Partida Rol por web

Todos os pegáis a Leto mientras contempláis las primeras casas del pueblo fantasma, algunas cajas de equipo contienen metal maleable con el que podriáis realizar alguna reparación...

Cuando oís claramente el llanto de un niño unas casas más adelante, siguiendo por la calle...

El llanto se interrumpe bruscamente.

-Esto me huele mal le susurro a Leto y dandome la vuelta hacia el resto de mis compañeros les digo en voz baja -separaros, poneros dos a cada lado de la calle y examinemos el lugar, pero preparad las armas por si acaso digo haciendome caso a mi mismo y desenfundando del todo mi pistola blaster. Le hago un gesto a Leto para que se separe a mi par e ir paralelos a los largo de la "calle" en direccion al llanto del crio.

Leto asiente con un movimiento de cabeza. Estaba pensando lo mismo. Hace una seña a Turuk, se conocen desde hace tiempo.

Señala el blaster y un edificio cercano. Tiene unas cajas delante y es fácil acceder al tejado. Quizás desde ahi tendría más visión y una mejor cobertura.

Después a Moesla y a Anzak.

- No te separes de ella, yogurín - dice. Y una risa metálica surge del casco azúl de su "falsa" armadura.

Acto seguido, levanta el blaster pesado y avanza, atendiendo al más mínimo detalle. Moradores de las arenas... seguro...

Anzak asiente sin decir nada. Si leto ha intentado ser irónico o socarrón, el chico, no se ha dado cuenta. Su concentración en la plaza y en sus pensamientos es absoluta.

Su mirada pasaba de sus compañeros a los edificios que tenía cerca, mientras piensa: Seguro que nos han tenido que ver. Una nave que vuela desde el desierto hacia su poblado... nos han tenodo que ver. Además que un niño llore y sea interrumpido... eso es que hay algun mayor que no quiere que haga ruido.

Con esto en la cabeza, pero con la idea de encontrar algo con lo que reparar la nave, Anzak se desliza por uno de los lados. Cuando llega a una de las casas "grandes", tan grandes como para poder ser un hangar o un sitio de reparación, se detiene y obserba el interior (si es que hay alguna ranura).

  La situación tampoco le gusta al explorador. Cuando el joven Anzak se desliza hacia uno de los lados, él hace lo propio hacia el contrario. Aquel llanto interrumpido de repente no era buena señal. Si los Kel Dor tuvieran pelos en la nuca, sin duda se le habrían erizado.

Oyes un -quedate quieto y no te muevas- un segundo antes de que...

De la calle, un poco más adelante, sale una humana joven vestida con ropas claras y holgadas, nada más veros armados y preparados, se sobresalta y veis como empiza a transpirar y os mira con ojos miedosos.

-Ehhhh, amigos, calma...-

Levanta los brazos y no hace ningún gesto amenazador, está claramente asustada de vosotros.

-Tranquila señorita digo bajando el arma y haciendo un gesto para que el resto hicieran lo mismo no tiene nada que temer, solo estamos buscando suministros, supongo que el desierto nos puso nerviosos y al no oir nada ibamos con precaucion, quien eres?

 Aunque Dann había bajado su arma, Turuk no hizo ademán de imitarle.

 -¿Quién más está ahí contigo y por qué os ocultáis, humana? ¿Qué hacéis en un sitio tan desolado como este? ¿Qué ha ocurrido aquí?

Anzak ve, por el rabillo de lojo, como una humana se presenta, de repente, en medio de la calle donde estaba el grupo. Casi le da un pasmo cuando ve que todos están armados y apuntan en su dirección.

Sin pensármelo dos veces, Anzak baja el arma. Ahora le cudraba un poco más. Alguien que hubiera oido la nave llegar a su pueblo. Era un buen principio, pero había algo que no le gustaba. No podía decir qué, pero algo le reconcomía por dentro. Si yo viviera en este pueblo y me dedicara a reparar naver, cada vez que se posara una, intentaría por lo menos sacarle una revisión, o una reparación menor. Pensó el muchacho mirando a la joven.

Cita:

Al principio la mujer responde a Dann, que ha bajado el arma-Ya, yo soy Naru-dice con desconfianza-¿trabajáis para Jabba? ya le hemos pagado el tributo de este mes, debería dejarnos en paz, si queréis suministros tendréis que comprarlos-

Luego mira a Turuk asustada... pero habla con voz firme: -No hay nadie más conmigo, la gente está trabajando en la mina, aquí no ha ocurrido nada- dice con cara de no comprender a que os referís.-Esta aldea es Fuente Abundante, nuestro hogar...-

Sin bajar el rifle en un solo momento. Leto dejó que Dann llevara el hilo de la conversación a su antojo. Mientras, miraba de un lado a otro por si fuese una maniobra de distracción.

Seguramente la mujer sólo querría proteger a su familia, por eso escondía el llanto del niño, pero eso era algo que a Leto no le importaba demasiado. Lo que sí le importaba en cambio era que se nombrara a Jabba.

¿Qué ya han pagado qué...?

El soldado prestó un poco más de atención cuando escuchó el nombre. Sabía que los Hutt cobraban diezmos en los poblados desarmados. Él mismo había debido dinero a Jabba algúna vez,... a todos les pasaba. Miró a Dann y esperó a que él contestara, volviendo a vigilar después de ese pequeño paréntesis de pensamientos.

-Tranquilo Turuk, no creo que Naru tenga intencion de hacernos daño digo mirandole y sabiendo que Leto no bajaria la guardia en ningun momento, con lo que, al menos, desprevenidos no ibamos a estar. -Necesitamos suministros y por supuesto los pagaremos y haciendole un gesto a Anzak para que en este punto empiece a meter baza en la conversacion le digo -Mi compañero te dira lo que necesitamos.

Anzak, atento a la conversación de Dann con la oriunda, ve cómo este le mira y le hace un gesto para que se acerque y hable cn ella. Cuando llega, escucha a DAnn que le dice:

Cita:

Anzak, un poco avergonzado por tener el protagonismo de la situación, hace por parecer seguro de sí mismo, pero, a todas luces, se ve su nerviosismo e inseguridad.- Bueno... ehhh.... Lo que mi compañero ... este.... Dann... bueno, pues. Lo que queremos es reparar nuestra nave.- Anzak, que durante el esbozo de conversación, había mirado al suelo todo el rato, levanta la cara y mira a la joven, otorgándole una sonrisa forzada.

No sé, pero al decirnos que no hay nadie, me parece que quiere que nos vayamos. Piensa el muchacho, mirando de soslayo a la joven. Luego recuerda que él también fué mecánico y que también tenía que "donar" parte de su recaudación a un jefe del ampa, para que le "protegiera" (de él, por supuesto).- Dime.- Sus palabras casi salieron de su boca sin pensar, lo que le pilló de sorpresa hasta a él mismo.- ¿Nadie repara naves por aquí? Seguro que ha venido más de una que debía tener algo roto. No sé, imagino que las naves que vienen a recolectar lo que sacais de la mina, necesitan reparaciones y seguro que se sacaría más que trabajando en la mina ¿no?.- preguntó Anzak un tanto mosqueado.

Pero al decir la última palabra, se dió cuenta del por qué no habría nadie ganandose mejor la vida... porque alguien no le dejaba y le obligaba a hacer un trabajo inhumano en una mina. La expresión de Anzak, al pensar esto, se reflejó en su cara y sin poder evitarlo, miró a la joven Naru y luego, con mucho cuidado a las inmediaciones.

Debía saber si estaba en lo cierto. Si era así, lo más seguro es que les estuvieran vigilando y seguramente, si no se iban pronto, se meterían en un lío. Hizo como que se le caía el arma y así se acercaba más a la mujer. Más cerca de ella le dijo en bajo.- ¿Quien os retiene? ¿Quién os está obligando a trabajar en las minas? ¿Nos están observando ahora?

La mujer os mira con menos miedo, aunque todavía está recelosa

-Si lo que quieres es que te reparemos la nave por unos créditos podemos hacerlo, pero sólo tenemos chapa y componentes básicos, no tenemos componentes de Hyperimpulsor ni nada muy sofisticado...-

-Ehhhhh, -dice mirándote como alucinada- que pareces un caballero Jedi de antaño, este es un asentamiento minero desde hace más de cien años estándar, pagamos a Jabba su tributo, pero lo paga todo Tatooine...-

-Decidme que le pasa a vuestra nave y veré que puedo hacer...-

- No tienes razón con eso - dijo Leto sin mirar a nadie en concreto. - Pero con que puedas proporcionarnos el material para reparar la nave nos vale. Nosotros también queremos irnos de aqui cuanto antes.

La voz metálica de Leto, que aún no había dicho nada, resonó con un poco más de fuerza en un lugar tan vacío de gente. Seguía con la mosca detrás de la oreja y más después de haber visto lo raras que estaban las cosas en relación con los lugareños y con los Moradores de las arenas.

Algo no iba bien, nada bien...

 Turuk baja un poco su arma, aunque no del todo. Como a su amigo, aquello no le gusta y, para colmo, su respirador volvía a estar lleno de arena.

 -Dime, humana. ¿Qué les pasa los Tusken de por aquí? Uno de ellos nos habló, parece increíble pero es cierto, de unas naves negras. Y dime, ¿por qué os escondéis de nosotros? ¿Creíais que veníamos de parte de algún gordo y apestoso Hutt?

La mujer mira a Turuk con escepticismo -¿Un Tusken os habló? Ojalá los dragones Krayt los devoraran a todos... y la única nave que he visto ha sido la vuestra...-

-No nos escondemos... la gente está trabajando en la mina yo hacía la comida...-