Partida Rol por web

John suspiró mirando al cielo, aquella ciudad estaba en contra de ellos en todos los sentidos. No parecían bien recibidos, la gente no ayudaba demasiado en el caso y para mas colmo, las pocas pistas que tenían solo acababan en un callejon sin salida. 

-Ains... Sullivan. John miró a Sullivan con una mirada de entendimiento, aunque fuera designado para liderar el grupo, su compañero tenía claramente mas problemas para integrarse con los habitantes que el resto debido a la retrovisión de los lugareños hacia la gente de color. - Puedes decidir con quien vas y adonde, este lugar es el peor para ti ya que esta gente no es muy hospitalaria. Yo iré a la comisaría

Jules se encogió de hombros. - No se de que me hablas… Contestó en tono jocoso el forense. – Creo que los del pueblo me adoran, y lo harían con mayor fervor si dijera que voto a Obama ¿A que si? Continuaba con aquel tono de voz bromista, tal vez algo estridente, demasiado para pasar desapercibido.

- Bueno, pues iré contigo John. Ayer no nos fue tan mal ¿No? Nadie salió a perseguirnos con un palo y una soga. Rio con una fuerte carcajada. – Sería gracioso acabar colgado como un fiambre… Un fiambre forense… Que cosas… Se enjuagó las lágrimas que corrían por sus mejillas de la gracia que le había hecho su propio chiste.

- ¿Nos vamos? Dijo recuperando la compostura.

Así pues el grupo se dividió. Peter y Salina volvían a hacer grupo y se dirigieron a la sucursal del Banco Agrario Benk, donde Robert Bale trabajaba como director.

Esta se encontraba junto a la Casa de Huéspedes Norm, por lo que habían visto su posición aquella mañana y sabían como llegar hasta ella. El B.A.B. era el único banco que había en Ashville, de modo que cuando decían "el banco" o "la sucursal" todo el mundo sabía que se referían a el Banco Agrario Benk.

La sucursal en si era típica: Dos ventanillas atendían a los clientes, aunque una solía estar cerrada la mayor parte del tiempo. Una zona abierta era destinada al trato directo con el cliente, y un pequeño despacho cerrado con un letrerito donde podía leerse "Director" era el lugar donde Bale trabajaba.

No había cajero automático, pero si que vieron en la fachada un hueco destinado a él lo que indicaba que estaba pendiente de instalar. Cosa que sospechaban no les corría ninguna prisa ya que algo les decía que en aquel pueblo pocos llevarían tarjeta de crédito.

En los cristales del edificio, sobretodo en su parte a pie de calle podían verse los típicos carteles publicitarios de los bancos para el reclamo de clientes. Un llamativo cartel mostraba a un ladrón buscando en los lugares más típicos de una casa con el eslogan: "Confía en Benk, él protegerá tus ahorros para el mañana".

Así pues el grupo se dividió. Jules y John se encaminaron hacía la comisaria, bajaron toda la calle que seguía desde la tienda de Rose y pasaron junto a la casa de Huéspedes Norm, y luego un poco más adelante se desviaron hacía la izquierda para ir a la comisaría. Aquella pequeña zona de Ashville ya se la conocían al dedillo a pesar de llevar menos de un día.

Joanne estaba en su despacho con una taza de café rellenando unos impresos, y la cotilla de su ayudante les miraba deseosa de conocer sus avances en la investigación. Saludo cortésmente a John y no tan cortés a Jules, aún recordaba lo que había ocurrido el día anterior con el incidente del café.

John saludó con una leve sonrisa y levantando un poco la mano a la ayudante de la sheriff, pareciendo que estaba saludando a alguien de tan lejos que la cara que pusiera importaría menos. Cuando se acercó a la agente, se mantuvo de pie junto a la silla esperando cortesía de invitarlos a sentarse.

-Sheriff Joanne buenas tardes, lamento tener que molestarle a estas horas pero hay algunas preguntas que se me olvidaron decir al venir por primera vez y además me han surgido otras a raiz de la investigación. 

John miró a Sullivan buscando complicidad para causar el mayor agrado posible, ya que una persona que ayuda cuando esta ocupada y desganada contesta no solo mal, sino además de seguro incompleta por las prisas por acabar.

-Le aseguro que no le robaremos mucho tiempo 

Peter le abre la puerta a Salina para que pase en primer lugar y luego él entra en el banco, tras lanzar una mirada rápida y escéptica al colorido cartel publicitario de la sucursal. Nada más cruzar el umbral mira alrededor, tratando de quedarse con los detalles básicos: presencia de algún cliente, disposición del personal y el mobiliario, concluyendo que no es más que el típico banco de pueblo pequeño, moldeado al viejo estilo y no a las distribuciones modernas de las grandes ciudades. Suspirando por lo bajo por los recuerdos de su infancia, que tanto le están evocando todos en el maldito pueblo (le estaban entrando unas ganas compulsivas de ir a cazar ranas al río como cuando era niño), se acerca con un porte calmado y decidido a la única ventanilla que permanece abierta a la atención al cliente, con una sonrisa de "todo amabilidad y encanto", dispuesto a pasar al otro lado de la ventanilla sí o sí, o bien por su encanto o enseñando la placa, le dá completamente igual, aunque preferiría que fuera por las buenas, sinceramente.

-Agentes. Por favor tomen asiento.- Dijo nada más verles entrar a su despacho, dejó los impresos que rellenaba sobre un montón y despejó ligeramente su mesa.

-Además tenía que hablar con ustedes. Había mandado a Fred a buscarles, pero cuando llegó a la Casa de Huéspedes la señora Norm le dijo que ya se habían marchado.

Joanne esperó a que fueran ellos quienes eligieran el orden en que debían ser expuestas las cosas, tal vez los agentes quisieran conocer primero lo que ella tenía que contarles o tal vez prefirieran primero realizar sus preguntas.

-Bienvenidos al Banco Agrario Benk,- dijo el muchacho con aquella retahíla de palabras cordiales memorizadas y expulsadas automáticamente, -¿en que puedo ayudarles?.- Sonrisa profesional, buena presencia, pelo bien cortado, vestimenta adecuada al estilo ashvilliano. Todo muy cuidado para que las mentes retrógradas del pueblo no se escandalizaran y pudieran confiar en aquel negocio.

Jules se limitó a sonreír complacientemente a la señora cotilla, como si tan siquiera hubieran intercambiado algunas palabras el día anterior. Jules podía ser un perfecto caballero si le daba la gana. Lo malo es que la mayoría de veces no se molestaba en hacer el esfuerzo. Esta vez si. La mirada de su compañero le hizo comportarse con profesionalidad.

- Gracias. Contestó al ofrecimiento de asiento de la sheriff Baker. – Será todo un placer… Y se sentó buscando una posición cómoda.

- ¿Qué es eso que nos quería decir? Preguntó instintivamente, y con bastante curiosidad.

John se sentó en la silla mientras miraba a la sheriff. Hizo un leve gesto con la cabeza que otorgaba la palabra a Baker, prefería antes asimilar información que seguro les sería util por pequeña que esta fuera antes que pegar mas palos de ciego. 

Salina aceptó pasar primero sin decir nada, aunque una vez dentro, se hizo a un lado para que él vaya primero. Lo siguió hasta la ventanilla, con sentimientos encontrados por estar en un banco.

Era diferente a los de las grandes ciudades, pero al mismo tiempo se parecía demasiado. El cartel llamativo podría estar en cualquier otro sitio, aunque mucho más impactante y morboso, con seguridad. En cierta manera, desentonaba con el pueblo tranquilo y chapado a la antigua en el que estaban.

- Disculpe, hemos venido por el señor Bale. Nos gustaría que nos diera toda la información posible acerca de él. Cómo trabajaba, dónde...su comportamiento...Lo que se le ocurra, si es tan amable - Salina fue directa al grano, pero ir con rodeos no parecía tampoco funcionar en Ashville, y cuanto antes terminaran, mejor. 

El joven se quedó de piedra. No hubiera adivinado ni en un millón de años lo que Salina iba a decirle de pronto, el suponía que venían a retirar dinero o ingresarlo, que eran clientes del banco que estaban de paso en Ashville haciendo turismo rural o alguna cosas así. Pero las palabras de Salina cayeron como un jarro de agua fría.

-¿El señor Bale?- Preguntó el sorprendido joven. -¿Son de la junta? Es que verán... N-no se han debido de enterar p-pero el señor Bale ha... ha muerto.

-¿De la junta? Antes de responder a ninguna pregunta, cuénteme lo que le he pedido.

¿Por qué se pondrá tan nervioso por la posibilidad de que le pida explicaciones alguien?¿Acaso el banco tenía deudas con esa junta? Y, por encima de todo. ¿Por qué nadie puede responder directamente a lo que le pregunto, y siempre te saltan con preguntas?

Manteniendo el semblante pétreo, para que no se le ocurriera tomarles el pelo, Salina intentaba recordar algún dato importante sobre Bale, que pudiera preguntar en el banco. 

Peter iba a iniciar su presentación cuando su compañera se le adelantó. Se encoge de hombros y deja a la bella pelirroja que inicie la prospección de información en el banco, quedándose en un segundo plano y dedicándose a mirar y cotillear un poco por la oficina, mientras el amable cajero está ocupado poniéndose nervioso con Salina.

-Vaya, y no deberían haberlo notificado ya a esa Junta? Algún socio rencoroso que haya perdido dinero a causa de la gestión del Sr. Bale?- aventura una pregunta, a ver si aquí sacan algo más.

La cara del joven cajero es todo un poema ante los dos extraños que le acosan a preguntas más extrañas todavía.

-¿Perdón?- Dice cuando Peter especula con la posibilidad de que algún socio haya perdido dinero y guarde rencor. Aun que el cajero no parece tener ni la más remota idea de qué están hablando. -Discúlpenme señores pero no les entiendo. Si se trata de una broma tiene muy poca gracia. Si no son de la junta y no han venido a hacer una auditoría les ruego que se marchen antes de que me vea obligado a llamar a la Sheriff Baker.

La sheriff Baker asintió al gesto de ambos agentes concediéndole la palabra y señaló hacía su secretaria Patty Wilson.

-El primo segundo de Patty, Matt Wilson le contó que el viejo Hill acudió al almacén de Elmore varios días antes del crimen.- Patty se había tomado el gesto como invitación para acercarse a donde hablaban. -Al parecer, según le contó después el propio Elmore a Matt en el bar Simpson, Hill le pidió que le fiara la compra de alimentos que hacía cada mes. James ya estaba pensando en jubilarse y sabía que el viejo tardaba mucho en pagar sus deudas, y siempre lo hacía a regañadientes, como si fuera él la victima. El bueno de James ya había tenido experiencias anteriores sobre ese tema con él, así que se negó, contándole que el negocio no le iba nada bien y que no podía permitirse fiar a nadie. Martin Hill se puso hecho una furia y comenzó su retahíla de amenazas y maldiciones. Fue tanta la discusión que en un momento dado cogió un gran bote de cristal que había en el mostrador y lo estrelló contra el suelo llenandolo todo de mermelada.

-En efecto,- aseguró la mujer que había estado asintiendo a cada una de las palabras de la Sheriff Baker, -Pueden hablar con mi primo Matt si lo desean, les confirmará la historia. Ese viejo de Hill está mal de la chaveta... Se lo digo yo.- Asintió con vehemencia.

-Es cierto. El viejo Hill es un demente, ya se lo dije a ustedes ayer. Intenté interrogarle pero me cerró la puerta en las narices y amenazó con dispararme. Realmente ha amenazado a todos los habitantes de Ashville alguna vez como mínimo...

-No, no somos de la junta. Perdona, pero creo que nos vamos a quedar un tiempo. Verá, mi compañero el agente Peter Johnson y yo, Salina Sparks, estamos aquí investigando el...caso del señor Bale. De hecho, nos ha mandado la propia sheriff Baker, para informarnos de todo lo que sea de interés. Y ya que aquí trabajaba el señor Baker, es un sitio tan bueno como cualquier otro, ¿no cree? Así que, le repito la pregunta. ¿Qué puede contarnos de Bale?

-¿Cómo? -Exclamó sorprendido aún más todavía. -¿Son agentes del condado o algo así? ¿Me dejan ver sus placas o algún tipo de identificación? - La cara del muchacho paso de mostrar sorpresa a mostrar desconfianza.