Partida Rol por web

Subis la cuesta despacito, sin prisa, tardando lo indecible debido al esfuerzo y las precauciones. Los ruidos del bosque os rodean a pesar de seguir el camino:  ululares y cosas que se arrastran entre el follaje. Como única guía veis otras luces amarillentas en el monte, que conjuntado al encapotado y oscuro paisaje dan un aspecto de lugar fantasmal, de selva estigia donde las animas perdidas erran emitiendo una luz que se consume.

¿Hacía donde dirigirse?

A pesar de haber intentado apegarme a lo mundano siguiendo las indicaciones del chico al que Osorio preguntó antes de salir del pueblo, poco a poco, el camino se sume en una monotonía confusa y una oscuridad cada vez más inquietante, pero, ¿cómo saber si estamos dirigiéndonos hacia donde debemos? ¿Cómo saber si hay peligro o no en nuestro camino? ¿Por qué torcer o no torcer?

Me adelanto un par de pasos, acercándome a los demás por lo que pudiese pasar como consecuencia de mis indagaciones. Sin embargo, no dejo de caminar y me concentro en la aguja de mi brújula, superponiendo a ella el rectángulo de alambre, buscando el camino correcto y seguro.

Al finalizar su plegaria Alonso mira en derredor suyo, volviéndose exasperada la expresión de su cara.

- Malditos bastardos. Su magia oscura ha doblegado a los espíritus de esta zona. – desenfunda su espada – Veremos que tal lo hacen con el hierro…

Se para observando los alrededores cuando Kamal saca su brújula para buscar a esos malditos. Espera a que esté de las indicaciones de por donde continuar…

Estas seguro que esas luces que ves proceden de un antorcha o una lampara como la vuestra, no tienen nada de sobrenatural. ¿Pueden ser los otros grupos que buscan a los payeses secuestrados que dijo Regina?

La brujula se vuelve loca en manos de Kamal, a veces apunta al norte, luego al este, luego al sureste. No para quieta la aguja y pensais si es la magia de Kamal la que se a vuelto loca o es el mismo Destino el que ha enloquecido.

Tsk... -chasqueo la lengua ante la poca precisión de mis Artes y guardo la brújula, molesto-. No encuentro nada. La negrura de sus conjuros no me permite discernir qué es bueno y qué no lo es. Me temo que debemos continuar vagando sin saber exactamente cuándo llegaremos y a dónde.

Me quedo en el sitio, mirando hacia el suelo frustrado durante un par de segundos.

Perros... -murmuro, temeroso de que sus artificios nos hagan llegar demasiado tarde. Maldiciendo internamente, continúo la caminata, en silencio, frustrado.

Maldigo internamente nuestra suerte cuando Kamal nos informa del poco éxito de sus poderes de orientación, los cuáles normalmente habían resultado extraordinarios.
Le miro con aprensión y después respiro hondamente volviendo la vista a las lejanas luces que se pueden distinguir por el monte, sin soltar el brazo de Luis en ningún momento a pesar de que ya debe tenerlo algo entumecido.

-No nos queda más remedio que ir hacia allí, es lo único que tenemos- admito empezando a caminar en esa dirección observando el suelo que pisamos sin distinguir gran cosa en él.
Si una de esas criaturas se nos viene encima... será difícil derrotarla.

Con Patrícia agarrada de su brazo (que tirita levemente, incluso llevando la capa de Alonso), Osorio mira a Kamal interrogativamente.

-Así que han cubierto bien sus huellas. He sido un zoquete. Tenía que haberle pedido al chaval algún objeto de sus familiares. Quizá eso os ayudara a encontrar, ya que no a los brujos, al menos sí a sus captores. Nada se puede hacer ahora, sin embargo, más que caminar en dirección a las luces...

Alonso observa las luces con los ojos entornados, espada en mano. Parece evaluar algo, cuando escucha a Osorio...

- Por el amor de la Virgen de las Angustias, de la Pilarica y la negrita de la Cabeza, por ventura no sois el único zoquete presente. - guarda su espada, sacando el libro negro de Txetxu - Sabemos a donde se dirigen. No conocemos el camino, mas ellos no son los únicos que nos lo puedan mostrar. - tiende el libro de Kamal - Usad este libro en lugar de ese cuadrado, Kamal. Puede que en error me halle, mas son nuestras creencias las que forjan el camino a los dones de los dioses. De la misma forma la creencia de Txetxu puede forjar el camino al don que anhela, y esa creencia haber impregnado este libro donde reflejaba sus pensamientos. ¿Por qué no intentáis de utilizarlo como foco para localizar ese lugar, Llers? Vayamos directos allí, ¿no?

Quizás tengáis razón... -me acerco a de Luna y tomo el libro, hojeándolo-. Lo intentaré. Dejadme primero intentar buscar el lugar y ver con qué podemos encontrarnos allí. De todas formas, no me extrañaría que hubieran escondido el lugar a través de la Conexión. Me sentaré... -me acerco a un árbol (o piedra) cercano y me siento. Abro el libro y paso las hojas. Con mi espada a mi lado, me concentro en sentir lo que pueda quedar de la energía maldita de Txetxu sobre el libro, y seguir el rastro que ha dejado a través de los caminos que parten del Monte Qaf, buscando el lugar al que debemos ir.

-... y si fuera...- dice casi sin pensar Kamal.

Pone la brujula encima del libro, ahora cerrado, y se concentra. Recuerda las palabras de su maestro, la gran verdad oculta en las enseñanzas de los Sutiles. La distancia es una ilusión, todos los lugares son Uno.

La brujula deja de titubear señalando el norte magnetico y señala hacía otro sitio.

-¡Allah Akbar!-

Señala al legitimo dueño del libro.

La brujula de Kamal señala el camino a seguir, os separais de la antigua carretera subiendo la cuesta e internandoos cada vez más en el bosque. Perdeis toda noción de donde os encontrais cuando perdeis toda referencia aparte de la brujula, desde donde estais dejais de ver el azul oscuro del mar bajo el cielo nocturno, el pueblo empequeñecido con sus lucecitas y el camino. Os alejais también de las luces tililantes que parecen ocupadas en su quehaceres en lo alto del monte.

El agotamiento y la tensión hacen presa de vosotros. Ha sido un día muy largo y seguis caminando solo por obra de vuestra voluntad. ¿Cuanto más podreis seguir erguidos?

Me detengo para observar como Alonso tiende el extraño y oscuro libro a Kamal. Después de haberlo leído no me apetece en absoluto acercarme a él de nuevo y mucho menos llevarlo encima... a pesar de que ahora pueda habernos sido útil.
Finalmente parece que Kamal obtiene resultados satisfactorios, aunque no entiendo la mitad de lo que dice pero en estos momentos tampoco tengo fuerzas ni ánimo para insistir en ello así que me limito a andar de nuevo siguiendo sus indicaciones entre la oscuridad del bosque.

No sé cuánto tiempo llevamos caminando, desde luego a mí se me está haciendo terriblemente largo y finalmente rompo el incómodo silencio.
-¿Creéis que falta mucho más...?- pregunto a ninguno en particular entre algún que otro resoplido. Me duelen horrores los pies pero si ellos no se quejan yo tampoco.

Aún falta al menos cruzar la próxima loma... sin embargo... creo que lo mejor será que descansemos. Si no lo hacemos, cuando lleguemos allí no tendrán más que soplar sobre nosotros y caeremos como plumas de oca -me paro y los miro, en especial a Patrícia, que parece exhausta, comprensiblemente-. Si queréis dormir, puedo mantenerme alerta mientras oro para protegeros en caso de que llegara algún peligro.

Alonso asiente a las palabras de Kamal.

- Sea pues. Turnarse para velar es lo mejor, en mi opinión. Un turno vos, otro Patricia y Osorio, pues son menos duchos en el combate, y otro yo. Si nadie tiene nada que objetar...