Partida Rol por web

Apocalipsis

Persiguiendo un sueño

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15/02/2010, 17:46
David Green

Agradezco el beso de Jenny. Es de lo poco que puede ser bienvenido en nuestras circuntancias y supongo que ella lo sabe, tras tantos años juntos y conociéndonos tan bien. Por eso sé que tras ese beso su expresión cambia ligeramente, guarda un instante de silencio, mientras piensa, y sé que me va a decir algo importante.

Luego, cuando trata de sacar a relucir el tema de la llamada de mi padre, se me tuerce el gesto. Se trata de eso. Ella sabe que nuestra relación ha sido tórpida, repleta de colisiones y discusiones. Mi padre y yo no nos llevamos bien. Podría decirse que jamás hemos tenido una relación de padre e hijo al uso, algo que empezó a torcerse tras la muerte de mi madre cuando era niño. Ser criado por un padre entregado a la vida militar no es sencillo, y su carácter, en demasiadas ocasiones autoritario, no mejoró las cosas.

"-Jenny.... te agradezco que me lo digas.... - digo en tono apesadumbrado - Pero lo cierto es que no he pensado en él hasta que ahora tú me has hablado del tema. - añado con gesto de franqueza- A pesar de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor, si tengo que ser sincero, creo que sirve de poco que haya llamado. Si estaba orgulloso de mi, debió habérmelo dicho antes; cuando de verdad necesitaba esas palabras y su apoyo."

Me acerco de nuevo a Jenny y la beso en la frente.

"-Si mi padre ha muerto, no es algo que me deje indiferente, desde luego. También lamento la muerte de Doug, y él era un buen amigo. - me tomo unos instantes y suspiro - Pero la verdad, todo esto es tan reciente y se me ha venido encima de tal manera que apenas he podido pensar en lo que estoy perdiendo y en la gente que está muriendo. No pretendo que me malinterpretes, pero lo cierto es que lo único que me ha empujado a seguir y lo que de verdad me preocupa es que no te pase nada a ti..."

Hago ademán de  acercarme de nuevo a la ventana.

"-Me temo que, si sobrevivimos a la epidemia, vamos a tener mucho tiempo para lamentar todo lo que estamos perdiendo..."

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15/02/2010, 18:57
Stanley Westen

Los parpados le pesan un poco al cerrar con fuerza la cajuela del vehículo. Había pasado toda la noche en vela, sin pegar un ojo, por mas que lo había intentado. No es que eso le sorprendiera, no es fácil dormir en medio de todo aquello. Su cabeza había estado dando mil vueltas, acerca de todo aquello, sobre su familia, sobre el sueño, y sobre que paso dar a continuación. Extrañamente no se había parado a pensar demasiado en su familia y en la perdida de su esposa e hijas... tal vez por algún modo de autodefensa involuntaria, o por que no cree que sea el momento de llorar. O tal vez por simple negación.

De todas formas, el siguiente paso a dar era lo que mas le había quitado el sueño. Por momentos le daba mucha importancia al sueño de Alex, a aquella visión que él había compartido, como para tomarlo a la ligera... y por otros momentos le restaba demasiada importancia como para tomar en cuenta todo aquello, por lo cual no hacia mas que ir de un lado a otro. ¿Realmente era importante aquel destino? Posiblemente no, pero había visto en el hospital que todo aquello podía hacer peores cosas en las personas ademas de matarlas, y no cree que sea buena idea ir por ahí dando tumbos. Ademas, por experiencia propia sabe que eso no soluciona nada.

Echa una ultima mirada por sobre su hombro, mirando aquel panorama desolador, aun mas de día, tomando algo de aire antes de entrar al coche y cerrar la puerta tras él.

Pone la llave en el contacto, pero no enciende el coche, tan solo mantiene la llave en su lugar, quieta, mientras aprieta el volante con la otra mano.

- Supongo que diga lo que diga querrás ir a Nebraska, ¿verdad? - le dice a Alex tras un prolongado silencio. Stanley apenas se mueve, tan solo mira al frente. Todavía no a decidido nada, pese a que el hecho de que este tras el volante haga parecer lo contrario.

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15/02/2010, 20:59
Howard Keenan

Despierta Howard. Estuviste un buen rato dormido, idiota pensó al ver que sus intentos de encender la TV eran inútiles. Ese olor característico en toda la ciudad enrarecía el aire en aquel espacio cerrado, y los cadáveres de su familia no hacían la situación más llevadera. Se preguntó que debía hacer con ellos. ¿Enterrarlos tal vez? No. Ya tenía suficiente con sus muertes, no pensaba dejarlos allí abajo, a merced de los gusanos y las alimañas. Además, ellos hubieran preferido descansar aquí. Después de todo es un ritual estúpido.

Al final, abandonó la casa. Simplemente los dejó allí, para no perturbar aún más su descanso. Además, cada vez que los miraba estaba a punto de romper en llanto una vez más, y una vez había sido suficiente. Tendrías que acostumbrarse a la muerte. Incluso enfrentarla, si pretendía seguir viviendo. Buscó su sombrero y salió a la calle, para encontrarse con una escena de lo más extraña. Aún más que la escena apocalíptica. Entre todo el silencio y la muerte, un hombre le señalaba conuna sonrisa, como si lo hubiera estado buscando por un largo rato y hubiera encontrado al fin lo que tanto anhelaba. Cuando fue nombrado, Howard se sobresaltó. Ciertamente no conocía a ese nombre, y el hecho de que el lo conociera le inquietaba. Aún más en una situación como esa.

-S...sí. Ese soy yo. ¿Quién eres tú?-

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16/02/2010, 00:32
Alex Silverstone

Me quedé observando a Stanley mientras esperaba su respuesta. Parecía estar bastante ausente, pero aquella noche ninguno de los dos había dormido precisamente bien, para eso sólo había que mirarnos la cara, así que no le di más importancia de la que tenía. Además, ya había percibido que por mucho que me esforzase, parecía querer mantenerme al margen, como si simplemente tuviera que cargar conmigo porque era lo único vivo que había encontrado. No estaba acostumbrada a ese trato, sin duda, aunque suponía que no lo hacía a posta, simplemente era una reacción derivada de todo lo malo que había sucedido.

Asentí con la cabeza a sus palabras y aunque no era una de mis mejores sonrisas, sonreí, a la vez que me movía para abrir la puerta del vehículo, sentarme en el asiento del copiloto y ponerme el cinturón, interpretando que sí, que nos íbamos a Nebraska.

- Venga chófer..rumbo a Nebraska.. - Trataba de poner algo de calor en un día frío y gris. - Siento curiosidad por saber si ha sobrevivido más gente.. no podemos ser los únicos.

Teníamos únicamente dos opciones. Una era morirnos de pena debido a las muertes, a toda una vida perdida o bien, tratar de comenzar una nueva de la mejor forma que pudiéramos y si había burlado ya a una enfermedad, no me parecía correcto morirme ahora llorando.. tenía que poner todo mi empeño en seguir, aunque no en olvidar.

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16/02/2010, 11:20
Brick Hayes

Aquello era un jodido caos, ¿qué demonios había pasado en una sola noche? Recordé al mendigo que quiso robarme, tenía un aspecto parecido a varios de estos cadáveres, ¿una epidemia? Seguramente deberían haber avisado.

Coño la imagen de Obama en la tele, lo mismo estaba anunciando algo diferente al discurso de Navidad. Toda la maldita ciudad se había ido a la mierda, así, de repente, ayer mismo estaba en el centro, abarrotado de compras, y ahora, nada, no había nadie en la calle, todo aquello era una jodida sinrazón.

Detrás mía dije a Vivian al escuchar el ruido, echando mano del arma y apuntando en la dirección de la que provenía.

Miré a la mujer que se arrastraba, otra vez esos síntomas, mi primer instinto fue dar un paso hacia ella, era diferente a lo de la otra noche, no había intentado asaltar mi casa, pero, yo no era médico ni tenía ni puta idea de lo que le pasaba, y por supuesto no quería contagiarme. Iba a decirle que avisaría a un médico, y que pronto la ayudarían, pero no se me daba demasiado bien mentir, así que me di media vuelta cuando sentí el tirón del brazo, alejándome unos pasos de aquella mujer.

Caminé hacia el coche, abrí las puertas y dejé las mochilas en el asiento trasero, saqué entonces el telefono móvil y se lo tendí a Vivian mientras yo arrancaba.

Llama a una ambulancia, a la policía y luego a Thomas

Me daba la impresión de que las líneas de los dos primeros iba a estar más que saturadas, esperaba que Thomas se encontrara bien.

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16/02/2010, 17:32
Stanley Westen

- Bien... - dice aun sin convencerse – a Nebraska entonces – añade mientras gira la llave sobre el encendido y pone en marcha el automóvil – pero vas a tener que guiarme, hay un mapa en la guantera, espero que no te moleste hacer de copiloto – dice con una ligera sonrisa, mientras aprieta el acelerador y pone lentamente el coche en marcha.

Lo cierto es que pese a ello aun no a tomado una decisión acerca de que paso dar a continuación, pero cualquier cosa es mejor que quedarse en aquel lugar... tendría mucho tiempo para pensar detraes del volante, ademas de que no le desagrada del todo la dirección en la cual tienen que encaminarse. Así por lo menos va a acompañar a Alex lo mas cerca posible de su destino, aunque el no le siguiera.

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16/02/2010, 21:08
Debbie Scott

El viento azotaba mis mejillas y transportaba un olor repugnante a sangre, pólvora y muerte. Abrí los ojos lentamente, como cuando te despiertas de un sueño, aunque en esta ocasión mas bien se trataba de una pesadilla.

No estaba segura de qué había ocurrido exactamente, aún estaba conmocionada, pero era evidente que había recibido un gran golpe y llevaba inconsciente bastante tiempo.

Intenté incorporarme pero al hacerlo el dolor de una punzada en la cadera se acentuó haciéndose notable y obligándome a tener que apoyarme en una cercana farola para mantener el equilibrio.

Avancé lentamente por la ahora desierta calle con la mano izquierda apretando con fuerza mi cadera intentando aliviar el dolor. Cogí mi arma, que de alguna forma se encontraba tirada en el pavimento y la enfundé.

Observé atentamente mi alrededor y me dirigí hacia donde gracias a dios parecía haber algún superviviente... me alegré mucho al comprobar quienes eran.

-¿Estáis bien? Les tendí mi diestra para ayudarles a levantarse.

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16/02/2010, 21:20
James Periwinkle

 Que había ocurrido, acaso aquel intento de violación había sido inventado, acaso el viaje en el avión había sido imaginación mia, todo lo ocurrido con Amanullah hasta llegar a este punto era irreal, me preguntaba una y otra vez... Al abrir los ojos un simple vistazo aclaró todas mis dudas, todo había sido real, el accidente de avión, y aquel acto bandalico contra la dependienta, aunque para mi desgracia, ahora tanto ellos como ella estaban muertos.

 El cielo estaba despejado, dejando ver así su azulado color a causa de la capa de ozono. Era cuando menos curioso y muy hermoso. No sabía como, pero la cabeza me dolía aun mas que cuando el accidente de avión. Por un acto reflejo del cuerpo, lleve mi mano derecha a la cabeza, tocando delicadamente con la yema de mis dedos parte de mi craneo, hasta llegar a una zona en la que parecía encontrarse una herida. La sangre que había brotado por aquel punto estaba ya seca, los dedos dieron cuenta de aquel detalle, así que debíamos haber estado bastante tiempo allí tirados en el suelo.

 Aun no sabía muy bien que era lo que había pasado, lo unico que quería era saber si Amanullah estaba con vida, y efectivamente así fue. Al girar mi cabeza lentamente, pude verle debajo de muchos cascotes desprendidos de los edificios colindantes a ese paseo. Aunque hubiera querido ayudarle en ese momento no hubiera podido, me costaba mover un solo hueso de mi cuerpo. Al igual que el profesor, yo tambien tenia escombros encima de mi ropa, no es que me preocupara que el traje se hubiera roto, pero quité todos aquellos cascotes y seguidamente me levante.

 Mire a la derecha, la mujer rubía, aquella que me salvo la vida, bueno, realmente me salvo de haber recivido un buen numero de golpes. Era un alivio que se encontrara con vida.

 -"Gracias."- Casi no fuí capaz de lanzar aquellas palabras, estaba bastante malherido. Aun no sabía como había logrado sobrevivir a aquel tremendo impacto de avión, y ahora estaba cubierto por cientos y cientos de cascotes, no era un hombre fornido, y todo aquello había causado basntate mella en mi cuerpo. -"Parece que al menos la vida aun no nos ha abandonado."- Rapidamente la deje de prestar atención, debía sacar de aquella tumba de escmbros a Amanullah y buscar a la azafata, debíamos ir a un hospital, pero tambien debía llamar a Claire. Ya no me preocupaba mi estado fisico o mental, quería saber de mi mujer, todo esto que estaba pasando era muy extraño, ataques biologicos, el ejercito actuando en la ciudad... el presidente dando un discurso...

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16/02/2010, 21:38
Alex Silverstone

- No creo que pueda hacerte de copiloto nadie más de momento, así que tendré que conformarme.. - Respondí buscando el mapa que me decía y tratando de localizar en él nuestro destino.

Sin lugar a dudas el viaje iba a ser bastante largo, ya que teníamos que cruzar medio país para llegar allí.

- Nueva York, Pennsylvania, Ohio, Indiana, Illinois, Iowa y al final Nebraska. - Dije mirando al mapa y pensando en todo lo que íbamos a tener que recorrer. - Y a eso le sumamos lo que tengamos que cruzar para salir de este estado.. Si tenemos que buscarle un lado positivo es que va a ser el viaje más barato que vamos a hacer en nuestras vidas, aunque espero que no tengamos ninguna complicación extra..

Estaba tratando de ser optimista, pero el viaje se iba a hacer eterno, y sobre todo con la conversación que me parecía que iba a tener, ya que mi " compañero " era un poco callado..

En ese momento como si de una iluminación se tratase, puse la radio del vehículo y comencé a buscar por las emisoras. Si había alguien vivo quizás hubiera tenido la idea de trasmitir algo, al menos, eso hacía la gente en las películas..

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18/02/2010, 16:15
Director

Brick comenzó a conducir, alejándose del lugar, por las calles sembradas de muerte y destrozos.

El teléfono llamaba, pero nadie contestaba. No es que las líneas estuvieran saturadas, sino que nadie parecía estar en su lugar para atender a los teléfonos. Y viendo lo que vieron por las calles, aquello no les extrañaba en absoluto.

Muertos y moribundos se mezclaban con personas desesperadas y armadas, que asaltaban comercios y mataban a sangre fría a sus congéneres por cualquier estupidez. Incluso una bala perdida entró por el asiento trasero de su propio vehículo, sin más consecuencias. Se tomaron un descanso visual al llegar a un barrio del extrarradio, donde había una plaza con una cancha grande de baloncesto y un parque para que jugaran los niños.

Vivian había puesto la radio, y esta reproducía un mensaje automático diciendo cuales eran las ciudades americanas en cuarentena. Philadelphia figuraba entre ellas.

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18/02/2010, 16:19
Vivian

Vivian intentaba calmarse, y guiaba a su marido con un mapa callejero de la ciudad que tenía en la guantera. Ya era mediodía y no habían desayunado nada, asi que las tripas comenzaron a rugir en un curioso concierto. Sin embargo, su preocupación alejaba al hambre, de momento.

-¿Donde vamos a ir ahora, Brick? -le dijo, mirándole.

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18/02/2010, 16:21
Director

Los días pasaron despacio.

Cada vez se escuchaban menos disparos en la lejanía, y cada vez su despensa se iba vaciando más. David y Jennifer tuvieron que prepararse inevitablemente para afrontar una salida al exterior, en busca de comida y quizá otro destino. Habían pensado sobre ello. ¿Un pueblecito apartado y tranquilo? Parecía que, al final, iban a sobrevivir a la epidemia, y debían pensar en el futuro, en un lugar donde pudieran cultivar su propia comida, y que estuviera lejos de las centrales nucleares y demás sitios peligrosos.

Sea como fuere, aquella mañana se habían vestido con ropa cómoda y abrigada, habían cogido unas mochilas con equipo "de supervivencia" (de lo que tenían en casa, poco más que una navaja, una linterna con unas pilas, un termo, un saco de dormir y una muda de ropa), y salieron fuera. El primero fue David, cauto, que asomó.

Había un cadáver en medio de la acera, una de las vecinas de David, una señora de cuarenta años que siempre le miraba por encima del hombro al ser un separado sin estabilidad emocional. El destino no estaba exento de cierto grado de retribución, al menos para los supervivientes.

Su coche estaba aparcado en la acera de enfrente, bien visible. Tenía algo de escarcha encima, fruto del intenso frio que estaban viviendo entonces. Él, como médico, sabía que la temperatura siempre es unos grados más baja cuando no hay ningún ser humano en un lugar.

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18/02/2010, 16:30
Director

Ohio, día de año nuevo de 2013

El coche proseguía su camino por la carretera secundaria, a velocidad prudente. Durante su largo camino, se habían encontrado con numerosos siniestros. Muertos en la carretera, coches estrellados, motocicletas volcadas en la cuneta. Todo eso retrasaba su marcha, ya de por si presurosa.

Alex dormía placidamente en el asiento del copiloto, con su gorro de lana puesto. Stanley se había acostumbrado a su presencia, y había comprendido que era una buena chica, y que no había hecho mal confiando en ella. Pero, al mirarla, no podía evitar recordar a Grace. Sabía que ella estaba muerta, pero necesitaba comprobarlo.

Una señal de tráfico indicaba que faltaban unas horas de viaje para llegar a Indiana, y Kendallville estaría a tiro de piedra. ¿Quería volver allí? Quizá no, pero lo necesitaba. Necesitaba aclarar sus ideas, ordenar el puzzle de lo sucedido, descender al abismo, para poder renacer.

El indicador de gasolina del 4x4 anunció que el carburante se estaba terminando, y la lata de gasolina que llenaron en Nueva York no era infinita. La solución vino a los cinco minutos, cuando un letrero señaló el nombre de un pequeño pueblo de Ohio: Hicksville. Según la leyenda, tenía una gasolinera.

Ya eran las once de la mañana cuando Alex despertó, y Stanley detuvo el vehículo, comprobando cual era el problema. Un coche bloqueaba totalmente la entrada a la carretera que llevaba al pueblo. Había dos muertos dentro, un viejo matrimonio. Él llevaba un sombrero de cowboy, y mostraba ya evidentes signos de descomposición.

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18/02/2010, 16:42
Amanullah

El indio parpadeó cuando James retiró las piedrecitas que habían sobre sus párpados.

Luego se incorporó, tosiendo por el polvo, y atusándose el traje todavía más maltrecho, como desorientado. Escuchó la voz de su compañero científico, y mientras ordenaba sus pensamientos vió a la chica rubia, que antes había dicho que era del FBI. Aquello le calmaba, aunque fuera un poco. Iban a estar con un representante de la ley, y eso podía abrirles muchas puertas en aquellas circunstancias.

Cuando James encontró a la azafata, se dió cuenta de que había muerto, con tres tiros en el pecho. Quizá había sido por los militares, o quizá por los exaltados. Realmente, daba igual. Entonces, el indio se levantó, pasándose la mano por el rostro.

-Esssh el apocalipsis. Khali se pasea por la tierra, Periwinkle.

Miró luego a los militares muertos del control.

-Hay que bushcar alimento, ropa y medisinas. Luego lo mash rasonable sería irse de la ciudad.

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18/02/2010, 16:48
Randall Flag

El hombre sonrió, sin acercarse. No quería asustarle más de lo que ya lo estaba. Parecía sincero, después de todo.

-Me llamo Randall, Randall Flag -dijo.

Miró por encima de su hombro, a la casa que le vió nacer. Compuso un gesto preocupado, negando con la cabeza.

-¿Lo has perdido todo, verdad Howard? Pero no te engañes.

Se cruzó de brazos, mirándole serio. Parecía un hombre poderoso, como si en ese momento pudiera decidir sobre él y lo que le rodeaba. También sabía muchas cosas sobre él, cosas que solo un hombre con acceso a ciertos datos podía conocer.

-Ellos no creían en ti, Howard. Creían que eras un borracho, un bala perdida, un hombre que había fracaso en la vida. Aunque te quisieran, te reprendían por haber decidido tu propia senda, una senda sin hipotecas ni trabajos esclavos de jornada partida, sin mujeres caprichosas que te amenzaran con chantajes emocionales para darles un hijo y las comodidades que siempre desearon.

Sonrió de nuevo, señalándole.

-Pero yo si creo en ti, Howard Keenan. Y tengo grandes planes para ti. Dime, ¿Había confiado alguna vez alguien en ti de esa manera? ¿Había confiado alguien en ti así en toda tu miserable vida?

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18/02/2010, 17:09
Alex Silverstone

Dormí plácidamente en el coche. Era como si me costara menos dormir ahí, en donde sabía que tan sólo estaba Stanley y no había ningún muerto alrededor, que cuando debía hacerlo en algún lugar en el que tenía que pararme, aunque claro, las posturas que tenía que coger para coinciliar el sueño en el coche eran de lo más complicadas y a veces, incluso me despertaba porque se me había dormido también algún músculo y eso no era nada agradable.

Abrí los ojos para encontrarme con un coche bloqueando la entrada de algún lugar, parecía un pueblo no demasiado grande, pero no me sonaba, aunque cierta parte de mí, sabía que cuanto más nos acercáramos a Nebraska, también estaría más cerca de mi casa, y empecé a barajar la posibilidad de desviarme del camino y acercarme a ver si quedaba alguien de mi familia allí, aunque no quería decidirme ya, era una decisión difícil así que cada cosa iría a su tiempo.

Ahora el problema era un vehículo que estaba en mitad de la carretera y para poder sacarlo de allí debíamos como mínimo abrir aquella puerta y bueno, el estado de las cadáveres que había en el interior daba que pensárselo dos veces.

- Joder.. me estoy cansando de los cadáveres ya.. - Murmuré ante la escena. - Se deberían de quemar antes de que acabemos nosotros también muertos por otra segunda epidemia debido a la descomposición de los cuerpos..

Desde luego, había tenido mejores despertares que aquel a lo largo de mi vida.

- Tendremos que abrir las puertas de eso, dejar que se ventile un poco y luego ponerlo en punto muerto para empujarlo fuera de la carretera.. - Dije esta vez hablando con Stanley, esperando a que me diera su visto bueno antes de ponerme a ello. Dos cabezas siempre pensaban más de una y estaba abierta a otros puntos de vista.

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18/02/2010, 18:04
David Green

Los días pasaron. La radio ya no emitía nada salvo estática o, en pocos casos, mensajes pre-grabados. Nada que mereciera sacrificar las pilas en un aparato inútil. Sin electricidad y con pocas provisiones, no íbamos a aguantar demasiado, así que tras meditarlo y hablarlo, nos prepararamos para salir al exterior.

Mi intención inicial era ver qué había ocurrido. Localizar provisiones, con suerte supervivientes y, sobretodo, no contagiarnos. Para esto último existían dos posibilidades. La primera implicaba que Jenny y yo habiamos tenido mucha suerte, pero todavía podiamos acabar siendo víctimas potenciales si el virus era capaz de permanecer en los cadáveres o en el aire. La segunda, la que deseaba que fuese cierta, es que perteneciéramos al pequeño porcentaje de personas inmunes a la infección. Ocurre siempre y en todas las infecciones, pero esas personas suelen ser escasas. Quizá existía otro factor que nos había librado de la enfermedad, pero lo desconocía.

Ataviados como excursionistas y con las obligadas máscaras, salimos de nuevo a la calle. Hacía frío y un silencio sepulcral contrastaba con la urbe que otrora se caracterizara por sus vehículos siempre en movimento y sus edificios repletos de vida. El cuerpo humano emite el calor equivalente de una bombilla de 100 watios. Y ahora, al mundo se le habían fundido los plomos. Frío y silencio. Ese era el futuro que nos aguardaba en la calle.

En la acera reposaba el cuerpo de la señora Matheson. Era una cuarentona mojigata y vecina del bloque de apartamentos, aunque ahora ya no volvería a mirarme con aquel desprecio y condescendencia por ser un hombre divorciado. Cogí de la mano a Jenny y la miré, buscando sus ojos bajo la mascarilla.

"-Veamos qué ha ocurrido.... - le sugerí."

Notas de juego

 

Máster, me interesa aclarar ciertas cosas:

-¿Las calles están repletas de cadáveres y vehículos que dificultarían circular en coche?

-¿Hay carteles o pintadas anunciando supervivientes en alguna parte?

-Buscaré comercios en los que pueda hacer acopio de provisiones variadas. Comida, pilas, linternas, armas, combustible,....

-Sospecho que habrá cadaveres a cientos. Eso nos obligará a abandonar los grandes núcelos de población. Cuando empiecen a pudrirse los cuerpos, no podremos sobrevivir. Así que tras la primera inspección de rigor, buscaré un vehículo adecuado y nos marcharemos lejos de la ciudad.

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18/02/2010, 18:29
Brick Hayes

Asintí a las negativas palabras de mi esposa haciendo referencia a las contestaciones a las llamadas, lo sospechaba, y visto el panorama, incluso tenía cierta lógica, lo sentía por Thomas, pero esta visto que aquí cada uno tenía que solventarse la papeleta como pudiera.

La radio me dio algo de información, y también algo de esperanza, pues lo que estaba viendo a mi alrededor, parecía el jodido fin del mundo, una puta pelicula de esas donde se anuncia el fin del mundo o un episodio de lo Simpons donde todo el mundo saquea. Me sintí tan idiota como Hommer, sólo pude acelerar para dejar atrás cadáveres y personas próximas a convertirse en ellos.

¿Las cuarentenas se usan para aislar cuando hay una enfermedad contagiosa? pregunté a Vivian, y asentí con la cabeza cuando ella contestó afirmativamente, algo estaba matando a la gente, y la hostia de rápido. Pensar nunca había sido lo mío, a mi mujer se le daba mejor, pero estaba claro que esta situación la había superado, sangre, muertos, todo esto era una puta locura, tenía que mantenerme firme y ponerla a salvo. De pronto até cabos, si estaba en cuarentena, no nos dejarían salir, a no ser que todavía no fuera demasiado tarde para eso.

Saldremos de la ciudad, iremos al lago Erie

Aquello era un lugar aislado

Allí estaremos a salvo hasta que todo esto se solucione

Si es que tenía solución, porque francamente pintaba mal, y le sorprendía no ver ya al ejército controlando la situación, siempre había pensado que deberían estar ahí si ocurría una emergencia. Nunca había confiado en la policía, pero los militares eran otro asunto bien diferente, siempre habían dado la cara por el país.

Le sonreí, intentando transmitirle tranquilidad, y palmeé sus pierna un par de veces, ya la había sacado de casa, y de momento no parecíamos enfermos.

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18/02/2010, 23:06
Howard Keenan

El tono con el que el hombre hablaba al principio hizo mermar el escepticismo de Howard. Un nombre y una sonrisa hacían maravillas a la hora de conocer gente. Te acercan a ellos. Al menos eso sintió el ahora huérfano. En un momento de desolación y tristeza como ese, una voz amable le hacía sentir mejor. Acompañado y no tan solitario, una sensación que predominaba de manera alarmante, aunque desde hace tiempo.

Sin embargo, aquella figura se tornaba cada vez más siniestra. Sabía mucho sobre él. Sabía... demasiado. Toda su vida pasó frente a sus ojos al oír las palabras de Randall. Una vida huraña y alejada del resto al principio, pero borrosa en los últimos años, incluso décadas. Se dio cuenta de que sus recuerdos mundanos se volvían difusos y que tenía que esforzarse para recordar las pequeñeces. Más de lo normal. No obstante, lo que decía aquel hombre era verdad: ¿quién había confiado ciegamente en él, como un padre, una madre o un hermano deben hacer? Nadie, ni siquiera David. Él era un paria, lo sabía, y no era de confiar. Pero, ¿quién había intentado rescatarlo del pozo al que se había precipitado? Nadie, otra vez.

La razón se infiltró entre sus sentimientos, y comenzó a darse cuenta de que el hombre frente a él había dejado de inspirarle confianza. Era un completo extraño, y sus palabras y presencia eran no sólo inquietantes, sino ciertas. -Tu nombre no me basta, Randall- exclamó Howard, sin moverse de su lugar. -¿De dónde has sacado todas esas cosas? ¿Qué acaso eres del gobierno o algo?-

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18/02/2010, 23:30
Randall Flag

El hombre sonrió, metiéndose las manos en los bolsillos. Parecía que disponía de todo el tiempo del mundo, y de que aquella conversación era para él algo importante, a lo que podría dedicar varias horas si se terciara.

-No, mucho mejor -repuso.

Se acercó, sacando una bola de cristal tipo paisaje nevado, con una pequeña casita en medio. Como Howard desconfiaba, la dejó a medio camino entre ambos, en la acera.

-Estoy construyendo algo, algo sólido. La civilización que tu conocías ha desaparecido, pero nosotros podremos construir una nueva, Howard, tu y yo.

Sonrió de nuevo, señalando la bola. Entonces, como si fuera una televisión, comenzaron a reproducirse en ella imagenes. Se veía Las Vegas, de nuevo llena de gente, gente que retiraba los cadáveres. Howard llegaba en una pickup lujosa, entrando al hotel Bellagio. Le trataban con respeto, saludándole. Mujeres guapas con vestidos de noche le miraban provocativamente, y él entraba con una sonrisa a un despacho, donde Randall le aguardaba hablando por teléfono.

-Yo puedo darte todo eso, Howard, y más. Puedo darte más que riquezas, porque en este mundo podrás tomar todo lo que se te antoje. Te daré poder, un cargo y sobretodo respeto. Te situaré a mi lado en el nuevo reino que tu y yo vamos a construir. Tu y yo, Howard.

Sonrió de nuevo, amistoso.

-¿Que me dices?