Partida Rol por web

La normalidad en la que apaciblemente habia caido el valle se a visto perturbada momentaneamente.

Un gran grupo de gentes han osado atravesar los caminos para adentrarse en el valle de los tres reinos.

Suerte para ellos que han llegado a la encrucijada sin salirse demasiado del estrecho camino, ahi estan a salvo pues los protege el trato...

Aun asi su llegada no a pasado desapercivida para nadie, ni su llegada ni su presencia....cuanto escandalo, cuanto hierro, cuanto hedor que traen consigo.

Suerte tienen de haver llegado a la encrucijada...

Ese es el ambiente que se respira en el valle, se a despertado de su letargo y su tranquilidad.

Esas gentes seguro que tienen relacion con Karkail y Orrin, el nuevo mago que acompaña a Karkail en la torre de la encrucijada. Esperas que no se altere demasiado el valle...eso no seria bueno para Karkail...

Unai, preocupado por el tema de la llegada de los foráneos, una vez que se asegura de que, dentro de lo posible, cumplen con las tradiciones y obligaciones del lugar, decide que es mejor asegurarse de que todo el mundo sepa de su existencia y que se reestablezca el status quo. Este es un valle tranquilo, o lo era, hasta la llegada de los mortales. La mayoría de duendes no sabrá qué hacer con ellos, salvo que les molesten, claro. Otros, sin embargo, deben estar realmente crispados por las noticias, y si la información les ha llegado de forma, digamoslo así, "dudosa", podría ser una semilla de un mal mucho mayor, algo incontrolable con el tiempo. De esta manera, sin darse cuenta de su verdadero cometido de embajador de los mortales, Unai se dedicó a apaciguar a los duendes. Al fin y al cabo, era su naturaleza la que siempre le empujaba a cuidar del rebaño.

Los habitantes del valle parecen haber moderado sus molestas actividades. El hierro no suena con estrepito en el valle molestando a todos y parece que se limitan a permanecer en el claro.

Aun asi hay un claro sentimiento de adversion hacia los recien llegados...son diferentes, son extraños... no parecen de la misma calaña que aquellos con los que se cerro el pacto. Vrstun, Karkail, incluso Orrin eran mucho mas del agrado de los habitantes del valle. Patxi y Aranzazu son del lugar y guardan un gran respeto por el bosque y sus seres....Pero quienes son los recien llegados, de donde vienen, que pretenden....

Hay muchos ojos y oidos espiando, esperando la mas minima falta...

El trato aun se mantiene, pero algunos empiezan a pensar que se a roto. El claro se cedio a Vrtun y Karkail, pero Vrtun ya no esta...asi que Karkail es el que mantiene el pacto y el claro es suyo. Pero la presencia de nuevos "inquilinos" es tema de debate...algunos afirman que no entran dentro del pacto, y todos sabemos que las palabras se pueden entender de muchas maneras.....

Tus esfuerzos tiene su recompensa en el sentido de que el pacto se mantiene. Los humanos se han comedido y resultan menos molestos que antes....pero aun asi existe una clara animadversion.

Karkail hablo contigo sobre las necesidades de la alianza, al igual que tu con el sobre la necesidad de que respeteis en todo lo posible al valle y sus habitantes. El hierro esta bajo tierra, donde no molesta, y los habitantes del claro permanecera en su interior, salvo Patxi y aranzazu que conocedores y repetuosos con valle y sus habitantes pueden moverse por el bosque. Karkail y Orrin pueden tambien moverse con libertad por el valle.

Como favor para con los del lugar, y agradeciendo en cierta manera los esfuerzos que hacen, accedes a acercarles una pequeña piara de jabalies, previamente amansados.

La primavera toca a su fin, llega el verano, el momento de llevar al ganado a los mejores pastos en lo alto de los montes. Esta estacion tendras trabajo cuidando de los rebaños.

Has podido oir que hay un nuevo habitante en Arantza, una mujer que parece conocer algo de los faeries. La han visto por los bosques recolectando sabiamente plantas y raices.

Se a mantenido lo suficientemente lejos para evitar cualquier mal...o bien y parece moverse con soltura en el bosque.

El verano a vuelto y con el vuelven los pastores y sus rebaños a pacer por lo alto de los valles. Vienes y vas, asegurandote de que no hay problemas, evitando que se pierdan los animales....

Mientras, las noticias del valle son tranquilizadores, parece que los "invasores" han salido del valle, llevandos consigo el ruido y el olor a metal... los lugareños respiran mas tranquilos y todo parece volver a la normalidad.

Unai es un pastor. En cierta medida es EL pastor. Como tal dispone de mucho tiempo para pensar mientras conduce a las vacas de un lado a otro o mientras sólo tiene que vigilar que no pase nada mientras pacen tranquilamente. Y por primera vez desde hace mucho los burdos engranajes de la agudeza mental del pastor se ponen en marcha: han llegado humanos al valle, diferentes, armados. Ahora se van, pero volverán a lo que ahora consideran su hogar. Eso era una baza inestimable que había que emplear, sería un crimen no hacerlo. Un crimen contra su oportunidad de medrar, de volver las cosas como deberían ser...

De esta manera, Unai pensó y pensó. La idea era siempre la misma: cómo barajar sus cartas para conseguir desequilibrar a los señores del valle, de manera que fuera beneficioso para los humanos Y para él mismo. Había que idear la forma de que los humanos vieran preciso intervenir, ¿pero cómo hacerlo?

Como hacerlo? Dificil pregunta.

Saber o intuyes que los extranjeros volveran, no se han ido para siempre, como parecen creer o desear algunos, y su vuelta generara probablemente un revuelo aun mayor, pues no habra sorpresa alguna ni curiosidad por los recien llegados.

Dificil situacion de girar en favor de los que ocupan el claro....

Mientras, el verano dicurre con cierta normalidad, siempre hay cosas que hacer en esta epoca, pero no hay nada relevantemente importante.

El verano avanza, y sabes que pronto volveran los extranjeros que pariteron a principios de la estacion. Pero aun no se te a ocurrido la manera de sacar algun provecho de esa informacion.

Bien es sabido por todos (todos los duendes del valle, esto es) que el príncipe Halatha(1) llevaba tiempo pensando la manera de conseguir acceso al exterior, volver a comunicar su corte, sin conseguirlo. En cambio sólo unos pocos saben que su señora, Thuulhe, hace mucho tiempo fue la amante secreta de Unai. Unai, una especie de proscrito entre los propios duendes, tiene una posición difícil, aunque de cierto estatus en comparación con algunos. Y hace mucho, mucho tiempo que cejó en su empeño de resistirse a la pasión por su bella Thuulhe. Lo que sí ha hecho es refrenar sus instintos de intentar raptarla fuera del lago para poder vivir la vida juntos. Ella es ahora (y desde hace mucho) la señora del lago, la que lo hace lucir y brilla en las estaciones más cálidas. No puede llegar hasta ella, mucho menos sacarla del lugar. Lo que necesita es que el señor del lago caiga. Un ataque sería un suicidio y cosas así, aunque muy propias de los duendes, lo eran menos de Unai, que durante tanto tiempo ha tratado con los mortales. Pero ahora, por fin, había surgido su oportunidad. Los nuevos llegados eran una esperanza, aunque no directa ni seguramente a corto plazo. La idea se le ocurrió al ver partir a los humanos por el camino. Habían llegado por él y de nuevo se iban por él. Era presumible que todavía lograrían regresar nuevamente.

Unai había dedicado mucho tiempo a pensar desde la llegada de los nuevos magos y portadores de hierro. Algunos de ellos le caían bien, otros no tanto e incluso alguno estaba bordeando el final de su paciencia con sus armas de hierro frío, pero todos ellos, todos, eran una herramienta. Le servirían para abrir el lago a sus deseos. No habría ataque directo, pero, si todo iba bien, al final podría sacar a su amada de entre las ruinas del poder caído de Halatha. Si algo había aprendido de los humanos es que, por muy bienintencionados que sean, acaban destruyendo todo lo que les gusta, transformándolo en algo diferente... Por tanto, sólo había que comenzar a interesar al señor del lago en los humanos. Su propuesta: incitar al señor del lago a que proporcionara piedras para la construcción de un camino estable hasta la salida del bosque, además de las suficientes para que los humanos construyeran sus casas. Había que conjugar ambas cosas. Una vez realizado seguro que, viendo la mano de Halatha en el progreso de los humanos y la proyección del poder del supuesto señor del valle sobre los dominios de los otros dos, se acrecentaban las tensiones. A la larga habría guerra. Una guerra de la que Unai se beneficiaría.

Ahora sólo había que esperar hasta el otoño o incluso el invierno al regreso de los humanos y la llegada del momento de poder del príncipe feérico para presentarle su plan (no mencionando, claro está, los detalles *innecesarios*). Unai comenzó a ensayar su entrada, su discurso, las respuestas a las posibles objeciones...