Partida Rol por web

Desperté con la cabeza muy despejada, y la luz a babor. ¡Íbamos al sur! Estaba amaneciendo, así que iban bordeando la costa. Habían pasado unas cuantas horas, e intenté calcular, aproximadamente, nuestra posición. Intuyendo la velocidad y las horas, ¿A que altura de la costa estaríamos?

A mediodía, el barco se acercó a la costa, y ya se pusieron a darnos órdenes. De pronto, años y años de sumisión a los narcos habían resurgido, y estaba obedeciendo casi maquinalmente. En un esfuerzo, intento desprenderme de esa horrible correa mental, y compruebo que al menos Nara y Sunhee están conmigo. Veo que Nara busca a los demás, y yo miro a ver si Elisa, la pobre beata, está cerca, o algún otro vecino de Baroña, incluso Xurxo, aunque me caiga tan mal, es conocido y se puede confiar en el, que odia a los narcos. 

Ojeo el lugar a donde nos han llevado, intento ver algo que me suene. Pescando, nunca llegábamos tan lejos, pero si conocía historias de gente, e intenté buscar alguna referencia geográfica. 

Sois de los últimos supervivientes en bajar del barco, y ni Gaspar ni Elica están a la vista, así que deben ir más adelante, en aquellos grupos que ya han cruzado la carretera. Elisa sí está cerca. Con vosotros también hay supervivientes que no habéis visto nunca, supones que han sido rescatados de otros refugios.

Los narcos os acompañan hacia el recinto que hay más adelante. Parece que aquí la seguridad es muy importante. Hay bastantes hombres, algunos armados con armas de fuego, pero la mayoría con machetes o porras. Están bien equipados y organizados, mucho mejor que la milicia de Moraime.

Roda Roble...

Intenté recordar si había escuchado alguna vez en el pasado alguna de esas dos palabras. Tal vez sólo había sido un sueño, pero habían sonado tan real que era difícil imaginar que, pese a lo frita que me había quedado, no hubieran sido palabras pronunciadas de verdad.

Sin embargo, por más que rebuscara en mi mente, no lograba darle un significado. Así que les pregunté a mis compañeros indiferente a lo que ellos estuvieran haciendo.

—¿Os suena... Roda Roble? —lo pregunté entre susurros, por si acaso.

Lo que menos quería era que alguno de esos Narcos se enterara y pensara que había cotilleado más de la cuenta...

En cuanto a los demás que iban con nosotros... vi que separaban a Gaspar, Elica y Asunta en un grupo diferente al nuestro. Temía separarme de Gaspar... pero no podía separarme de Nara. Sin embargo, miré a mi hermana dándole a entender que... Gaspar se estaba alejando cada vez más de nosotros.

No podíamos volver a perder a otro hermano...

Has dormido muchas horas, no sabes cuántas. Tampoco sabes qué hora era al salir al exterior desde el bunker de Baroña. Podéis haber recorrido cincuenta millas, o hasta doscientas, pero más no; no en este barco. Podríais haber parado en algún momento y no haberte despertado. La navegación debería haber sido cerca de la costa, bordeando cabos y sin alejarse demasiado de las playas, pero lo mismo la tripulación ha sido osada y ha navegado por alta mar, a velocidad de crucero.

Al salir del barco, ya en O Dourado, reconoces la vegetación, es muy similar a la de Baroña y la costa en la que has crecido. Las playas son anchas, y parece que estáis en el interior de una amplia ría. Pero no puedes decir cuál.

Contigo va Elisa, y cerca ves también a Juanita y Juan (su hijo, que es mayor que tú).

Por más que busco con la mirada, no encuentro por ninguna parte a nuestros compañeros de Hoke. Parece que aquello fue hace 50 años. De hecho ni si quiera sé a ciencia cierta cuánto tiempo ha pasado desde que vivíamos seguros y libres en Hoke. Ahora que miro atrás aquello parecía un trocito de paraíso comparado a lo que se nos avecinaba después. No les encontraba, y se me encogió el corazón al comprobar la férrea seguridad del lugar a donde nos llevaban. Incontables hombres bien armados y organizados. La milicia de Moraime se quedaba en una broma comparado con aquello. 

¿Es que no vamos a volver a ser libres jamás?

Miré a Sunhee y a Xose y les susurré rápidamente mis hallazgos con voz derrotada.

Os hacen salir del barco y una brisa fresca os golpea la cara, es agradable. Estáis en el lado este de lo que debe ser un cabo o un gran saliente de tierra firme, en el interior de una amplia ría. La playa se extiende a derecha e izquierda del muelle, a norte y sur. Delante, un extensísimo pinar que se pierde a ambos lados por el horizonte lo ocupa todo. El recinto de "barracones" ha sido ganado a este bosque hace mucho tiempo. Entre el pinar y el agua hay una polvorienta carretera que serpentea al borde de la playa.

Tras cruzar la carretera, frente a vosotros unos cuantos narcos armados os organizan en grupos, y os conducen al interior de un recinto vallado, protegido por guardias y torres. A cada grupo le asignan un barracón.

Me aseguro de ir la de mano bien agarrada a Sunhee, y muy cerca de Xose, para evitar que nos separen. Nos meten en un barracón con más gente y me ruge el estómago.

- Qué hambre, ¿no? ¿Qué creéis que es este lugar?

Miro alrededor para ver si en nuestro barracón ha caído alguien conocido, como Elisa.

Me levanto para ver con disimulo la seguridad del barracón y analizar en detalle a los posibles guardias que estén dentro.

El fresco de la brisa acariciando mi rostro, y el contacto de la mano de Nara sujetando la mía, fue suficiente como para que me calmara ligeramente. No veía a Gaspar por ninguna parte... pero sentí que estaría bien, o quise creer al menos en ello. En cualquier caso, el poder ver por primera vez en mucho tiempo signos de naturaleza fue suficiente como para que aquel lugar me gustara y me transmitiera paz...

Lo que no me gustaba en absoluto era que nos movieran como ganado directo al matadero.

—Esto es muy raro —les susurré a mis amigos, sin esperar a que me respondieran a la pregunta anterior.

Los narcos armados no inspiraban confianza. Que no nos dijeran nada tampoco ayudaba.

Era una sensación extraña... ¿eran nuestros liberadores? ¿o nuestros nuevos carceleros? Después de todo, nos habían liberado del búnker y del páramo en el que se había convertido Galicia... Pero, por otro lado, nos separaban en grupos y nos encerraban en un recinto vallado lleno de torres vigías y guardias.

—Es... demasiado raro...

Cuando nos hicieron avanzar hasta aquel lugar, conseguí no perder ni a las chicas ni a Elisa y sus hijos. Juan, su hijo, que me lleva algunos años, puede ser alguien en quien confiar. Ya en el barracón veo como Nara comienza a observar, e intento calmarla, y decir lo que he intuido, que no es mucho. Pero al menos, hablar con ellas me tranquiliza. Son gente a la que puedo ayudar aun. 

-Si hemos avanzado a la misma velocidad y en esa dirección, como mucho habremos ido a 200 millas al sur. Es más lejos de lo que conozco, y a priori "Roda Roble" no me suena. "Roda" podría significar "Rueda" o "Rodar"... Pero no se Pero la vegetación y el tipo de ría me dice que no estamos muy al sur. Es todo muy raro porque... No nos han registrado, y nosotros estamos armados... Más o menos. Y no sabemos para qué nos quieren. 

Intento, como antes de salir a la mar, ver de dónde vienen los vientos, si la temperatura es parecida a la de Baroña en esta epoca, si noto alguna situación en él cielo que me suene. Nunca se sabe si algo de eso me puede dar una pista, y al menos, estaba cerca del mar. Algo conocido. 

De repente me di cuenta.

- ¡Sunhee perdona! Estoy muy distraída intentando averiguar lo que pueda y te he ignorado... Lo siento pero no tengo ni idea de lo que puede ser Roda Roble.

Miro a mi hermana a la cara buscando su perdón por haber hecho caso omiso a su pregunta, estaba realmente absorta mirando alrededor.

Dentro del barracón no hay guardias, es lo que alcanzas a ver.

La temperatura es similar a Baroña en verano, y el agua sigue siendo del Atlántico. Notas que el viento es más fuerte, pero no podrías decir por qué, pues estás en el interior de una amplísima ría, muy ancha, tanto que apenas ves el otro lado.

El barracón es pequeño pero confortable. Nada más entrar hay una mesa rectangular con sillas, y detrás varias literas colocadas en hileras, tres a un lado y tres a otro, dejando un pasillo en el centro. En total son doce camas para doce personas, por eso os dividían en grupos. Todas tienen mullidos colchones y mantas. Al fondo hay un retrete quebrado pero utilizable y un lababo de cuyo grifo sale un fino hilo de agua turbia, no hay puerta, pero sí una cortina. Las ventanas apenas conservan sus vidrios, que han sido sustituidos por tablones, mallas, plásticos... un poco de todo; pero sí las rejas. Está algo sucio pero en buen estado. El único acceso puede asegurarse con una puerta metálica. A simple vista es un lugar seguro.

Con vosotros están Elisa, con la que habéis tenido trato, y Juanita y Juan (madre e hijo), a quienes conocéis de vista. Xose les conoce algo más. Los tres son de Baroña. Los otros seis no son de Baroña, vienen de otro asentamiento según dicen.

- ¡Qué bien vamos a estar aquí! Este recibimiento seguro que es un buen presagio de algo bueno. ¿Y usted también es de Baroña, verdad? me suena su cara, yo soy de allí- pregunta dirigiéndose a una señora mayor acompañada del que podría ser su hijo.

- Bueno hija mía, dios te oiga- y mira con resignación a Elisa. - Si, somos de Baroña. Yo me llamo Juanita y este es mi hijo Juan, vivíamos en la parte trasera, al lado de la carretera que va a Chazo , la más separada a las casas de los pescadores, las casitas baratas, ésas que tenían las puertas azules. Bueno eran...- la tristeza cubre sus ojos de lágrimas. 

-Hola, yo me llamo Juan- y se dirige a Xose - tu también tienes que ser de Baroña, creo que te he visto, ¿pescador, no? Yo ayudaba a cargar la mercancía desde la playa al refugio, ahí es donde hemos coincidido.

Ya dentro del refugio, las cosas no parecen tan malas. Es bastante habitable, desde luego más que el búnker. Por supuesto, me temía que fuera una prisión, pero al menos, el espacio era decente y desde luego tenía luz,un alivio. 

Había al menos gente conocida, la mitad. A los demás, no les eche más que una mirada rápida. No me merecía la pena entablar conversación, podían ser algunos infiltrados de los narcos. Así se lo dije a las chicas: -Me da miedo que sea alguno un traidor infiltrado, lo que pasó en Hoke no se repetirá. Por cierto, no debemos estar muy a sur porque el clima me parece el mismo... Pero en cualquier caso, la ría es enorme, mucho. Casi no se ve el otro lado. 

Luego me dirigí a Juanita y Elisa: Pues eso parece, un sitio decente, comparado con el refugio... -Luego me dirigí a Juan: - Si, esencialmente pescaba, pero ya sabes, me hacían ayudar siempre que querían. Al menos, eso hacia que madre estuviera en paz. ¿Como os salvasteis?

-Bueno...tú sabes, ellos cuidan a quienes les ayudan y nosotros teníamos un sitio seguro-

Intento saber la ría y la distancia con esos datos. 

No puedes saber la ría con esos datos. Por simple observación ya has deducido todo lo posible dentro de tus capacidades. Tendrás que seguir reuniendo información para saber más.