Partida Rol por web

Tras llegar a Lugo tras una noche dura os dirigís a la Comisaría Central de Lugo para ver al Inspector Buenaventura que es el contacto que os indicó Mayo.

La comisaría central de Lugo está en un edificio antiguo, reconstruido durante la primera etapa del gobierno nacional por su característicos ladrillos rojos. Sus paredes son gruesas y las ventanas de la planta baja están protegidas por barrotes. Es un edificio funcional aunque seguramente se quede pequeño dentro de poco.

Al llegar os llevan a la oficina del Inspector Buenaventura, allí os espera él y otra persona. Es un agente al que no conocéis.

El inspector os saluda con un fuerte apretón de manos. 

- Buenos días caballeros, y señorita. Bienvenidos a Lugo, siento que nos visiten en estas circunstancias...ya estaba poniendo al tanto a su compañero el Inspector Riego... - mira al policía armada que os acompañó hasta el despacho y le dice - Ramírez hijo, trae unas cuantas sillas que van a hacer falta. - os mira de nuevo y os pregunta - ¿Quieren tomar algo?

Miro a los recién llegados con curiosidad, ellos iba a ser sus nuevos compañeros de andanzas. Se levantó y les dio la mano uno a uno. Hola, encantado de conoceros. Soy el inspector Francisco Riego, anteriormente destinado en Madrid. Mientras les daba la mano a cada uno de sus nuevos compañeros estudiaba sus rasgos, buscando en ellos las cualidades que les hacia los super-policías de la brigada especial. Las características más llamativas de Francisco eran sus anchas espaldas y su mirada inquisitiva, todo ello le daba un aspecto bruto propio de un militar.

Martín saludó al inspector y rechazó amablemente el ofrecimiento de tomar algo, porque el viaje había sido agitado y, sobre todo, quería descansar. Después estrecho la manaza de Riego acompañando el saludo de un gesto, sorprendido de no haber sido informado hasta entonces de que sería su nuevo compañero.

—Martín García. Un placer. La situación no es la mejor posible, inspector, creame que lo sabemos.

El mal humor de Jordi es tangible en el aire. Sus ojos enrojecidos y su gesto poco amigable se conjugan con su ceño fruncido. La palidez de su rostro y el aspecto descuidado revelan que ha terminado de pasar una mala noche y por el momento se limita a responder con monosílabos venenosos cualquier intento de saludo, aproximación, pregunta o quitarse pronto de su camino.

Se limita a observar la comisaría central con desdén, toma aire con ímpetu, como si estuviera evaluando todos y cada uno de los olores que lograba percibir. Su caja torácica se mueve hacia adelante y luego, entre suspiro y bufido, deja salir todo el aire, devolviendo la ubicación de su panza a su natural posición. Corona aquella entrada con una torcedura de su boca que le da un aire aún menos amistoso, si cabe imaginárselo.

-Inspector Buenaventura- y cada palabra sale con rigidez, como si estuviese leyendo una placa y no saludando a un colega. -No será necesario. Traemos ya bastante retraso y por mi parte prefiero darme prisa. Un analista es mas útil en el cuartel que en campo- Las palabras vienen acompañadas de hostilidad imperante. Su maletín con las cosas cuelga lateralmente y sus ojos continúan revisando cada rincón, moviéndose de aquí para allá, no sin una mezcla de alerta insomne.

No devuelve el saludo a Francisco. -Formalidades luego. Para cuando cerremos el caso o para cualquier otro jodido día. No hoy Riego- masculla apretando los dientes.

-¿Comenzamos con el informe de la escena del crimen?- pregunta impaciente.

Encantado Martin. Saludo cordialmente a su compañero.

Guardo su mano ante el desplante de Jordi, había coincido muchas veces con superiores y compañeros cortados con ese mismo patrón. Los había de dos tipos, los que no tenían tiempo para saludar pero si tienen tiempo para el café, puro y copa; y los que no tienen tiempo ni para mear por culpa del trabajo. Riego esperaba que Jordi fuera de los segundos.  

El inspector estaba explicándome la situación que puede resumirse en pocas palabras: un cura muerto cerca de una bomba lista para ser colocada, y la bomba no era unos cuantos petardos atados con cinta aislante, la bomba debía ser una cosa mucho más profesional. Pero inspector continúe.  

Hago un leve asentimiento de cabeza antes de sentarme en una de las sillas, tras saludar al nuevo
Maria Lopez Garcia, vuestra forense.

Jordi como siempre un bocachancla, deberian cosersela para que no dijera ninguna tonteria, ni se como no le han mandado al lugar mas perdido del mundo para que se pudra alli por sus contestaciones.

Me gustaria inspector cuando fuera posible poder acceder al sacerdote y a la escena para poder hacer mi propio examen preliminar.

- El inspector Riego ha hecho un buen resumen. Pero hay un segundo cadáver que podría estar relacionado. Es en un pueblo llamado Puentenuevo, es de una adivina telefónica. También está desmembrada. Y señorita López, podrá ver el cadáver cuando lo hayan trasladado al anatómico forense de la ciudad. - luego mira al resto - el informe está todavía en proceso. El inspector Mayo me ha pedido que no toquemos la escena del crimen para que puedan visitarla, en breve un coche vendrá a recogerlos para llevarlos a la casa del párroco. A su forense lo llevarán al anatómico forense y también les habilitaremos una sala para que puedan trabajar. ¿Tienen alguna petición?

Buenaventura parece tener ganas de que empecéis con la investigación lo antes posible. Coge el teléfono y pide que preparen un par de vehículos con chófer para que puedan llevaros a la escena del crimen y al anatómico forense.

-Vaya, el nuevo es experto en explosivos...- dice con visible sarcasmo Jordi -Por qué no dejar que veamos con nuestros propios ojos el dichoso artefacto. Que ya estoy hasta los cojones de versiones de segunda mano- pausa unos instantes -o de tercera, en su caso- dice mientras se gira hacia el inspector.

-Muchas, buenaventura, muchas. Pero por ahora me conformo con un reporte de todos los proveedores de internet del pueblo. Y si es posible, los que dan el servicio de internet a los hoteles- dice mientras mueve su pie algo impacientemente. -Supongo que hay un bus que llega al pueblo desde alguna ciudad más grande. ¿Tenéis cámaras de seguridad en el paradero? ¿O es mucho pedir que haya un atisbo de civilización?- comenta con aire mortificado mientras saca su celular, desbloquea y se dispone a anotar algo más.

-Una última cosa. Fuera del sumario ya, Buenaventura. Ha sido una noche difícil y pronto quiero que se acabe esta investigación infernal. Si quisiera... ya sabe, relajarme en buena compañía... algunas tías muy gentiles, ¿hacia dónde debería dirigirme?- dice, pero no hay sonrisa en su rostro, sólo la seriedad desabrida y ácida con que ha comenzado la conversación y con la que seguramente planea terminarla.

Francisco prefirió pasar por alto las indirectas con segundas o terceras de Jordi, poco a poco iba conociendo su nuevo grupo de trabajo. Estaba acostumbrado a que los primeros roces fueran complicados.

Asintió a las palabras de Jordi, y espero a que el inspector Buenaventura le respondiera pero tenía la impresión que Buenaventura no había tocado nada ni había investigado nada, le tocaría a ellos hacer todo el trabajo.

El inspector se levanta, dejando entrever su gran altura, y se muestra contrariado con las últimas palabras de Jordi pero aún así deja su respuesta para el final. Antes decide contestar a lo que considera más importante.

- El pueblo no posee una estación de autobuses al uso, es una simple parada. No hay cámaras que nosotros sepamos, la verdad la zona es muy rural. Sobre los usuarios de internet podemos solicitarlos a Telefónica, no deberían tardar más de un par de día en enviarlo. Es el único proveedor de la línea y el resto de operadores serán móviles pero todos usan su infraestructura.

Luego mira severamente a Jordi y le dice:

- Espero que esté bromeando sobre lo de las chicas gentiles, aunque se ve que no tiene muy buen gusto. Usted sabrá que es delito en esta nación y más si lleva usted una placa. Espero que se comporte con educación y respeto mientras esté en esta ciudad, o le aseguro que visitará nuestros calabozos y me da igual a qué unidad de élite pertenezca ¿entendido?

Buenaventura sigue observando a Jordi mientras pregunta:

- ¿Necesitan algo más? Si no es así ya tienen los vehículos seguramente preparados, ahora mismo informaré a su superior que me ha pedido que lo tenga al tanto de sus movimientos.

Es peligroso cabrear a un inspector jefe y más en una ciudad pequeña donde la policía posee bastante más poder que en una ciudad de mayor tamaño.

-Inspector Buenaventura, ¿tengo cara de estar bromeando?- dice Jordi con cara de pocos amigos. -¿Por qué usted dice que es ilegal, cree que voy a tragarme que en este pueblo no hay putas?. Inspector, he pasado una mala noche y no tengo muchas ganas de discutir. Pero supongamos que hace unos minutos haya enviado un informe de operación detallado, que sí, involucra ciertos interrogatorios discretos en ciertas áreas sensibles de la ciudad. Supongamos además que el que usted esté amenazándome y obstaculizando todo esto, quede reflejado de manera tan sospechosa, que unas semanas de vacaciones forzadas, una investigación por complicidad en terrorismo y cientos de horas de papeleo para que pueda volver a su cargo en... ¿qué? ¿6 meses?- dice frunciendo el ceño.

-Por supuesto, no estoy amenazándole inspector, estoy requiriendo de su buena fe para que podamos hacer esta investigación cuando antes, largarnos de su pueblo y que los altos mandos dejen de mirar con desconfianza esta zona. ¿O de verdad cree que se harán los ciegos ante la más mínima infracción?- dice y le mira fijamente.

-Ayúdenos a ayudarle Buenaventura.- sentencia.

—Bueno, ¿ahora estás de coña, verdad? Hasta ahora parecías un poco engreído, pero es que eres un absoluto gilipollas. Amenazas al comisario, ¿en serio? ¿Lo amenazas, además, delante de un grupito de testigos? Así, por las buenas, porque tienes una absoluta sensación de impunidad o un enchufe que te llega al colon. Búscate tus miserables putas y deja de dar el coñazo con lo poco que follas, lo que por otra parte es tan evidente y tan predecible que casi duele. ¿Necesitas seguir destacando lo listo que eres, lo grande, y sin usar, que la tienes y lo profundo hasta donte te han metido el enchufe o podemos seguir con nuestro puto trabajo? Porque un mal viaje hemos tenido todos, coño ya.

Dio un prudente paso hacia atrás alejándose un poco de Jordi, dando a entender que no apoyaba su postura y que estaba solo en esa batalla. Seré tu compañero de trabajo y podré recibir un balazo por ti Jordi, pero no pienso comerme un marrón por una simple cabezonería, y menos si está relacionada con putas. Pensó amargamente al comprobar que su compañero estaba actuando como un verdadero engreído.

Creo que lo mejor será empezar la investigación y dejar estos temas para otros momentos. Comento, tratando de dale una vía de escape a Jordi. Ahora era decisión suya tomar esa escapatoria y zanjar el asunto, o continuar la discusión con el inspector.

-Me la suda lo que penséis de mí García. Os recuerdo que soy el analista de información. Si créeis que no reseño todos y cada uno de mis movimientos, así como los planes para la investigación- dice mientras saca su móvil, busca entre sus contactos y presiona, mientras muestra el celular. El celular está marcando al contacto "Inspector Mayo", junto con la foto de su superior. 

-Adelante García. O usted Buenaventura. Coméntele a Mayo que estoy a punto de ir a donde las putas, y que estoy amenazando al comisario por negarse a darme indicaciones- dice estirando el teléfono con total tranquilidad.

Jordi definitivamente es un bocachancla, deberia acabar en la maldita celda por gilipollas o mandarlo a un lugar donde no moleste y donde pueda disfrutar del poco sexo que seguira sin tener.

Le pongo la mano a David en el hombro para hacerle un gesto para irnos, esto nos nos va a ninguno de los dos y quiero empezar cuanto antes a poder ver ese cadaver.

Parece que las explicaciones de Jordi no convencen de momento a Buenaventura. Éste pulsa un botón de su interfono y dice en voz alta y clara:

- Carmen, por favor, llame a dos oficiales y que se presenten armados en la puerta de mi despacho.

Mira a Jordi y le dice:

- Inspector Fábregas por favor, pida disculpas en este momento por su comportamiento o me veré obligarlo a detenerlo. Veo que sus compañeros no están muy contentos con usted, es algo que se puede palmar en el ambiente.