Partida Rol por web

No deseaba intervenir pues sabía que su entusiasmo por cobrarse su venganza le hacía perder el control de su ira. No obstante el teatrillo de Vargard y Gareth habían conseguido fortalecer la postura del Bann hasta importarle poco reírse de nuestra recompensa. No pudo resistir enunciar su disgusto, sabía cómo se debía negociar y está claro que ceder de primeras es propio de un novato. Se levantó hasta colocarse a la altura del líder y con sorna comentó ¿Ese es el precio por arriesgar nuestras vidas? Entonces deje de preocuparse más por los bandidos, no conseguirá vencerles si ellos pagan mejor, ja. Su perfilada sonrisa acentuaba sus desafiantes ojos mientras su cuerpo se vencía hacia atrás, esperando con ganas escuchar su respuesta.

Escuché con atención la respuesta del bann, fijándome en que no había hablado de dinero.

Debe pensar que no me daré cuenta de eso- me dije, y viendo la actuación de Cassandra, no era el único que se había percatado... aun así no debería haber dicho eso -Ahora me tocara arreglarlo a mi- pensé disgustado, mientras le echaba una mirada de reproche.

Perdón por las palabras de mi compañera, en ocasiones es un poco impulsiva- le dije a modo de disculpa -Su oferta es generosa. Eso nos facilitaria mucho nuestra estancia aquí- continué diciéndole amablemente al bann -Pero aunque el que nos haya ofrecido alojamiento y comida, así como los servicios de su armero, y son cosas que nos ayudaran mientras cumplimos la mision, una vez terminado el trabajo nos iremos, y necesitaremos dinero para poder subsistir- le dije, intentando sonar respetuoso, pero firme -Tampoco es que le estemos pidiendo una fortuna, y menos tras su amable ofrecimiento de servicios mientras dure nuestra estancia, pero viajar de un lado a otro conlleva sus gastos, espero que lo entendáis.- concluí, esperando que la actuación de Cassandra no nos perjudicase demasiado.

Que cortés. Pero yo estoy de acurdo Cassandra, si nos pagaran más los otros porqué seguimos aquí.

El enano mantuvo la boca cerrada apretando los labios hasta casi dejarlos lívidos. Cassandra no había hecho más que decir la verdad y no harían buen papel de mercenarios si no exigiesen un pago justo. El Bann debía saber que pagando nada conseguiría ... nada. Es la ley de la oferta y la demanda. Bueno, siempre podían alojarse allí y que les mantuviesen, pero igual les decían que cazasen bandidos o algo así y entonces un mercenario normal se marcharía.

El mundo de la superficie era de locos. Por lo menos no te caías hacia el cielo como le había dicho algún idiota en la taberna Tragos.

Durante un breve instante tras las palabras de Cassandra, el Bann Trumhall pareció cambiar ligeramente su característico ameno semblante por uno mas severo. Sin embargo esto se diluyo casi al instante y mas aun tras las palabras de Gareth. Ahora de nuevo se le volvía a sentir ameno y carismático hasta cierto punto. –Bien, entiendo sus necesidades; espero me disculpen al no haber reparado antes en ello y haber formulado una grosera propuesta. Sin embargo como comente, nos encontramos escasos de recursos, por lo cual solo puedo ofrecerles 80 monedas de platas a cada uno tras cumplir por completo la misión que les he asignado. Esta suma se las duplicaría si se hicieran cargo por completo de Waldric, ya que entonces nuestros recursos se vendrían beneficiados. –
El Bann parecía ahora mas tranquilo, incluso algo divertido con la situación. -¿Cuál es su respuesta entonces?, ¿Aceptan el trabajo?-

Disimulo lo sorprendido que estoy de como mis compañeros han reaccionado al tema de la recompensa mientras pienso en ello y en como es que mis compañeros han cambiado las posiciones en el asunto:

"Según lo que yo entendí, él dijo que tendríamos una recompensa al final, solo que no aclaró la cantidad. Eso de que teníamos los beneficios de entrada como comida, alojamiento y al armero lo entendí como algo que tenemos desde ahora hasta que terminemos la misión, donde recibiremos otra recompensa, pero parece que soy el único que lo entendió así. Por otro lado, no me interesa el dinero, pues no vengo a forrarme, sino a ganarme mi lugar en la Legión de Trueno, pero al parecer el dinero es algo muy importante para el resto. Quizás sea para mantener nuestra mascarada, cosa en la que no interferiré, pues mentir y negociar nunca han formado parte de mis dones. Mejor dejo al resto aquello, pero por otro lado, creo que ya hemos forzado lo suficiente la situación como para aceptar y largarnos de una vez."

Miro a Gareth y nuevamente asiento con la cabeza en signo de aprobación, pues a pesar de que sigue importándome poco, ya se me hace presuroso el salir de allí y cumplir nuestra misión. Deseo ser un miembro de la Legión, no pasarme toda la vida en la estúpida misión de prueba. Quiero algo de verdad, no cazar estúpidos bandidos roñosos.

80 monedas, eso está bien, pero sus intenciones me desconciertan.

Parece que la reunion toca a su fin, y es de suponer que Gareth accedera, teniendo en cuenta que no estamos aqui por el dinero.

Bueno, esperemos que realmente podamos encontrar ese campamento.

La idea de liquidar el asunto por nuestra cuenta, no es una idea que me seduzca demasiado, pero supongo que no es el momento de decidirlo, asi que no digo nada al respecto.

Satisfecha observó atenta las reacciones del Bann, se alegraba que también esperara por su parte una negociación, pues hacía las cosas más sencillas, delataba los pasos comunes que seguían estas transacciones. Aunque aún se podía ejercer cierta presión, se mantuvo atenta a la respuesta de su líder, no era adecuado volver a adelantarse a él. En su rostro se mostraban ciertas dudas, le sorprendía en cierto modo que el propio Bann reconociera su primera oferta como una grosería, indicándole que poco le importaba su confianza y respeto por el grupo de mercenarios.

Erackand seguía sin moverse aunque sus ojos vagaron por la habitación. Asintió al llegar a mirar a Cassandra, como si aprobase su intervención. Por lo demás, en lo que a él le incumbía, podían salir de allí y empezar la misión en cuanto quisiesen.

Aceptamos el trabajo pues- le dije al bann, aliviado de que no hubiese hecho falta insistir… la verdad, había ofrecido más de lo que pensaba, pero no tenía sentido decir que nos ofreciese menos… -Entonces, con ese tema ya resuelto, si no le importa, nos gustaría ponernos a ello lo antes posible- le dije, pues no quería perder más tiempo en esto -Si tienen algún mapa detallado de la zona nos vendría bien para empezar a buscar, y también hablar con alguien que conozca bien los bosques, algún cazador por ejemplo… aparte de eso, creo que de momento, tenemos todo lo necesario para empezar la misión- le comenté al bann, intentando denotar seguridad.

El Bann miro fijamente a Gareth mientras meditaba acerca de sus preguntas –No estoy seguro, pero puede que encuentres algún leñador o cazador experimentado en Logerswold, pregunta entre mis hombres quizá alguien sepa algo-. Levantándose un breve tiempo para ir a buscar algo en una repisa cercana, el Bann continuo con la conversación al tiempo que se reacomodaba en su asiento. –Esto es lo único que puedo darles, es un mapa del valle de Ruswold; respecto al bosque no conseguirán nada, no creo que haya forma de hacer un mapa de ese lugar.-
De la nada y para sorpresa de todos había surgido un gran mastín de batalla, el cual se frotaba contra la pierna derecha del Bann, el cual de inmediato se quedo absorto en el can, frotándole las orejas e ignorando por completo a los allí presentes.
Y al cabo de un tiempo los legionarios habrían jurado que el Bann se había olvidado de ellos, salvo por que repentinamente, aun concentrado en su perro les dirigió la palabra de nuevo. –Pueden iniciar cuando gusten. Pero he de informarles que no son los únicos aventureros que han decidido prestarme sus servicios. Si quieren esa recompensa, tendrán que darse prisa.-

Espero a que salgamos de la presencia del Bann Trumhall y me acerco a Gareth para hablar con él en susurros.

Creo que sería buena idea hablar con la gente del pueblo para obtener toda la información posible de los ladrones-le susurro a Gareth para que ningún hombre del Bann me escuche -me gustaría hablar personalmente con el hombre del antiguo Bann para averiguar todo lo que pueda, tengo algunas sospechas.

Una vez el acuerdo con el Bann  se ha cerrado sigo al grupo fuera de la tienda. Mientras hago un análisis rápido de todo lo sucedido. Todo ha ido bien, mejor de lo que esperaba, pero debo reconocer que en algunos momentos tuve que morder mi lengua para no arruinar la autoridad de Gareth. Además el Bann me ha impresionado, es un hombre a tener encuenta, quiere seguir acumulando poder y para alguien como yo seria interesante tener su favor, aun así no confió demasiado en el, hay algo en su conducta que me inquieta.

Gracias, nos será útil- le dije al bann mientras cogía el mapa que nos ofrecía -Y gracias por el aviso, lo tendremos en cuenta- le dije, en respuesta a su comentario de que tendríamos competencia -Entonces, con su permiso, nos vamos ya- le dije, despidiéndome, pues una vez todo aclarado, quería salir de la cabaña del bann sin más demora.

Por fin, pensaba que no acabaríamos nunca- pensé -Ahora a encargarse de los bandidos… aunque dudo que sea sencillo- me dije, mientras pensaba en que sería lo mejor que podíamos hacer ahora. Una vez fuera, Vargad se me acerco para susurrarme algo, y tras escucharle asentí, dando a entender que estaba de acuerdo con lo que me había dicho, y le susurre la respuesta.

Bueno, ya hemos aclarado las cosas con el bann, pensemos que hacer ahora- les dije después a mis compañeros, ya en voz alta -Pero mejor vayamos a algún sitio más tranquilo- les dije, como refiriéndome al ajetreo reinante en el campamento.

Estoy de acuerdo, pero mejor vayamos a algún sitio donde no nos vayan a escuchar- le respondí a Vargad entre susurros, a la par que mis ojos se desviaban fugazmente hacia la cabaña que acabábamos de abandonar.

Finalmente terminamos la conversación. Ya era hora. Esto no terminaba nunca.

Así que en cuanto Gareth dijo aquello de que se iban el enano se apresuró a salir. No le gustaba el bann, no le gustaba la situación, que era algo extraña pero sobre todo no le gustaba que le intentasen tomar la barba como lo había hecho aquel hombre.