Partida Rol por web

Indican que descansemos. Descanso. El vacío interior es tan grande que me siento sin voluntad. Una pequeña parte de mí, la más instintiva, agradece que Xose y Leo estén aquí, me permite no tener que pensar, que decidir. Es el mejor favor que me pueden hacer en este momento, de haber estado sólo me hubiera recostado a dormir junto a mis hermanas.

Cuando Xose me habla apenas levanto la vista para confirmar que lo escucho, pero no me salen las palabras, en cambio, bajo la cabeza. Quiero dormir, apagar la mente, no estar aquí. Pero hay que seguir, hay una frontera, guardias. Todo eso parece fantasía, mucho menos real que el dolor.

Os tomáis un momento para recuperar el aliento y asimilar lo sucedido. El sol empieza a calentar el aire y el olor de la granxa quemada es más fuerte. Mientras lo hacéis Leo os explica con más detalle la situación, e incluso os dibuja un mapa en la arena, ayudándose de un palo:

- Esto, esta península, es El Dorado. Al sur está la ciudad donde viven los narcos con sus familias, los laboratorios y el puerto. La costa occidental es una larguísima playa de fina arena, la oriental es por donde va la carretera. Todo el interior son cultivos. De los narcos, para hacer sus mierdas, algunas molan, pero otras no tanto. Desde aquí reparten a toda la costa oeste, desde Cádiz hasta Arousa, tienen mucho poder, y muchos barcos. Bueno, esto es el Club, donde duerme el Viejo y los más cabrones de todos los narcos que os hayáis cruzado jamás. Aquí están los Barracones, As Casas como ellos le llaman, donde hemos dormido, a donde llegasteis en ese barco. Más al norte As Granxas, y aquí está la frontera, El Muro. Es la parte más estrecha de la península, y un muro nos separa del exterior. Está defendida por unos cuantos guardias, en este puesto que hay justo en la carretera. Al otro lado está Torreira, una ciudad antigua infestada de zombis. Los cabrones de los narcos los usan de protección, y joder si les sirve... no podríamos atravesarla así sin más, esos muertos nos devorarían en cuestión de minutos. Pero en el puesto de vigilancia hay vehículos. Los he visto. Podríamos robar uno para salir de aquí, una vez estuve allí. Está pensado para defenderse de fuera, no de lo que venga de dentro, y son pocos los guardias que hay. Si dan el aviso tardarán en llegar desde el Club, y más con la que se montó anoche... no deben dar a basto ahora mismo. Sé que es un momento duro para vosotros, pero no tenemos demasiado tiempo. Y os necesito. ¿Lo hacemos? ¿Estáis conmigo?

Miro a Leo y a su dibujo. El cansancio hace mella en mi capacidad de pensamiento, pero creo que el meterse en una ciudad llena de zombies no es la mejor de las ideas. Creo que solo nos cabe confiar en ella, y en su conocimiento. El mar, el mar me llama, y quizás sea un lugar de salida. Quizás, por lo que dice Leo, es la opción única la frontera y la ciudad. De todos modos, se lo comento... 

- Oye, Leo, y... ¿huir por mar? ¿No habrá barcas o alguna lancha en el muro de la frontera? Quizás fuera más seguro que un vehículo de tierra, yo lo manejaría. - No quería decir que, tras todo lo pasado, el mar tendría en mi un efecto calmante y reconstituyente, además de que sería ciertamente duro entrar en una ciudad nuevamente. La experiencia de las ciudades llenas de podridos no era algo que quisiera repetir, podría volver una monstruosidad, o algo peor, como en Compostela. -Quizás sería más descansado.

Miré a Gaspar, y le di un golpe en el hombro. -Amigo, viviremos para que ellas no queden olvidadas. - Hablé de nuevo a Leo- Estoy pensando en que yo al menos estoy al límite del cansancio, se que no hay tiempo para descansar, por eso te digo lo del mar, nos permitiría no exprimirnos tanto físicamente... 

Poco a poco siento algo de energía subiendo por mi cuerpo.  Es ira, enojo con los narcos, con Leo por darnos esa bebida, con Xose por no cuidarnos, con Sunhee y Nara por dejarse llevar. Principalmente estoy furioso conmigo por dejarlas solas, ¿Cómo se me ha ocurrido? Yo le dije a Sunhee que siguiera sola. Prácticamente la maté. Necesito romper algo.

Las palabras de mis compañeros me llegan en retazos. Xose tiene razón, el mar es mucho mejor, más seguro. Pero ¿Quién quiere estar seguro? La perspectiva de hacerme de unas buenas ruedas me motiva un poco.

Con el cuerpo en tensión e ira en la mirada, me levanto de donde estaba sentado. Aprieto la empuñadura de la hachuela con ambas manos. - ¿Dónde están esos guardias? -

- Oye, Leo, y... ¿huir por mar? ¿No habrá barcas o alguna lancha en el muro de la frontera? Quizás fuera más seguro que un vehículo de tierra, yo lo manejaría.

Lo que Xose propone parece interesante. - Creo que no sólo había vehículos de tierra allí, no lo recuerdo bien. Aquí sólo estuve una vez, y las barcas siempre las he visto en los barracones, pero... ¿sabrías pilotar un bote? ¡Eso sí que es una sorpresa!

¿Dónde están esos guardias?

Leo se acerca mucho a ti cuando dices esto. Te pone la mano en el hombro y te mira fijamente: - Céntrate Gaspar, ya casi somos libres.

Al poco rato llegáis a las cercanías de "as Colonias", que es el puesto de vigilancia de la única puerta que hay en "el Muro". Entre los árboles podéis ver el alto muro de hormigón que protege El Dorado. De este lado hay varios edificios, dos de ellos abandonados. El otro parece estar en uso, y alrededor podéis ver algunos vehículos, la mayoría destrozados por el paso del tiempo, da la impresión de ser un desguace más que un aparcamiento. Desde aquí aún no veis a nada claramente ni a nadie, pero oís ruidos, gritos, y dos disparos.

-Si, Leo, he sido pescador. Al menos en las barcas me siento cómodo. No solía llevar la barca, yo usaba la red -digo mostrando la red que aun llevaba- , pero al menos no le tengo miedo. De todos modos, quizás, si el vehículo nos convence... Gaspar, ¿tu puedes llevarlo?

Luego llegamos a las cercanías del muro que nos separa de la libertad. Bueno, y de los guardias. Miré alrededor, y oí los gritos, y los disparos. Eso me preocupó, me preguntaba que estaba pasando. Pero quizás no fuera tan malo, quizás si estaban distraídos podríamos tener más oportunidades de salir con vida.

-Vayamos paralelos al muro, ocultos por los bosques. Vemos lo que está pasando, escogemos un vehículo (de mar o de tierra...) y salimos. Si es posible, sin que nos vean. ¿Qué os parece? - Puse mi mano en el machete, que era más discreto, pero me aseguré de que la pistola estuviera preparada. Elica podría salvarme la vida por segunda vez, y a Gaspar y Leo conmigo. 

Observo con cuidado la situación. Leo me ha pedido que me centre y de alguna manera ha conseguido ponerme en foco. Tal vez crea que voy a saltar como un demente de frente a las balas. No sabe que aprendí de mis hermanas a llegar sin ser visto, acechar y luego atacar. Mi cara de cansancio y enojo no debe ayudar a comprenderlo.

Saco los binoculares de la mochila de Sunhee. Observo primero el objetivo en general en búsqueda del origen de los ruidos de gritos y tiros. Luego pongo atención a los vehículos, parecen desarmados pero tal vez alguno sirva. Al terminar le tiendo los binoculares a Xose sin decir nada. Eran de su compañera, me parece mejor que los tenga él.

- Tratemos de llegar al primer edificio abandonado sin llamar la atención. Pero debe ser deprisa, esa distracción no durará por siempre.

Miro por los prismáticos que me ha dejado Gaspar. Parece centrado, aunque por supuesto, muy tocado. La verdad, lo había asumido mejor que yo la primer vez. Observé lo que ocurría, y asentí: -​​​​​​-Acercarnos en  silencio, a ver si el ruido nos cubre. Solo necesitamos que alguno de los vehículos arranque. Incluso, que estropeemos algunos para que no nos sigan. -Miro a los dos muchachos. Es hora de salir de allí.

Al observar lo que ocurre con los prismáticos descubrís que un grupo de podridos está llegando por la playa y la carretera, desde las granxas. Han debido caminar toda la noche o haberse extraviado. Los guardias les contienen como pueden, pero el ruido de las armas de fuego no hace más que atraer a más.

Los guardias claramente están desbordados y para nada están controlando la situación. Poco a poco los podridos les rodean, y se acercan demasiado. Con este caos no os costará demasiado pasar desapercibidos entre los edificios más lejanos.

Desde aquí no podéis ver la puerta, pero asumís que debe ser bastante sólida, ya que el muro lo es. Respecto a los vehículos hay muchos, aunque la mayoría parece que llevan ahí décadas, tomados por la vegetación y claramente inservibles, al menos los más cercanos.

Este es el aspecto del aparcamiento más cercano a vosotros (P1). Nada sirve, es un desguace o un vertedero. Tendréis que buscar más, esos narcos deben moverse sobre algo, quizá más allá (en P2 o P3) haya algo, pero puede ser peligroso. También podéis mirar en la playa por si hubiese alguna embarcación, pero debéis daros prisa...

- Voy a bordear aquél edificio para acercarme a la puerta, al final de la carretera. -os miro- Vosotros encontrad un vehículo. Yo intentaré abrirla...

La oportunidad no puede ser mejor, los guardias están muy ocupados. Lo único que me preocupa es que en algún momento van a querer escapar y van a huir hacia los vehículos, debemos llegar primero. - Creo que intentar llegar a la costa es demasiado peligroso. Si tienen algún vehículo están allí - Señalo hacia adelante (P2) - o allí. - un poco más cerca (P3). - Busquemos allí.

- Voy a bordear aquél edificio para acercarme a la puerta, al final de la carretera. -os miro- Vosotros encontrad un vehículo. Yo intentaré abrirla...

- Espera. - Tomo a Leo del brazo - No nos separemos, por favor, tuvimos suficiente de eso. Veremos cómo abrirla cuando tengamos el rodado. - Me dirijo, tratando de no llamar la atención, al primer lugar donde podríamos encontrar alguna manera de salir rápido de aquí.

Ahí estaba de acuerdo con Gaspar... Separarse con podridos cerca... -Es cierto, podías tener algún mal encuentro con algún zombi despistado, y perderías tiempo. Es posible que la distracción sea suficiente. De todos modos, Gaspar, yo pienso que estarán los vehículos en el más cercano al edificio de los guardias(P1), acerquémonos por ese edificio por detrás, y desde ahí, Leo, mira con los prismáticos el tipo de puerta y el tiempo necesario... 

Me dispongo a ir sigilosamente tras Gaspar, cubriéndolos a ambos. De vehículos nada podía hacer, pero de protegerles... No perdería a nadie más hoy. 

- Revisé ese lugar (P1) con los prismáticos. Creeme, no hay nada que nos sirva.

Leo asiente a las palabras de Gaspar. Os acercáis a los otros aparcamientos, más cerca de los zombis y de los narcos. Lo hacéis sigilosamente, ocultándoos con los coches desguazados y la vegetación. Todo va bien hasta que Gaspar hace un ruido con una chapa que se comba bajo sus pies.

- ¡CLONG!

Entonces los narcos miran hacia vuestra posición y os ven, y también algunos podridos empiezan a caminar hacia vosotros. Uno de los narcos es devorado ante vuestros ojos, se ha distraído al veros y ha cometido un error. Los otros dos se alejan. Siguen disparando a los zombis, sin poder contenerlos.

Unos cuantos zombis caminan despacio hacia vosotros, estáis preparados para recibirles con vuestras armas. Gaspar analiza los vehículos que hay más cerca, sopesando pros y contras. Algunos pueden servir, podríais llegar a ellos rápidamente antes de que los zombis os rodeen.

A lo lejos, en la playa, quizás encontréis otras opciones, pero deberíais luchar para llegar hasta allí.

Si, Xose sabe que es un gran conductor (digo, yo lo sé, pero el personaje también) de cuando les contaron su aventura. Además, creo que por mar podríamos tener que pisar tierra antes o despues, y seguir sin vehículo en algún momento...

Ahora digo esas cosas en rol

Maldición. Nos habían descubierto, unos y otros, pero parecía que los narcos estaban demasiado ocupados... Y eso nos daba la oportunidad. 

-¡Gaspar! ¿Te gusta alguno de esos? Te cubrimos, ¿no Leo? - Dije sacando la pistola y señalando a los vehículos que estaban alli -​​​​​​-La costa está lejos, y hay muchos podridos, no sé si merece la pena intentar llegar... Te confiaremos nuestra vida, Gaspar- Dijo Xose, que prefería concentrarse en los podridos que venían hacia ellos. 

 Ahora no importaba la discreción, pero pensaba reservar las balas para otro momento, si podía. En la otra, tenía el machete dispuesto, para golpear y dejar espacio a Gaspar para que tomase la nueva Pulga... Desde ahí no sabía si se podía ver la puerta y como abrirla...