Partida Rol por web

Zaddion impaciente por no saber lo que ven sus compañeros les pide que describan lo que hay debajo. Albrek hace un larga inspiración y responde: La caverna tiene forma de pozo y es difícil calcular la distancia sin ninguna referencia. Creo que puede haber una caída de unos 400-500 metros.

Miro hacia abajo la caida del precipicio. Como no tiremos una grandad y liquidemos si hay algo abajo... pero poca cosa se puede hacer más

 Yo por mi volvemos, haciendo fuegos artificiales ahí abajo. Comento despreocupadamente, cuando me alejo unos metros del agujero para evitar males mayores..

Sin esperar a que intervengan el resto de los miembros de tan curioso pelotón, Albrek se gira y se acerca de nuevo al agujero, exminandolo con mas atención.

- Debemos terminar de investigar y limpiar las minas, por alli parece que desciende un estrcho sendero. - Dice señalando con el dedo. -Bajemos ahí y acabemos con esto de una vez.-

Teniendo en cuenta que no veo nada, salvo el poco espacio ante mi con mi lámpara, me pego a la pared y desciendo despacio, con cuidado por si la pared rezumase agua , como era habitual en las grandes y profundas minas.

Al oir las palabas de Albrek, me colco el arnes en su posición yel rezon preparado en caso de que tenga que recurrir a él. Yo espero no caerme tampco... Yo creo que debería bajar el último, por eso de cerrar el grupo

Estaba pensativo, silencioso desde hacía un tiempo, quizá incluso más de lo habitual en mi. Al final, la determinación del arbite que llevaba dentro habló en mi lugar.

- Si hay quien me guíe en la oscuridad, bajaré hasta el más profundo abismo si es en nombre del Emperador. Y si no hay nadie que lo haga, dejadme uno de esos aparatos y seré yo quien de el primer paso.

Este lugar, toda la mina en realidad, era el mejor campo de batalla con el que había soñado en mis años anteriores. Si no había desistido ante las criaturas caóticas con las que nos habíamos enfrentado, no arrojaría la toalla por algo como esto.

Bueno chicos, avancemos entonces. Hay que asegurarse de que no hay ningún hijo del caos suelto por ahí abajo...

Os atáis unos a otros dejando algo de espacio para que los demás puedan reaccionar si alguno resbala. Al principio el camino desciende suavemente y el espacio para los pies es suficiente. Lleváis ya alguna vuelta cuando el camino se vuelve resbaladizo por una filtración que encharca el camino durante diez o doce metros.

Prácticamente a ciegas. Así es como descendía por el negro abismo en el que voluntariamente nos internábamos. Las botas firmes en el suelo y las manos en contacto siempre con la pared por si acaso. Que el Emperador nos asista rezaba mi silenciosa plegaria, acompañando cada uno de mis pasos. Y entonces pisé y ya no notaba el suelo tan firme como hacía unos metros desde que tomáramos ese camino. Agua, musgo, sangre aún fresca... qué demonios sabía, el caso es que algo resbaladizo dificultaba el andar amenazando con una caída seguramente agónica mientras íbamos siendo engullidos por aquellas oscuras fauces sin final a la vista. Me mantuve firme y no abandoné mi rezo, pues quién sabe si no había sido eso precisamente lo que me permitía mantener aún el equilibrio.

Albrek avanzaba abriendo camino pegado a la pared y examinando cada paso con suma cautela y cada poco tiempo se detiene para comprobar que el resto de compañeros le siguen sin mayores percances. Una mano apoyada en la pared y en la otra su arma laser preparada por lo que pudiera ocurrir.

- tened cuidado, este maldito camino parece no acabar nunca- Susurra

Cerrando el grupo ya no avanzo con la escopeta, sino con el rezón por arma, ante cualquier imprervisto que pueda surgir. Este camino no me gusta nada, por el Emperado hay que bajar,  después de la reflexión del arbitre, pero luego subir va a ser más divertido, ojala el emperado nos guie. Llego a un momentó en el que uno de mis pies hace un amago de patinar, Atellus, no pienses en otras cosas concentrate en el camino.