturno al otro lado. ¿Qué les pasaría? ¿Podrían cruzar el puente? Fuera lo que fuese, ellos ya no estaban allí. Se habían transportado a un nuevo lugar.

En cuanto el grupo había cruzado el puente, Rondador Nocturno y ella pudieron observar como éste se desvanecía y como al otro lado seguía estando la plataforma a la que debían de cruzar, pero allí ya no estaban sus compañeros. Ya no había nadie que pudiera transportarlos, o enviarlos al otro lado.

Ellos acaban de incumplir la segunda regla, debían haber cruzado el puente, y no lo habían hecho. ¿Pero qué podrían hacer? ¿Cruzarían el puente igualmente, aunque fuera usando su poder? O simplemente se esperarían a que Zodiaco fuera a por ellos y los terminase matando. Así seguramente todo se solucionaría mucho más rápido.

          Kara estaba a punto de decirles a todos que, a menos que se prestaran más atención unos a otros, esta empresa estaba perdida desde el inicio. Se había alegrado al menos de ver que el puente no poseía ninguna trampa que estuviera activa. Eso decía su mirada de rayos X. Pero entonces parecía que los demás habían hecho lo correcto porque habían pasado y ahora el puente se había esfumado. Ella y el ser ese de ojos amarillos que todavía no había hablado, se habían quedado de este lado.

       La superheroína no tenía ningún deseo de conocer a ese Zodíaco en persona, y estaba segura de que quedarse en este sitio sería una de las peores cosas que se le pudiesen ocurrir, así que, sin mayores preámbulos, cogió en brazos al ser azulino.

      -Lamento no poder invitarte a un café primero, o lo que sea que hacen en el lugar de donde vienes, aunque... bueno, lo mejor será salir volando de aquí e ir para esa plataforma. –Kara levantó vuelo con el fin de pasar con su compañero nuevo en brazos y reunirse con el grupo variopinto que se hallaba del otro lado.

      ”Si esto empieza así, este enemigo es mucho más poderoso y artero de lo que estoy acostumbrada...”

Kara tomó entre sus brazos a Rondador Nocturno y salió volando para cruzar el puente que ya no existía. Pero había entrado muy tarde en el juego, y ahora que quería salir volando hacia allá, una potente corriente de aire que no se supo muy bien de donde vino, la desestabilizó e hizo que el demonio azulado se le escapara de sus brazos.

Kara voló en picado para recuperar al inexpresivo muchacho, pero para cuando quiso buscar a su objetivo, éste se había desvanecido dejando tras de sí un olor intenso a azufre.

El aire seguía actuando agresivamente contra la muchacha que era incapaz de controlar su poder de vuelo, y a duras penas regresó sobre el tablero base de partida. Había perdido a sus compañeros, y Rondador Nocturno había desaparecido. Si intentaba volver a volar, el aire la volvería a desestabilizar. ¿Qué podría hacer? ¿Estaría condenada a vagar en esa extraña dimensión el resto de su vida? ¿O tan solo Zodiaco la estaría poniendo a prueba?

                El aire la empujaba mientras alzaba vuelo y no tenía nada que ver con como sería en la Tierra; allí, ella podría manejar cualquier ventarrón, inclusive un huracán, como si de nada se tratase, pero en este mundo o dimensión las leyes eran distintas.

                Cuando Rondador Nocturno se le cayó de sus brazos, la chica intentó bajar a toda prisa a buscarlo. Se desesperó. Morir ella era una alternativa extraña pero con la que podía vivir mejor que perdiendo a alguien en su guardia. Sin embargo, al descender nuevamente sobre el tablero, el hombre con olor a azufre ya no se encontraba allí. La joven se comenzó a irritar, jurándose que si veía a Zodíaco no se olvidaría de ella…

                “Lo he perdido, al hombre de azul. No entiendo, siempre fue fácil volar para mí. Es que no estoy en la Tierra 

ya, no tengo el poder del sol amarillo, eso debe ser.”

                Se llevó las manos a la frente, mientras caminaba sobre los cuadrados blancos y negros.

                “No puedo volar, pero tal vez sí dar un salto hacia la otra orilla…” Se alejó lo más que pudo del borde y luego corrió usando toda la fuerza de sus piernas con el objetivo de llegar al otro lado de un enorme brinco.