El campo de prácticas no era como me lo había imaginado. Esperaba maestros de armas impartiendo elegantes lecciones de esgrima, pero lo que encontramos se parecía más a un circo. Me aparto el pelo de la cara, y me doy cuenta de que ahora soy pelirroja. Abro mucho los ojos pero algo me distrae. Arthur se ha adelantado y lanza flechas, acertando al objetivo. Sonrío ante la demostración. Hace que parezca sencillo, pero siempre hemos sido como el día y la noche, así que probablemente no seré capaz de hacer algo parecido. Aún así estamos allí para aprender, será mejor que me aplique.
- ¿Me enseñas? - pregunto humilde a mi primo.
- Por supuesto. - le digo a mi prima.
Me acerco a ella y agarro el arco apoyando mi mano sobre la suya.
- Agarralo por aquí. - digo mientras agarro una flecha y la pongo en la cuerda. Pones la flecha aquí y agarras la cuerda con estos dos dedos. - prosigo moviendo los dedos índice y corazón. Traes la cuerda hasta que el dorso de la mano llegue a la parte trasera de la mandíbula. - añado llevando la mano de mi prima hasta donde corresponde. Apunta al objetivo y suelta la cuerda. La flecha volará directa a su objetivo.
- ¡Archer, Archer! - gritan entusiasmados los seres variopintos que se congregan alrededor de los 3 primos, ansiosos por presenciar otra prueba de sus grandes habilidades.
- ¡No necesitas entrenamiento! ¡Ya podrias ser un campeon! ¡ve al Palacio o a la Muralla! - proponen las criaturas, a lo que Revhian asiente.
- Si puedes hacer eso, ¿por que te preocupan los darklings? Seguramente podrias acabar con decenas de ellos. Quiza incluso, con su malvada Reina - exclama la mujer de rasgos tan particulares, observando su desempeño y comparandolo con la pobre actuacion de los seres de la villa.
- No lo sé. - respondo a Revhian. Tan sólo sigo las indicaciones dadas por Max.
- No entiendo. Max queria darles amuletos para enfrentar a los darklings, pero resulta que ustedes no los necesitan, ¿o si? - pregunta Revhian, epserando para ver las habilidades de los otros dos "heroes".
- Lo ignoro. - respondo. Nunca me he enfrentado a ninguno.
Sonreí mientras mi primo me daba explicaciones. De cinco disparos acerté dos y hasta yo misma me sorprendí. Lo mío nunca habían sido las actividades físicas, y en este mundo las reglas no habían cambiado. Cuando Revhian mencionó los amuletos, me volví hacia ella.
- No creo que acertar a un objetivo fijo sólo dos veces me vaya a servir de mucho contra una horda de darklings - miré a mis primos- ¿No? Además...la verdad es que preferiría desarrollar alguna habilidad que me permitiera protegerles - Señalé a mis familiares alzando la vista hacia Revhian - ¿Sería eso posible?
Motivo: Disparar flechas
Tirada: 5d10
Dificultad: 8-
Resultado: 4, 10, 8, 10, 4 (Suma: 36)
Exitos: 3
Motivo: Disparar flechas (esta vez bien xD)
Tirada: 5d10
Dificultad: 2-
Resultado: 2, 8, 1, 10, 8 (Suma: 29)
Exitos: 2
- ¡Bah! - exclamo despectiva Revhian, haciendo un gesto despreocupado con la mano.
- ¿Que podrian hacer los darklings contra guerreros tan habiles como ustedes? ¡Son muchisimos, pero no tendrian ninguna oportunidad si lucharan contra heroes como ustedes! ¡Si son casi tan buenos como Max! Es evidente que no necesitan entrenamiento para pelear. Quiza seria mejor ir a cazar algun darkling ahora, o a conseguir unas gemas de luz. Con eso deberia bastar para mantenerlos apartados por siempre - dijo Revhian, alejandose del campo de entrenamiento, donde las criaturas permanecian sin poder creer las cosas que habian visto.
Presto atención a mis primos disparando, indeciso cojo también un arco y aunque algo inseguro les imito y apunto a una de las dianas de entrenamiento.
Frunzo el ceño tras fallar el primer disparo, intento concentrarme más con la siguiente flecha y...
¡Bien! Esa si dió.
Disparo otras tres flechas más rápidamente.
Bueno, el balance no ha sido del todo malo.
Motivo: Disparo
Tirada: 1d10
Dificultad: 6-
Resultado: 8 (Fracaso)
Motivo: Disparo
Tirada: 1d10
Dificultad: 6-
Resultado: 3 (Exito)
Motivo: Disparo
Tirada: 1d10
Dificultad: 6-
Resultado: 6 (Exito)
Motivo: Disparo
Tirada: 1d10
Dificultad: 6-
Resultado: 9 (Fracaso)
Motivo: Disparo
Tirada: 1d10
Dificultad: 6-
Resultado: 6 (Exito)
- ¡No son heroes, son dioses! ¡Quedense aqui, en este pueblo y sean nuestros protectores! - dice con entusiasmo una criatura, envuelta casi totalmente en su armadura remachada.
- ¡Ya tenemos a los Guardianes! ¿Recuerdas? ¿Y no se supone que ustedes estaban entrenando para eso? - le replica Revhian riendo, esperando su decision. Seguir ahi, o ir a buscar ya fuera a un darkling o una gema de luz.
Miré a mis primos, ambos más diestros que yo en las armas, y luego a Revhian.
- Si llegar hasta las gemas de luz es tan complicado, quizá un darkling sea el menor de los peligros con los que nos encontremos - bajé la mirada, dubitativa. No pensaba que fuera a ser especialmente sencillo acabar con uno, y tampoco es que me hiciera mucha gracia atacar a un ser...¿vivo? Aunque tuviera orígenes malignos. - Igual deberíamos intentar enfrentarnos a uno...¿qué pensáis?
- Para eso deberíamos pillar a uno desprevenido. - digo encogiendome de hombros.
- Eso no deberia ser tan dificil. Atrapar a un darkling en el poblado es complicado, porque se meten en las casas moviendose a traves de cualquier sombra y luego desaparecen en otra, y causariamos muchos estropicios persiguiendolo. Pero en las afueras, mas alla de la muralla, en el bosque viejo de Aldehorte, hay una caverna donde se sabe que se estan reuniendo muchas criaturas del ocaso para atacarnos. Y sin duda habra darklings entre ellos. ¿Quieren probar suerte?
- No creo que tengamos problemas, viendo lo habiles que son. Si tienen la mitad de la fuerza y destreza que Max, seguramente volveremos sin tardanza y con nuestro objetivo completo.
- ¿Donde podemos equiparnos adecuadamente? - pregunto. En verdad no sabemos nada de esos seres salvo que usan la oscuridad para moverse de un sitio a otro.
- ¿Equiparse? Pueden tomar cualquier arma del campo de entrenamiento. ¿Eso no es suficiente? - pregunta Revhian con curiosidad.
- No lo se. Yo no necesito gran cosa para vivir, y cuando quiero algo, Max simplemente me lo da. Pero podriamos visitar a los mercaderes gnomos y enanos. Definitivamente no recomiendo a los goblins, son arteros, malintencionado y muy tramposos. Venden cosas que no sirven para nada - afirma la mujer, meneando su rabo y dejando que sigan con su vista el gesto de su mano, que indica nuevamente la aldea.
- ¿Vamos a verlos?
Si, me parece bien equiparnos pero... Si en esa caverna hay muchas criaturas no podrán con nosotros por número.
Y a saber que más hay aparte de darklins.
¿Y qué piden a cambio los mercaderes? No tenemos nada que ofrecerles.
- Oh, pues cualquier cosa que se considere un intercambio justo. Algunas cosas inusuales, extrañas y exoticas, venidas de tierras lejanas. Gemas, cristales, cabezas de insectos de fuego, telarañas de las arañas de plata, extractos de cortezas o tallos del bosque de los hongos, corazas de insectos gigantes, carne de glorb, polvo de hada, pero si no tienen nada de eso, supongo que el oro servira - dictamina Revhian, sin preocuparse en absoluto por ello.
- Max dijo que necesitábamos los amuletos para enfrentarnos a los darklings... deberíamos centrarnos en ello. - Miré a mis primos - No nos vendría mal equiparnos...siempre podríamos intercambiar estas armas - las señalé, no muy convencida de la calidad de los artefactos de la arena de entrenamiento.
¿Qué hay para armarse en el campo de entrenamiento? ¿Hay báculos o cosas mágicas?