Partida Rol por web

Aunque el tiempo avanza con paso lento, el mediodía da paso a la sobremesa. No parece haber ningún alma, con la excepción de los 6 supervivientes. Los labios comienzan a secarse y el estómago comienza a rugir, los supervivientes necesitan aguao morirán de inanición. El hambre va devorando vuestras entrañas, en vuestra mente se dibuja aquellos canapés y copas de champán que estabais degustando justo antes de la tormenta. Allí no parece haber nada salvo arena y un sol que poco a poco empieza a calentar vuestras pieles descubiertas, en su mayor parte. Más allá de la arena comienzas a aparecer los primeros árboles y una espesa vegetación arbórea se extiende kilómetros y kilómetros hacia el interior. 

Algo tenéis que hacer. Tenéis que plantearos vuestra nueva situación y actuar en consecuencia. Las horas pasarían, la sed y el hambre aumentará y la noche llegará.

- Deberíamos buscar comida o estaremos demasiado débiles. Tal vez haya cocos o frutos. O incluso podríamos cazar algo.

-Totalmente cierto, deberiamos ir hacia el interior, en busca de un manantial o algo parecido

-Caballeros, no estoy seguro de qué puede aguardarnos en el interior del bosque... Calculo que nuestras posibilidades de sobrevivir son más bien bajas, yo diría que inferiores a un cinco por ciento- digo haciéndo cálculos de memoria a toda velocidad. -Pero sin duda no puedo estar más de acuerdo, si no somos capaces de encontrar al menos una fuente de agua potable y refugio... se reducirán a cero en cuanto caiga el anochecer- anuncio a los demás con gesto grave.

¿Me tildarían de loco si les digo que no creo que a estas alturas estemos en la isla por mero accidente? Es lo único en lo que puedo pensar mientras mis pies se arrastran sobre la arena caliente en busca de la ominosa y sombría promesa que representa la expesura que se cierne ante nosotros...

La mañana paso y con ella parece que mi ropa se seco lo mejor que pudo, estaba acartonada, pero no mucho mas que otras veces. Mi cuerpo nuevamente fue cubierto por mi gruesa gabardina y en ella oculte mi fiel martillo, el resto de la ropa que estaba seca, volvió a la maleta, no pesaba mucho y eso era agradable, aunque algo triste, después de todo era lo único que conservaba desde el naufragio...

Sentí esa sequedad incomoda en mis labios y mientras el resto hablaba yo di solución a ello con un rápido vistazo a mi fiel guarda-hombros.

Finalmente y con el gaznate algo mas ligero y húmedo, me acerque al resto que por fin discutían sobre el siguiente paso a dar.

-Por fin parecen decidirse a explorar esta isla, es bueno escucharlo de alguien que no sea uno mismo.-Aparecí de sorpresa detrás de aquel hombre, que había sido el ultimo en salir con vida del lugar, en ese momento eche un rápido vistazo al otro hombre que nunca llego a levantarse y a quien si lo hizo, Rowan era un hombre silencio y eso le hacia en parte enigmático, eso me gustaba, era curioso. No como el señor Brush un libro abierto, porque hablaba por los codos, aunque como todos seguro que ocultaba algo sucio y húmedo.

-Yo estoy mas que dispuesto a explorar este lugar y buscar víveres y leña seca en lo principal, al menos para pasar la noche, propongo que miremos por el alrededor y buscar comida y madera, y con suerte un riachuelo de agua potable, algo difícil a mi parecer pero no improbable, aunque con esta suerte...-En ese momento era el centro de atención.-Con alrededores me refiero que no nos alejemos mucho de la playa, al menos hoy... ya que puede que la Señora Vixen y el Dr.Walker deseen quedarse y no conviene separarse tan pronto, ¿No creen?.-Entonces recordé algo insólito sobre el naufragio, pero para que atosigarlos con mi voz.

 El tiempo avanzaba rápidamente, mientras poco a poco se iban aclarando las cosas en mi mente, imagenes fugaces de los sucesos antes de el naufragio me atormentaban de a poco a la vez que intentaba aplacar el recuerdo de Margareth, quien siempre aparecía con su acostumbrada sonrisa angelical en mi memoria, lo cual me producía una profunda nostalgia,al ignorar su suerte... Me mantuve un tiempo con la mirad perdida en las nubes y en el oceano, maldiciendo mi suerte por lo bajo al no encontrar nada de mi equipaje, al fin decido acercarme a los demás, notaba la resequedad en la garganta y el rugir de mis intestinos, era evidente que debiamos hacer algo pronto.

-Me parece una magnífica idea, debemos reunir las provisiones que podamos y los materiales necesarios para hacer una hoguera que muy seguramente necesitaremos al anochecer.... - Me levante con las fuerzas que pude y esperé contemplar el modo de actuar de los demás.

Los vagos recuerdos del salvajismo vivido en el Emperatriz me persiguen. Sé que si me quedo aquí sentada me atormentarán el resto del día, así que decido ponerme en movimiento.

-Lo cierto es que tengo un poco de hambre... - admito.- Si van a ir a buscar agua y leña les acompaño. Quizá haya fruta o algo comestible...

Me dirijo con aspecto dubitativo a uno de los arboles, esperando ver frutos en alguno de ellos.

La selva se abre más allá de la arena, contenidas. La vegetación dominante es arbórea, con ejemplares de 20 hasta 40 metros de altura. Los árboles, de troncos altos y sin ramas bajas, integran un paisaje en el que es relativamente fácil desplazarse. Las copas de sus árboles se tocan y entrelazan entre sí formando una bóveda vegetal que no permita apenas el paso de luz. También abundan las lianas o trepadoras, estranguladoras, helechos, musgos y arbustos. Todo esta sofocante paisaje se extiende ante sus ojos amenezándo con engullirlos. 

Echo un vistazo en busca de algun tipo de planta de la que pueda obtener algo de agua.

Impresionante... es lo único que puedo pensar al alzar la mirada hacia el cielo observando el esplendor de la naturaleza a muchos metros de altura, que crea una boveda natural muy por encima de nuestras cabezas.

-Creo que yo estaba en lo cierto, una selva tan densa y antigua... Es muy poco probable que vayamos a encontrar nada remotamente parecido a la civilización en esta isla. Por favor intentemos hacer lo máximo posible por permanecer juntos y no perdernos de vista los unos a los otros... Tengo... un mal presentimiento- murmuro al resto de mis compañeros de naufragio mientras trato de buscar algo que resulte comestible a mi alrededor...

A medida que os váis adentrando en la selva, la luz va menguando debido a la cúpula vegetal. La exuberante vegetación os va envolviendo y se hace palpable el calor y la humedad del ambiente. Puede identificarse miles de plantas y árboles distintos; desde pequeños musgos hasta árboles de altura gigantesca. 

Mientras recuerdo años más jóvenes, subo a un arbol no sin cierto esfuerzo y cansancio, para ver que nos depara la isla.

-Tenga cuidado con donde pone los pies, Rowan- digo en voz alta mientras observo a mi compañero escalar con fatigoso esfuerzo... -En este clima y a miles de kilómetros de cualquier medicamento, torcerse un tobillo puede acabar degenerando en gangrena y...- de repente callo darme cuenta de que realmente estoy diciendo eso en voz alta.

-Símplemente tenga cuidado... ¿Dígame que se ve desde allí arriba?- pregunto con curiosidad.

Un ruidoso silbido salio de mis labios al ver como aquella selva se extendía sin sentido y sin fin por lo largo de esa isla, una isla hasta el momento silenciosa.
-No... ¿Se han dado cuenta que no hay ruido? ¿Y los animales y pájaros? Con tanta vegetación es raro que esto no este lleno de vida. ¿No creen?-Pregunte un tanto incrédulo.

En ese momento agarre una de esas lianas y tire con fuerza de ella. Si ahí habitaba algún tipo de criatura eso sin duda le haría salir o al menos hacer algún ruido. Y quien sabe, hasta sea comestible.

Sacudo la cabeza tras avanzar unos pocos metros en el arbol.

- Este arbol es demasiado alto. Treparlo es casi imposible. Y si parece algo antinatural este silencio.

Nada parecía estar vivo ahí. Ni tan sólo una alondra ni ningún loro o algún mono, al menos a simple vista. Nada, lo único vivo que se mueve por la exuberante vegetación son los séis supervivientes que se afanan por encontrar algo con qué llevarse a la boca. Nada sale espantado cuando Charlie agita las lianas. Ni siquiera Rowan se topa con algo vivo cuando intenta hacer homenaje a sus tiempos de juventud escalando unos cuántos metros.  Un silencio sepulcral reina en aquella lóbrega prisión verde. 

En mi mundo no existía la casualidad... Vivía de hechos y causas, de estimaciones y probabilidades, pero la existencia del azar en sí, me resultaba tan aberrante como algunas de las cosas que había llegado a conocer como verdades reveladas a través de mis nuevos hermanos.

-El azar no es más que la medida de la ignorancia del hombre- musito en voz baja citando de memoria el postulado de Poincaré que afirma que gran parte del universo sólo puede explicarse mediante la contemplación de sistemas no líneales.

Primero la extraña tormenta y su comportamiento tan poco natural, tan pretenciosamente estructurado en un efecto natural que debía de haberse comportado de otra forma... Y ahora la falta de vida aparente en este nuevo entorno...

-Señores no es que algo no vaya bien en esta isla... es que algo va profundamente mal... El Origen de las Especies de Darwin postula que ninguna biosfera puede existir sin una cadena trófica que la sustente... Como un circuito cerrado que se retroalimenta a sí misma...- intento explicar a mis compañeros -Eso significa que tiene que haber vida por fuerza mayor en este entorno, de lo contrario esto sería un erial, un atolón sin vestigios de vida vegetal; tal vez exista alguna clase de depredador en la isla que se guie por el sonido y los animales evolucionen a su ritmo... pero ninguna especie conocida es tan omnívora como para producir semejante silencio...- reflexiono al mismo tiempo para mi mismo.

-Me temo que como diría un célebre personaje de las novelas de Sir Conan Doyle: "Cuando descartamos todo lo posible, tras lo imposible por inverosimil que pueda resultar yace la única explicación posible". Temo que existen demasiadas casualidades extrañas en todo esto como para pensar que hemos naufragado aquí por mero capricho del azar...- anuncio con tono severo y ominoso al resto del grupo...

Máster, no me dijiste nada de mi tirada de Supervivenvia.

Los supervivientes ya hace horas que han dejado la playa y se han adentrado en aquella peculiar selva. No encuentran ninguna fuente de comida ni bebida, a pesar de la abundante flora. El astro amarillo ya ha realizado un largo recorrido y va descendiendo poco a poco. Ahora se añade un tercer problema: encontrar un lugar seguro donde acampar.

Durante su viaje de exploración los exploradores comienzan ver unos extraños frutos que brotan de algunas plantas rojas, enredaderas y estranguladores. Todos estos frutos tienen el aspecto de higos, las plantas  rojas producen flores rosáceas y frutos parecidos a fresas, pero de color violeta. La prisión verde se abre en un gran claro carente de vegetación que desentona con el verde paisaje. En medio hay una charca de agua.