Partida Rol por web

Ellesmera: La Ciudad de los Elfos.

¿Lo has notado, Eärwen?

¿Lo has sentido?

Jinetes... muchos... nuevos...

La elfa te recorre con la mirada, para después quedarse mirando el cielo estrellado de Ellesmera.

Las estrellas no mienten, nacerán nuevos dragones, y conseguirán nuevos Jinetes. Estate atenta a las señales, a todas ellas.

Miró a Elenwë, siempre sacando temas extraños mientras hablaban de otras cosas... esbozó una sonrisa, y miró al cielo, dejando de lado las flechas que estaba repasando, le gustaba salir a cazar con los demás. 

¿Nuevos jinetes? - preguntó mirando a la rubia elfa de su lado - ¿Nuevos dragones?

Miró de nuevo la flecha... y sopló la punta que estaba afilando.

¿De qué me sirve estar atenta a sus señales? A no ser que me escape, los Mayores* nunca me dejarán salir de Ellesmera.

Todavía debes dominar tus poderes, todos ellos. Un elfo fuera de esta ciudad, sufre mucho. Por eso los integrantes del Consejo no permiten salir a gente jóven como tu. ¿Has hecho ya tus ejercicios de Rimgar? Ya eres lo suficientemente capaz de realizar los de tercer nivel, así que, colocate en posición y practica.

Elenwë te mira con ojos vidriosos, esperando que te pongas en posición para realizar los ejercicios.

Eärwen se pone en posición para practicar... pero se nota que no está suficientemente concentrada, de hecho, no está ni un poco concentrada... o quizás es que simplemente no le apetece encontrar la armonía con su yo interior.

Intentas alcanzar la concentración necesaria, y después, comienzas a contorsionarte hacia atrás, intentando lograr el nivel tres de Rimgar, pero en ese momento, tus piernas fallan y sientes como uno de los huesos de tus piernas se parten en dos pedazos.

Te quedas allí, tumbada, revolviendote de dolor mientras tu maestra se acerca a ti, negando con la cabeza.

Letta. Dice en un susurro, y el dolor que tenías se calma. Aún así, los huesos no están en su lugar.

Aprende a concentrarte, mas si te hieres, aprende también a curarte. Te dice para después, retirarse.

Las lágrimas se concentran en los ojos de Eärwen, por el dolor... aunque se detenga, sentir los huesos fuera de lugar no es una sensación agradable...

Se intentó concentrar, para curarse...

Tu mente recuerda un par de palabras en idioma antiguo, y las piensas bien antes de decirlas. Una sílaba mal puesta o una palabra incorrecta, puede hacer que todo hechizo salga mal o simplemente, que pase completamente todo lo contrario a lo que quieres que suceda.

Tienes un completo conocimiento de tu herida. Es más, sabes hasta que fibras musculares debes reparar.

Con un susurro dices en idioma antiguo las palabras y automáticamente, los huesos se sueldan y tu pierna está recuperada. Sin embargo, el esfuerzo casi te deja sin energías, por lo que te sientas resoplando y tratanto de recuperar un poco el aire.

Estos eran los ejercicios que hacían que Eärwen se diera cuenta que aun no estaba preparada para partir ella sola... "aun". Se tumbó boca arriba, en una postura muy poco propia por su raza élfica. Miró las estrellas.

Cita:

¿Y si me escapo?

Tantas veces y tantas preguntas del mismo tipo, se le había pasado aquella idea por la mente tantas veces que ya era rutinario. Esbozó una traviesa sonrisa... y cerró los ojos, mientras aun respiraba profundamente.

Miras el cielo y después cierras los ojos. Sin embargo, un destello hace que tus ojos se vuelvan a abrir. Miras al estrellado cielo y puedes ver un desplandor en una de las constelaciones. El resplandor, comienza a crecer poco a poco, para después separarse en cinco estrellas fugaces más pequeñas que parten en diferentes direcciones.

No sabes muy bien de que se trata, ni tampoco si tiene algo que ver con las señales, pero ha sido lo bastante intenso como para que tu corazón se sobresalte y comience a latir con fuerza.

Se incorpora encima de sus brazos, mirando el estrellado cielo con la boca levemente abierta... sorprendida. Mira entonces a Elenwë, sin dejar de sonreir.

¿Lo has visto? ¿Qué era eso? - señala el cielo, le es inevitable estar emocionada.

Sí, lo he sentido. Vendrán pronto, muy pronto. La constelación Dragón siempre es la primera en predecir su llegada. Te dice mientras mira al cielo.

Debes prepararte, pequeña, ya que pronto tendremos nuevos jinetes, y pronto vendrán a Ellesmera para ser entrenados.

¿A Ellesmera? ¿Jinetes del Dragón? - se sentó mejor en el suelo, cogiéndose los pies con las manos - ¿A entrenarse aquí? Pero los Jinetes de Dragón no son ni elfos ni nada... y ya sabes como son los elfos de aquí, Elenwë... no les gusta mezclarse con otras razas...

Diciendo aquello último en un susurro, pues a ella no le molestaría en absoluto conocer más gente y otras razas.

Eres muy pequeña para recordar. Pero hace muchos años, cuando los dragones zurcaban los cielos montados por jinetes, muchos de ellos han sido entrenados por nosotros. Y sí, tienes razón, no son elfos, pero se merecen todos nuestro apoyo. Te dice con una sonrisa.

Tienes poca energía todavía, deberías tratar de concentrarte más y acumular más energía. Espera. Te dice mientras se quita un anillo engarzado con un zafiro. Toma esto, es una buena gema y te ayudará a guardar Esencia para cuando no tengas más en el cuerpo.

Cogió el anillo... y se lo colocó en el dedo anular de la mano derecha. - Es precioso, Elenwë - la miró a ella con una sonrisa, totalmente agradecida. - Haré de él un buen uso, puedes estar segura.

Finalmente se levantó... aun se sentía cansada, pero no suficiente.

Iré a dar una vuelta... el cielo estrellado invitan a una a caminar por la ciudad y sus alrededores, ¿verdad? No me acostaré tarde, lo prometo.

Esperó a que respondiera antes de alejarse... como esperando su consentimiento.

Ve tranquila, Eärwen svit-kona. Medita y recorre la ciudad, te hará bien. Te dice la elfa mayor mientras se retira de tu lado.

Hizo una leve reverencia de cabeza mientras veía alejarse a la elfa mayor... cuando se alejó finalmente, se colocó las manos en la nuca y se giró, dirigiéndose a los alrededores de Ellesmera, al bosque... su sitio favorito.

Caminas por la ciudad, hasta que llegas al bosque que la rodea. Sabes que la ciudad está protegida por una gran barrera mágica que no permite que la ataquen mágicamente desde fuera, pero eso también impide que cualquiera que esté en peligro, pueda contactar con los elfos de dentro de la ciudad.

Avanzas por un caminito de baldosas rosas, rodeada de lirios de color amarillo y arbustos violetas. Los pájaros cantan al verte caminar y te invitan a seguir. A lo lejos, puedes ver a tu montura pastar con tranquilidad.

Te concentras, y tu mente toca la suya, con la cual puedes hablar como lo harías con Elanwë.

Mientras olía uno de aquellos lirios... miraba de reojo a Nessa, su preciosa unicornio.

¿Qué me dices, Nessa...? ¿No te apetece hoy, una noche estrellada como la que hace... salir de la barrera mágica y bañarnos en las frías aguas del exterior de Ellesmera...?

Entonces observó aquellos arbustos violetas y los acarició con la palma de la mano... dirigiéndose a su unicornio.