Partida Rol por web

Tras cruzar el puente y aun bajo la fuerte lluvia, el grupo observaba frente a ellos la inmensidad del bosque de Brescilia. A pesar de que su objetivo era claro, el grupo en esos momentos se sentía acosado por tres fuerzas que misteriosamente obraban en conjunto para debilitar sus fuerzas de voluntad. Tras ellos el escandaloso río nutrido por la fuerte lluvia arrollaba todo a su paso mientras crecía mas y mas, desde los cielos la ahora tormenta que caía sobre ellos parecía no tener intenciones de menguar pronto, y frente a ellos les enfrentaban la oscuridad y los misterios del bosque.
Dejando atrás el puente y avanzando por el sendero que surgía tras este, el grupo poco a poco fue notando como la cobertura arbórea se iba acumulando lentamente por sobre de ellos hasta que en algún momento fueron concientes de que habían abandonado ya la tierra abierta y se encontraban ante un panorama completamente distinto.
De maleza espesa, árboles densamente empaquetados y de dosel casi impenetrable el grupo era ya conciente de que se encontraban en el interior del bosque de Brescilia. Si esperaban escuchar allí algún sonido característico del lugar, se vieron pronto doblegados de alguna esperanza de ello por las circunstancias del clima. Si el ruido de la tormenta era ya de por si fuerte en cielo abierto, allí en el bosque el eco del repiquetear de las densas gotas de lluvia al golpear contra todo hacían que incluso fuera inaudible hablar entre ellos si no era mediante gritos.
Aunque el camino principal sobre el bosque que continuaba desde el puente parecía ser un territorio frecuentemente transitado a la par de que era suficientemente amplio como para que un carro cargando madera pudiera pasar, la maleza parecía en todo momento tener vida y quererse comer el camino para encerrarlos en la densidad verde del bosque.
Ante la oscuridad, la intensidad del ruido de la tormenta y la densa cantidad de vida vegetal en aquel lugar, era claro para todos que para un bandido seria extremadamente fácil mantenerse oculto de ellos e incluso seguirlos de cerca sin que siquiera pudiesen sospechar de ello.

La sensación de alerta crecía en su interior a medida que espesaba la densidad del bosque. Mantenía el ritmo junto a Gareth, preocupándose por resistir con voluntad y entereza a tan desafortunado chubasco. Con esfuerzo intentó asegurar el rumbo que tomaba el grupo de mercenarios, mediante gestos que solicitaban revisar el mapa. Nestro destino debe estar cerca, veamos cuanto nos queda.  Evitó mencionar el campamento maderero para no facilitar la labor de espionaje de los exploradores.

Tapo mi cara con mi mi mano mientras ajusto bien la capucha para no mojar mi frente al momento de entrar en el bosque. Una vez que estoy dentro, vuelvo a mirar y quedo atónito por lo que mis ojos captan. La inmensidad de un bosque antiguo, sumamente antiguo y salvaje. La inmensidad de sus árboles, el tamaño y densidad de la cúpula de hojas que nos cubre, la cantidad de vegetación que no descansa en su intento por engullir el camino. Todo eso me habla de un lugar mágico y poderoso, con voces durmientes más antiguas que los cimientos del mundo civilizado.

Avanzo sobre mi montura con admiración y respeto por el poder que siento vibrar en los troncos, las hojas y el suelo del lugar. Incluso súsurros de poder me llegan en el olor de su aire y el tacto de la brisa sobre mi rostro:

"No hay nada como estar en el hogar. Durante varios años viví en una zona de este bosque y pude alimentarme de su poder y refugio. Ahora lo siento igual de poderoso que entonces, si es que no más. Pero su inmensidad es tan vasta que nunca podría recorrerlo completamente y quizás jamás descubra los misterios que se ocultan en su interior, aunque es una tarea por la que vale la pena jugarse la vida entera."

Mi paso acompaña a mi grupo y me dejo llevar por las imágenes y el ensordecedor ruido del agua que es amplificado por el bosque mismo. No escucho nada más que la tormenta y no veo nada más que el bosque, por lo que me entrego a mis sentidos y camino siguiendo al grupo para no separarme pero contemplando la hermosura y grandeza a mi alrededor que hace que me sienta tan ínfimo que me avergüence y estremece a la vez.

Agua desde el cielo. Aquello era de locos.

Ya llevaba Erackand algún tiempo en la superficie y aunque se había acostumbrado de modo relativamente fácil a la falta de un techo en la cabeza no podía evitar conmoverse y sorprenderse por la lluvia.

Era increíble. El agua surgía del cielo y les golpeaba en forma de gotas. Ahora entendía la expresión "aguacero" o "diluvio" que había oído decir a veces a los viajeros que llegaban a Orzammar.

Y lo odiaba. En las entrañas de la tierra si alguna vez caía agua desde el techo tenía la decencia de caer toda en el mismo sitio y terminar formando con el tiempo una bonita estalactita que en algunos casos terminaba juntándose con una estalagmita y formaba bellas columnas. Pero allí, en el exterior, el agua simplemente caía encima, sin orden ni concierto. Era horrible. Era imposible evitarla ni predecir dónde caería. Te empapaba las ropas, te resfriaba si no andabas con cuidado.

Suspiró, parecía que aquella vez iba a tardar un buen rato antes de calmarse y al entrar al bosque... simplemente el ruido era sobrecogedor. Casi prefería estar fuera empapado. Además sabía por experiencia que cuando las hojas se cargasen de agua llovería allí dentro tanto o más que fuera.

Mierda refunfuñó en voz baja, con lo cual nadie le oyó. ¡ Por las barbas de los Paragones ! Gritó en voz alta para hacerse oír.

Conforme nos adentramos en la espesura del bosque mis ojos escuadriñan  la maleza en busca de alguna posible amenaza, la sensación de inquietud era  bastante molesta y fue aumentando  conforme  entrabamos mas.

--- No bajemos la guardi, quien sabe lo que puede salir de aqui- digo mientras escuadriño el suelo en busca de huellas.  

Camino lentamente bajo la lluvia, pasando cerca de árboles antiguos y honorables y de hierbas salvajes que luchaban contra la intromisión del hombre y sus aliados, de los caminos que habían creado.

Trato en todo momento de no separarme del enano, el cual parece bastante disgustado por la situación, puesto que él es mi mejor protección si nos encontramos con problemas.

Aun así, aún estando en medio de una misión en la zona de nuestro supuesto enemigo, no puedo dejar de pensar en la grandeza de este bosque, de lo que ha visto, lo que ha presenciado. Puede que ya existiera cuando su raza aún tenía poder, cuando era respetada y temida a partes iguales. Pero mientras los árboles seguían creciendo su pueblo se había visto mermado, esclavizado por los humanos, privado de tantas cosas que había logrado en el pasado.

Una vez más me recuerdo a mí mismo que debo tratar de ser el mejor guerrero, el mejor mago del círculo, que debo hacer que el resto de razas vuelva a respetar y a tratar como iguales a los míos.

Afianzada de nuevo mi voluntad y mi coraje busco alrededor algún tipo de problema o señal de que alguien haya pasado por aquí hace poco o que aún esté cerca.

Por fin cruzamos todos el puente, y poco después nos adentramos finalmente en el bosque de Brescilia. Incluso cerca del camino, el bosque era ya de por si extremadamente denso, y si a eso le sumábamos el constante ruido provocado por la lluvia, estaba claro que si alguien quería, seria extremadamente fácil que pudieran seguirnos sin que nos percatásemos.

Maldita sea, no esperaba que fuese tan denso, había oído historias, pero...- pensé, pues desde que entré al bosque tenía la sensación de que este era extremadamente opresivo, como si fuésemos intrusos y nuestra presencia no le gustase -Deben ser imaginaciones mías- me dije, intentando no pensar en ello... aunque sin mucho éxito.

Magányos tiene razón, permaneced alerta- les dije, mientras me acercaba al lado de Magányos -Tal como está el clima, dudo que podamos obtener alguna pista por mucho que busquemos- les dije, sin alzar mucho la voz, de forma que si alguien nos seguía le fuese difícil escucharme -Lo mejor será buscar un buen sitio para acampar, al menos hasta que amaine un poco la lluvia- añadí, mientras  indicaba a Magányos que nos guiase, ya que era el que mejor sabia moverse por el bosque.

-Tranquilo...no pasa nada. Susurraba a mi caballo tratando de tranquilizarlo.
Desde que habíamos entrado al bosque estaba inquieto y no era el único. Aunque trataba de calmarlo incluso yo misma estaba nerviosa. Me sentía diminuta y frágil allí. Tenia la sensación de ser un insecto apunto de ser aplastado y eso me estaba robando el aliento.

El grito de Erackand me sobresalto por la potencia y gravedad de su voz. -Enano no es necesario que grites tanto, si hay algo aquí dormido, mejor no despertarlo. Dije mientras giraba mi cabeza de un lado a otro buscando alguna reacción al grito de Erackand.

Oí en la cabeza del grupo a Gareth ordenando a Maganyos buscar un sito para acampar y no puede evitarlo -Maganyos si encuentras un sitio seco te estaría muy agradecida. Dije alzando la voz y sonriendo al mismo tiempo que un escalofrío recorría mi espalda e hizo que la sonrisa se transformara por una extraña mueca. Estaba helada y calada hasta los huesos.

Ya había pasado mas de una hora desde que levantaron la vista y se dieron cuenta que se encontraban dentro del bosque propiamente dicho; sin nada que ver mas que árboles, la lluvia cayendo y el follaje del bosque hasta donde sus ojos podían penetrar en aquella oscuridad en todas las direcciones. Incluso la luna y las estrellas era un espectáculo poco frecuente a través del denso dosel. Lo que si podían percibir todos era el denso olor a humedad, quizá producto de la lluvia.
Además de encontrarse sumidos en una densa oscuridad, el bosque parecía guardar silencio, esto a pesar de la densa lluvia, bien podrían haber estado en una posada y el sonido de la lluvia habría sido el mismo; del bosque mismo no se escuchaba nada. De vez en cuando, escucharon a algún pájaro solitario o alguna ardilla que los sorprendía moviéndose entre las ramas a gran velocidad; pero esto era algo muy aislado, curiosamente tan aislado que se tornaba sospechoso.
Gareth, ante la situación, ordeno detenerse e intentar buscar algún lugar para acampar, sin embargo súbitamente cuando el grupo empezaba a detenerse, se escuchó un claro ruido, audible para todos los que estuvieran pendientes de lo que sucedía a su alrededor aquella noche. El sonido era como el producido por unas ramas al quebrarse ante una fuerte pisada, quizá alguna animal grande había pasado cerca de ellos o quizá algo los acechaba.

Erackand aguzó sus oídos todo lo que pudo pero no escuchó nada más a parte de aquel primer sonido. Sin embargo y por si acaso embrazó su escudo y cogió la espada bastarda que llevaba a todos lados. Si alguien les acechaba caería bajo su acero.

Camino tranquilo y un poco ido junto a grupo cuando el Líder da la orden de buscar una zona para acampar. Voy a comenzar a buscar un lugar apropiado para dejar mi tienda de campaña cuando escucho un ruido de ramas rompiéndose. Me quedo completamente quieto e intento concentrarme en seguir escuchando mientras mi cerebro trabaja en ello:

"¿Que podría haber sido ese sonido? Si fuese un depredador al acecho no habría hecho un ruido tan obvio. Tiene que ser algo que no busca ser sigiloso o que lo hace sin éxito. Alguna bestia demasiado grande para la furtividad o personas. No hay muchas más opciones."

Me quedo en silencio, completamente concentrado en percibir los sonidos a mi alrededor para ser capaz de detectar la fuente y estar listo. Saco mi vara de todas formas y la mantengo en mi mano, preparado.

Avanzábamos buscando un sitio para acampar cuando un ruido llamo nuestra atención. Parecía como si unas ramas se quebrasen ante el peso de alguien o algo... Rápidamente trate de ubicar el lugar de donde vino el ruido intentando ver que lo había producido.

Justo tras decirles que debiamos buscar un lugar para acampar, cuando empezabamos a detenernos, pudimos escuchar un ruido, como si alguien hubiese pisado una rama o algo por el estilo

¿Quien hay ahí?- pensé, mientras de forma inconsciente me llevaba la mano a la empuñadura de la espada y agudizaba el oido, para intentar escuchar si realmente alguien nos estaba observando.

El bosque me confunde y me pone nervioso. Me hace sentir débil y desprotegido, algo que no me ha vuelto a pasar desde que salí de la cárcel. Mirando el rostro de mis compañeros me percato de que no soy el único que no está tranquilo y sereno.

Finalmente Gareth decide que montemos un campamento y así lo hacemos, deteniéndonos y preparándonos para ello. Sin embargo un sonido llama mi atención antes de empezar.

El sonido se había perdido por completo; fuera lo que fuera aquello que habían escuchado antes en el bosque parecía ahora haber desaparecido. Aun así, la situación los había puesto nerviosos a todos llevándoles a tener listas sus armas para lo que pudiera acosarlos en la oscuridad.
Y justo cuando empezaban a creer que no había sido nada de lo que debieran preocuparse, lo escucharon otra vez. Aunque lejos, el sonido fue un poco más duradero y claro. Fuera lo que fuera parecía estar ahora mas lejos.

Ya estamos en el bosque, los recuerdos de Nenlas y sus enseñanzas invaden la mente de la elfa. Recuerdos de los tres años que pasó enseñándole todo lo que ella hoy sabe. No debo dejar que los recuerdos me perturben, mi libertad depende de esta misión. En sus días en el bosque Ciara no había logrado encontrar Dalishanos, quizá está era su oportunidad. Otra cosa más que invade mi mente... ¿Serán verdad todas las historias sobre este antiguo bosque?

Ciara siempre se mantiene próxima a Gareth en el camino. Un ruido interrumpe el viaje y los pone a todos atentos. Con Nenlas no nos adentramos tanto en el bosque. Quizá sea por estas cosas, lo mejor será estar en guardia.