- ¡Bah! ¡Patanes ignorantes! ¡Vuelvan cuando sepan lo que quieren! - replica el enano barbudo y malhumorado, dandoles la espalda y volviendo a su trabajo entres resoplidos y reniegos, la mayoria de ellos dedicados a quienes le hacen perder el tiempo.
- Sangfreg no es malo, pero tiene algo de razon. El puede hacer sus amuletos, pero deben decirle de que tipo los necesitan, o para que los quieren - les explico Revhian desde su lugar, sentada sobre una estanteria, desde donde mecia sus pies.
- ¿Max no les dijo antes alguna cosa que nos pueda ser de utilidad? Si no son mas claros, estamos metidos en un problema.
- ¿Pero que...? - pienso malhumorado. ¿Ese tipo me ha menospreciado y se ha quedado tan tranquilo? No, eso no quedará así.
- No volváis a faltarme al respeto. - le digo plantándome delante suya.
- Queremos nuestros amuletos contra los darklings. - prosigo. Tan sólo dinos que materiales necesitáis y los traeremos.
- ¿Que? ¡Ha,ha,ha,ha,ha,ha,ha! - estallo en carcajadas el enano, aunque antes habia fruncido el ceño, cuando Arthur se habia plantado frente a el.
- ¡Ustedes...! ¡Ustedes quieren hacerme creer que...! ¡Ha,ha,ha,ha,ha,ha,ha! - volvio a reir con ganas el enano, antes de poder recobrar el aliento.
- Si, claro. Debi haberlo sabido. ¡3 humanos buenos para nada van a ir al Templo de la oscuridad, vencer a los guardianes de la noche, llegar hasta el sitio donde duerme el dragon de las tinieblas y traerme 3 de sus escamas, sin quedar ciegos por el Trepador o acabar muertos o locos a manos de todos los que fueron antes y ahora yacen ahi!
- ¡Pues suerte con eso, granujas! ¡Fue un placer haberlos conocido! - concluyo Sangfreg, riendo entre dientes y volviendo a ensamblar piezas de metales brillantes y gemas coloridas sobre una mesa de trabajo.
- El... Puede estar en lo correcto. Crear un talisman contra las fuerzas de la oscuridad puede ser mucho mas peligroso que enfrentarse a los darklings. Aunque ese amuleto les protegeria contra criaturas mucho mas poderosas y voraces que ellos, el riesgo es muy grande - razono Revhian.
- Quiza podamos intentar otra cosa. ¿Solo quieren estar protegidos contra los Darklings? Quiza... ¡Si atrapamos a uno de ellos, podriamos sacarle secretos! O podrian ir a entrenar con los guerreros. O tal vez, conseguir algunas varas magicas o gemas de luz. Eso deberia bastar - les propuso su acompañante, entusiasmada con todas las ideas.
- Si Max pudo hacerlo nosotros también podremos. - digo con total determinación. No obstante me gusta la idea de entrenar.
- Cualquier cosa que nos permita mejorar será de gran ayuda.
Esperemos a Gabriella y Sebastian
Aguardo mientras Arthur habla con esos seres desconocidos, la verdad era que todo de lo que decían me parecía muy irreal y extraño, espero hacerme poco a poco a ello.
Arthur parece realmente resuelto.
¿Entonces qué tenemos hacer? ¿Atrapar un bicho de esos, entrenar, buscar gemas o qué? Pregunto a Revhian, ya que no ha sido especialmente concreta en nuestro cometido futuro.
- Bien, eso depende de ustedes - responde Revhian con toda calma, mientras la punta de su rabo se mueve de un lado a otro y ella sigue meciendose tranquilamente desde las alturas.
- Podemos ir a buscar un darkling y atraparlo, con la esperanza de que pueda decirnos algun secreto sobre como protegerlos contra los de su especie. O si prefieren, puedo llevarlos a donde entrenan nuestros guerreros, para que sepan como lidiar con esos pequeños monstruos oscuros.
- Adquirir una vara magica podria servirles para ahuyentarlos, aunque una gema de luz es mas efectiva. Esas criaturas no soportan la luz por mas de un instante, antes de empezar a quemarse. Lo mas dificil seria ir al Templo de la Oscuridad a buscar una escama del Dragon. ¡Eso si seria algo solo para heroes como Max! - les explico la insolita femina, aguardando paciente y alegre su resolucion.
Había permanecido callada observando la situación, pero al escuchar las sugerencias de Revhian, me decidí a hablar.
- No podemos enfrentarnos a un darkling sin tener cómo defendernos...ni cómo utilizar los amuletos. Quizá lo mejor sería entrenar junto a los guerreros. Quizá alguno de ellos podría ayudarnos a conseguir lo que necesitamos para los talismanes. - Sonreí, parecía lo más sensato, aunque no es que yo fuera especialmente fuerte, dudaba que haber crecido en altura pudiera cambiarlo. Aunque quizá estaba equivocada. - ¿Qué os parece? - pregunté, volviéndome hacia mis primos.
Gabriella escribió en su momento y su mensaje se perdió ;___;
- Pues eso. - digo. Como ya dije vayamos a entrenar. Veamos que armas son más afines con cada uno de nosotros. - añado con un guiño de ojo.
- ¡Acordado! ¡Vayamos entonces a reunirnos con los guerreros! - exclama Revhian animada, saltando desde la estanteria y despidiendose alegremente del robusto enano, aunque todo lo que obtiene de el es un reniego.
Sin darle ninguna importancia, su guia en este singular mundo de Zanzarah los conduce por entre las calles del poblado, cruzando entre sus casas bajas y de muros gruesos y abombados. Sus pies a veces pisan sobre calles empedradas y otras unicamente levantan el polvo del suelo de tierra. Pasan por delante de una plaza circular, donde hay una fuente que representa a una criatura de ojos saltones y vientre abultado, escupiendo agua por la boca, y donde los curiosos habitantes de este lugar se reunen para conversar o para ir de un lado a otro, ocupados en sus asuntos.
Notan la presencia de una construccion mucho mas elaborada y lujosa que las otras, cuyos muros de piedra brillante y pulida contrastan con el resto de la villa. Altas columnas, capiteles, esculturas y doradas puertas custodiadas por dos seres enormes y cubiertos de metal de pies a cabeza les hacen pensar en un palacio.
Pero Revhian no se detiene y los conduce hasta el limite del pueblo, donde en un amplio espacio abierto, los guerreros de la localidad practican sus habilidades.
Sin embargo, se llevan una gran decepcion cuando observan las maniobras de los "guerreros" ahi presentes. Mas de una veintena de criaturas, de todas las formas, tamaños, tipos y colores estan practicando, tratando de mejorar sus habilidades.
Algunos arrojan jabalinas, flechas, dardos o piedras contra unas figuras de madera sujetas a bases de madera y amarradas con sogas a un palo vertical. Otros se debaten en combates cuerpo a cuerpo, utilizando espadas y otras armas y escudos de madera.
Pero sus intentos resultan lamentables. Casi ninguno acierta a golpear a uno de los muñecos, y las criaturas parecen divertirse mucho con todo aquello, jugando e intentando asestarse golpes unos a otros con sus armas de entrenamiento, riendo a carcajadas y bromeando entre ellos, hasta que alguno logra por casualidad darle un golpe a otro en su armadura acolchada o en su casco de cuero duro.
Entonces, los extraños seres se enfurecen, arrojan las armas a un lado y se abalanzan unos sobre otros, rodando por el suelo y cubriendose de polvo, mientras se enredan en una caotica masa de piernas y puños que vuelan asestando coces, puntapies, golpes, mordiscos, codazos y piquetes en los ojos.
- Venga ya. - digo al ver a esos patanes "entrenar" .¿En serio me estás diciendo que esos de ahí son los mejores Guerreros que tenéis? - pregunto visiblemente decepcionado.
- ¡Bueno, obviamente no! Estos son los guerreros en entrenamiento. Los mejores que tenemos estan custodiando la muralla o el palacio de la Reina Siski, y si ustedes son novatos, podrian aprender con ellos, ¿no les parece?
No estoy seguro hasta donde pueden llegar mis capacidades.
Aunque creo que podré ser algo más disciplinado. Pienso.
¡Si! Digo animado, la verdad es que estaba deseando empezar.
¿Utilizamos el otro PJ a partir de ahora?
Pues si. Y si pueden ponerle un avatar con su nuevo aspecto, mejor.
Desesperado por la indisciplina de esos patanes agarro un arco y tras poner una flecha en la cuerda la tenso y disparo la flecha que sale disparada y se clava en la diana.
Agarro otra flecha y luego otra y otra hasta convertir la diana en un alfiletero.
- No es tan difícil. - digo apoyando el arco sobre mi hombro.
Motivo: Disparo
Tirada: 1d10
Dificultad: 8-
Resultado: 7 (Exito)
Motivo: Disparo
Tirada: 1d10
Dificultad: 8-
Resultado: 9 (Fracaso)
Motivo: Disparo
Tirada: 1d10
Dificultad: 8-
Resultado: 3 (Exito)
Motivo: Disparo
Tirada: 1d10
Dificultad: 8-
Resultado: 2 (Exito)
Motivo: Disparo
Tirada: 1d10
Dificultad: 8-
Resultado: 6 (Exito)
- ¡Wow, increible! ¡Sin duda son parecidos a Max! - exclama Revhian, aplaudiendo entusiasmada ante el desempeño casi perfecto de Arthur, mientras las criaturas se quedan boquiabiertas y miran con aire de sospecha sus propios arcos, arrojandolos al suelo y acercandose para ver, "al gran arquero", como acaban de llamar a Arthur.
- Podéis llamarme Archer. - digo sonriendo.
Me ha costado mucho menos de lo que pensaba. No me extraña que idolatren a Max.
Soy Arthur no Sebastián.