Partida Rol por web

Alonso parece no calmarse ni relajarse con las palabras de Luis, al cual mira y espeta.

- Bellacos, ladronzuelos de tres al cuarto, ratas es lo que son, y si oro les ofreces o su vida ven temer hasta la Virgen María su madre es, te jurarán.

Echa el brazo un poco para atrás, dejando el resquicio suficiente para que hasta el más tonto, sea capaz de ver la escapatoria.

- Apuraos antes de que cambie de parecer y vuestro justo acero como merecida recompensa os llevéis.

Tras marcharse se lanza rápido al saco con Luis, evaluando de un vistazo rápido el valor material de lo que encuentran, sacando aquello que sea excesivamente pesado como los candelabros o escupideras, guardando un puñado de joyas en su bolsita (aquellas que calcule de más valor hasta sumar aproximadamente veinticinco monedas).

- Trato justo hice y no voy a dejar pasar la oportunidad de cobrarlo a su traicionero deudor. El resto lo repartiremos como iguales cuando nos reunamos con Kamal y Patricia.

Después sigue a Luis, llevando la bolsa con los bienes. Rebusca entre libros junto al judío, hasta que este le señala unos nombres interesantes, pues él poco conoce aquella zona.

Frunciendo el ceño, y con cara de gran concentración, empieza a decir algunas de las palabras en voz alta, tratando de darle algún sentido en el Catalán, mascullando entre dientes en alguna pausa en castellano.

- Maldita lengua de sacerdotes…

Me detengo apenas un instante, suspirando con cierto alivio al ver al santa iglesia apagada, santiguándome de forma rápida antes de mirar alrededor entrecerrando un poco los ojos, pero no aprecio la presencia de Alonso ni de Luis en als cercanías así que levanto la vista al oscuro cielo.

-Seguramente nos esperan en la Tasca de Regina- aventuré a decir mirando de nuevo a Kamal, el cuál no había cesado en su empeño de mantenerse prudentemente un par de pasos por delante de mí para esquivar cualquiera de mis miradas.
Resulta casi irónico que un guerrero valeroso cómo él se vea tan afectado por un simple gesto de una mujer cristiana.

Tras esto me dispongo a seguir caminando en la dirección indicada, lo cierto es que me siento mortalmente cansada después de la persecucción y todo lo ocurrido pero aún así no emito queja alguna.

Seguramente -contestó, bastante estoicamente el guerrero, y continuó la marcha en dirección a la tasca.

Llegáis a la tasca, a la que encontráis inusualmente llena de gente. No solo hay marineros de la tripulación del Santa Mónica, que aun tienen miedo de zarpar, también hay muchos aldeanos que parecen discutir algo en torno a una mesa central. Veis al Batlle con el peso de la preocupación sobre los hombros, con la mirada perdida y intentando pensar en algo con la cabeza entre sus manos. Más tranquilo pero igualmente preocupado el buen cestero que visteis anoche intenta reconducir una agria discusión. El nuevo párroco está pero no parece mucha ayuda por su juventud e ingenuidad. Regina está también por la sala sirviendo platos y intentando ofrecer l calidez de su trato para bajar la tensión.

El debate de los aldeanos gira entorno a que hacer, parecen muy sorprendidos de la actuación de Txetxu y temen su venganza, que ha tomado tintes demoniacos. Más preocupante es la desaparición de las familias de las masías de Can Ruti y Can Canyadó, de la que parecen haberse enterado por un muchacho que consiguió escapar de sus captores. Parece que un grupo de monjes negros han entrado armas en mano en esas tierras y han capturado a cuanto hombre, mujer y niño hubiera para llevárselos presos a un lugar desconocido.

Veis por las ventanas que el cielo se pone rojizo y la luz se muere lentamente, está anocheciendo.

En cuánto entramos en la ciudad, suelto la mano de Kamal a sabiendas de lo que ése gesto podría producir en otros, siguiéndole de cerca hasta llegar a la tasca, donde todos los afectados, o al menos gran parte de ellos, parecen haberse reunido para hablar de lo sucedido y quizá incluso organizarse.

La mención a la desaparición de dos familias al completo me llama poderosamente la atención, aunque no consigo encajar las piezas del puzzle. Quizá fueran aliados de Txetxu pero, ¿incluso los niños?. ¿Tal vez algún tipo de rebuscado y malvado sacrificio? Me remuevo con un pequeño escalofrío ante ésa idea y me abro paso hasta la atareada Regina, procurando dejarlo espacio para moverse.

-Disculpad... ¿habéis visto a Osorio o Alonso por la tasca...?- le pregunto de forma directa mientras elevo la mirada a las escaleras preguntándome si estarán en el piso superior hablando con mayor intimidad.

-Ay hija, no los he visto... ¡Espero que no les halla pasado nada! Tal como están las cosas es muy peligroso ir solos por el pueblo.- Dice con grandes aspavientos.

¿Que habrá pasado con ellos? -pregunto a Patricia, mirando distraído el ambiente de la tasca, preocupado al ver que todos parecen muy excitados y asustados por lo pasado con aquel adorador de diablos-. Quizás debería ir a buscarlos por el pueblo, a lo mejor necesitan ayuda. Con todo este revuelo, quizás les pase algo y ni nos enteremos. Pareces cansada, ¿te quedas aquí descansando o quizás ayudando a Regina? Espero no tardar. Quédate tranquila: si te necesito, te llamaré, ¿de acuerdo?

La miro a los ojos, ahora sin tanta dificultad, quizás por el lugar cada vez más familiar que es la tasca de Regina y me mantengo cerca de ella, intentando funcionar, por una vez, como un ente protector para ella, y esperando que no se aventure conmigo en la búsqueda de nuestros amigos para probarme que aún puedo ser útil por mí mismo.

Luis agarra el pesado libro y un par de cartas de Maçueles a Mataplana.

-Es lástima que no sepa latín. Esperemos encontrar a alguien que sí lo haga. Quizá Patrícia pueda. Aunque parece que deberemos encaminar nuestros pasos a Llers, es hora de que volvamos a la taberna a reunirnos con nuestros compañeros. ¿Os place?

Alonso lleva el saco, con las cosas de valor que no pesen excesivamente, más las joyas en su faltriquera por valor de 25 monedas.

Alonso se gira extrañado y asombrado a Osorio.

- ¿Cómo estáis tan seguro de que Kamal y Patricia estén allí? Voto a tal, que tenéis la sangre fría, Osorio. Fueron tras Maçueles, ¿qué Dios sabe si se hallan en apuros? Sois mago de vida, os he visto curar a ese perro, ¿no tenéis algún truco para ayudar a encontrarlos?

Osorio mira a Alonso reflexivo.

-Tenéis razón. Di por sentado que ya que nosotros no tuvimos éxito encontrando a Maçueles, Patrícia y Kamal tampoco. En tal caso yo habría regresado a la Tasca, y es lo que espero que hayan hecho ellos. Podemos dirigirnos hacia allá y si no los encontramos intentaré buscarles por... otros medios. -Toma el libro y las cartas y los aferra fuertemente- Pero ahora no perdamos más tiempo.

 

Frunzo el ceño ante las palabras de Regina, está claro que lo que acaba de comunicarnos no me hace la menor gracia y para acabar de rematarlo Kamal insinúa que debería quedarme ahí... supongo que para protegerme, al menos eso quiero pensar después de lo que me dijo.

-¿Acaso no recuerdas lo que ha pasado las veces que me he quedado sola? Ni hablar, otra vez no...- niego con la cabeza decidida pero preocupada ante su posible insistencia. La verdad es que lo normal es que no tuviera derecho a escoger pero después de aquel incendio... sacudo la cabeza y me cruzo de brazos en actitud algo terca.

Vas pillando palabras sueltas, tú nivel de latín dista de ser académico y por eso te cuesta, pero vas pillando cosas por el contexto. También lo dificulta el hecho que parece que hay algunas páginas quemadas, desaparecidas inexplicablemente.

Por algunas invocaciones y nombres que vas viendo entre las páginas, parece que tienes entre manos un tratado de demonología o un libro de magia negra.

Alonso (portando un libro negro en su mano) y Luis entran por la puerta de la tasca y ven una escena que no esperaban. La Sala mayor parece casi totalmente ocupada por varios aldeanos que parecen discutir de que hacer, la tensión  y el nerviosismo se palpan en el aire. Pueden reconocer al cestero, al nuevo párroco (que no parece que sea de mucha ayuda), al viejo medio ciego y hundido Batlle y a Regina que intenta servir aunque sea un vaso de agua para aclarar el gaznate. El resto los conocéis solo de vista.

También están Kamal y Patricia, tan confundidos como el resto de parroquianos.

La alegría de Osorio al reencontrar sanos y salvos a sus compañeros contrasta con la circunspección de los asistentes a la reunión. Al ver a todas las autoridades reunidas, incluyendo al nuevo párroco, susurra a Alonso:

-Esconded ese libro en cuanto tengáis oportunidad: no queremos que nos acusen de brujos.

Luego camina con franca sonrisa hacia Kamal y le pone una mano en el hombro afectuosamente, mientras gira la cabeza para sonreir a Patrícia.

-Veo que estáis bien. Estábamos muy preocupados por lo que pasó en la Iglesia. ¿Qué está sucediendo aquí ahora?

Alonso se encoje ante las palabras de Luis.

- Como vos gustéis. Son vuestros amigos, y yo por mi parte ya he saldado la deuda que más me interesaba – dando unas palmaditas a su faltriquera – Vayamos pues. Quizás en otra ocasión termine de saldar la deuda de Maçueles y mandarlo con aquel al que adora.

Alonso camina tras Luis, ojeando el libro con expresión concentrada, comentando cerca del final del proyecto, en voz baja.

- Tratado de demonios y magia oscura parece ser… No puedo si no interpretar algunas palabras sueltas…

Alonso asiente a las palabras susurradas por Luis, guardando de inmediato el libro en una bolsa que lleva en la otra mano, haciendo gala de su habitual habilidad con las manos y objetos para hacerlos aparecer y desaparecer sin magia.

No puede evitar una mirada calculadora a cuantas personas hay allí presentes y cuan fácil sería empezar a aprovechar su habilidad con las bolsas ajenas, pero entiende lo inadecuado de la situación para ello, por lo que se limita a seguir en silencio a Luis dejando que este hable.

Le devuelvo una amplia y sincera sonrisa a Luis antes de abrazarme a su cuello apenas un instante, volviendo a apartarme enseguida para sacudirme el vestido con cierto disimulo y acabar entrelazando las manos a la altura del regazo.

-Acabamos de llegar, intentamos seguir a esos rufianes pero no conseguimos alcanzarles, nos atacó una criatura extraña...- arrugo la frente al hacer mención a eso, mirando de reojo a Kamal antes de volver a centrarme en Osorio.

-Están decidiendo qué medidas tomar respecto a Txetxu, están todos muy confundidos y es normal- miro entonces de reojo el oscuro volumen bajo el brazo de Alonso, pero decido no hacer referencia a ello por el momento pues parece ser de un origen tan blasfemo como el del propio navarro pelirrojo.