Partida Rol por web

Kamal me pide que me mantenga cerca de él y en realidad lo estaba haciendo aunque procuraba mantener una distancia prudencial que le permita moverse con libertad en caso de ser necesario.
Me aproximo apenas un par de pasos más mientras le oigo mencionar de pasada el pequeño "incidente" que obligó a su honor a poner su espada bajo mi servicio para protegerme. Probablemente de no haber sido así ni siquiera hubiéramos intercambiado una palabra, la primera vez que les pedí que confiarán en mí no me dieron la oportunidad.

-Mi querido Kamal, ¿sabes cuál creo que es tu error? Pretender usar los mismos métodos para dañar a brujos malditos y demonios que a personas. Es probable que consiguieran doblegar tu acero o incluso hacerlo arder- musito con una sinceridad confiada de la cuál me arrepiento casi al instante -Sólo es una... suposición- añado después intentando redimirme en cierto modo para acabar enmudeciendo.
No creo que sea el mejor momento para una charla y debo admitir que pocas hemos tenido debido a su reticencia a confiarme lo que piensa.

Algo se mueve, jurarias que algo te ha mirado durante un instante con brillantes ojos rojos y se ha marchado, escondiendose entre unos matojos.

Quizá una bestia salvaje, pero no estarías segura del todo.

-¿¿Habéis visto eso...??- pregunto alarmada mirando a uno de los laterales, algo más alto de lo que me habría gustado sin poder evitarlo, retrocediendo hasta toparme con Kamal y dar otro traspiés para volver a apartarme de él.
Mi respiración se acelera un poco presa de la preocupación y el inicio del miedo mientras sigo observando el lugar del que surgió esa maligna mirada.
Si fuera realmente un animal... ¿se hubiera atrevido a acercarse tanto? No tengo la menor idea, no he tratado nunca con animales salvajes pero en tal caso serían otra amenaza más a sumar ante la de los brujos malditos que perseguimos.

Carraspeo por lo bajo, recobrando el control de mis emociones aunque cada vez resulta más difícil.
-Podríais intentar detectar la magia malévola, como otras veces...- propongo a mi compañero arrugando un poco el ceño al intentarlo yo misma, pues no estoy segura de como hacerlo.

Lo sé, Patrícia, pero confiar demasiado en la Magia puede ser muy peligroso, y cada día más -le digo, mientras vamos caminando, atento a cualquier cosa. De pronto, no puedo evitar sobresaltarme al ver la reacción de la joven a algo que no he sido capaz de detectar o quizás a un animalillo que la ha asustado-. ¿Qué ha sido? No he visto nada...

Al escuchar su petición, me quedo quieto en el sitio y miro alrededor.

Dejad que me concentre... -le pido, en un susurro, mientras cierro los ojos y me concentro en sentir algo más allá de los vientos que rozan mi cara o el sonido de las hojas moviéndose, en busca de la magia maligna de los que perseguimos y parecen haberse escondido.

El cómico sólo acentúa aún más su sonrisa ante la ironía del andaluz, y se arrodilla junto a las huellas para intentar seguir sus trazas.

-Supongo que que compartáis conmigo vuestro odio irracional hacia cinco millones de almas es suficiente confianza, sí. Es curioso, siempre pensé que vuestra inquina la causaba una cuestión de faldas: me equivoqué de medio a medio, supongo. En fin, veamos si podemos seguir el rastro de estos brujos, o, en último caso, reencontrarnos con Patricia y con Kamal. No es que me incomode estar con vos, claro, pero creo que el abuelo de mi abuelo estuvo una vez en Milán, y lo que menos desearía es que mi remota italianidad latente os causara un ataque de apoplejía. A propósito, ¿por casualidad no le echaríais aunque fuera un mínimo vistazo a ese objeto que os mandaron transportar y por el que casi os matan?

La busqueda de huellas es infructuosa, gran parte del pueblo tiene caminos de gravillay polvo, para facilitar el paso de carros y personas, y por la zona deben haber pasado cientos de personas al cabo del día. Cosa que hace el encontrar una pista de por donde hubieran ido en algo casi imposible. Y más para personas no entrenadas en el rastreo.

No encontrais nada fuera de lo común, el lugar parece más que siniestro, pero a pesar de que parece un escenario sacado de un cuento de viejas para asustar a los niños vuestro sexto sentido no alerta de nada extraño o fuera de lo común.

Pero sin embargo los miedos e inseguridades siguen ahí.

Patricia escucha otra vez astutos pasos, cuando se da cuenta ve avanazar a una especie de humanoide contrahecho, que avanza a veces erguido a veces a cuatro patas. Parece sucio y vestido con escasos harapos que le cuelgan de algunas partes de su cuerpo, aunque no parece que la interperie le afecte por una capa de pelaje gris que parece cubrir casi todo su cuerpo.

Pero lo más terrible de ese ser es su inquietante parecido con un ser humano.

Se lanza como activado por un resorte hacía Kamal.

Kamal se concentra... y de hecho yo también lo hago, sin excesivo éxito e de admitir.
Sin embargo hay algo más apremiante que eso irrumpiendo en el bosque repentinamente. Los mismos ojos que nos observaban hace un segundo, probablemente analizando cada uno de nuestros movimientos, se dirigen ahora directos hacia nosotros dejando bien claro que no se trata de ningún animal. Al menos ninguno... "natural".

Nunca había visto algo ni remotamente parecido, así que no puedo evitar ahogar un grito retrocediendo un paso mientras el pulso se me dispara presa del terror y abro los ojos cómo platos.
-¡Dios Santo...!- alcanzo a exclamar espantada ante lo que presencio a pesar de su pequeño tamaño. ¿Un demonio?, ¿o una abominación creada por el propio Txetxu? Sea como fuere es probable que consiga dejarnos atrás pues realmente nos vamos a rezagar y no puedo pasar esto por alto.

El bicho salta sobre el desprevenido Kamal y lo rodea con sus brazos, a pesar de su pequeña estatura parece mucho más duro y fuerte de lo que parece, y Kamal siente como que no puede mover sus brazos.

Mis ojos siguen abiertos de par en par y mi cuerpo rígido como el de una estatua, apenas capaz de moverme, lo cuál resulta fatal dado que Kamal no puede reaccionar a tiempo y ese ser le salta encima, agarrándose a él como si de una garrapata se tratara.

-Que Dios nos ampare en los momentos de duda y miedo...- musito entrelazando los dedos de mis manos temblorosas, obligándome a controlarme y fruncir el ceño para concentrarme mejor y que las fuerzas de la naturaleza nos ayuden nuevamente impulsadas por la voluntad celestial.

El extraño humanoide y Kamal caen al suelo, rodando por el suelo pedregoso del bosque. Un arbusto cede ante su peso convirtiendose en un manojo de ramas partidas y hojas caidas.

De pronto y sin previo aviso, siento cómo algo se sube encima de mí y me agarra con una fuerza inusitada Al ver sus brazos peludos y extraños, grito sobresaltado y trato enseguida de soltarme, aunque parece alzarse sin esperarlo un viento que nos tira al suelo, al monstruo y a mí. Haciendo acopio de mis fuerzas, trato de liberarme a pesar de lo fuerte que es ese ser.

Miro espantada como ambos ruedan por el suelo. En realidad no parece que se hayan hehco demasiado daño, después de todo es lo que quería... pero mi intención real era que con la caída el pequeño monstruo infernal cediera y soltase a Kamal de una maldita vez. Al parecer tiene más fuerza de la que aparenta, la situación no deja de empeorar y menos mal que sólo es uno.

Al pensar esto último no puedo evitar mirar un momento alrededor antes de centrar nuevamente mi atención en ambos contrincantes, dándome cuenta de que no puedo hacer nada sin dañar también a Kamal, así que aguardo a que consiga sacarse a al criatura de encima. Estoy segura de que puede hacerlo, eso y mucho más. Además sería positivo que se demostrara a sí mismo que el hehco de que yo consiguiera salvarle una vez fue más casualidad que otra cosa.
Retrocedo un paso, vuelvo a unir las manos y murmuro plegarias rápidas en latín, sin quitarles los ojos de encima, preparándome para actuar en cuánto se separen.

Alonso arroja un puñado de tierra al suelo con evidente frustración.

- Maldita sea. – mira a Osorio – En estos tiempos la razón está empezando a estar demasiado sobrevalorada, y dudo profundamente que haya tantas almas en Italia. Siendo generosos aventuraría que haya 100 almas repartidas entre esos cinco millones de italianos. En cuanto a las faldas… he de reconocer que mi primera intención era para con Patricia, pero ya me han dejado claro ella y Kamal lo que sienten el uno por el otro, y me costaría demasiado esfuerzo pudiendo tener a cualquier otra. Por mi, que sean muy felices juntos.

Trata de pensar con los ojos cerrados y una mano sobre sus ojos, apretándolos, mientras sigue hablando a Luis.

- El patrón me pidió no curiosear la carga transportada y cumplo con mis acuerdos, así que no, no vi de que se trataba el objeto. Y por favor, si queréis confianza, no os burléis de mis palabras o mis actos y mostrad vos un poco más. ¿Por ejemplo, de qué versaba el sueño de Kamal? Además, no me dedico a matar italianos sin un motivo… aunque normalmente hay que esperar poco para que me lo den, así son ellos.

Comienza a rezar en voz baja.

- San Judas Tadeo, patrón de lo imposibles, en esta hora de necesidad te rogamos, óyenos, muéstranos el camino que han seguido a quienes perseguimos para evitar un mal mayor.

La sonrisa imperturbable del cómico se petrifica súbitamente.

-Esá bien, está bien. Os pido perdón, no debí de burlarme de vos: todos tenemos manías. En cuanto a lo que me pedís, lo lamento; puedo daros muestras de mi confianza contándoos cosas sobre mí (cosas que incluso me costarían la vida si algún día decidierais denunciarme al Santo Oficio), pero no puedo contaros cosas sobre Kamal sin que él me haya dado su permiso: tendréis que preguntarle a él. En cualquier caso, perded cuidado. Creo que lo que le sucede no guarda relación con Maçueles y estos brujos. Y ojalá no me equivoqué.

Luego junta sus manos en un gesto resolutivio y cambiando de tono, añade:

-¿Y bien? ¿Podéis ver por dónde han huído?

Antés de que Kamal se pueda soltar, el pequeño monstruo apreta y empuja fuertemente a este contra el irregular suelo de raices y rocas intentando someter a Kamal. La cabeza de Kamal da contra un tronco en un forcejeo, parece que le quedará un buen chichón.

Alonso siente un rastro de negatividad, algo más que se huele a negatividad que físico. Si pudiera tener los conocimientos adecuados y pudieras vislumbrar el Mundo Invisible o poder ver en las almas de los hombres, Alonso podría tener un rastro más claro, podría paladear la rabia oculta de Txetxu y seguirlo a cualquier parte.

Observo el forcejeo de ambos sobrecogida y preocupada, apretando más mis dedos, volviéndolos más blancos de lo que ya son de por sí pero aún así sin soltarlos, manteniendo las manos anudadas hasta que tras un golpe algo feo Kamal consigue librarse de esa bestia extraña.
Es evidente que estaba esperando el momento oportuno, y parece que esto es justo lo que necesitaba, que ambos contrincantes se separen para poder pedir la bendición del Señor con la que tan gentilmente me ha ayudado otras tantas veces. Su propio rayo celestial y justiciero quebrará la noche y a las criaturas oscuras que la pueblan.