Partida Rol por web

Salgo de la tienda junto al resto, preguntandome de que hablaran Vargad y Gareth. No puedo evitar un ligero escalofrio cuando se me ocurre que seguramente sera sobre mi.

Nunca va a fiarse de mi, sera mejor que me vaya acostumbrando

Salgo de la conversación con el Bann con cara de decepción, me esperaba más dinero, pero bueno, nada podía hacer ya, así que decido sentarme en una esquina a refelexionar. Me siento con delicadeza en el suelo y empezó pensar, sobre el.

No note ningún gesto extraño, pero seguro que tiene algún secreto, aquí hay gato encerrado.

-Estoy con Gareth, busquemos algún lugar tranquilo, debemos hablar-. Miro a mi alrededor buscando un lugar donde estemos lejos del bullicio del campamento y más aun de los  los hombres del Bann. Mientras recorro con la mirada el campamento trato de fijarme en los hombres del bann, tratando de detectar si están más pendientes de nosotros de lo que deberían.
Antes de venir ya intuíamos que algo no terminaba de encajar entre los bandidos, Trumhall y Krole, pero después de conocer al nuevo Bann... Mi padre solía decir "Piensa mal y acertaras"

Acompañó al grupo con sus ojos pendientes de su alrededor como solía acostumbrar. Tras salir de la tienda mostró un entusiasmo sobreactuado para arrancar sus pasos hacia el siguiente lugar que debían visitar. Estoy deseando encontrar a esos cobardes, no dejaré ninguno para contarlo y así se nos conocerá por toda la región como héroes. No tendremos que preocuparnos más por encontrar trabajo o dinero... ardo en deseos de enfretarme al bosque. Sin duda aquellas palabras estaban más dedicadas al campamento que a los mercenarios, quienes entendían que no era necesario escucharlas para conocer los sentimientos del elfo.

La reunión con el Bann termina de manera apropiada, por lo que hago una reverencia de respeto y me retiro junto con mi grupo. Una vez estamos fuera, se comienza a deliberar acerca de qué hacer en este instante para no dar pasos en falso. Debemos ser cuidadosos con nuestros movimientos y nuestra mascarada no es más que otra dificultad más a la hora de movernos por el terreno. Sea como sea, ahora ya tenemos la misión, por lo que podemos comenzar de una vez.

Escucho en silencio las palabras de mis compañeros y cuando desean buscar un lugar más tranquilo para hablar, doy mi idea:

- "¿Que les parece si hablamos en el camino? Hay un lugar sumamente privado y tranquilo por aquí y se llama Bosque. Hablemos en él mientras hacemos nuestro trabajo, sin derrochar más tiempo. ¿Te parece bien, Gareth? Creo que todos ya estamos pertrechados y ansiosos de dar caza a esos bandidos. ¿Por qué esperar?"

Aprieto mis puños pues yo también estoy ansioso de comenzar con nuestra misión y demostrar cuanto valemos para la Legión de Trueno. Imagino que entre los parámetros para la evaluación también debe estar la prontitud en nuestros resultados. Por otra parte, ya hemos demostrado ser personas muy distintas y sentarnos a discutir como empezar solo nos quitaría tiempo. En este caso lo mejor es comenzar y pensarlo en la marcha, pues somos lo suficientemente buenos para lograrlo, de otro modo no estaríamos aquí.

Habiendo terminado con sus pendientes con el Bann Trumhall el grupo se dispuso a poner en marcha sus planes, y mas que nada a establecerlos con claridad. Ante la creciente necesidad de hablar a solas, el grupo procedió a salir del campamento; aun no estaban seguros de si partirían de éste enseguida, si irían al bosque, si irían al pueblo, o si quizá se quedarían allí para husmear un tanto mas antes de partir.
En su trayecto 3 cosas llamaron su atención. Por una parte, desde que salieran de la cabaña del Bann muchos ojos se habían posado sobre ellos, aunque esto no tenía que ser un indicio de nada realmente mas que quiza simple curiosidad. Luego estaba el particular grupo de mercenarios con el que se habían topado apenas llegar al campamento y que ahora los miraban fijamente, como quien desnuda y mata con la mirada; estos parecían estar preparando sus cosas para partir, quizá señal de que intentaban competir con los legionarios.
Finalmente y aunque aparentemente menos intrascendente, estaba el altercado entre Erackand y un vagabundo, el cual había acabado estrellándose con el enano al no mirar por donde pasaba mientras transportaba unas pesadas cubetas con agua sobre los hombros, para así caer precipitadamente al suelo victima de la fortaleza del enano y a su vez derramando una gran cantidad de agua al suelo, la cual aparentemente intentaba llevar hasta algún punto al fondo del campamento.
Aunque algo fuera de lugar, no era tan inusual ver al vagabundo allí, puesto que por un poco de comida era claro que muchos de los ciudadanos estarían dispuestos a prestar cualquier servicio al nuevo Bann. Incluso tras mirar en sus alrededores el grupo notó por lo menos un par de vagabundos mas trabajando también como mulas de carga.

Una vez fuera del campamento y lo suficientemente lejos como para conversar con tranquilidad, el grupo se percato de que no estaban solos, un grupo de tres individuos los seguían con absoluto disimulo. Dos de ellos parecían ser habitantes del pueblo, pero el tercero fue el que mas llamo su atención pues se trataba ni mas ni menos que del propio Ward, uno de los hombres del Bann Trumhall con quienes se habían encontrado en el camino y quienes los habían escoltado hasta el campamento; por lo que el grupo podía recordar, aquel hombre había servido antes al Bann Krole.

El vagabundo chocó con Erackand y el agua voló por todas partes.
¡ Cuidado desgraciado !

Al ver con quién había chocado el enano revisó sus pertenencias con premura. Se aseguró de que no había perdido nada, hasta que se encontró satisfecho.

Los enanos tenemos la decencia de tener a los pordioseros en el escorial. ¡ Piérdete ! Poco faltó para que Erackand le diese una zurra al vagabundo.

Luego siguió andando con el resto del grupo.

Erackand se acercó al jefe y llevándole a un aparte le dijo susurrando.

Dar un par de gritos a Sir Haguen me ha sentado genial.

Y siguió andando.

Miro por primera vez con algo de repugnancia y con bastante sorpresa al enano cuando este trata mal al mendigo -Erackand, sólo es un pobre hombre, no un delincuente -le reprocho cuando ya estamos lejos del incidente.

Tras dar varios pasos fuera del campamento me percato de que algunos hombres nos siguen, uno de ellos el antiguo guerrero del Brann Kole -Parece que no tendremos que ir a buscar al hombre que te dije Gareth, él viene a reunirse con nosotros -le comento a nuestro lider deteniéndome.

Era sir Haguen. Gritarle me ha sentado genial Susurró el enano a Vargad.

Y siguió andando tranquilamente.

Suelto una tremenda carcajada ante las palabras que me susurra el enano y le toco el hombro con la mano.

Sabía que andaba cerca, por fin se ha llevado algo de lo que se tiene merecido, viejo amigo -susurro al enano con felicidad.

Estos tipos no nos quitan ojo... Sondra no seas paranoica, seguro que solo sienten curiosidad ante el variopinto grupo que formamos. Me fijo en las miradas asesinas del grupo de mercenarios con los que con toda probabilidad tendríamos que competir. -Si las miradas mataran-. Digo en voz baja mientras les hago a mis compañeros una disimulada señal para atraer su atención hacia los mercenarios.

Antes de que pudiéramos llegar a las afueras del campamento se produjo un incidente. Un hombre con aspecto de vagabundo que transportaba agua se estrello con Erackand. El fornido enano apenas si se inmuto pero el vagabundo salio repelido cayendo al suelo. El enano comienzo entonces un ataque verbal contra el podre hombre que continuaba allí tirado.
Me  acerque al hombre sin prestar demasiada atención al enano y con mi tono más amable le dije -Perdona el comportamiento de mi compañero. Dejame ayudarte-.  Le tendí mi mano para ayudarle a ponerse en pie.

Antes de reemprender la marcha y seguir a mis compañeros que ya se alejaban le digo al  vagabundo desde la mejor de mis sonrisas.-Vaya espero que la comida merezca la pena, porque este trabajo parece demasiado duro- Le digo mientras señalo a otros con su mismo aspecto que portan pesadas cargas.

Mientras espero su reacción, me giro hacia el grupo para ver la dirección que toman y poder reunirme con ellos.

A pesar de que la gente del campamento no paró de mirarnos, y que las miradas de los trs mercenarios no eran precisamente amables, salimos del campamento sin incidentes, a excepción del pobre vagabundo que choco con Erackand, y aunque iba a reprenderle por hacerlo, ya que no tenía por qué gritarle así al pobre hombre, lo que me dijo en voz baja mí hizo cambiar de opinión… y también sonreír, así que no le dije nada, y seguí andando tranquilamente. Estábamos ya fuera del campamento cuando Vargad me hizo notar que nos seguían.

Tienes razón, nos han ahorrado el trabajo- le dije a Vargad, al ver a quien se refería -No reconozco a los otros, pero no tienen pinta de ser soldados- añadí tras observar bien a los otros dos hombres -Parece que alguien quiere hablar con nosotros… ¿Qué tal si les esperamos? Es mejor que nos vayan siguiendo, y mejor acabar con esto cuanto antes, y así poder ponernos a trabajar- les dije a mis compañeros, al tiempo que me detenía.

El campamento ya no tiene nada que ofrecernos, por lo que es el momento de marchar. Mientras caminamos, vemos a aquellos tres hombres que nos miraron desde el momento de nuestra llegada y todos notamos que sus miradas no hablan precisamente de amistad y compañerismo, por lo que sonrío ante la idea de que nos ataquen con la ilusa idea de vencernos.

Luego un mendigo choca contra nuestro enano, por lo que este le increpa. Miro apartado, pues lo encuentro un derroche innecesario de energía. Un buen mago sabe lo valiosa que es la energía, por lo que no la gastará en un miserable pordiosero que está trabajando en la zona. Además, no tiene culpa de nada más que chocar, por lo que no merece tanto alboroto. Me doy vuelta y continúo con mi camino.

Una vez estamos fuera del campamento, vemos que un grupo nos sigue y reconocemos a uno de los hombres, siendo este la persona con la que deseamos hablar, para enterarnos de otro punto de vista acerca de lo que está sucediendo. Cuando Gareth pregunta, le respondo:

 - "Creo que sería bueno esperarlos. Ya que queremos hablar con ellos, no deberíamos hacerlos caminar de más, es de mala educación."

Me quedo un poco más apartado y meto mi mano debajo de mi capucha para tomar mi vara, la que mantengo ahí escondida pero lista para usarse en caso de necesidad.

Tras escuchar las palabras de Amon y Gareth, asenti expresando mi conformidad. Algo me decia que quiza nos sorprendiese lo que fuese que quisiese decirnos, y sin duda un hombre que habia trabajado para el otro Bann podria quiza arrojar algo de luz sobre las sospechas que ya me habian surgido cuando nos informaron del curso reciente de acontecimientos en la zona.

Recuperó su determinación en cuanto el campamento no suponía una amenaza a tener en cuenta. Miró con curiosidad a sus descarados acompañantes y ante las peticiones al líder sumó la suya propia. ¿Y si trasladamos el encuentro hasta el pueblo?, así podríamos obtener algo más de información de todo lo sucedido mientras conversáis… ¿te  apuntas Sondra? Concluyó asimilando que se trataba de una tarea que ya se había discutido que debían realizar.