Partida Rol por web

Sarah Peters y Barney Wilson eran los dos mejores soldados de aquella operación y el Capitán Mills lo sabía, iban tras él como su asistencia personal y cabezas de operación. Para cuando el Capitán Mills llegó a la zona donde le habían llamado el Sargento Bort se había encargado de hacer algunos preparativos.

"La zona debe quedar en cuarentena hasta nueva orden, impedir el contagio biológico y hacer pronóstico en las siguientes 8 horas. El director del hospital: El Señor Harris le indicará la evolución de los contagiados. Esperamos próximo informe."

Esas eran las órdenes del Capitán, y aunque parecía aparentemente sencillo no era así. El sargento Bort apareció en escena recibiéndoles en la Tienda habilitada para el Capitán, una lona bajo la que había un modesto escritorio portátil y un equipo de radio y telefono. 

Frente a la tienda de Oficiales se encontraba la puerta principal del Hospital, y tras ella varias tiendas de refugiados de varios metros de longitud alrededor de la que periodistas, pacientes y curiosos se paseaban.

Señor, Sargento Bort Thompson.

Hemos sacado a todos los pacientes del hospital y abierto tiendas de campaña para ellos. Por recomendación del director del hospital, hemos dejado a los pacientes pertenecientes a la unidad de infecciosos dentro del hospital. Las tiendas están llenas de familiares de los pacientes del hospital. Estamos acordonando la zona con ayuda de la policía militar.

El Sargento Thompson quedó a la espera de ser interrogado o recibir órdenes.

La situación era un tanto peculiar, pocas veces se precisaba la intervención del ejército en este tipo de situaciones. Pero ya que estábamos aquí iba a impartir una clase magistral de buen hacer y de habilidad. Me acompañaba gente habil, capaz de hacer grandes hazañas en grupo como individualmente y eso era algo de lo que otros cuerpos de seguridad sólo podían soñar alcanzar en un futuro lejano.
Al llegar a la tienda de campaña el sargento Thompson nos pone al día rápidamente.
-Descanse sargento.
Eché un rápido vistazo al interior de la tienda, estaba preparada más que de suficiente.
-Bien, tenemos que asegurarnos que nada entre y, sobretodo salga del hospital hasta hacer una valoración en las próximas ocho horas. ¿Cuál es el estado de los familiares de los pacientes en las tiendas de campañas? ¿Ha habido algún problema del que informar? Busque al director del hospital, al señor Harris y tráigalo aquí, necesitamos saber a que nos enfrentamos. Después encárguese de que se complete el perímetro de seguridad lo más rápido posible, manténgame informado de los avances en todo momento.
Esperé a que contestara y le despedí en cuanto terminé de decirle qué hacer a continuación. Una vez hubo salido de la tienda de campaña miré a Sarah.
-Quédese en la tienda mientras interrogamos al director del hospital y si se le ocurre alguna pregunta dígala sin dudar. Aunque suene de puta pena o parezca obvia. No la he seleccionado para esta misión como a una más, ni mucho menos. ¿Entendido?

No sabía nada de la nueva misión que les habían encomendado, únicamente que era de riesgo biológico y debía ser una situación bastante grave como para movilizar a las fuerzas del estado. No había tenido ocasión de trabajar con Wilson en una operación que involucrara civiles pero confiaba en la decisión del Capitán Mills.

Esperaba entender un poco más con la información que les diera el sargento para poder ser de ayuda. Miró a su alrededor, parecía haber muchos pacientes y familiares. Cuando el capitán acabó de ordenar al sargento, Peters se presentó.

Sargento Thompson – saludó Peters llevando su mano a la frente – Soldado Sarah Peters. ¿Se conoce la causa y la vía de contagio? - Las caras de los que acababn de sacar del hospital no decían mucho sobre lo que atenerse aunque parecía haber algo de alboroto por la situación general - ¿Cuantos efectivos somos, señor? - Era importante saber con quien estaban cooperando por varios motivos, reespaldo y comunicación, pero sobre todo para hacerse una idea de la magnitud de la misión.

Miró y asintió a las palabras de Mills - Entendido, señor - Esperaba que las palabras del Capitán fueran ciertas y que se valoraran su habilidades y capacidad, no como había ocurrido otras veces. Sarah se quedó en su tienda junto a Barney,  hacía tiempo que no trabajaban juntos y mientras esperaban nuevas órdenes y respuestas lo mejor que podían hacer era hablar sobre sus últimas misiones y ponerse al día.

Son muchas las familias que quieren ver a sus familiares, creemos que a media tarde estará media ciudad aquí.

Capitán, el Señor Harris por voluntad propia se ha quedado aislado dentro del hospital con el personal y los pacientes de enfermedades infecciosas. Tenemos a la mitad del pelotón custodiando la puerta y a la otra mitad vigilando el perímetro.

El sargento era un tipo recto y protocolario, pero no parecía nada contento con esta arriesgada misión, recibir un balazo era una cosa, pero exponerse a enfermedades siempre daba muy mal rollo. Podías disparar a un enemigo y evitar los balazos, pero vosotros como militares no teníais ni idea de como disparar a bacterias y acabar con ellas.

Estamos usando cinta policial, pero ya han sido varios los periodistas y familias que la han traspasado y hay pacientes que quieren abandonar el lugar.

No sabemos nada del contagio, pero parece que tiene algo que ver con los laboratorios subterráneos del hospital, cuya puerta está sellada, no hay nadie vigilándola ahora mismo. Tenemos un pelotón de veinte soldados sin incluirnos y en el hospital habían registrados cien pacientes que ahora están siendo acomodados por este improvisado hospital de campaña para evitar mayores contagios.

Endurezco el gesto al escuchar la situación. Otra vez estábamos en desventaja numérica y controlar la situación con una veintena de soldados cuando se nos va a venir encima la mitad de la ciudad. No sólo teníamos este inconveniente que iba a llegar a lo largo del día, sino que no teníamos todas las salidas controladas...
-Tome dos hombres del grupo que custodia la puerta para que vaya a controlar la puerta sellada, reparta radios y que informen cada media hora. Consiga algo mejor que una mierda de cinta para preparar el perímetro. Me importa una mierda si ponen contenedores, coches o lo que haga falta. Sólo hace falta que por tener pocos efectivos no podamos contener a la gente.
Le despido y cojo el teléfono, llamo a información para que me ponga con el hospital que tenemos enfrente, supongo que el señor Harris espere una llamada y cuanto antes me informe, antes podremos ver a qué nos enfrentamos. Si coge el teléfono le pido que me diga cual es la situación en el interior, qué tipo de infección es a la que nos enfrentamos y qué salidas puede tener el hospital que no tengamos controladas, aunque sean subterráneas. Pongo el manos libres para que escuchen la conversación los presentes.

Sarah miró hacia el edificio que acababan de poner en cuarentena y asintió ante las palabras de Brian. El cordón policial parecía más que insuficiente a simple vista, no era muy difícil darse cuenta de que si alguien era conocedor de que un familiar o amigo estaba allí dentro iría a comprobarlo y una simple banda de plástico no sería impedimento.

A la espera de recibir una orden directa del capitán, se sentó junto a Barney. Comentaron diferentes planes estratégicos sobre cómo actuar. ¿Deberían ir hacia la puerta sellada? ¿Deberían controlar a los familiares? ¿Deberían salvaguardar el contacto con el interior? Para Sarah todas esas acciones son la que deberían estar realizando ya. Su misión era asegurar la zona de cuarentena y visto lo visto… Había demasiada gente rondando y husmeando por los alrededores.

A lo lejos le pareció ver un rostro conocido. Sí, estaba segura, quizás a otro se la colaba, pero no a ella. Aquella era la reportera del canal 4, Odetta, no había duda alguna. ¡Si es que está tremenda!

Dejando a un lado sus pensamientos y aserenándose un poco, se dirigió a Brian – Capitán Mills, me parece que sería conveniente evitar el paso a los periodistas. Si corre la noticia de lo que está ocurriendo aquí no habrá  si no más cabezas curiosas indagando y entorpeciendo la misión – Además quizás podrían ser interrogados, quizás ya supieran algo más que ellos sobre la infección a través de lo que habían estado preguntando a los pacientes.

El Sargento desaparece para dar las instrucciones. El equipo de radio consta solo de cuatro walkies, uno se lo lleva el sargento para entregarlo en la puerta del laboratorio según órdenes. Sí señor

Suena largo rato y finalmente coge el auricular una voz femenina - ¿El Doctor Harris? Bueno... creo que no se puede poner. Verá, está en la cama bastante grave, aquí en infecciosas tenemos enfermedades muy raras y creemos se ha contagiado de alguna forma con algun paciente. ¿Puedo ayudarle yo en algo?

A lo dicho y aún estando al teléfono entra un hombre regordete y calvo un par de pasos en la tienda de los oficiales, seguido de un par de mujeres jóvenes - Eh Oiga, ¿Es usted el capitán? Oiga exigimos que nos dejen salir. Voy a llevarme a mi hija para casa ahora mismo, solo habíamos venido a vendar un tobillo oiga - El hombre hace aspavientos, y tras él las dos mujeres también parecen tener reclamaciones parecidas.

Suspiro de impaciencia cuando acabo de escuchar al hombre que está ladrándome mientras trato de mantener una charla por teléfono. Que me venga ahora con exigencias a esta altura de la película, cuando sólo acaba de comenzar, y entrando sin llamar es inaceptable. Dejo el teléfono encima de la mesa pidiéndole un segundo de paciencia.
-Yo exijo unas vacaciones en Hawaii rodeado de señoritas con poca ropa y deshinibidas, pero no lo voy tener en las próximas horas porque tengo quedarme aquí evitando que iluminados, reclamando derechos que no poseen en estos momentos, como usted salgan a contagiar al resto de la ciudad. Así que vamos a llevarnos bien porque las únicas opciones que tenemos son esperar y cumplir el protocolo o obligaros a cumplirlo, así que relájese, mantengase alejado de los infectados el mayor tiempo posible hasta que podamos valorar la situación ahí dentro y sacarles con garantías de no ser un peligro para el resto. Y creame que si me obliga a ir a calmarles porque me monta un espectáculo tendrá un problema, puedo ser muy diplomático si se atienden a razones, pero como me obligue a actuar conocerá al hijo de puta más cabronazo que pueda llegar a imaginarse. Así que este se atento por si necesito hablar con alguien y calmar la situación con los que estáis aquí con nosotros, coja a los que no muestran síntomas de enfermedad y métalos en tiendas separadas hasta nueva orden para evitar en la mayor parte de lo posible más contagios. Y ya de paso, écheme una mano y explique la situación al resto, va a ser largo. ¡Ah! Y no vuelva a entrar en ninguna tienda militar sin permiso.
Me quedo un segundo esperando y si se marcha cojo el teléfono y me disculpo con la chica.
-Buenas, soy el Capitán Mills, ¿Puede decirme cual es la situación dentro del hospital?
Miro a Sarah y asiento con la cabeza.
-Vaya junto con Wilson y trate de dispersar a la multitud.
Yo me quedo un segundo en la tienda para llamar a la central por radio y avisar de que voy a necesitar más efectivos, pues hay previsión de que a lo largo del día venga más gente, me da igual que sea policial o militar, pero más gente, como media ciudad más o menos, y también necesito materiales para formar un auténtico perímetro, no sólo cinta policial.

El asunto no pintaba nada bien. El doctor seguramente sabía que estaba infectado y por eso no había salido. Lo raro es que la enfermera o mujer que había contestado al teléfono parecía tranquila, eso era bueno, seguramente ya lo tendrían todo bajo control allí dentro.

Aprovechando la amabilidad de la mujer y que estaba el manos libres puestos, le consultó a ella en vez de al doctor Harris - Con su permiso, señor - dijo mirando al capitán -  ¿Se ha descubierto la causa y forma de contagio? ¿El número de infectados ha aumentado? - ¿Hay posibilidad de que los que han evacuado estén contagiados? -Tras interrogarlos y si no había peligro de contagio, lo mejor sería enviarlos para sus casas.

Miró al capitán discutir con un hombre que ya empezaba a estar cansado de estar allí, sin estar supuestamente enfermo, y no era el único que empezaba a quejarse - Le ruego señorita, que si tiene novedades o información que pueda resultar útil, contacte con este número, quedará registrado en su centralita, ¿no es cierto? Gracias por atendernos.

Mills había empezado a perder los nervios demasiado pronto. Pero era normal, era una situación grave y si no podían controlar una simple cuarentena... era para exasperarse.

Miró a Wilson y ambos asintieron - A sus órdenes, señor - Señaló uno de los walkies, en forma de petición al capitán, cuando dio el visto bueno se lo dio a Wilson para que lo llevara él. Salieron de la tienda y se llevaron consigo a las personas que se acababan de acercar a protestar, de vuelta a la zona de heridos con el personal médico.

Una vez allí fuera fueron dando rondas y acercándose a la gente que se intentaba dispersar o curiosear por donde no debía, como los periodistas.

N-no verán - Explica la mujer al teléfono - Esta extraña infección comenzó en planta hacia las nueve de la mañana. Las personas con síntomas de infección están dentro del hospital, son unos veinte. El mecanismo no tenemos ni idea, hay que tomar muestras y llevarlas al laboratorio, pero éste ha quedado cerrado desde las ocho de la mañana.

Los evacuados están bien, bueno, cada uno dentro de sus dolencias, muchos de ellos necesitan supervisión médica por lo que no deberían volver a sus casas... pero nosotros no les podemos obligar.

La situación aquí dentro... eh uhm... bueno bien, bien supongo. Tomamos medidas de precaución para no contagiarlos y estamos administrando medicación según pautas médicas, así que bien.

La diplomacia de la soldado Peters hace que los tres exaltados salgan de la tienda, pero una vez fuera sea a ella a quien le exijan. Una mujer de casi cuarenta años le indica - Oiga verá, mi marido ha sido operado del colon, si no puede descansar en el hospital, me lo llevo, dejen que entre mi hermana con el coche y nos lo llevamos para casa

El hombre calvo y gordo sigue insistiendo. - Mi niña solo tiene el pie mal y nos vamos ahora mismo

Parecen algo más calmados ahora que al menos alguien les atiende, pero las indicaciones son las mismas, la mujer más mayor de todas indica - No hay casi médicos, y mi marido necesita que le atiendan, tiene problemas del corazón ¿Sabe usté bonita?
 

Bueno, si sabían que había veinte infectados y los tenían controlados y además seguían los protocolos para estos casos, no debían preocuparse. Lo único que le mosqueó es que por la forma de hablar de la enfermera, parecía que ella era una de las infectadas también. En todo caso, sabiendo que los del exterior estaban a salvo de la infección no había problema en hablar con ellos, tocarlos o estar cerca, incluso a los que no requirieran más atenciones se les podría enviar a casa. Pero ella no era médico ni enfermera, así que no podía decidir al respecto.

Estaremos ahí fuera hasta nueva orden, señor - Salió de la tienda junto a Wilson intentando calmar a los pacientes y aconsejándoles su permanencia en el improvisado campamento de atenciones médicas.

-Trate de apartar en la medida de lo posible a los no contagiados de los que lo están. Utilice todos los medios de los que disponga posibles para ello. También necesito saber si tienen alguna salida de la que no tengamos conocimiento. Por absurda que le pueda parecer, alcantarillas, escaleras de incendios... Lo que sea.
Escucho el murmullo fuera y empiezo a impacientarme un poco. Cuando acabo de hablar con la mujer trato de contactar con la central para hacer las demandas pertinentes sabiendo el problema que está por venir.
Una vez esté todo eso hecho, salgo de la tienda de oficiales y miro la situación.
-Vuelvan a su sitio, por favor. Compórtense como personas civilizadas, enviaré a un médico para que les atiendan. Pero que nadie abandone el cerco de contención, no va a pasar, si estuvieran infectados serían un peligro potencial para todos y se habrían alejado del único lugar capaz de ofrecerles ayuda.
Me acerco a la multitud para acompañarlos a sus posiciones.
-Wilson, paseese por las tiendas y compruebe el estado de la gente. No se demore demasiado. Peters, vaya a dispersar la multitud, ahora me encontraré con usted. Busque un médico entre la gente, si lo encuentra avíseme.
Tras esto busco al Sargento Thompson, vamos a tener que redistribuir a los soldados de forma más eficiente o se nos echarán encima.

El Sargento vuelve tan pronto como el Capitán piensa en él. Junta los talones levantando la cabeza y llevándose la mano a la sien. - Estamos cerrando el perímetro usando alambre de espino. Han entrado varias familias pero por la rapidez con la que hemos actuado no ha salido ningún paciente original del hospital.

Fuera del perímetro, la gente de esta urbanización de california ya se está despejando.

Hay una boca de alcantarilla cerca de la puerta del hosptial, pero es muy estrecha ¿Desea que la vigilemos?

El lugar en el que habeis montado el despliegue, era solo el párquing del hospital y un trozo de la calle, suficiente para montar un campamento manteniendo el hospital vigilado.

El alambre de espino no es santo de mi devoción, queremos mantener a la gente dentro y a los curiosos fuera, no lesionar a los que está claro que van a intentar marcharse.
-¿Alambre de espino? Como medida disuasoria y reacción en caliente no lo veo mal, pero no queremos que se lesione nadie. Cuando tengamos el perímetro controlado pensaremos en una forma de sustituirlo. ¿Por cierto, tiene cinta americana?
Camino hacia la boca de alcantarilla, tenga cinta o no. Mientras tanto sigo hablando.
-Vamos a dividir a nuestros hombres en binomios, para controlar el perímetro de forma constante. Que cada dos hires se turnen los hombres entre patrullar y controlar las puertas para evitar aburrimientos y el cansancio.
Al llegar a la alcantarilla, empiezo a poner cinta americana cubriéndola, la idea es que cuando pase un equipo de reconocimiento por aquí eche un vistazo por si está rota o quitada de la tapa. Porque significará que se nos han marchado algunos. Tras esto pido ayuda a Thompson para apilar unas cuantas cajas encima de la alcantarilla. Al acabar le digo que se una al reconocimiento. Yo empiezo a pasearme por la zona aunque cerca de la tienda de oficiales por si llaman por radio o teléfono.

¿Binomios señor? - Pregunta el sargento algo extrañado. -¿En parejas? ¿Qué propone que busque para levantar el perímetro señor?

- Llega la respuesta del cuartel - Me temo Capitán que los efectivos de los que dispone deberían ser más que suficientes para controlar un grupo de civiles convalecientes. Tendrá que esperar nuevas indicaciones del Coronel.

Creo que podemos con esto señor - Informa el confiado Sargento que observa como cubres con cinta adhesiva la alcantarilla.- Ordenaré que hagan esto en todas las salidas de alcantarilla que encuentren señor. Levanta un brazo y pronto acude un soldado al que da la orden y la cinta.

Uno de los soldados pasa frente a la tienda de oficiales comiéndose un kebab, envuelto en papel rojo. Varias personas se mueven en dirección al hospital, parecen dispuesto a asaltarlo y tomar el equipo médico que necesitan para los hospitales de campaña, entre los pacientes se ven varios sanitarios encabezando la marcha. Pero la fuerte defensa de las puertas del hospital repelen la tentativa.

Un soldado, enjuto y de gafas gruesas se presenta en la puerta cuadrándose de inmediato. - Salidas de alcantarilla selladas Señor.

Vigílalas soldado - Es la respuesta del Sargento. A lo que el soldadillo se dirige para patrullar el campamento.

Parece que todo está más calmado conforme llega la tarde, pero se escuchan aún protestas y se respira en el aire la tensión que precede a algo. Algo grave va a pasar, no se está siendo resolutivo. No hay noticias de los directivos médicos ni de los mandos militares desde que habeis llegado. De todas formas, si el despliegue es suficiente no debería producirse ningún altercado.

Ya se había producido el primer intento de pasarse la autoridad militar por el forro y eso no me gustaba. Aunque habíamos contenido el intento y la situación era mucho más calmada que cuando habíamos llegado, había algo en el ambiente que indicaba que todo podía estallar en algún momento. Había que ser más determinantes, pero no teníamos medios para confinar a los que crearan problemas.
Ante las preguntas que me había hecho el sargento apenas pude contestar nada, ¿qué le podría proponer para levantar el perímetro? Bastante había hecho ya con poner alambre de espino y eso tendría que valernos. Mover coches nos llevaría demasiado tiempo y muchos hombres. Extasiarlos de esta manera no era una solución, era un problema, tendríamos que seguir así aunque mostrando más fuerza. Era lo único que mantendría a estos desagradecidos a salvo.
-Sargento, comunique a todos los efectivos que hagan uso de fuerza no letal si se ven obligados a ello. Que no se repriman y que acaben con cualquier intento de saltarse la autoridad de manera efectiva. Traedme a los que más ruido hagan a la tienda de oficiales. Me ocuparé personalmente de aquellos que nos dificulten el trabajo.
No había noticias de nadie y eso empezaba a molestarme, dentro de poco se nos echaría encima la noche y aquí no habría nada con lo que razonar con la gente puesta en cuarentena ni con la que tenemos aquí afuera. Se avecina tormenta y no hay noticias de que vaya a amainar. Bajo estas premisas era posible que pasasen las ocho horas de rigor y no tuviéramos más remedio que improvisar.
Vuelvo a descolgar la radio para pedir informes a la central. Preguntar que dónde se encuentra la autoridad médica y las órdenes por si dan las ocho horas y no hay contacto con nadie.

Podemos habilitar una tienda de arresto señor. O quizá usar la planta baja del hospital o alguna de sus unidades, creo que asignando a un par de hombres habría suficiente para contenerles hay dentro.

Nadie ha intentado salir por la puerta del hospital ni hay noticias de las puertas del laboratorio.

¿Pero si alguien intenta salir? ¿Le arrestamos sea familiar o paciente? ¿Mujer o niño?

Quizá haga falta un especialista para que les eche un vistazo

El teléfono suena otra vez, vuelve a ser la enfermera que llama esta vez con una voz más histérica.

Oigan, ¡Suban ahora mismo! Necesitamos ayuda aquí arriba aprisa, planta 2 unidad de la derecha - como si se tratara de una orden cuelga el teléfono sin esperar respuesta.
 

~ Capitán, aquí Peters. Estoy en la carpa de pediatría del campamento exterior. ¿Hay alguna nueva orden? Parece que el número de efectivos sanitarios requerido es mayor al que tenemos, ¿se encarga usted de ello? ¿Hay conocimiento de la posición de nuestros efectivos? ¿Se requieren refuerzos en alguna parte? Espero su respuesta, señor ~