Partida Rol por web

Cierto.

Observo lar armas que hay en el campo de entrenamiento, valorando con cual me podría defender mejor.

- No acabo de entender... - exclama Revhian, adoptando una expresion pensativa, mientras su cuerpo se va elevando ligeramente en el aire...

- Max quiere que consigan los amuletos para protegerse de los darklings, ¿o no? Pero ustedes son capaces de librarse de ellos sin ningun problema. Entonces, ¿cual es el punto en fabricar sus amuletos? - se pregunta la femina confundida y suspendida a un metro de la tierra.

- Oh, ¿vender estas armas? - añade despues, echando un vistazo al armamento disponible en el campo de entrenamiento, arcos de practica, espadas, mazas y hachas de madera, cuchillos arrojadizos sin filo, para no herir a nadie, escudos de madera, lanzas con las puntas redondeadas y armaduras acolchadas.

- Pues no se... Estos amigos usan el equipo para entrenar, asi que ellos lo necesitan. Y en realidad, no creo que nos den algo a cambio de esto. Creo que seria mejor buscar algo de mas valor para intercambiar. Alas de libelulas o trozos de hongos del bosque, carne de glorb, escamas de serpientes aladas... Algo asi - les propone Revhian. 

Me encojo de hombros.

- Si Max tiene un amuleto será por algo que quiera que consigamos los nuestros. - comento.

Luego agarro un Arco y un Carcaj lleno de Flechas.

A continuación cojo una espada y la pongo en el cinto.

- Vayamos a conseguir objetos con los que comerciar. - digo.

Sigo a Archer, pero antes de acompañarle cojo una lanza. No sé si la podré utilizar, pero al menos las puedo utilizar de bastón para no caerme, como me pasó en el bosque.

- Igual podríamos ir a hablar con Max después de hacerlo con los mercaderes...podría darnos alguna pista.

- Bien, ya veremos... - responde Revhian, llevandolos esta vez mas lejos, dejando el poblado y a todos sus singulares habitantes muy atras. Caminan por praderas y campos semiboscosos, asi como por terrenos donde numeroso grupos de rocas sobresalen del suelo, aunque en alguna ocasion, tienen la impresion de que este o aquel pedruzco se ha movido al poco de pasar ustedes. 

Finalmente llegan hasta una alta muralla de piedra maciza, de unos 20 metros de altura y cuando menos 5 o 6 de anchura. Una solida puerta de metal broncineo es el unico acceso que ven, aunque no tienen idea de como podrina hacer para abrirla. No hay cerrojo ni cerradura en ella, ni centinelas o guardias que les franqueen el paso.

- Vamos a salir... - exclama entonces Revhian, tocando simplemente la puerta con la palma de su mano, y para su sorpresa, las inmensas hojas de metal se abren por si mismas, dejandoles ver mas alla un oscuro y denso bosque, pleno de ruidos, sombras y siluetas. 

Antes de irnos del campo de entrenamiento y tras pensarlo brevemente me decido por coger una vara de madera.

Con esto podré golpear sin llegar a matar a nada.

Entonces... ¿Empezamos a buscar lo que nos ha dicho? Pregunto a mis primos cuando Revhian nos conduce al bosque.

Cuando llegamos a la puerta y no veo picaporte alguno me quedo pensativo.

- ¿Como diantres vamos a salir?

La respuesta a mi pregunta vino enseguida, la cual me dejó más perplejo que antes.

- ¿Como ha hecho eso?

Me encojo de hombros ante la pregunta de mi primo.

No sé. - le respondo. Supongo.

- Eso es el bosque de los insectos. Todas las cosas que les mencione y que podrian servirles para intercambiar con los mercaderes estan por ahi. Pero tendran que buscarlas por su cuenta. Sin Max, yo no entro ahi. Es demasiado peligroso. Ya saben, insectos gigantes, manadas de glorbs, cazadores, plantas carnivoras y ademas seres del ocaso.

- Los esperare aqui. Asi podre verlos regresar desde lejos - agrega Revhian, apuntando con su dedo indice a la parte superior de la muralla y sin esperar respuesta alguna, se eleva por el aire hasta las alturas. 

- ¿Y ahora nos deja así? - me pregunto extrañado. Cada vez entiendo menos a esta gente.

Con estos pensamientos en la cabeza giro sobre mis talones y tras poner una flecha en la cuerda avanzo hacia el interior del bosque atento a todo cuanto nos rodea.

¿Es demasiado peligroso para ella y no para nosotros? ¿Pero qué...? Pienso al verla elevándose.

Agarro fuerte la vara y sigo a Archer hacia el interior del bosque.

El bosque de los insectos los aguarda tras cruzar las puertas de la muralla. Avanzan lenta y cuidadosamente, internandose sin ningun rumbo fijo entre grandes grupos de arboles de troncos retorcidos y de altura considerable, bajo cuyas frondas, en la semipenumbra que crean ellos mismos, bullen y se agitan diversas criaturas.

Alcanzan a ver parte de algunas mientras andan. Una horrenda cabeza como la de una hormiga, pero 100 veces mas grande, la cola de escamas segmentadas de alguna especie de gusano plateado, el cuerpo acorazado de una bestia enorme y corpulenta que pasa por un costado, a la derecha, doblando bajo su peso arboles jovenes y aplastando matorrales, ramas, raices y hojarasca. 

Un olor dulzon y penetrante reina en el ambiente, y escuchan muchos ruidos. Zumbidos, revolotear de alas, chirridos...

- ¿Que cojones es todo esto? - pregunto al ver toda esa fauna a nuestro alrededor.

Me mantengo alerta por si surge cualquier amenaza, todo aquello nos es completamente desconocido y así como esa enorme bestia parece inofensiva quizás se decida atacarnos, y lo mismo para todo lo demás.

Parece que estemos en una colmena. Pienso por la sucesión de sonidos y olores que me llegan.

Las grandes y quitinosa bestias y criaturas continuan moviendose por todas partes. Las ven trepando sobre los arboles, reptando entre la maleza, caminar sobre sus multiples patas segmentadas por encima de las hojas secas y raices. Hasta ese momento, ninguna de ellas les habia prestado atencion, pero ya entendian porque Revhian se habia negado a ir con ustedes.

Pero en ese momento, unas terrorificas tenazas, las cuales podrian abarcar a un hombre entre ellas y cortarle en dos aparecieron de entre la espesura, seguidas de un cuerpo monstruoso y acorazado. Multiples ojillos dispuestas en la parte frontal de aquel monstruo observaron al trio que se aventuraba dentro del bosque y sin dudar, arremetio, quebrando ramas y matorrales en su embestida. 

La cosa era de casi 2 metros de altura y tenia al menos 8 de largo, lo que la hacia semejante a un horror salido de alguna pelicula, y resultaba lo bastante aterrador e impresionante como para helarle la sangre a cualquiera.  

- No pienso averiguar las intenciones de esa cosa. - digo tensando el arco y apuntando a la criatura.

Luego sin más suelto la cuerda tras lo cual mi mano busca rápidamente otra flecha mientras me muevo para disparar desde otra posición y de paso dividir la atención de esa cosa.

La flecha golpea la parte superior de la coraza del monstruo, astillandose contra ella. La criatura continua avanzando y acortando la distancia sin que parezca haber notado siquiera el golpe sobre su duro blindaje natural. 

- Mierda. - pienso al ver que la flecha no ha penetrado la coraza del bicho.

Rápidamente disparo de nuevo pero el resultado es nefasto pues la flecha sale rebotada del caparazón.

Bueno llegó el momento de la verdad. Pienso mientras la bestia se acerca hacia nosotros, pero al ver que la flecha ni siquiera ha llegado a penetrar en su coraza pierdo confianza.

Según Revhian no deberíamos tener problemas pero no lo tengo tan claro. Trato de permanecer con la cabeza lo más fría posible para que en el momento que esté a mi alcance golpear a la bestia.

Cuando atravesamos la espesura del bosque me di cuenta de que me gustaban tan poco los insectos en ese mundo como en el que nosotros veníamos. Bueno, de hecho, bastante menos. Por aquello de que eran 30 veces más grandes y podían comernos. 

Aquel bicho inmenso se estaba acercando a nosotros y las flechas de Archer no funcionaban contra él. Para mí había dos opciones, trepar y que nos comieran otros bichos o salir huyendo ya. Aunque aquel insecto debía tener algún punto débil, ¿no? Pensé en los del mundo real, generalmente más desprotegidos por la parte que rozaba el suelo y se me ocurrió una idea. 

- ¡Sastro, Archer! Voy a distraerle e intentaré que se ponga de patas. Cuando deje su tripa al descubierto, atacad. Quizá tengamos alguna posibilidad. Sino, corred de vuelta al pueblo, aún no podemos enfrentarnos a este ser.

Empecé a hacer muchísimo ruido, gritando en dirección al bicho mientras me acercaba a un árbol bastante alto.

- ¡Eh! ¡Tú! ¡Ven aquí bicho feo! 

El plan de Willow probablemente habria funcionado, de no ser porque la joven desconocia dos hechos cruciales respecto a aquella criatura. La primera, era que el Scorpid estaba integramente protegido por aquella coraza de placas quitinosas, tanto por arriba como por abajo, y que apenas si habia algun punto vulnerable en su armadura. La segunda, era que el monstruo podia trepar por los troncos de aquel bosque gigantesco con tanta facilidad como ella.

La joven lo descubrio tarde, cuando el gigantesco insecto hizo caso omiso de sus otros dos primos y se dirigio hacia ella, emitiendo unos extraños y horripilantes sonidos desde alguna parte de su cabeza, mientras aplastaba matorrales, ramas y raices en su frenetico intento de atrapar a la muchacha entre sus pinzas y triturarla con ellas.

Las cosas podian haber terminado de forma muy triste y dramatica para los 3 primos, pero en ese momento unas bolas de color pardo y verdoso salieron de entre la espesura y golpearon a la criatura en los ojos, causando una nubareda de humo picante y urticante, que el skorpid no toleraba.

Destrozando ramas y lianas en su furia y dolor, el monstruo se alejo de ahi, golpeandose con todo lo que encontraba a su paso. Su marcha quedo marcada por un sendero de vegetacion aplastada y despues, reino el silencio, mientras sus corazones latian aceleradamente. 

Entonces una voz les hablo desde lo alto de una rama proxima:

- ¡Crriaturras estupidas! ¡Casi morrirr! ¡Quedarrse parradas frrente a bicho maloso tenazudo! ¡Idiotas! ¡Locos! - les insulto la vocecilla, mientras un pequeño rostro aparecia entre las hojas.