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Aguaprofunda: Ciudad de Esplendor y Pecado

[Partida] 3.0: Nunca pactes con un dragon

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18/11/2014, 19:18
Director

Segundo día de la primera decana de Tarsaskh del Año de la Vara (1366 CV)

Un embajador. Khelben os había confiado la tarea de escoltar y guiar a un embajador, bueno en realidad uno de los recaderos del señor mago había dicho que os teníais que ocupar de un extranjero en visita oficial a la ciudad. Eso fue a las nueve de la mañana, una hora después estabais en la puerta norte mientras un divertido sargento de guardia os entregaba a lo que parecía una indignada y curiosa orca (aunque al acercaros más comprobaríais que era semiorca).

 

************************************************************************

 

PoGah sabia que los humanos y sus ciudades estaban llenos de normas, pero que la detuvieran como lo hicieron a la espera que llegase alguien que se ocupase de ella era absurdo ¡Podía ocuparse de si misma perfectamente! Y para cuando llegaron mucho rato después (una hora) los "ocupadores" resulta que eran dos muchachitos esmirriados. Bueno... uno igual era una muchacha, pero sin apenas curvas.

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18/11/2014, 22:44
Khemed

Khemed miró la escena de aquella semiorca tratando con los guardias con cierta diversión. En un principio la había confundido con una orca pura, debido a sus rasgos, pero parecía más humana (si es que se podía llamar de esa manera) que los verdaderos orcos. Aunque no hubiera dicho eso en principio por aquel fuerte carácter. 

-Buenas, soy Khemed -dijo el sacerdote extrañado, enseñando las palmas de las manos en señal cordial-. Mi compañera y yo la acompañaremos y guiaremos por la ciudad. ¿Qué le trae por aquí? ¿De donde viene?

El sacerdote no sabía qué motivos podía traer a una embajadora semiorca a la ciudad, y lo que era más inquietante: ¿de donde procedía? ¿Qué relación tenía con Khelben? ¿Hacia donde habría que guiarla y acompañarla? ¿Se encontraba en peligro para tener que escoltarla, o el peligro era ella? 

Pese a todas sus dudas, mostró una expresión que era mezcla de curiosidad y cortesía, mostrando una ligera sonrisa e intentando no actuar de manera que pudiese ofender a la extranjera, aunque no sabría si se sentiría ofendida con el más mínimo gesto cortés. Cada cultura era diferente, y una expresión, señal o postura corporal podían significar mil cosas dependiendo de quien lo interpretase. Pero sobre todo, estaba intrigado con aquella visita.

 

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19/11/2014, 13:21
Ilharess de la Runa Argéntea

Ilharess estaba discutiendo con Ramalvik el nuevo capítulo de su libro cuando llegó el mensajero.

-Me encanta su sentido de la oportunidad. Una semana durmiendo en su torre y escoge el único día en que no voy a despertar a dos pisos de él… creo que lo hace adrede -le dijo a su acompañante. Leyó la breve nota en un segundo, y frunció los labios en una sonrisa irónica-. Oh, ahora sabemos que mi maestro tiene dificultades económicas. Naturalmente, la tinta es tan cara. Escribir una o dos líneas más es prohibitivo…

Elevó los ojos al cielo raso, recogió sus notas y partió en busca de Khemed tras despedirse de Ramalvik con un beso. Aun estaba frustrada media hora después, cuando caminaba en compañía del calishita.

-No voy a decir nada en contra de la premura que nos ha avisado… supongo que le habrá caído esto encima de improviso. Pero, en serio, ¿tanto cuesta escribir el nombre y procedencia de ese misterioso extranjero? Algún día ese hombre debería aprender que no todos los asuntos de la vida deben ser tratados con el mismo secretismo que el contenido de su libro de conjuros -no pudo menos que desahogarse con Khemed.

Aun así, se preguntó si no estaría siendo injusta con Vara Negra, y el archimago tenía alguna razón para ser tan condenadamente hermético. Claro que esas dudas pasaron a segundo plano cuando vio lo que les iba a caer encima.

-Genial. O sigue cabreado conmigo, o después de todo tiene sentido del humor, y se está riendo a costa nuestra. Lo mismito que ese guardia -suspiró Ilharess, y sonrió al guardia, sin culparle porque pareciera pasárselo en grande a costa de ellos dos. A ella le ocurriría lo mismo si las posiciones fueran inversas. Rebuscó en la memoria su nombre; naturalmente no los conocía a todos, pero el rostro de aquel le sonaba-: Gracias, Aris. Ya nos ocupamos nosotros.

Observó con cierto orgullo cómo Khemed alargaba las manos en el saludo universal que indicaba que no estaba armado y sus intenciones eran amistosas. Khemed aun tenía muchos ademanes calishitas cuando le conoció, y ella se había propuesto enseñarle actuar como un buen agundino. En aquellos momentos nadie diría que él era un extranjero, se dijo ella, satisfecha.

Aun así, la franqueza de Khemed la dejó sorprendida. Ella no habría preguntado tan a bocajarro por los asuntos que traían a una desconocida a la ciudad. Se lo hubiera sonsacado en medio de una conversación más informal, un poco más adelante. Sutileza, Khemed, sutileza.

Claro que… las sutilezas eran la sal de la civilización. ¿Las apreciaría aquella semiorca? Ilharess tenía sus dudas, de modo que la observó con una mezcla de curiosidad y reparo. Bien, era… exótica, decidió Ilharess tras rechazar los primeros adjetivos que acudieron a su mente. Pegaba en Aguas Profundas lo mismo que… bueno, que un lechuguino de la nobleza en una tribu orca.

Pero Ilharess conocía sus obligaciones, y Dis se habría congelado antes de que olvidase la etiqueta adecuada para aquellos casos. Se encogió de hombros mentalmente, y se adelantó con una sonrisa cordial, y las manos extendidas en el saludo de bienvenida.

-Bienvenida a Aguas Profundas. Soy Ilharess Aundreth, De la Casa Aundreth y aprendiz de Vara Negra Arunsun.  Mi compañero es Khemed de Calimshan, sacerdote del Señor del Fuego. Como ha dicho mi compañero, hemos sido designados como vuestros guías, señora, y será un honor enseñaros la ciudad, si es lo que deseáis… aunque imagino que después de un viaje, lo primero que desearéis es comer y descansar. Conozco un lugar ideal para ello, a no ser que ya tengáis algún alojamiento en mente…

Afortunadamente, Dis también se congelaría (junto con el plano elemental del fuego, ya de paso) antes de que Ilharess se quedara sin palabras. Pero calló un momento para dar oportunidad a la semiorca a decir algo.

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19/11/2014, 13:51
Asorazoklyn

Asorazoklyn, que estaba acostumbrado a las decisiones muchas veces arbitrarias que se daban en las cortes elementales (y, más recientemente, de la propia Ilharess), no entendía el fastidio de su ama. Aun así, prefirió ahorrarse su cólera no señalando una realidad tan obvia de la vida (los señores existían para amargar la vida a sus subordinados, básicamente)

-Tsk, Khemed, a ver cuando traes a alguno de tus méfits. Hay demasiados mortales en este plano -se quejó al calishita mientras revoloteaba encima de su cabeza.

Asorazoklyn se habría dejado cortar las alas antes que descender al suelo sin una buena razón -lo de andar era para los mortales y los pobres infelices que habían nacido en planos menos afortunados que el suyo-, pero casi se olvidó de volar al notar el desconcierto de su ama. No es que ella lo dejara traslucir en su expresión, pero poco se podía ocultar a ese respecto a través del vínculo que les unía.

"Sí, habla, ahora que tienes oportunidad. Tu ventana de tiempo puede ser bien corta, mortal", pensó el méfit tras las últimas palabras de su ama.

Aun volando, se cruzó de brazos, ofendido. Su ama había olvidado presentarle. Decidió remediar por su cuenta aquel pequeño error, no sin antes dirigir una mirada de reproche a su condenada ama.

-Yo soy Asorazoklyn, de la corte de Nadilost, cuestor de Ciclón, el cual a su vez es estratego de Céfiro, actualmente residente en este plano bajo las órdenes de esta mortal desconsiderada que se olvida de su humilde servidor -indicó con un pequeño movimiento de su pequeña barbilla hacia Ilharess.

Asorazoklyn siguió de brazos cruzados, ofendido, pues su orgullo era más grande que su pequeño tamaño.

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19/11/2014, 20:45
PoGah

La semiorca parecía visiblemente aburrida rodeada de aquellos guardias. La verdad es que había visto a algunas de las jovenes orcas de su clan con más músculo que aquellos guardianes de la ciudad, por lo que temía seriamente por la seguridad de Aguaprofunda. Sin embargo, había oído describir aquella ciudad como un lugar de lujo, riqueza y oportunidades, lo que la llevó a aguantar pacientemente la espera.

Al ver llegar a los muchachitos esmirriados se echó a reir. Ahora entendía por qué los guardias eran tan enclenques, los demás lo eran más aún. Sin embargo estos muchachos parecían diferentes. El sacerdote era franco y directo, cosa que le gustaba, pero la chica sin curvas y la cosa rara voladora que la servía parecían de esos que se empeñan en hablar con un monton de palabras largas y difíciles, y eso era algo desagradable.

-¿Alojaqué?.-Preguntó en un común con marcado acento haciendo sonar supotente y grave pero a la vez femenina voz.-No comprendo.-En ese momento se fijó algo más en la mujer y en su compañero y meditó un segundo sobre lo que acababan de decirle.-¡Ah, eres maga!-Dijo en un perfecto dracónico cargado de sonoridad.-La mayoría de los magos entienden esta lengua. ¿La entiendes tu? El común no me gusta y no creo que habléis orco aquí.

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19/11/2014, 21:29
Ilharess de la Runa Argéntea

-Sí, lo hablo. Resulta útil para mi arte, aunque no tanto como el loross. También entiendo el auld wyrmish -contestó Ilharess en el mismo idioma, pero enseguida pasó al común-. Pero mi compañero no. Y ya sabes, donde fueres haz lo que vieres. Tendrás que acostumbrarte a hablar khondazano, aquí todo el mundo se expresa en esa lengua. Pocos serán los que conozcan orco aquí, y me incluyo entre las filas de los ignorantes.

Ilharess sonrió y se deshizo de sus buenos modales. Como había sospechado, la semiorca no apreciaba tales sutilezas.

-Puedes llamarme Ilhita o Ilharess, como prefieras. Es un nombre peculiar, pero mi madre tiene sentido del humor. Vamos a buscar un sitio donde comer algo -propuso. Y visto que Khemed había estado más acertado que ella, preguntó con curiosidad-: ¿Cuál es tu nombre? ¿Qué te trae a Aguas Profundas?

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19/11/2014, 21:40
Asorazoklyn

-La única lengua que merece la pena aprender es el aurano -le dijo el méfit al sacerdote cuando su ama se puso a hablar en dracónico con la semiorca-. Bueno... quizá un poco el ígnaro. Pero sólo un poco.

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20/11/2014, 08:58
PoGah

Sin terminar de entender del todo por qué un sacerdote pretendidamente culto no hablaba dracónico, la orca visualizó un instante la imagen de un dragón rojo. ¿Acaso su dios no tenía vínculos con aquellos seres? Tampoco era asunto suyo, así que optó por ceder. 

-PoGah es mi nombre, porque renací del agua.-Dijo la orca. En ese momento recordó algo que debía hacer y miró a su alrededor. Hacía unas cuantas horas que había visto el último manantial salvaje y siempre gustaba de tener alguno cerca. No debía olvidarse de preguntar.-Soy chamán y maestra de cría del clan Sacaojos, la última de la tribu de la costa de la espada. Vengo a buscar un sitio donde vivir unos años. Lo que no entiendo es por qué necesito ocupadores que se ocupen de mi, pero bueno. ¿Queréis comer? Puedo preparar comida, era cocinera del clan. Así pondreis algo de carne en esos huesos. 

 

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20/11/2014, 13:11
Asorazoklyn

-Clan Sacaojos. Ey, eso sí que es un nombre -opinó el méfit, sin escandalizarse y abanicándose ociosamente con las alas-. ¿Renacida del agua? Te hubiera ido mejor si hubieras renacido del aire -y aseguró a la semiorca, solícito-: Tal vez puedas renacer de nuevo, esta vez de verdad.

Realmente Asorazoklyn no podía tomarse muy en serio a alguien que prefiriera renacer del agua que del aire…

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20/11/2014, 13:12
Ilharess de la Runa Argéntea

A Ilharess le costaba reprimir su asombro. ¿Por qué, por todos los misterios de Mystra, Khelben se interesaba en una semiorca como aquella? No parecía haber dos seres más diferentes que aquellos. Conjeturó que algo tendría que ver con el grupo que estaba formando y al que tan sutilmente los había "invitado" a entrar. Ilharess reprimió un suspiro.

-Ocuparnos… significa que te enseñemos la ciudad, te busquemos un alojamiento y te enseñemos las reglas que hay para vivir aquí.

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20/11/2014, 13:13
Asorazoklyn

-Los humanos tienen muchas reglas -interrumpió el familiar, haciendo caso omiso del enojo de su ama-. No te imaginas cuántas. Creo que lo hacen para que alguien se entretenga rompiéndolas, sino, ¿por qué tantas?

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20/11/2014, 13:13
Ilharess de la Runa Argéntea

-No, no es así. Las leyes están para facilitar que todos podamos vivir juntos en armonía -regañó a su familiar, y se volvió hacia PoGah-: En todo caso… fue mi maestro, Khelben Vara Negra, archimago de Aguas profundas, quien nos encomendó ayudarte en tu primer contacto con la ciudad. ¿Le conoces?

Se encogió de hombros, obligando a los otros avanzar para que no obstruyeran el paso a los otros viandantes.

-Cuando dije de ir a comer ahora pensaba llevaros a una taberna para que otros nos prepararan un tentempié. Habrá que buscarte un alojamiento y allí podrás preparar tus propias comidas… -Ilharess no tenía el menor deseo de probar las dotes culinarias de aquella semiorca. Tenía en alta estima la integridad de sus procesos digestivos.

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20/11/2014, 13:15
Asorazoklyn

-Pse, otros nos las apañamos sin tanta regla. En casa sólo recuerdo tres reglas: no cabrees a los de las castas superiores, si los cabreas asegúrate de que no sepan que fuiste tú, e inclínate hacia donde sople el viento -dijo, dando el punto de vista de un méfit sobre su corte. Y en respuesta al tema de las comidas-: Sigo sin entender por qué esa manía vuestra de comer a todas horas. Si encontrarais vuestra verdadera sintonía no tendríais tantas debilidades.

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20/11/2014, 13:35
PoGah

-Se parecen bastante a las de mi clan.-Asintió la orca en cuanto el mefit dejó de hablar.-Si no eres útil al clan, no sirves. Si no sirves debes marcharte.-Citó de memoria.-Esa es la primera ley, por lo que todos nos esforzábamos por ser grandes guerreros y por desarrollar nuestras habilidades en tiempo de paz. Pero decidme, antes de que lo olvide, ¿Hay algún manantial salvaje por la zona? ¿El cauce de un río o alguna fuente de agua?

Dicho esto se volvió hacia la chica.

-Bueno, la verdad es que no conozco absolutamente de nada al tipo ese que me dices. ¿Es alguien importante o algo?-Preguntó sacando con el meñique algo de cera de su oído derecho.-Igual es alguno de los de las aldeas que encontré de camino... no se. He visto a mucha gente y no me acuerdo de como se llaman. Los humanos teneis nombres muy raros.

La semiorca añadió el pedazo de cera a una pequeña bola que llevaba colgando del cinturón dentro de un saquillo.-Si la untas en los árboles de una zona espanta a los animales pequeños.-Explicó sonriendo. Acto seguido, sin mediar palabra, dió un leve tirón de las riendas de su montura y todos vieron acercarse un inmenso cánido de un espeso pelaje negro como el carbón y casi tan grande como un caballo que portaba unas alforjas de cuero y una tosca pero a su modo hermosa silla de montar. Sobre las alforjas algo parecido a una maleta de madera de gran tamaño iba atado con abundante cuerda. 

-Vamos, bonito, adelante.-Dijo en orco.-Esta es Burz.-Añadió en común.-¿Veis que grande y fuerte? Lleva conmigo desde que era un cachorro. No os preocupéis por ella, es muy tranquila. 

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20/11/2014, 18:31
Khemed

Khemed dejó que la maga explicase un poco sobre aquellas menudencias sobre la civilización. Él seguía sintiéndose un tanto extranjero; después de todo Calimshan era su tierra natal y donde tenía la mayoría de familia. Y por lo que parecía, la semiorca entendía de comunidades... ¿orcas? 

-Renacida del agua. Por desgracia todos necesitamos del agua para vivir mientras seamos simples mortales, pero si alguna vez renazco yo volveré de las cenizas -dijo totalmente convencido el sacerdote-. Renacer del aire... -miró ahora al pequeño mephit de la maga-, bueno, supongo que cada uno tiende a su terreno –aunque estaba claro que el fuego era el elemento que mostraba mayor poder en cuanto se manifestaba, tanto de creación como de destrucción.

-Khelben Vara Negra es una persona muy importante, un mago de la ciudad, o mejor dicho, EL mago de la ciudad. Ayuda a mantener el orden, a custodiar la ciudad por medios mágicos, a protegerla de posibles peligros… y nos mandó acompañarte para que te sea grata la visita. Nos dijo que deberíamos esperar a un embajador/visitante y escoltarlo, pero no dio ningún otro detalle, y es por ello que aquí nos encontramos. Si no le conoces, lo conocerás en un futuro próximo, supongo- dijo Khemed encogiéndose de hombros.

El sacerdote seguía extrañado sobre aquella tarea que les había mandado Khelben; sin embargo, las respuestas seguro que llegaban a su tiempo. Vara negra parecía muy predispuesto a callar más que a hablar, y lo único que llegó a comentar sobre el tema es que estaba reuniendo un grupo de “voluntarios”. Menuda manera de ser voluntario, cuando un mago con tal renombre te amenaza, más vale que no se lo enfurezca. ¿Pogah sería otra de esos voluntarios?

Tras un leve periodo en el que el sacerdote se quedó pensativo, rompió el silencio convocando a su compañero mephit, para que así tuviera alguien con quien charlar y con quien jugar Asorazoklin. Además, así la visitante conocería de primera mano que el fuego le acompañaba allá donde él fuese, ya sea en forma de cirio, de antorcha, de lumbre, magia o compañero elemental; él era sirviente del fuego, que a su vez servía a todos para calentar, forjar, cocinar, alumbrar o destruir.

-Respecto a fuentes de agua… tenemos un río, y si quieres más agua, está el mar. Esta ciudad siempre ha tenido cierta importancia gracias a su puerto, entre otras cosas. Pero bueno, sobre el medio natural, quizá una vuelta solitaria te serviría mucho más que nuestras descripciones. Por lo pronto, deja que alguien cocine por ti, y prueba los distintos platos que en la ciudad se ofrecen, los distintos licores y vayamos a visitar alguna tienda. Aquí llegan mercancías de casi cualquier rincón del mundo, y hay mucho por ver.

Khemed no sabía si era peligroso intentar integrar en la sociedad moderna y cosmopolita a alguien que utilizaba la cera de sus oídos para espantar animales, además de comenzar a pensar que la comida que pudiera preparar la semiorca tendría sabores probablemente fuertes. Alguna oportunidad le podría dar, claro, y a las malas, una oración purificaría la comida si resultase dañina. Al menos era un gesto de cortesía aquello de querer invitarles a comer, pero prefería que fuesen a un lugar más convencional, y de esta manera comenzar a integrar a Pogah en Aguas Profundas.

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21/11/2014, 19:26
Director

Segundo día de la primera decana de Tarsaskh del Año de la Vara (1366 CV)

Decidisteis que un buen almuerzo, o por lo menos abundante acceso a alcohol, os ayudaría a digerir un poco esta nueva tarea. Y quizás a averiguar que tenía de tan importante la cocinera de una tribu orca. Quizás por tener la cabeza en otro sitio no les visteis venir. Pero no lo creíais, habían sido tan sutiles hasta ese momento como implacables lo fueron a partir de él.

Su carta de presentación fue una explosión ígnea. No fue especialmente potente, pero si lo suficiente como para despejar la calle (convirtiendo a varios transeúntes en cadáveres en el proceso) y produciros algunas feas quemaduras. Antes de daros cuenta media docena de humanoides vestidos con ropas de incursor nocturno (ropas negras con capucha y cubre bocas), bajo los cuales se intuían unas armaduras de mallas bien engrasadas, aparecieron a vuestro alrededor, dos delante y otros tres detrás. Todos armados con una mezcla de dagas, espadas cortas y espadas largas.

Y eso sin contar con la maga que había lanzado la bola de fuego, pues aunque estaba embozada como los demás (aunque sin llevar armas ni mallas) se notaba a la legua que era una mujer. Os observaba desde el tejado de una casa de una planta dispuesta a seguir asediándoos mientras otro matón embozado a su lado cargaba la ballesta que acababa de disparar sobre PoGah.

Habíais caído en una emboscada. Resultaba obvio que aquellos tipos estaban acostumbrados a su labor y que no habían dispuesto de mucho tiempo para organizarlo. Y también era obvio que la cabeza que les interesaba era la de la semiorca.

Notas de juego

Ilhares ha sufrido 12 de daño por fuego, Khemed 19 fuego y Pogah 24 por fuego y otros 10 por la ballesta.

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22/11/2014, 21:02
Ilharess de la Runa Argéntea

Ilharess no era especialmente melindrosa; muchas veces no había demasiadas oportunidades para la higiene o el decoro mientras uno viajaba (a menudo bajo presión) por parajes inhóspitos. Pero los modales de aquella semiorca superaban a los de los peores aventureros con los que se había juntado. Sacudió la cabeza, incrédula, al verla almacenar el cerumen.

-Eh... sí, mejor pongámonos en marcha -dijo al fin, sin entender por qué aquella semiorca era tan importante como para merecer la atención de Vara Negra. Pero al cabo de unos momentos, mientras andaban volvió a las andadas-: Tiene que haber alguna razón. ¿Ha pasado algo extraño en tu tribu últimamente? Vale, dices que vienes a Aguas Profundas a vivir una temporada, ¿Pero por qué? No me dirás que te entraron unas ganas locas de visitar una ciudad humana…

Guió al heterogéneo grupo hacia el puerto, uno de los pocos barrios donde la semiorca no parecería tan fuera de lugar. De hecho, en unas cuantas tabernas de ese distrito parecería incluso normalita. "Pero mejor evitar sitios conflictivos", pensó, mientras se apartaba el cabello pelirrojo de la cara. Seguía haciendo demasiado calor para aquella época del año, maldita sequía…

No lo vio llegar. Pero al notar el calor reaccionó por instinto, apartándose de la explosión y evitando que la sorprendiera de lleno. Ilharess no sintió el dolor de las quemaduras en ese momento, aunque en algún nivel de su mente era consciente de que lo sentiría más adelante. Dando gracias porque el exhaustivo entrenamiento de combate hubiera agudizado sus reflejos, se giró y evaluó la situación con la mirada.

"Siete contra tres. No me gustan esos números", pensó la maga, sintiendo furia al ver los destrozos que aquellos tipejos habían causado. ¡Vándalos! Ilharess amaba aquella ciudad y hubiera querido castigarlos tanto por los daños como por aquella emboscada, y mucho más por aquel desprecio absoluto a la vida de viandantes inocentes. Un deseo improcedente, la Orden Vigilante se ocuparía de aquello, más valía pensar en salir con bien de aquel jaleo...

-¡Pogah! ¿Se puede saber qué pasa contigo? -siseó indignada. No esperaba respuesta en aquel momento, pero se dijo que la extranjera se había ganado a pulso una buena ración de preguntas. Por desgracia, no era tiempo para interrogatorios. Era tiempo de actuar.

Ilharess dudó. Podía tratar de detener al grupo que les rodeaba, o a la maga, pero no a ambos a la vez. Y si era Pogah la que les interesaba… "Deberíamos huir. Las probabilidades no son buenas. Y diría yo que nos los volveremos a encontrar… y con algo de suerte, en mejores condiciones, si Tymora decide no escupirnos en un ojo… y todo eso sin decir que la Orden Vigilante se pondrá echa una furia si precipitamos más destrozos mágicos… ¿Qué, maestro? ¿Te parece suficiente reflexión por esta vez, o encontrarás otra excusa para volverme a echar un rapapolvo?"

-Olvídalo -dijo rápidamente Ilharess-. Si quieres intentar esquivarlos, te doy una velocidad sobrehumana. Si prefieres que nos detengamos a abrir una brecha en sus filas, podría intentar noquear momentáneamente a la maga, para que no interfiera…

No había tiempo para planes elaborados, mucho se temía que debían decidir ya. ¡Maldito maestro! Pensar, reflexionar, actuar. ¡Ja! ¿Y dónde estaba el tiempo para todo eso, en medio de la presión de aquel tipo de situaciones?

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24/11/2014, 16:14
Khemed

La emboscada lo pilló del todo desprevenido. El sacerdote se encontraba pensando en qué menú degustaría en alguno de los selectos locales de Aguas Profundas, cuando sintió el beso del fuego directo en él. Tan ardiente, con ansia de devorar su carne. 

Ahora sí podía decir que tenía sentido aquello de escoltar a la visitante. Aunque si hubiese prevenido algo como aquello, seguramente se encontraría más preparado.

-¡No hay tiempo para explicaciones! -dijo el sacerdote, que sentía deseo por contestar aquel ataque con la ira de Kossut, pero tuvo que aguantar su impulso y se planteó la posibilidad de proteger a sus compañeros o de intentar distraer a los atacantes. No había mucho tiempo para reflexionar, y sentía que aquel calor que le había abrasado superficialmente la piel, le incitaba a sacar su fuego interno.

-¿Escapamos o combatimos? -fue la rápida pregunta que lanzó Khemed con preocupación y premura, maldiciendo para sus adentros. Esa semiorca debería de dar explicaciones, aunque Khelben también tendría que haber detallado mejor la situación. Pero maldita sea, ¿de dónde habían salido esos asesinos? ¿Qué cuentas pendientes tenía la tal Pogah? Si es que del agua tenía que ser...

 

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24/11/2014, 16:45
PoGah

-Mi tribu fué aniquilada por un clan rival, solo quedo yo.-Respondió a la maga que parecía ansiosa de saber. En ese instante, la explosión le hizo volver a la realidad. ¿Cómo podía haber estado tan distraída? Rodeados de enemigos, solo podían tratar de abrir una brecha para salir de allí.

-Creo que sin combatir será difícil salir de aquí.-Dijo la semiorca mirando alrededor para evaluar la situación.-¿Hacia adelante o preferís luchar aquí?

Notas de juego

no he actuado porque por iniciativa vais vosotros primero, si posponeis accion avisad y posteo.

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25/11/2014, 18:20
Director

Segundo día de la primera decana de Tarsaskh del Año de la Vara (1366 CV)

La situación era lisa y llanamente mala. La posición la habían elegido con tino y criterio para atraparos y tratar de acabar con vosotros antes de que fueseis siquiera conscientes de que ocurría. Y la fortuna, caprichosa como era, parecía eludiros para dejaros en manos de Beshaba. Ilhares fue incapaz de atrapar a la ágil conjuradora que en cuanto identifico que intentaba la maga se apartó de un salto. La rabia que se apoderó de la maga hizo que se despistase la décima de segundo necesaria para no poder esquivar el segundo conjuro ígneo de aquella mujer. Khemed (después de lanzar un conjuro sobre la semiorca), que no era precisamente un felino del desierto, tampoco lo evitó, pero Po que ya entraba en calor (y nunca mejor dicho) consiguió apartarse mientras se lanzaba contra sus atacantes.

La semiorca invoco algún tipo de fuerza revitalizadora sobre el grupo para a continuación, mientras desenfundaba un escudo negro como la noche, vomitar ácido a casi 30 metros de distancia. Por suerte no había en la calle nadie más que vuestros enemigos a esas alturas, pero esa calle difícilmente volvería a ser la misma. Uno de los enemigos del frente se vio cubierto por él, pero a pesar de que la ropa negra que llevaban comenzó a humear y deshacerse siguió adelante sin, al parecer, graves daños.

El ballestero disparó de nuevo sobre la orca, siendo interceptado el virote por el escudo. Uno de los atacantes de la retaguardia se encaró con Khemed (el más retrasado a esas alturas) haciéndole un feo corte, mientras que los tres del frente junto con otro de la retaguardia se lanzaron como lobos a por la orca. La "embajadora" bloqueo como pudo, pero eran demasiados sobre ella y terminó con tres tajos que se añadían a las heridas ya sufridas.

Os habían acorralado, os habían herido, y ahora parecía que se disponían a terminar el trabajo. Ilharess no pudo si no maldecir a la Orden Vigilante por no estar nunca cuando se les necesitaba hasta que un destello llamó la atención de la maga. Un brazo cubierto por una cota de malla en el tejado, cerca de los pies de la maga, y un trozo de tela que parecía tener los colores de la Orden. Al parecer aquellos tipos no eran de dejar cabos sueltos.

Notas de juego

Ilhares ha sufrido 26 de daño por fuego, Khemed 21 por fuego (cancelados con el cerrar heridas) y otros 7 por los ataques de la retaguardia y PoGah ha sufrido 13 de daño por fuego y 29 por los ataques. He considerado que PoGah desenfundaba el escudo con su acción de movimiento y que Khemed sacaba la cimitarra. Ilhares y PoGah obtienen curación rápida 2 curándose inmediatamente 2 pg (Khemed esta medio punto de golpe por encima de su mitad xD)