Partida Rol por web

Alumbrado con luz indirecta y amueblado con gusto exquisito en estilo minimalista el camarote del Comandante constituye su único refugio ante el mundo exterior. Siendo el más grande de la nave, comprende una zona de esparcimiento, una zona de trabajo, un baño privado y una cama. Dándole un toque personal, Adama lo tiene decorado con muebles de madera oscura y tallas y máscaras de madera de aspecto tribal que se alternan con diversos cuadros que penden de las paredes. Además colecciona numerosos libros que forman su preciada biblioteca y una serie de espadas, siendo una de ellas una pertenenciente en el pasado a un centurión Cylon. Sobre una de las estanterías además se puede ver una maqueta de un barco de vela todavía en construcción en la que le gusta concentrarse en su tiempo libre.

Zona de esparcimiento y zona destinada a las comidas

Mesa de trabajo

Baño

Con el rostro impasible y el arma firmemente sujeta ante ellos los dos marines te observaron mientras te acercabas sin hacer ningún gesto de reconocimiento. Sin embargo, cuando te paraste ante la puerta uno de ellos dejó que el arma pendiese de su hombro y con un movimiento rápido y seguro giró la escotilla y abrió la puerta flanqueándonte el paso. Alumbrada con una luz cálida y acogedora, la sala principal que constituía el camarote del Comandante parecía estar vacía. Sin embargo, un breve vistazo te bastó para darte cuenta de que tu padre sin duda debía de estar en el baño, ya que su chaqueta colgada de una percha en la puerta del armario ropero y varios recipientes de comida aún humeante se hallaban abiertos sobre la mesa baja delante del sofá de cuero. Confirmando tus sospechas la voz de Will Adama, grave y seria te llegó desde el fondo de la estancia mientras el marine detrás tuya cerraba la puerta de nuevo.

-¿Apolo?- 

Ya se había acostumbrado a aquel cuarto aunque aquello no implicaba necesariamente que la presencia en él fuera cómoda. En el transcurso de los últimos días, horas o el maldito tiempo que hubiera pasado desde que comenzara la diaspora había mejorado su relación con el comandante, sin embargo no tenía claro a que era debido. La tensión que soportaban y la sensación de que cada salida podía ser la última podía haberlos llevado a acercarse nuevamente, o quizás simplemente el trato continuo que había evitado desde la muerte de Zak. Siempre me ocurría lo mismo, era inevitable que al ver a mi padre me asaltara la sensación de que su empecinamiento había provocado su muerte, ahora también Starbuck le producía la misma sensación.

Ensimismado como estaba no caí en la cuenta de que sostenía aquella vieja foto donde aparecíamos Zak, mi padre y yo, últimamente me resultaba más difícil mantenerme centrado en mis obligaciones, mi mente vagaba por pensamientos que había decidido apartar a un rincón, la barrera que había construido gracias a la rutina y el alejamiento se estaba viniendo abajo. Molesto con aquella situación no pude evitar que mis palabras fueran frías y escuetas, pues quién sino aquel hombre tenía la culpa de todo. - Comandante hemos descubierto un nuevo tipo de aeronave Cylon. Una especie de bombardero pesado, una lanzadera de Nucs. La teniente Sharon me informará de las características de estos nuevos modelos.- La foto que sostuviera en mis manos antes de que el comandante hablara yacía nuevamente en su lugar, bocabajo sobre una de las mesas.

-Hmpf....-un gruñido de asentimiento te llegó desde el baño e instantes después Billy Adama vestido solo con la camiseta interior y los pantalones del uniforme reglamentario salió del baño secándose el mentón recién afeitado con una toalla blanca. Inexpresivamente tu padre te observó unos instantes de arriba abajo, comprobando quizás que estabas bien, y luego se dirigió hacia el armario-mándame ese informe antes de que volváis a despegar-te medio ordenó, pidió mientras se ponía la chaqueta de aspecto impoluto. Sin duda, a pesar del estrés al que estábais sometidos en la nave, alguien debía de haber sacado tiempo para ocuparse de la lavandería-en el siguiente salto conviene que estéis atentos por si aparecen de nuevo...de momento el escudo de Galáctica está resisitiendo pero no podemos permitirnos muchos ataques como ése...-mientras hablaba el Comandante permaneció de espaldas a ti arreglándose con meticulosidad y movimientos medidos. Su tono era serio, formal, sin dejar traslucir ningún tipo de emoción o reconocimiento de afecto tal y como era habitual en él.

No había nada más que hablar, al menos así lo indicaba el tono de la conversación, las bajas ya le habrían sido transmitidas y yo no me sentía propenso a iniciar una conversación con él. -En cuanto tenga ese informe se lo haré llegar Señor.-Esperé nuevas ordenes por parte del Comandante que se afanaba en colocar su chaqueta. Por mi parte mi aspecto no debía ser el mejor, aunque mientras caminaba hacia el camarote había bajado la cremallera de mi mono dejando a la vista la camiseta negra de tirantes, antes de entrar había vuelto a cerrar mi traje tratando de mostrar un aspecto más formal, sin embargo no había pasado por lo baños en varios ciclos y notaba como una incipiente y rala barba comenzaba a surgir. Debía arreglar esto y sacar un momento para afeitarme, sin embargo debería esperar al siguiente salto pues la sorpresa de aquel bombardero había generado trabajo que hacer, informes que entregar y estrategias que pensar.

Abotonándose las insignias de su rango en la solapa de la chaqueta Adama se volvió hacia ti y asintió.

-Por cierto...me han comunicado que varios de pilotos han sufrido crisis nerviosas-su voz continuaba inexpresiva pero años de convivencia con él te habían enseñado que bajo esa fachada sin emociones tu padre estaba sin duda preocupado. Si su corazón era Galáctica, su alma era la gente que la tripulaba y de todos era sabido que sin los pilotos vuestra precaria flota no podría sobrevivir mucho tiempo más. Alisando la chaqueta sobre el pecho el comandante se paró frente a ti y frunció el ceño-he dado órdenes de que a la tripulación entera se le administre estimulantes. No me gusta, pero es necesario. Comunícaselo a tus hombres antes de volar y asegúrate de que se los toman...especialmente Starbuck...esa mujer es demasiado cabezota como para admitir que los necesita aunque se esté quedando dormida de pie-añadió meneando en la cabeza y por primera vez pudiste ver alguna sombra de emoción en sus ojos. Muchas cosas habían pasado en el tiempo que habíais permanecido separados y descubrir la extraña relación de afecto y cariño que había surgido entre tu padre y Kara Thrace había sido cuanto menos una sorpresa. No sabías cómo, pero tu antigua amiga y prometida de tu hermano había logrado llegar al corazón de tu padre y sólo por ello debías de admirarla y agradecérselo. Sí, culpabas al viejo de la muerte de Zak, pero, aunque te negases a reconocerlo, sabías que ésta le había dolido tanto o más que a ti y que los últimos años debían de haber sido dolorosos.

Sabía que su padre no era partidario de aquellos estimulantes, que él mismo los hubiera hecho de toma obligatoria para el personal del Galáctica indicaba claramente la dura y tensa situación en que se encontraban. Debía admitir que yo mismo me había planteado aquella solución momentánea, pero igualmente no me gustaba. - Me encargaré de que en la sala de reuniones se haga la toma de los estimulantes, supervisaré su distribución entre los pilotos y encargaré al Teniente Junior Evans que anoté y haga un horario con los pilotos y el momento en que se les suministraron los estimulantes.- Temía que aquellas pastillas dieran una falsa sensación de seguridad en sus hombres incluso podía ocurrir que alguno se enganchara a aquella sustancia, pero estaba claro que el cansancio era peor enemigo.

- Lo de Kara será más difícil.- Murmuré con una leve sonrisa. Desde que comenzara nuestro éxodo me había visto obligado a volver a relacionarme con mi padre, me era imposible dejar de culparle por la muerte de Zak, él le había forzado a ser piloto, ahora también sabía que Starbuck había aprobado el examen de su hermano, éste jamás debería haber pilotado un viper. Sin embargo lentamente el muro de contención que había erigido con la distancia iba resquebrajándose, yo mismo era culpable, no había sido capaz de salvarle, debía haber sido más persistente para que no continuara, pero no había sido así.

Levantando la cabeza me cuadré antes el comandante. - Señor si no se me requiere más.- Aun no estaba preparado para perdonarle, durante años había cultivado aquella culpa y aceptar sus errores implicaba también aceptar los míos y no estaba preparado para ello. En aquellos instantes agradecía la dura rutina impuesta por los Cyclon, carecía de tiempo material para entablar relaciones y conversaciones que temía, su tiempo debía centrarse en la disposición de sus pilotos, de ellos dependía la supervivencia de aquella flota y no tenía intención de fallar.

Parado delante tuya el Comandante Adama sacudió la cabeza.

-No, puede retirarse, capitán-contestó en tono marcial dándote la espalda para acercarse al sofá donde se sentó ante los recipientes de comida dando la conversación por terminada. Presa de emociones encontradas te dirigiste hacia la puerta, pero antes de que pudieses abrirla la voz de tu padre te hizo detenerte-Apolo...-comenzó cuando te giraste. Con la escasa iluminación no podías asegurarlo pero parecía que su expresión era preocupada cuando continuó-ten cuidado ¿de acuerdo? Hace un rato tu raptor podía haberse llevado algo más que un tren de aterrizaje medio roto y no podemos permitirnos perderte...-como si estuviese avergonzado de lo que decía Billy Adama bajó la mirada hacia sus manos entrelazadas ante él y permaneció unos segundos callado. Luego volvió a mirarte y asintió para sí mismo-lo estás haciendo bien, hijo, sigue así...

Por un momento el peso de aquellas palabras me detuvo, la voz de mi padre era fuerte y autoritaria, de siempre había sentido su sombra omnipresente sabía como incentivar a la gente, como impulsarles a llegar al límite. Como otras tantas veces, escucharle traía el recuerdo de su hermano y como éste ansioso por agradar a su padre había acabado muerto. Apreté lo puños y la mandíbula y estaba dispuesto a girarme para encararme con él, pero algo cambió en su tono, la forma de pronunciar mi nombre. Sentí mis fuerzas abandonarme y el cansancio apoderarse de mi, no el simple cansancio físico sino algo mucho más profundo.

Mantuve la cabeza agachada mientras escuchaba aquella muestra de emociones por parte de Billy, mientras en mi interior diversos sentimientos tiraban en sentidos opuestos pugnando por desgarrar mi alma. Durante unos instantes ambos permanecimos en silencio, sin saber que decirle ni que responder. - No podemos permitirnos perder a nadie y aun así un goteo constante de pilotos van cayendo.- Me giré sobre los talones dispuesto a abandonar el camarote, sin embargo poco antes de salir sentí la necesidad de decir algo más.- Gracias por preocuparte.- Dicho esto continué mi camino, parecía que en mi interior la tormenta amainaba.

Mientras caminaba centré mis esfuerzos en encontrar una forma de atacar esos bombarderos con la mayor efectividad y las menores perdidas. Un ataque directo podía funcionar en la primera ocasión, sin embargo en las subsiguientes aquellos malditos Cylon ya estarían preparados, sus movimientos debían ser aleatorios, cambiar los ángulos de ataque, posición y composición de los viper e incluso los tiempos. Necesitaría un cuaderno para apuntar cada maniobra y las siguientes variaciones para evitar repetirse, al menos durante los primeros ataques.

Mientras daba vuelta a estas ideas mis paso me llevaron hasta mi destino de manera automática, no debía olvidarme de comprobar que los pilotos tomaban los estimulantes necesarios y que ninguno se negaba a ello. Incluso yo mismo quizás debiera tomar algo.

Un silencio cómodo, acogedor resonaba por el camarote, siendo roto ocasionalmente por el tic-tac del reloj que reposaba sobre el escritorio de madera noble. Con las manos cruzadas ante él sobre el recién puesto uniforme militar, el Comandante Adama se hallaba reclinado en el mullido sofá de cuero, los ojos cerrados por el cansancio. Su rostro, marcado por la viruela sufrida de joven, se veía ojeroso y envejecido a la luz mortecina y amarillenta que bañaba la estancia. Unos recipientes de cartón con los restos de lo que parecían fideos chinos y arroz salteado se hallaban sobre la mesa baja delante de él, relegados a un segundo plano por el sueño. Ajeno a las preocupaciones, al dolor, al estrés y al nerviosismo que embargaba las almas de su tripulación, durante cinco minutos Billy Adama se entregó a los brazos de morfeo antes de que sus deberes como máximo comandante de la flota le reclamasen.

Un bip no muy alto hizo que el comandante abriese los ojos sobresaltado. Parpadeando lentamente se llevó la mano a los ojos y se los frotó mientras se levantaba y avanzaba pesadamente hacia la mesa del escritorio. Mientras el bip se repitió varias veces.

-Adama-contestó en tono seco e impersonal llevándose el pesado auricular a la oreja.

-"Comandante, soy la teniente Dualla, quedan diez minutos para el fin del ciclo"

Aunque no hiciese falta Billy levantó un brazo y miró el reloj de madera que descansaba sobre la mesa. Pacientemente, la oficial de comunicaciones esperó al otro lado de la línea.

-De acuerdo, que los pilotos se preparen para salir. Voy para allá-dijo al fin y sin despedirse colgó. Los ojos del comandante se veían inyectados en sangre, con los párpados hinchados por el sueño. Tras frotarse de nuevo los ojos se abrochó los botones del cuello, alisó la chaqueta y salió del camarote dispuesto, una vez más, a enfrentarse a los Cylon.

Me había mantenido en silencio incluso tras las palabras de Kara, que parecía como siempre buscar la confrontación con todos sus superiores, ahora que finalmente nos encontrábamos en solitario podíamos hablar sin miedo a oídos indiscretos. Negando con la cabeza descarte la comida, no tenía hambre ni ganas de probar bocado los problemas eran incompatibles con mi apetito.

En posición de descanso rompí mi silencio- La teniente Valerii habló de manera abierta y frente a un civil sobre los rumores que corren sobre Cyclon con aspecto humano, va a ser complicado mantener más esta situación y si no la controlamos puede resultar mucho peor cuando comiencen a señalar a cualquiera que les parezca diferente.- La situación iría complicandose según fueran aumentando los rumores y no tardarían en comenzar las cacerías de cyclon. - Debemos dar una respuesta clara a los rumores, ahora que un piloto les ha dado párvulo de manera abierta no creo que tarden en llegar los problemas.- Seguía sin comprender porqué boomer no había hablado conmigo antes de soltar aquella bomba de relojería,acaso no se daban cuenta de como la moral de la gente estaba cayendo con cada nuevo salto y que alimentar aquel rumor no haría sino desencadenar la desconfianza entre todos, lo único que habían logrado obtener de aquella guerra que era la unidad ahora se vería destruida igualmente por los cyclon.

Adama escuchó la explicación de Apolo sin mostrar ninguna emoción en su rostro de piedra y cuando éste hubo acabado permaneció unos minutos meditando con las manos entrelazadas ante él de manera relajada. Finalmente alzó la mirada de ellas y sacudió levemente la cabeza.

-Comparto su inquietud Capitán...realmente la teniente nos ha puesto en una situación un tanto espinosa y sin duda debe de ser reprendida por ello..sin embargo estamos en una situación de gran tensión y nerviosismo y aunque sus palabras hayan, por así decirlo, añadido más leña al fuego, son sólo éso, palabras, rumores sin fundamento a los cuales, ahora mismo, no podemos permitirnos el lujo de hacerles caso-descruzando pausadamente las manos el comandante se inclinó por encima de la mesa y se sirvió un vaso de agua de la jarra de cristal-de momento no podemos hacer otra cosa que no pronunciarnos al respecto y esperar que el constante ajetreo al que esta tripulación está sometida evite que la cosa vaya a más-añadió tras dar un largo trago-...contenga por tanto los rumores, sin confirmarlos ni desmentirlos abiertamente y mientras tanto yo hablaré con la presidenta para estudiar un cambio...-finalizó posando suavemente el vaso sobre la mesa. Luego sus ojos se centraron en Starbuck-en cuanto a los estimulantes Teniente...entiendo su punto de vista, pero usted sabe que está perfectamente contemplado en el manual de la Flota la administración de los mismos en situaciones de gran tensión y estrés-levantando la mano para ahogar la posible réplica continuo en un tono más duro-la tripulación de esta nave lleva cinco días sin descansar en condiciones y, en concreto los pilotos a las horas sin dormir deben de sumarles el desgaste durante el combate. Vosotros los pilotos sois la única línea de defensa posible que tenemos ahora mismo...-sus ojos oscuros se tornaron en hielo cuando los entrecerrró y agregó en voz baja pero ronca por la tensión-dígamete teniente...¿qué prefiere..unos pilotos capaces de luchar un poco más y dar una oportunidad así a la flota a vivir treinta minutos más o...unos pilotos que se duerman sobre los mandos y mueran sin remedio? ¿de verdad pretende que enviemos a ciegas, sin emplear todo lo que tengamos a nuedtro alcance a esos hombres sabiendo que en cualquier momento pueden cometer un fallo y vender así a sus compañeros?!

No pude sino asentir ante las palabras del comandante, no era que me gustase demasiado el seguir ocultando a los pilotos aquellas noticias, pero ya había discutido aquello y entendía las reticencias a que más gente supiese que los Cyclon habían logrado crear nuevos prototipos idénticos a los humanos. Sobre los estimulantes sucedía algo similar, aunque agradeció la firmeza del tono de su padre y que éste coincidiera con su misma posición respecto al tema, esperaba que Starbuck aceptara la medida aunque no estuviera de acuerdo con ello.

Tras mantenernos en silencio durante casi un minuto decidí finalmente hablar.- Por el momento espero que mis palabras fueran suficientes para calmar los ánimos y rumores, hablaré con la Teniente Valerii para que no vuelva a suceder un incidente similar.- Por su parte no tenía mucho más que comentar, parecía que de momento no avanzaban en la búsqueda del dispositivo que guiaba a las tostadoras contra ellos, aunque si este era una de las réplicas de humanos, sin duda les costaría mucho más descubrirlo. - Si no requiere nada más Comandante me gustaría cerrar el tema de los rumores con la teniente.

Adama permaneció impertérrito unos instantes sosteniendo la mirada de Starbuck -No les queda tiempo para la siguiente salida así que deben dirigirse directamente a la cubierta de hangares- dijo mientras mantenía clavadas sus pupilas en la teniente - Espero no tener que recibir malas noticias por culpa de la terquedad de algunas personas a desobedecer las normas sobre los estimulantes que deben tomar y que no tengamos que lamentar pérdidas innecesarias- El tono de voz del comandante resultó completamente implacable, reflejo inmejorable de la determinación de aquel hombre en cuanto a las decisiones que había tomado -Apolo, no se olvide usted mismo de tomar las pastillas para evitar un colapso en medio del combate, ni quiero un CAG fuera de combate por algo tan nimio- Los pasos del comandante resonaron por un breve instante sobre el suelo de la habitación al desplazarse este para situarse tras su escritorio -Les deseo buena caza, les están esperando-

El silencio se volvió tenso por un segundo mientras el comandante esperaba vuestra partida. El viejo parecía aguantar el envite del cansancio mucho mejor que cualquier otro hombre. Hasa casi parecía haber vuelto a los tiempos de juventud en los que la primera guerra Cylon le había permitido destacar como uno de los mejores pilotos. Tal vez la flota estuviera destruida, tal vez la humanidad había perdido toda posibilidad de recuperar sus amados planetas, pero la figura del comandante alentaba la esperanza de todos por volver algún día a casa. Tal vez aquel era el único hombre capaz de guiarlos a una victoria, a un hogar.

Starbuck permaneció, inalterable, frente al desafío y el reproche de los ojos del Comandante. Su cabeza erguida no cambió ni un momento su posición mientras aquel hombre admirable, aquel hombre al que el imprevisto había arrancado de las garras de su retiro, le taladraba la cabeza intentando guiar su comportamiento en una dirección establecida. Starbuck no dudaba ni un momento, y moriría por demostrarlo, de que si había alguien que podía llevarlos a la victoria, o al menos a vender sus vidas tan caras que valiera la pena morir, sería él. No había nadie más con esa capacidad de generar esperanza. No había otro.

Aún así, eso no quería decir que tuviera que estar de acuerdo con todas sus elecciones. El Comandante no parecía ver el punto, y prefería tener más hombres para luchar en vez de hombres más afinados. Cantidad sobre calidad. El Comandante veía las cosas desde arriba, a nivel global: Starbuck lo veía desde adentro. Era impensable que pudieran coincidir en algún momento. No había nada que hacer con ello.

Por eso, al ver que el Comandante Adama sólo le reprochaba y no le daba una orden directa de tomar los estimulantes, Starbuck hizo silencio. Acusó el golpe como la bofetada de un padre, y aguantó recta el peso de aquella aseveración. Esperó a que terminara de hablar sin dejar de mirarlo, y recién allí, cuando les invitó a irse, dio un paso adelante.

- Daremos la vida por esto. Jamás lo dude.

Hizo un saludo entre militar y no militar, un gesto extraño a medio camino entre la formalidad intrínseca de su jerarquía y la informalidad de su vínculo afectivo. Dio la media vuelta, miró un momento a Apolo a los ojos, y sin más se dirigió a la puerta para salir de allí en dirección a la cubierta de hangares.

Mantuve aquella mirada, sin saber bien si era desafiante, de reproche o simplemente la búsqueda de un contacto visual, en el fondo poco importaba porque estaba realmente cansado y lo único que fui capaz de hacer fue esbozar una media sonrisa y esperar que Starbuck saliera del camarote. - Es imposible tratar con ella, es tan cabezota.- Dejé caer aquel comentario mientras negaba con la cabeza sin perder la sonrisa, quizás fuera el primer instante en que mis músculos y mi mente se habían relajado tras salir de la ducha, conocía a Kara desde hacía mucho, lo mismo que mi padre, no había cambiado, seguía teniendo los mismos problemas con la autoridad, la misma rebeldía. - Quizás tenga algo de razón, pero mejor que no lo sepa o no habría quien la aguantase.- Finalmente levanté la cabeza y miré fijamente al comandante.- Mis hombres me esperan, guardame algo para comer luego.- Quizás aquella era mi forma de darle las gracias por apoyarme, o que el muro que levantara en mi interior comenzara a resquebrajarse, de nada servía pasar aquel escaso tiempo que disponíamos en continua tensión.

Girándome salí del camarote en dirección al hangar, tras rebuscar en los bolsillos finalmente encontré la dosis de estimulantes que olvidara tomar, los miré un instante y finalmente decidí tomármelos, dar ejemplo era parte de la disciplina y el respeto. No tardó en comenzar el efecto eufórico y después de muchos días noté la mente más ágil y el cuerpo relajado. Me detuve en el acto pensando en Kara y lo que diría ella, respiré profundamente y ralenticé mi respiración que había comenzado a acelerarse y me di unos segundos a sosegarme, debía canalizar el efecto de aquellas drogas, sería muy lamentable que el CAG no supiera controlarse.