Partida Rol por web

Lucia temblaba por la adrenalina que desprendía su cuerpo, que la había ayudado (o no) a salir de esa carnicería.. para encontrarse en una de nuevo. Al menos no se sentía en peligro inminente.

Parecía que estaba en una de esas pelis de zombis, infectados o canibales locos.

Aprovechó para respirar profundamente y sopesar todas las opciones. Ninguna era buena. Obviamente la primera que se le pasó por la cabeza es irse sola por el túnel por el cual habían venido hasta la siguiente parada, pero no sabía si se encontraría mas de esos zombies.

De momento, busca el mejor sitio para esconderse en el andén y se queda expectante y alerta del transcurso de los otros grupos, atenta de si ve una posible salida o alguno de ellos consigue abrir camino.

Me permito un suspiro de alivio cuando logramos llegar arriba, no sabía si había cogido a María o a una de esas criaturas.

Espero intranquilo mientras se cura girándome hacía todos los lados mientras la ilumino con el móvil barato.

Cuando me ofrece otra botella la acepto aunque bebo un sorbo primero y le ofrezco si también quiere. – Lo necesitaba.

Niego con la cabeza cuando propone quedarnos aquí señalándole su pierna. – No, es mucho mejor que intentemos llegar a tu casa. Ahora están comiendo pero lo hacen muy rápido recuerda que también lo hacían cuando los encontramos.

– Necesitamos armas, ¿hay algún ministerio al lado de tu casa siempre tienen policías si están vivos estaremos seguros estando tu casa al lado y si han muerto podemos hacernos con sus armas. Sonriendo irónicamente. – Soy un viejo para ti pero hice la mili y todos las armas básicamente son iguales seguro, expulsar el cargador, ponerlo… En unos minutos te enseñaría a usarlas.

Justo enfrente del ático esta el ministerio de empleo y seguridad social. Aunque sinceramente no sabia decirte si quedara policía allí dentro después de lo que esta sucediendo. Maria repasa su vendaje para ver que esta bien puesto y después se levanta. - Yo también quiero llegar a mi piso cuanto antes y mas aun sabiendo que esta a unos pocos metros saliendo de aquí. Pero tenemos que ser precavidos e intentar ver si hay muchos mas de estos en la calle. Maria coge aire. Si no hay o hay pocos podríamos llegar al portal y subir al ático. Con respecto a lo de los polis, quizá sea mejor pasar la noche en la casa y mañana con mas luz y quizá con alguna noticia de lo que esta pasando podríamos ver que hacemos. 

– Aquí ya sabemos que hay muchos vayamos hacía la salida y sabremos como esta la calle de despejada para llegar allí. No podemos quedarnos aquí con esos detrás.

Mirando hacía nuestras espaldas.

En un último esfuerzo por salir de allí Lucho se revuelve intentando sacarse a la masa de muerte y putrefacción de encima, sin conciencia de lo que sucede a su alrededor y sometido por el dolor extremo no tiene fuerzas para huir.

-¿Es este el fin acaso? Tan lejos de todo... No, no estoy muerto aun-.

Pero de nada sirven sus pensamientos positivos, simplemente la masa zombie es demasiado. Claro, no deja de sacudirse, el mero instinto predomina.

Pero, ¿Hay esperanzas realmente?

Óliver, al verse sorprendido y superado por esa cantidad de carne picada y dejada estropear al sol, entra en un frenesí histérico y tan lleno de adrenalina que casi no se entera del golpe en las cosillas, todo y que no augura nada bueno.

Intentando apartar al filete podrido que me ha placado, y salir corriendo de nuevo, golpeó y empujó todo lo que puedo para deshacerme de él.

Arf, arf, arf

La respiración de Rafa resonaba por el túnel del metro, el esfuerzo de la meleé, escapar de la presa y la larga carrera en esprint que estaba llevando lo habían puesto a tono. No muy lejos de donde estaba captó al joven de la chupa de motorista y a la niña que parece agotada cayendo de rodillas... entonces vio la imagen que resaltaba la linterna del muchacho. Una puta horda de muertos vivientes delante de ellos.

-¡Mierda!

El paso estaba cortado por delante y por detrás. No había por donde largarse corriendo y el tiempo no sobraba. Giró sobre si mismo para iluminar al entorno suyo buscando una salida. Entonces vio el cableado del techo. Tal vez si llegan ahí podrían sortear la horda y encontrar un sitio por donde escapar. El cableado debería poder aguantar, y con el apagon no debería ser peligroso en esos momentos. Estaba alto, pero las paredes rugosas de túnel, los refuerzos estructurales del túnel podrían servirle para alcanzarlos... pero siempre sería mejor contar con alguien para echar una mano.

-Chuck, ven y trae a la niña, por ahí no podrás pasar. El cableado. ¡Tenemos que ayudarnos para alcanzarlo!

Mientras el joven regresaba portando a la niña Rafa intentó trepar por un contrafuerte de la estructura del túnel para alcanzar el cableado de arriba... 

Me coloco al lado de María. – ¿Seguimos avanzando?, tu sabes el camino. Mas adelante deben estar las taquillas y suelen ser antiatracos.

Por el grito que ha dado debe estar herida pero mejor no nombrarlo, ahora necesitamos llegar a su casa o algo pequeño que podamos controlar. Aquí en medio de una estación de metro no tenemos muchas posibilidades.

María mira a Santi cuando este le habla y al terminar coge con la mano que lleva la bolsa su mano y camina junto a el. - Sigamos hacia delante, si la cosa no se pone fea no tardaremos en llegar a la calle o eso creo. María sabia mas o menos que dirección seguir ya que conocía la estación, pero de oídas y eso le dio rabia. Maldijo este día no por lo que estaba sucediendo, ni siquiera por el mordisco que había recibido, lo hizo por ser la primera vez que había subido en el metro. Quizá de haber cogido un taxi, ya hubiera estado en su casa cuando esto hubiera empezado.

Por fin atrapé a la niña (bueno, se arrodillo agotada, pero contaba)... pero el alivio de este hecho era momentáneo. Por desgracia, ya estaba viendo donde había acabado los forofos del estadio; muertos, revividos y enfrente nuestra. Mierda, ¿ahora que hacemos?. Esto pintaba muy feo.

Por suerte para mí, parece que Rafa tiene un plan, y parece bueno. -Lo siento, pero ya no hay tiempo de pedirte permiso- le dije a la niña, y acto seguido la cargué sobre mi hombro como si un saco de patatas fuera; me daba igual, si golpeaba, mordía o arañara, no la iba a dejar frente a esos hinchas hambrientos de carne humana. Luego me acerqué a Rafa, dispuesto a ayudarle. Le puse las manos a modo que pueda impulsar a Rafa -Vamos, impulsate, deprisa- le dije con prisas -Y por favor, ayúdame a subir luego-.

Turno 11

Bueno, damas y caballeros, tenemos dos grupos diferenciados. El primero lo forman Santi y María, que han subido las escaleras dirigiéndose a la parte superior de la estación de Nuevos Ministerios. El segundo lo formáis todos los demás, repartidos entre el andén de la línea 10 y los túneles. 

A partir de ahora, escribiré dos turnos distintos; uno para Santi y María y otro para los demás. Vosotros, igualmente, deberéis editar los destinatarios de los mensajes de la misma manera.

(Sigue...)

Cuando llegáis a la parte superior de las escaleras os encontráis con algo más de luz. El intercambiador de Nuevos Ministerios es un espacio diáfano, de varias alturas, con amplias plataformas en cada una de ellas que dejan espacio para que la iluminación que llega desde la calle se extienda tenuemente por el lugar.

Las plataformas están unidas entre sí por escaleras mecánicas sin energía y por ascensores, que presumiblemente no funcionarán, enclaustrados en estructuras de cristal. En la penumbra podéis ver zombis aquí y allá. Las criaturas parecen gregarias; al encontrarse entre sí forman grupos que pululan por los andenes, o que permanecen quietos como estatuas, gimiendo por lo bajo y haciendo castañear sus dientes de vez en cuando.

Desde donde estáis podéis ver dos salidas, escaleras que se dirigen hacia la luz tardía del anochecer. La más cercana se dirige al edificio de "Nuevos Ministerios", y la otra, algo más lejana, al "centro comercial". Para llegar a cualquiera de las dos tendríais que esquivar a varios grupos de zombis, para lo cual necesitaríais tiradas de "Nervio". Si os dirigís a la más cercana, (la que sube al edificio de "Nuevos Ministerios"), podéis sumar +1 a vuestro valor de "Nervio", (es más fácil).

Así, podéis dirigiros a la salida de Nuevos Ministerios, (Nervio +1), a la del Centro Comercial (Nervio), investigar o buscar en la estación o bien dar la vuelta y bajar de nuevo las escaleras hacia la oscuridad. El ático de María está a cinco minutos de la salida cercana, y a siete de la del Centro Comercial.

(Sigue...)

Rafa observó el cableado que recorría los túneles del metro, unido a las paredes circulares por poderosas argollas fijadas con tornillos del tamaño de un dedo. La horda de zombis futboleros, aparentemente recién salidos del estadio, se atropellaba caminando torpemente, dirigiéndose hacia el sur. Era una muerte segura si no conseguían salir de allí. 

El padre de familia usó la linterna para localizar un montón de cables, algunos recubiertos por tubos, que corrían a unos tres metros, un poco más arriba de otro manojo más bajo, a la altura de la cintura. Usando éste para impulsarse, (+1 a Músculo), quizás fuera posible amarrarse a ellos.

El salto que dio no fue muy potente; se enganchó el pie en la vía, y eso le restó trayectoria. Y cuando su pie alcanzó de refilón el manojo de abajo, tampoco consiguió una posición estable. La caída parecía inevitable, pero tras tantos árboles trepados con sus hijos le quedaba un as en la manga; su fuerte mano alcanzó los cables de arriba, y así logró estabilizarse e izarse con fuerza, asegurando los pies sobre el segundo manojo de cables y agarrándose con las manos a una muesca que había en la parte superior del túnel, seguramente pensada para albergar otro cable, que afortunadamente no había sido instalado.

En ese momento llegó Chuck, con la niña a cuestas. No prestaba ya ninguna resistencia, y su ojos infantiles miraban muy abiertos la mugrienta podredumbre que se dirigía hacia ellos en forma de marea de zombis. El túnel empezó a llenarse de gemidos y gritos guturales e inarticulados.

Chuck soltó a la niña, que lo miró agradecida antes de que la izara y se la facilitara a Rafa, que había conseguido cierta seguridad pegado a la pared, a unos tres metros de distancia del suelo, con los pies en el manojo de cables y las manos en la ranura. Soltó una de ellas, y se quitó el cinturón para tendérselo a la niña (+1 a Músculo). Ésta chilló con un tono muy agudo, pero impulsada por Chuck se amarró al cinturón con la fuerza suficiente como para que Rafa la izara sin problemas. La pequeña se sentó sobre el grueso manojo superior, y después se tumbó sobre él y se agarró con fuerza.

Solo quedaba chuck. La horda de zombis se acercaba cada vez más, y ya podía oler el rancio aroma de su carne pútrida. Rafa volvió a soltar una de sus manos, bien afianzado con la otra, para tenderle el cinturón, y Chuck tomó impulso. La maniobra salió bien, y el joven afianzó los pies, como su compañero, en el cable que se encontraba a tres metros del suelo, para agarrarse con las manos en la ranura que había más arriba.

En ese momento, los monstruos llegaron a su posición. Un ejército demoníaco de muertos vivientes comenzaron a gritar, sisear, gemir y agitar los brazos por debajo de ellos. La niña empezó a gritar, mientras los dedos amoratados de vuestros perseguidores rozaban, en ocasiones, el manojo de cables que sostenía vuestros pies.

(Sigue...)

Vamos con la merienda gente que queda, atrapada en la estación por un nutrido grupo de zombis. Zarandeados, mordisqueados y golpeados como están no pueden escuchar el ejército que se está agolpando frente a Chuck, Rafa y la niña. Tienen sus propios problemas.

Aparentemente paralizada, Lucía retrocede en el andén ante la vista del buffet libre formado por sus antiguos compañeros de vagón. Echa un vistazo en busca de un lugar para esconderse, y gracias a que tiene experiencia en esa tarea encuentra un lugar perfecto: el hueco bajo las escalerillas que bajan del andén, junto al túnel sur. (Ella decidirá si se dirige allí o no).

Óliver, abajo, hace auténticos esfuerzos para salir de la trampa mortal. Golpea y empuja con fuerza, y se remueve con violencia. Finalmente usa todo su peso para intentar apartar a uno de los monstruo, pero con tan mala suerte que rebota contra él y cae al suelo entre todos los zombis, convirtiéndose en una presa fácil. (Lo siento por la pifia :I). Emily parece haberse quedado catatónica; ni siquiera se mueve. Y Lucho, por muchos esfuerzos que hace, no logra salir del interior de la marea.

Milagrosamente, la joven, que permanece quieta y en shock en mitad de la marabunta, es zarandeada y agitada de aquí para allá como un pelele, pero sin sufrir auténticos daños. Óliver, tendido en el suelo, sufre un fuerte pisotón en la entrepierna que le hace emitir un terrible alarido, antes de que sus ojos se pongan en blanco y pierda el conocimiento, quedando a merced de los monstruos que lo rodean. Lucho, totalmente superado y agotado por la horda, no puede evitar que un zombi bigotudo le alcance la garganta con sus dientes, pegándole un mordisco letal que le arranca parte de la tráquea. Mientras la sangre salpica en todas direcciones, el joven cae entre convulsiones.

Recapitulemos para todos.

María y Santi están cerca de la superficie, en la estación. Pueden salir por cualquiera de las dos salidas o explorar el intercambiador en busca de un lugar seguro, (tirada de Nervio para no ser vistos por los zombis que pululan por el lugar). También pueden dar la vuelta y bajar por las escaleras, donde un grupo de zombis está comiéndose a Alfonso.

Rafa, Chuck y Nerea, (la niña), han conseguido ascender por el túnel hasta el grueso cableado que lo recorre de norte a sur. Bajo ellos tienen un ejército de zombis brazeando e intentando cogerlos. Tienen pocas opciones; o se deslizan poco a poco hacia el norte, o se deslizan poco a poco hacia el sur, o se lanzan a su público como en un concierto. El movimiento sobre el cableado, si se hace lentamente, no requiere tirada. (Es grueso).

Lucía, que está sola, permanece en el andén como espectadora. Podría esconderse bajo la escalerilla, (le parece el mejor escondite), o dirigirse a través del túnel sur. El túnel norte está ocupado por una bacanal zombi, y en las escaleras que suben hay un Alfonso siendo mordisqueado por siete zombis.

Ahora vamos con las necrológicas. Lucho ha perdido la vida y la tráquea a manos de un zombi bigotudo que se parece al obrero de los village people. Óliver está inconsciente y ha perdido el gusto por los huevos revueltos, siendo presa fácil para los zombis que lo rodean. Emily, al menos, está consciente, aunque su posición es muy apurada. Lamento los decesos. La única viva puede intentar huir con un 1 en 1d6, como siempre.

Ahora es vuestro turno.

Lejos de estar fuera de peligro, por lo menos habían logrado mantenerse a salvo... por el momento.

-Bien hecho Chuck.- Alcanzó a decir, intentando poner algo de cordura en esa locura. Mirando a la pequeña, la cual le partía el alma a Rafa recordándole a su Yasna, le preguntó.- Tienes algun daño pequeña, ¿cómo te llamas? No chiquilla, no, no mires a bajo, mírame a mí. Me llamo Rafa, ¿y tú?

La pequeña mustió su nombre, o tal vez fuera Chuck, en cualquier caso, Rafa respondió.

-Nerea, bonito nombre, pequeña. Escúchame, ahora nos iremos de aquí. Lo haremos con calma, y lo lograremos, los tres juntos.- Mirando a Chuck, reafirmó.- Lo haremos.

Encaramado en el cableado miró a un lado y a otro, a norte y a sur, añadió.

-Sabemos que al norte de aquí había mucha, muchísima gente. Hay que suponer que la policía ha sido superada y que hay muchos más de estos por ahí. Iremos al sur. Poco a poco, separados unos de otros para que no se resienten los anclajes que mantienen asegurados los cables en su sitio. Iremos dirección sur hasta encontrar un sitio por donde trepar, en la estación de Nuevos Ministerios hay varios elementos estructurales por donde movernos lejos del suelo, tal vez mediante ellos podamos acceder a algún conducto de venitalción que nos permita ascender. O, a malas, podremos continuar dirección sur hasta llegar al metro que dejamos atrás.

Mirando a Chuck y a Nerea, intentó poner su mejor rostro de resolución, intentando poner algo de cordura en esa locura.

-Vayamos-. Dijo poniéndose en primer lugar.- Primero iré yo, sin prisa, no es una carrera, lo importante es llegar. Nerea, luego vienes tú. Chuck, cierra la marcha, deja una buena distancia entre nosotros, para que los anclajes no sufran demasiado.

-¡Yuju, Dios! Lo hemos conseguido... Uff, vaya subidón de adrenalina- dije, quizás demasiado emocionado para lo que hay abajo, pero estoy vivo. Menos mal que estaba en forma para coger el cinturón... pero sobre todo; menos mal que Rafa se le ocurrió este plan y me tendiera el cinturón. -Gran plan Rafa... gran plan...- dije jadeando un poco del cansancio, agradecido.

Menos mal también que Nerea esta bien, y que este con alguien que si parece dar confianza a los niños; aunque con la mirada que me echo cuando la aupaba a los cables, aparte de llenarme las arterias de azúcar, creo que ya si confía en mi... creo, no se nada de niños. Escuche el plan de Rafa, me parecía lógico estando el escenario como estaba... y no quería esperar a que los zombis hagan algo en plan Guerra Mundial Z y se suban unos a otros para llegar aquí -Me parece bien... vamos- le respondí a Rafa. 

-¿Sabes si cerca de allí hay algún Decatlhon o algo parecido?- le pregunté a Rafa -Creo que nos vendría bien pasar por uno de esos para coger recursos- le aclaré.

Avanzando poco a poco, pero con seguridad, Rafa tenía más puesta su mente en estos momentos que buscando nuevos horizontes, pero la observación de Chuck no estaba de más, por ahora salir de aquí, pero ¿y luego?

-Pues ahora que lo dices, estamos muy cerca de un decathlon... o muy lejos, según se mire. Al otro lado de la calle de la entrada al metro de los Nuevos Ministerios está el Decathlon Golf Castellana. Si logramos subir arriba podamos encontrar una forma de llegar ahí. Quizás haya más gente que piense en lo mismo y podamos hacernos fuertes ahí.

Aprovecho la luz para mirar como esta Maria ya que por su grito es las escaleras creo que la hirieron.

Espero estar equivocado pero no la ayudaré de ninguna manera si comienzo por querer negar lo que esta ocurriendo su cojera es evidente.

Cuando miro veo un reguero que solo puede ser sangre que le baja por su pierna izquierda.

Le susurro al oído a Maria. – María debemos llegar a tu casa cuanto antes. – volviendo a mirar su pierna, – Hay que lavarte y vendarte la herida. Seguro que encontraríamos cosas interesantes en el centro comercial pero lo primero es vendarte la pierna.