Partida Rol por web

Robert Adama parecía haber descansado finalmente tras la larga semana que habíais atravesado. Aunque aún ligeramente tenso por la preocupación que sabíais que nunca le abandonaría, el rostro del Comandante estaba pulcramente afeitado y sin ojeras cuando alzó la mirada del documento que sostenía entre sus manos. Sentado tras el escritorio de madera cuidadosamente ordenado, el hombre parecía haber estado inmerso en la lectura del papel y un leve fruncimiento de sus cejas os indicó que vuestra presencia allí no era del todo bienvenida. Os conocíais demasiado bien como para que no supiera que vuestra presencia allí no era una mera visita de cortesía.

-Veo que se ha cansado de ganar todas las partidas Starbuck...-aunque se había dirigido a la capitán Thrace sus ojos también se centraron en Apolo cuando, tras guardar el papel en una carpeta, os miró interrogante.

Starbuck dejó de avanzar, y se relajó dentro de su pose militar. Su afinidad con el Comandante Adama era firme, fuerte, pero no lo suficiente para que deslizara una sonrisa ni burlona ni amable frente a aquel gesto de bienvenida. Por algún motivo, había esperado que la visita fuera programada, o al menos no sorpresiva, pero se dio cuenta al instante que no había tengo ningún indicio para pensar eso. Y, notoriamente, tampoco lo era. Miró a Apolo con un gesto simple, y asintió hacia el Comandante. No eran bienvenidos, pero ya que habían irrumpido y se habían metido a la fuerza en su apretada agenda de director de la nave sobreviviente, no quedaba más que hablar.

- No es divertido si, de parte de los otros, no hay resistencia - respondió, asomando un atisbo de sonrisa en sus ojos oscuros - Por ello me ofrecí a escoltar a nuestro CAG a verle. Y también, porque ahora que ya no tenemos la tensión respirando en nuestras nucas, hay un tema al que no se puede seguir dándole la espalda. Ni desde la tripulación, ni desde los civiles, ni de nadie. Más aún con la repentina desaparición de los Cylon, que a todos nos ha alegrado, pero sobre la que ninguno de nosotros se engaña. Sabemos que esto es parte de una estrategia, y que volverán - Starbuck miraba fijamente al Comandante - No podemos seguir con la sospechade que hay un infiltrado, porque eso será nuestra muerte. ¿Siguen con la idea de que es sólo un rumor, o se lo están tomando en serio?

Había rumiado como responder a Sturback, sin embargo pese a haber ralentizado su ritmo, finalmente habían llegado ante el camarote del Comandante, donde la presencia de los dos guardias terminó con el ambiente de confidencialidad que pudiera haberse creado durante el camino, de manera que permanecía nuevamente callado.

El interior del camarote permanecía prácticamente igual que en sus anteriores visitas, aunque quizás algo más ordenado, sin embargo sobretodo se podía apreciar el cambio en la situación del Galáctica en el rostro de Adama, aunque era probable que en los suyos también se apreciara una notable mejoría.

Finalmente allí estaban, no tenía pensado estar acompañado por Kara o quizás si, sino por qué ir a la cantina antes de pasar por el camarote de comandante, de todas maneras no tenía mucha importancia pensé antes de que ésta comenzara a hablar. Directa, sin andarse por las ramas igual que su pilotaje, agresiva. Sin poder evitarlo me encogí de hombros sin apartar la mirada del Comandante y una ligera sonrisa asomó a mis labios, hacía unas horas habría estado demasiado cansado o tenso como para que mi rostro lograra relajarse y exhibir aquel gesto, pero habían ganado una tregua y todos habían descansado.

-Kara nadie se ha tomado en broma ese tema, es mucho más serio de lo que algunos suponen, pero tienes razón en algo.

Tras aquella leve reprimenda, volví de nuevo mi atención sobre mi Adama y me dirigí a él, pues era quien tenía la última palabra sobre quienes debían conocer que habían descubierto al menos un cylon con aspecto totalmente humano.

-Señor al igual que la teniente y ahora que hemos logrado ganar tiempo, algunos pilotos comienzan a preocuparse por algo más que mantenerse despiertos y atentos para el siguiente ciclo. Ya hablamos sobre los problemas que podían ocasionarnos los rumores, creo que debemos aprovechar para solucionar este problema, no creo que continuar ocultándolo sea una buena decisión.

Sin embargo pese a mis palabras sabía que no era sencillo, descubrir al primer cylon había sido prácticamente fortuito y había sido el mismo quien lo encontrara y tomara la decisión de abandonarlo, eran muchas las preguntas que seguían asaltándome y para las cuales no encontraba respuesta.

Con semblante imperturbable Adama escuchó vuestras opiniones casi sin parpadear. Sólo cuando quedó claro que habíais finalizado se permitió hacer algún gesto. Quitándose las gafas se masajeó las párpados tomándose su tiempo para contestar. ¿Estaba evitando el tema o simplemente pensando sobre ello? Los segundos pasaron lentamente, deslizándose, hasta que por fin chascó la lengua y os miró fijamente.

-Pensé que el tema ya habría quedado zanjado..-comenzó mirando significativamente a Apolo, como para recordarle la conversación que días antes habían tenido al respecto. Luego centró su atención en Starbuck-pero dado que insistís en ello...¿de verdad piensa teniente Thrace que tanto yo, como la Presidenta Roslin o el Coronel Tight no nos estamos tomando en serio la posibilidad de un infilitrado Cylon?-a pesar de su tono escrupulosamente respetuoso, la leve reprimenda no se os escapó a ninguno dos.- La decisión de continuar ocultándolo no está bajo discusión. Mientras sólo sean rumores y no se confirme nadie creerá realmente en ello-dijo en tono tajante mirándoos a ambos-y actitudes como la suya de hace una semana, teniente Thrace, no ayudan en absoluto-añadió refiriéndose a los comentarios de Kara durante el derribo de la Olimpic Carrier. Inclirnándose sobre la mesa al tiempo que apoyaba ambas manos sobre la superficie de madera terminó en tono serio-Aunque realmente no tendrían ni por qué saberlo, sepan que ya se tiene pensado tomar medidas para estudiar el tema y llegar a una solución y espero, teniente, capitán, que con ello su...curiosidad haya sido saciada.

Curiosidad, no sentía ninguna curiosidad por ese tema, sin embargo deseaba que Kara finalmente diese por zanjada la discusión de manera que asumí la reprimenda, firme, con el rostro inmutable y serio, erigiendo un nuevo muro. Le hubiera gustado discutir sobre la decisión de ocultar la situación actual al resto de la tripulación, pero el Comandante había sido claro y tajante respecto a aquello.

- Si señor, no volveremos a discutir el tema.

Mi voz sonó neutra aunque quizás no lo suficiente, dando a entender que acataría las ordenes pero que seguía sin estar completamente de acuerdo con ellas, pero no importaba demasiado mientras no las incumpliera.

- Comandante, ahora que disponemos de tiempo voy a organizar nuevos turnos de prácticas con los pilotos. Mejorar los aterrizajes y simular algunos combates contra aquellos raiders pesados que encontramos en el penúltimo salto.

No quería relajarse ni bajar la guardia, además no deseaba disponer de demasiado tiempo ocioso para pensar, prefería mantenerme ocupado.

- Además hablaré con el Suboficial en jefe Tyrol para informarme sobre los avances en los Viper Mark VII.

Con gesto inmutable Adama asintió levemente ante la muestra de conformidad de Apolo, sin duda no dispuesto si quiera a demostrar que había notado el tono contrariado del CAG.

-Me parece una buena idea que entrenen dicho ataque, de hecho creo recordar que la teniente Valerii estaba preparando un informe sobre dichas naves por lo que quizás sea buena idea que hable con ella para obtener información al respecto-comentó en respuesta a las sugerencias de éste-..en cuanto a los Mark VII, sin duda el señor Tyrol no habrá dejado de lado sus deberes estos días así que espero que pronto encuentre una solución para que los recuperemos. Si tienen algún tipo de problema quizás sea buena idea que hablen con el creador del programa de Navegación, el doctor Baltar, aprovechando que viaja con la Presidenta en la Colonial Uno-añadió cruzando las manos ante sí pero sin relajarse. Al fin y al cabo no le había pasado desapercibido que la teniente Thrace todavía no había dicho nada y sin duda esperaba algún tipo de "comentario" por parte de ésta.

Starbuck observaba a los dos hombres meterse en una danza privada de la que no participaba. Era evidente que por la respuesta del Comandante Adama y la rápida derivación de tema de Apolo, esa conversación la habían tenido ya antes, si no era que lo habían hablado un par de veces en soledad. Sus labios se fruncieron frente al peso de aquella revelación, a la que había llegado sólo después de pinchar un poco el orgullo y la responsabilidad de su Comandante, pues sabía que de otra manera no habría una respuesta sincera. Estaba segura que nadie se lo tomaba a la ligera, excepto quizás Tight. Lo que también estaba claro era que no tenían la menor idea sobre qué estaba sucediendo, pues jugar a las escondidas tácticas no era del estilo militar de aquella nave. O sí lo era, pero Kara se resistía a aceptar que su Comandante pusiera sus vidas en peligro permanente sin darles armas para defenderse. No, evidentemente aún pensaban que no era una amenaza directa para nadie.

Esperó a que la conversación se bifurcara, desviando la atención del punto principal. Temas que antes le hubieran interesado como prioridad en ese momento caían como tonterías a sus oídos. Le interesaba más que nada la negativa que ambos hombres imprimían todo el tiempo a sus preguntas legítimas y a su constante recordatorio. Les consideraba hombres inteligentes y despiertos, sumamente capaces, y no podía comprender cómo no veían que no importaba qué ataques programaran ni qué tácticas usaran para defender, la prioridad era encontrar cómo el Galáctica estaba siendo rastreado. Starbuck sabía perfectamente que debía haber gente puesta únicamente al servicio de ese interrogante, pero no parecía alcanzar. Y mandar a silencio a toda la tripulación no era parte de lo que, ella consideraba, era una estrategia válida para afrontar el problema.

- No, mi curiosidad no ha sido saciada - respondió, en tono formal pero sin ninguna clase de reparo - Acato sus órdenes pero no estoy de acuerdo con ellas. Quizás desde arriba mandar a silencio y a rumor un tema así pueda resultar estratégico, pero desde abajo las cosas se viven de forma muy diferente. Los rumores hacen que la gente dude al momento de actuar, militares o no. Si alguien se encuentra frente a sus ojos que este rumor se materializa, con toda certeza no lo creerá, y se le escapará de la atención. Y así podríamos seguir hasta el infinito, o hasta que estemos todos muertos.

Las palabras de Kara eran duras, pero las dijo sin que se le moviera un pelo. Era arriesgado hablar de esa manera al Comandante, pero ella no sabía hablar de otra manera. Apreciaba al hombre, y le respetaba de un modo casi absoluto, y por ello se sentía en el deber de ser quien le dijera cosas que nadie se atrevía a pronunciar en su presencia. Total, no podían prescindir de ella para pilotear, el único castigo que realmente podía afectarle. Dijera lo que dijera, tampoco la incluirían en el comprimido círculo de gente enterada de los misterios. Simplemente, no era su lugar. Pero alguien tenía que decírselo, y allí estaba ella.

- Si no va a confirmar nada a la tripulación, al menos no deje que sus acciones den a entender una negación. Que podamos defender nuestras vidas, incluida la suya, depende no sólo de las órdenes que nos den para formar en batalla si no de la información que manejemos y de la confianza que tenemos en nuestro instinto. No deje que la certeza de que no es posible que exista cosa semejante deje ciegos y sin reacción a mis compañeros y les haga perder su vida inútilmente, si se destapa frente a ellos que la situación era totalmente cierta.

Hizo una pausa.

- Si me indica dónde se encuentra el doctor Baltar, iré a hablar con él sin perder más tiempo.

El Comandante Adama escuchó las palabras de Kara sin que ni un músculo de su cara se moviese ante el velado reproche de las mismas. Que ambos se enfrentasen en un combate verbal era algo habitual, al fin y al cabo ¿con quién había estado alguna vez de acuerdo la Teniente? Sus encontronozados con la opinión de sus superiores era tan común que se podía seguir en cada mancha de su historial pero no por ello la militar se callaba. Todo ello lo sabía Adama, como también sabía que aunque la joven no estuviese conforme sabía acatar las órdenes y respetar la autoridad cuando era llamada a ello, o al menos la suya.

-Meditaré sobre lo que ha dicho Teniente y si en un futuro tenemos que reconsiderar la línea de acción tomada, las tendré en consideración, así como también la Presidenta-contestó y ante la mención de Laura Roslin un pequeño tic, perceptible sólo para aquellos que le conocían elevó su ceja derecha por un segundo. Estaba claro que algo en aquella mujer no le acaba de convencer pero se abstuvo de decirlo o de dar ninguna otra señal al respecto.-Las cosas seguirán como están y tan sólo no añada usted más leña al fuego, Teniente...En cuanto al doctor Baltar, como le he dicho, está en la Colonial Uno. Dentro de dos días se tiene planeada una visita de la Presidenta para....-dudó durante unos segundos vaciló como si no acabase de encontrar las palabras-...para que conozca la nave y se ponga al día en su funcionamiento. El Doctor forma parte del personal que vendrá con ella así que tendrán oportunidad de hablar con él entonces...-mientras hablaba sus ojos os miraron a ambos-lo que me recuerda Capitán que usted asistirá en calidad de CAG a la reunión que tendremos. El Coronel Tight se está encargando de los preparativos, recibimiento con la adecuada ceremonia, alojamiento si es necesario...opr favor comuniquen a sus hombres que ese día será necesario el traje de gala y que lo tengan todo dispuesto.  

Starbuck notó que, simplemente, su sitio en aquel lugar había dejado de existir. No por ello dejó de mirar a los ojos del Comandante Adama con perseverancia, a pesar que su opinión había sido rechazazda de cuajo. Todo lo que estaba ocurriendo allí se le hacía muy confuso, pero lo consideraba una confusión normal, por la alteración a la que estaban sometidos y porque con las irrupciones y destrucciones de todas las cosas, tan seguidas y sin respiro, nadie tenía un momento de calma para analizar qué había sucedido con las estructuras. Aquella mujer que de pronto detentaba todo el poder político sobre ellos y su mundo, o al menos sobre lo que sobreviviera, estaba tomando decisiones para las que no estaba capacitada. Starbuck entendía perfectamente que quisiera hacer als cosas como mejor le pareciera, pero que el Comandante Adama tuviera que responder a ella le parecía, cuando menos, totalmente ridículo.

Guardó posición marcial por un momento. Miró a Apolo a los ojos, y luego volvió al Comandante.

- No importa que no se cambie el curso de acción, mientras que estén concientes, la Presidenta incluida, de lo que significa continuar con el que han elegido. No podré callarme si me lo preguntan, pero guardaré silencio si no es mi deber iniciar una charla - contestó, pues tanto respeto le tenía a aquel hombre que el que se quedara con la última palabra, rechazándole, le resultaba algo insoportable - ¿Hay alguna instrucción más de su parte?

Tras hacer un gesto satisfecho ante la aquiesciencia de Starbuck, el Comandante negó con la cabeza.

-Tan sólo lo que les he comentado  y que usted, Teniente, se encargue de hacer un informe de las necesidades de pilotos que tenemos. Desgraciadamente no somos muchos y el punto en el que nos encontramos ahora claramente indica que vamos a necesitar más en el futuro. Creo que deberíamos empezar a pensar en reclutar más gente...quizás cuando los listados de supervivientes estén completos...-se cayó durante unos segundos la mirada perdida en la idea-mientras tanto, vayan pensando sobre ello-finalizó al tiempo que echaba hacia atrás la silla para incorporarse. Mirándoos a ambos saludó levemente en respuesta a vuestro saludo marcial-Pueden retirarse.

Durante aquella confrontación dialéctica decidí permanecer en silencio, me resultaba difícil situarme en cualquiera de los puntos de vista que allí tenían lugar, por un lado entendía la propuestas y reticencia que Starbuck mostraba sobre continuar ocultando lo que se sabía comenzaba a rumorearse. Por otro lado el Comandante quería evitar posibles revueltas debidas a que la noticia de que sus enemigos habían logrado crear modelos prácticamente idénticos a los humanos. Estaba entre dos fuegos y no pensaba posicionarme, pero tampoco retirarme, había mencionado el reclutamiento de nuevos pilotos, parecía haber dejado el tema para el final, lo había dejado caer sin apenas importancia, quizás para que pasase desapercibido, no era así, al menos no para mi.

- Entonces primero debemos preparar a los pilotos para la recepción de la presidenta.

Aquello era lo de menos, la gente se distendería, era habitual aquellos desfiles, al menos antes de que fueran atacados y diezmados hasta convertirse en una especie en peligro de extinción, quizás fuera una buena forma de retomar cierta normalidad. No tenía problemas con aquella orden.

- Luego dice que debemos prepararnos para reclutar nuevos pilotos.

Aquella decisión era la que realmente me afectaba sobremanera, incluso por encima de los infiltrados y cualquier otra discusión de aquella índole. Eran aquellas palabras las que me habían hecho reaccionar y logrado desconectar de mis pensamientos.

- No estamos preparados para tal práctica, se necesita mucha dedicación, años de formación y aun así se deben tener ciertas condiciones, no se puede forzar, no se debería forzar a nadie a ser lo que no puede llegar a ser.

Claramente en mi voz podía notarse el reproche constante al que había sometido a mi padre, ahora podía repetirse, se repetiría la misma situación y no me sentía capaz, igual que entonces, de asumir los riesgos que implicaba aquella orden. Antes del ataque yo mismo iba a dejar mi puesto, no podía continuar y ahora me veía obligado pero no podía forzar a nadie.

Quizás fuese un leve tic o un ligero rictus en la boca, no sabríais decirlo a ciencia cierta pero pudisteis percibir que al Comandante no se le había pasado por alto la velada referencia a Zak, hijo, hermano y prometido. Adama vaciló y desviando la mirada contempló un punto indefinido delante suya. La máscara que siempre había sido su rostro pareció resquebrajarse y durante unos segundos tuvisteis ante vosotros a Robert Adama, no al comandante de la única Estrella de Combate superviviente que gobernaba el destino de miles de vidas con mano de hierro. Finalmente suspiró sonoramente y alzando las manos se quitó las gafas.

-Tus palabras están cargadas de verdad, Lee...-comenzó en tono bajo al tiempo que se frotaba los ojos.-En cualquier otro momento, jamás se me ocurriría poner a los mandos de un Viper a personas sin experiencia-añadió mirándoos a los ojos entristecido.-Pero ya no estamos en nuestro antiguo mundo. El universo que hasta ahora conocíamos ha desaparecido y no hace falta ser muy listo para darse cuenta de que la situación de esta flota es desesperada-el tono de sus palabras, sus hombros hundidos os hizo daros cuenta dell increíble peso que pendía sobre sus hombros.-Nosotros, esta nave, somos el único baluarte, el único escudo que hay entre los Cylon y lo que queda de la humanidad...¿no te parece suficiente justificación para dar una oportunidad quizás a cinco, diez personas con los suficientes arrestos y habilidades como para formar parte de ese escudo?-su voz se endureció-Por supuesto, no me refiero a poner un camarero dentro de un Viper, estoy hablando de reclutar pilotos de naves comerciales o personas con similar pasado que con un poco de entrenamiento y no poca suerte puedan llegar a unirse a nosotros. Y cuento y confío en que con vuestra experiencia pódais saber tomar la decisión adecuada llegado ese momento-concluyó volviéndose a poner las gafas al tiempo que se erguía. El momento de debilidad había pasado, la grieta en el muro había desaparecido.-Y si ahora me disculpáis tanto vosotros como yo tenemos mucho trabajo que hacer.

El golpe fue bajo. Starbuck reaccionó a él inmediatamente, y su rostro se contorsionó en una mueca indescifrable. Al mismo tiempo que intentó adoptar una mueca de nostalgia y dolor, se endureció al punto que sus músculos se volvieron pétreos. Sus ojos bajaron por instinto, se apartaron un segundo quitándose de la vista de los dos hombres, de ellos y de todos, inclusive de sí misma. Pero al siguiente, como si nunca se hubieran movido, volvieron hacia el Comandante Adama y Apolo, brillantes y encendidos, llenos de fuerza y rabia, decisión y ataque. No había pasado una sola vez que recordara lo sucedido que no se culpara, aunque la culpa debía haber sido hacia afuera, o al menos compartida con el exterior. Apolo podía estar dirigiendo ese reproche a su padre, podía haber elegido concentrar sus exigencias en él e ignorarla, aislarla: pero Starbuck lo había hecho suyo, como suyo era, como suya la culpa, suyo el amor y suyo el sufrimiento.

¿Cómo no responder a aquello, cómo no interponerse? A pesar que el Comandante ya había contestado...

- Llegará el día donde todo superviviente tenga que tomar las armas para defender su vida y la de todos nosotros. Eso no podemos evitarlo, sólo podemos ayudar a prepararlo - dijo, con la voz dura de siempre, como si no le hubiera afectado en nada lo que acababa de suceder - Pero un arma no es lo mismo que una nave.

Y saber pilotear no era lo mismo que efectivamente hacerlo. Pasar pruebas de un simulador no significaba que nadie supiera volar, como pasar un examen no significaba que se hubieran aprendido los contenidos. Miró al Comandante Adama, escrutando en sus ojos el vestigio de la guerra o del dolor, o el del egoísmo. Él no podía perder a otro hijo por la misma razón, ya que Apolo era un as en la materia. Pero cientas o miles de personas, según cuántos quedaran, podían ver caer a un hijo inexperto en un abrir y cerrar de ojos. Cierto era que si seguían cayendo los pilotos, en algún momento la línea de defensa iba a terminar completándose con cualquiera que pudiera leer medianamente un tablero. Cierto, como que también la guerra los había agarrado desprevenidos por completo, entrenados a los pocos militares que quedaban, y totalmente aislados a los restantes civiles. Si la lucha continuaba, tal como había enseñado la historia del mundo, militares y civiles terminarían confundiéndose hasta hacerse uno solo, con la misma actitud, con la misma fuerza. Lo que esperaba a los sobrevivientes era la militarización obligada, y eso era una realidad a la que no se podía dar la espalda.

- Podemos trasmitir lo que sabemos a un grupo de seleccionados, pero sólo para que actúen como última instancia, no para que participen con nosotros en las defensas ahora mismo, ni en lo cercano - Starbuck evitó mirar a Apolo, y concentró su mirada en el Comandante - No podemos entrenar pilotos, sólo podemos asegurarnos que, en el caso de que no quede nada más para los civiles que tomar las naves, no se encuentren totalmente desamparados. Pero no pida más.

Hizo el saludo marcial correspondiente. Sólo al darse vuelta para ir a la salida, sus ojos se cruzaron con los de Apolo. Un instante fugaz, a él le pareció que quería decirle algo. De esos algos que terminan en llanto, en odios o en una vida feliz. Pero no lo dijo: Starbuck jamás lo decía. Sólo siguió caminando hacia la puerta con la misma determinación, y traspasó el umbral de las hojas que se abrían automáticamente a su paso, sin mirar atrás.

- Señor.

Dije secamente antes de retirarme tras los pasos de Starbuck, no sabía bien si seguirla, si quería hablar con ella, antes de las últimas palabras, tenía algunas ideas que comentar con ella, sin embargo en aquella mirada habían regresado a mi sensaciones de antaño, sensaciones incómodas que me habían distanciado en su momentos y que ahora volvían a reaparecer.

En un fugaz momento volví a reconocer los gestos del pasado, del reproche, gesto que surgieron tras la muerta de Zak, como aquella mirada de mi padre y su discurso, nuevamente palabras sobre el deber y la necesidad, sólo que quizás en aquel instante único tuviese razón dada su desesperada situación, había visto la merma de sus pilotos por unas razones u otras y sabía que sometidos a aquella presión las bajas continuarían si no conseguían renovar nuevos pilotos. Lo que sin duda comenzaría a quitarme el sueño sería el saber que no me sentía preparado para aquella instrucción.

Sin darme cuenta me había detenido en medio del pasillo, por un lado escuchaba los pasos de Kara alejarse en el otro la puerta del camarote de mi padre, cerrada y custodiada. Lo mejor era volver a ponerse a trabajar, de manera que me dirigí hacia la sala de reunión de los pilotos para preparar las ordenes sobre la indumentaria a llevar por estos durante la recepción de la Presidenta.

Sumidos cada uno en vuestros propios fantasmas y pensamientos os alejasteis por los pasillos dejando atrás los dos inmutables marines, erguidos como siempre en su característica posición de firmes.

***

FUNDIDO EN NEGRO

Gaius siguió de mala gana a la brusca teniente Thrace, aunque en realidad no pudo dejar de observar su trasero al caminar.

Vaya... no está nada mal la rubita, no...

Baltar observó entonces la estancia, mientras el Comandante Adama se levantaba para recibirles. Al menos ha tenido ese detalle pensó, aún resentido por el trato que los militares le habían dado desde su llegada, con la excepción de aquel simpático piloto, cuyo nombre ya no recordaba.

El lugar realmente estaba decorado al estilo espartano, apenas nada digno de mención que no tuviera que ver con el ejército. Este hombre es un cabeza dura, sólo piensa en su adorada flota suscitó la decoración en él.

En ese momento, Adama preguntó por su salud. Gaius se tocó inconscientemente la sien izquierda, un gesto que hizo que todos los presentes reparasen de nuevo en la herida de su cabeza.

Oh, no es nada, Comandante respondió Parece que me golpeé con los mamparos de la nave cuando se produjo la sacudida. Pero el doctor Cottle asegura que no tengo nada, así que para qué quejarse... Presidenta, señor Apollo... continuó saludando a los presentes.

El secretario asintió pausadamente en respuesta a la pregunta de Roslin.

- Sí, sí, Méndez se ha torcido la muñeca y Devraux sufrió un pequeño ataque de ansiedad por lo que me han contado, pero están bien. El resto no ha sufrido ningún daño salvo el dotor Baltar que como ve está bien- añadió haciendo un gesto en dirección al aludido- El teniente Allison se ha quedado con ellos en la cafetería pero parecen estar bastante...ehhh- dudó buscando las palabras e incluso miró brevemente a Gaius antes de hablar-... inquietos. Quizás deberían de volver a la Colonial Uno si nuestra estancia aquí se va a alargar- concluyó Keykeya frunciendo el ceño con preocupación.