Partida Rol por web

En mi mente surge la disputa entre la idea de volver a casa y estar tranquilo o descubrir cuál es el secreto que Michael se dispone a mostraros, continuo un instante dubitativo pero ver tan decididos a mis primos me acaba de convencer.

Claro que si, ¡Listo! Digo resuelto.

Ese fue el instante definitivo para los 4. Michael acepto con resignación su decisión y los invito a seguir adelante extendiendo un brazo en dirección a donde podían ver y escuchar cosas que no habrían imaginado que existieran bajo tierra. Y conforme avanzaban por el pasadizo, podían sentir una brisa suave y fresca, olores desconocidos, escuchar aquellas voces con mayor claridad y distinguir una multitud de colores más adelante.

Resulto incierto el momento en el que todo paso, pero de repente, al dar unos pasos más, todos se sintieron extraños por unos segundos. Su cuerpo parecía no pesar nada. Se sentían como si sus pies apenas rozaran el suelo. Un escalofrió recorrió su espalda y les erizo el cabello, mientras que sus ojos eran deslumbrantes por una especie de cortina de luz iridiscente y multicolorida.

Al abrir los ojos de nuevo, después de que se recobraran de aquella intensa luminosidad, la cual les había cegado por unos segundos, se vieron en un paraje que solo podía describirse como irreal. Algo salido de la fantasía y totalmente imposible de creer.

El pasaje los había conducido a una especie de vereda entre dos altas paredes de roca. Frente a ustedes había un bloque de piedra gris, tallada por manos desconocidas, y más adelante, había luz tras un vitral. Unas pequeñas columnas de piedra parecían marcar el camino, mientras que a su espalda… ¡A su espalda solo había un desnudo y ordinario muro de roca solida!

Los 3 se giraron estupefactos hacia su primo, y atestiguaron otro cambio inexplicable. Donde antes solo había un chiquillo tímido y débil, ahora se hallaba un joven de apariencia atractiva y de poderosa constitución, vestido como el héroe de algún videojuego. 

- Muy bien, ya lo saben. Este es mi secreto, ¿ok? Y deben jurarme que nunca se lo dirán a mis padres.

- En el mundo de dónde venimos no soy nadie, solo un chiquillo inútil y cobarde, pero aquí... En este lugar, soy un héroe de leyenda. Así que no digan nada y no me hagan quedar como un tonto, o los abandonare a su suerte y jamás podrán regresar - les advirtió el joven en armadura y armado con una espada larga y vistosamente decorada en el que se había transformado su primo. 

- Entonces, supongo que debemos ir a la villa. Para que les digan como forjar sus amuletos contra los darklings. Síganme – dijo su primo, totalmente cambiado, caminando con soltura y seguridad. Y lo que vieron al cabo de unos pasos tras el, fue que el estrecho camino entre las rocas daba paso a una pendiente, desde cuya parte más elevada podían avistar una villa próxima, totalmente diferente a lo que estaban acostumbrados, no solo por la rara arquitectura, sino por las fantásticas criaturas de docenas de razas diferentes y desconocidas que caminaban, corrían, saltaban, volaban o se esfumaban en el aire en ella.

Con los ojos como platos me que mirando a aquel chico que había aparecido en el lugar donde se encontraba Michael.

Trato de decir algo, pero entre la impresión del paisaje y la transformación de nuestro primo abro la boca pero no salen palabras de ella.

Michael avanza diciendo que lo sigamos, obedezco al tiempo que miro alucinado a todos lados.

Debo recordarlo todo para cuando vuelva a mi habitación poder dibujarlo. Voy pensando.

- ¿Como ...? - pregunto mirando a ¿Michael?.

Observo a mi alrededor en busca de la apariencia física de mis otros primos y de paso algo en lo que pueda ver mi reflejo. Tengo curiosidad por conocer nuestra apariencia en ¿este nuevo mundo?

- ¿Donde estamos?

- ¿Donde? No lo se, este lugar no tiene mucho que ver con el mundo de donde nosotros venimos. Pero los seres que habitan este sitio lo llaman "Zanzarah" - les explico su primo, mientras caminaban rumbo al poblado.

Y mientras lo hacian, Arthur primero y luego los demas, se dieron cuenta de porque, aun cuando Michael se habia hecho mas alto, lo veian casi de la misma estatura. Era porque todos habian crecido. Ya no tenian la apariencia de niños, sino la de jovenes, vestidos de la manera como se habian imaginado cuando jugaban a que eran heroes o heroinas. 

Ya estaban cerca del poblado, cuando una figura salto rapidamente desde lo alto de una roca, proxima al sendero, con una agilidad y velocidad dignas de una pantera. La criatura que se planto con soltura frente a los 4, con las manos en las caderas, tenia un rostro tan extraño que despertaba asombro, admiracion y hasta un poco de miedo, dado lo inhumano de sus facciones, pero ella parecio no darle importancia a sus expresiones y dijo:

- ¡Max, te estabamos esperando! ¿Como sabias que estabamos en problemas y necesitabamos que trajeras a mas como tu para ayudarnos? A veces creo que puedes adivinar el futuro. ¡La Reina te espera! ¡Vengan rapido, hay ataques en el muro! 

- ¿Ataques? ¿Otra vez las criaturas del ocaso? ¡Esta bien, voy para alla! ¡Ellos son... amigos! Ella es Revhian. Por favor, llevalos al poblado y ayudalos a conseguir sus amuletos, como hice yo. ¡Debo irme! - exclamo su primo rapidamente, saliendo a toda prisa rumbo a su derecha, corriendo a una velocidad que solo creian posible para los heroes de los comics. 

Antes de poder decir nada nuestro primo, al que aquí llaman Max desaparece dejándonos a solas con la recién llegada.

- ¿Revhian? - acierto a preguntar.

- Guíanos. - añado haciendo una ligera reverencia para que empezara a andar. Te seguimos.

Me quedo mirándolo todo con la boca más abierta de lo que sería educado mantenerla. ¿Michael? Bueno, no sólo él, los demás... Arthur y Sebastian parecen adolescentes. ¿Qué nos ha pasado? 

Sigo a mis primos aún sin cerrar la boca y tras la aparición de Revhian no puedo evitar sonreír ante las muestras de educación de Arthur. Tengo muchas granas de crear esos talismanes y curiosidad por verme a mí misma en aquel momento.

Nuevamente asombrado veo el cambio producido en mis primos.

¡Esto es alucinante!

Antes de que me de tiempo a asimilar lo que dice la desconocida Michael se va a toda prisa dejándonos a solas con ella.

¿Cómo había dicho que se llamaba...? Ah, vale, parece que Arthur lo entendió a la primera.

Si, vamos contigo. Acierto a decir rápidamente ante su impaciencia.

- Con gusto. Siganme por favor, nuevos heroes - responde la femina, sonriendo y mostrando unos agudos dientecillos tras sus labios, antes de ponerse delante y caminar al frente de ustedes 3 el resto del sendero hasta el poblado, con un gracioso contoneo de caderas y tocando el suelo con gran ligereza, como si con cada paso flotara o saltara ligeramente en el aire. De hecho, cuando ponen mas atencion, parece que en realidad Revhian si flota durante unos segundos con cada movimiento, antes de descender nuevamente y tocar apenas con la punta del pie el suelo.

Extrañados, reparan en la cola, larga y movediza que se agita por encima de los pantalones rojizos y ceñidos de la criatura, hechos de algun material brillante que parece estar formado por pequeñisimas escamas.

Al llegar al pueblo, sus miradas pronto se olvidan de esos detalles, cuando notan a las fantasticas e insolitas criaturas que deambulan por doquier.  

- ¿Hu? ¿Quien va? ¿Quienes son estos? - exclama una criatura que ahora, dada su nueva estatura, (1.70 m) apenas les llega a la cintura. Es de piel marron oscura, lleva una pesada armadura, que parece hecha a partir de piezas obtenidas de muchas partes, y porta una alabarda en la mano derecha, asi como un escudo alargado en la izquierda. Sus piernas son cortas y arrastra su cuerpo rechoncho, de cuya parte posterior sale una cola aplanada. 

- ¡Tranquilo, Baruk! ¡Son amigos! ¡Heroes!  - dice alegremente su acompañante, dandole unas palmaditas al ser en el yelmo y siguiendo adelante, haciendole señas para que la sigan. 

- ¿Heroes? ¡Quiero ver si es cierto! ¡Luchen conmigo, vamos! ¡Demuestren su valor! - los reta otro ser, bajito y con aspecto reptiliano, de color rojo encendido.  

- ¡No hay tiempo! ¡Sera en otra ocasion! - replica Revhian sin perder su buen humor, mezclandose por la calle principal del pobaldo entre decenas de criaturas, cada una mas curiosa o insolita que la anterior, todas pequeñas, de formas extravagantes, que se detienen un momento al mirarlos pasar, comentando entre si lo raros que se ven. 

Finalmente llegan hasta una casa baja, que parece el laboratorio de un alquimista mezclado con el taller de un inventor chiflado. En medio del caos, una criatura baja y musculosa trabaja afanosamente. 

Al escucharlos llegar, el ser frunce el ceño y cruza los fornidos brazos sobre el pecho.

- ¡Bah! ¡Mas humanos! ¡Otros heroes, seguramente! ¿Y estos que quieren?

- Esto cada vez es más raro. - pienso al ver toda la fauna que hay en este lugar.

- Nuestros amuletos. - respondo al ser mirándolo fijamente sin dejarme intimidar. Nos envía Max.

No digo nada más a expensas de la reacción del tapón musculado ese.

- Aja. ¿Y supongo que creen que los tengo aqui a la mano, preparados para ustedes? ¡Bah! Humanos. Los detesto. ¡Son unos ignorantes! Vayan a conseguirme los materiales y entonces vere que puedo hacer. Ni siquiera me han dicho que tipo de amuletos pretenden que les haga - replico el musculoso individuo, que parecia vivir molesto o tener un dia muy malo. 

- Está bien, está bien. - le digo. Dinos que necesitas y te lo traeremos. - añado convencido de poder hacerlo. Si Arthur pudo hacerlo yo no sería menos.