Partida Rol por web

Esta gran sala es el puente de mando de la estrella de combate Galáctica.  De forma circular y similar a un pequeño anfiteatro, es una sala en dos niveles con 3 salidas principales con forma de ojo de buey que suelen permanecer cerradas durantes las alertas. Las consolas y pantallas de ordenador se suceden en las paredes mientras en el centro se halla una gran mesa circular de cristal en donde se suelen proyectar mapas. Dispone de todos los sistemas principales para el control de la nave y es el lugar en el que Adama y Tight se encontrarán en caso de combate. Desde este sitio todas las operaciones tácticas y navegacionales son monitorizadas y dirigidas. Suele ser un lugar ordenado en el que todo el mundo está perfectamente sincronizado para obedecer las órdenes del comandante. Durante los combates es el punto clave desde el que se salvaguarda toda la flota Colonial y se dirige la batalla.

El CIC consta de distintos puntos de control:

- Central de órdenes: estación situada en el centro de la sala que comprende: una consola de comunicaciones, una mesa hexagonal donde se maneja la información, y una torre de información retractable con numerosas pantallas LCD que forman la consola DRADIS que incluye no solo el control DRADIS sino también toda la información táctica y de navegación que está disponible para el comandante con solo echar un vistazo. No hay sillas ya que el personal de esta zona siempre debe permanecer de pie.

-Central de Comunicaciones: situado junto al centro de comando y control en el lado de babor este grupo de consolas se engarga del monitoreo de las comunicaciones de la nave con los vipers y otras naves civiles. En coordinación con la estación táctica, los oficiales de comunicación se encargan desde aquí de comprobar los transpondedores y alertan al Oficial Táctico o al Comandante cuando captan señales sin transpondedor o reconocidas como enemigas. Anastasia Dualla y el teniente Hoshi son los Oficiales de Comunicaciones de Galáctica.

-Punto de Control de Daños: situada en el extremo más alejado de babor esta estación contiene todos los ordenadores de Control de Daños que conectan con diversos sensores colocados fuera y dentro de la nave. Una consola alargada situada contra la pared muestra los daños registrados mediante un código de luces que representan las distintas partes de la nave. El Comandante puede ordenar al oficial encargado del Control de Daños que lleve acabo diversas acciones para reparar o paliar los efectos de un ataque enemigo desde este puesto incluyendo la ventilación de los compartimentos, la coordinación de los grupos de control de daño y acciones similares. Alternativamente existe otro centro de control de daños fuera del CIC que ayuda en las reparaciones, en la sofocación de fuegos etc.

-Timón: la nave se mueve a través del espacio de manera similar a como lo haría un submarino. No hay ventanas por lo que el control del timón se hace mediante algunas cámaras situadas sobre el casco y mediante las coordenadas espaciales basadas en el DRADIS y la información de otros sensores. Los miembros de la tripulación que trabajan en esta zona conducen así la nave mediante una serie de comandos basándos en las órdenes proveniente del Oficial Ejecutivo o el oficial al mando

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-FTL: situado en el área inmediamente por delante del Centro Táctico, solo puede ser manejado por al menos dos miembros de la tripulación a la vez y está relacionado con los saltos interestelares. Todas las funciones del FTL pueden ser dirigidas desde este punto. Habitualmente suele estar controlado por personal ingeniero pero cuando es necesario éste es el punto desde donde el Oficial Táctico lleva a cabo todos los cálculos necesarios para ejecutar los saltos más complicados. Aunque a veces éste punto está controlado por otros miembros de la tripulación, sólo dicho Oficial posee la llave azul necesaria para ejectuar el salto.

-Punto de Control Táctico: el Oficial Táctico de la nave está consierado como la persona más ocupada del CIC. Ocupado con el monitoreo del DRADIS y la coordinación de diversas tareas, incluyendo el control de los ordenadores, este oficial debe de comprobar los cambios en el estado y mantener actualizada la información que le da al comandante durante la batalla. Suele ser la primera persona que detecta que se acerca un ataque inminente e informará a la nave mediante los altavoces del establecimiento de la Condición Uno o Alerta 2 y de la obligación de ir a los centros de combate. Debido a que los ordenadores de la nave no están conectados en red, el Oficial debe de imprimir manualmente los datos de los diversos ordenadores que controla (Navegación, FTL, y ordenadores de mantenimiento) y hacer llegar esta información a los oficiales y personal competente. Asimismo, es el encargado de administrar todos los ordenadores centrales de abordo y llevar el mantenimiento necesario, además de encargarse de hacer los cálculos para el salto FTL no sólo proveyendo al Timonel de las coordenadas de salto sino también  transmitiendo las horas de encuentro y los grupos de coordenadas de salto de emergencia a las otras 70 naves civiles de la flota capaces de viajar a la velocidad de la luz, asegurándose así de que éstas siempre estén bajo el círculo protector de Galactica. El Oficial Táctico de Galactica es el Teniente Félix Gaetha.

Cerca de este puesto de control hay una mesa táctica donde el Comandante puede, junto a otros miembros de la tripulación, seguir el desarrollo de la batalla o mantener reuniones estratégicas. 

-Punto de Control de Armas: escondido cerca del punto de control táctico se encuentra este cuarto que sólo es visitado en aquellas situaciones en donde la llamada al combate se ha dado. Apartado de todo es el sitio desde donde se manejan las baterías de disparos de la nave y otros controles defensivos durante el combate. En las situaciones en las que éste punto o el CIC es alcanzado las acciones llevadas acabo se trasladan al Punto Auxiliar de Control de Fuego.

-El núcleo: situado en la segunda planta del CIC éste sitio ofrece a vista de pájaro una amplia panorámica de la siempre ajetreada Central de Órdenes situada debajo. Este estrecho pasillo delimitado por diversos ordenadores y consolas se extiende en semicírculo justo desde por encima del mascarón de babor alrededor del CIC, por encima del Centro de Control de Daños, el Centro de Comunicaciones y el Centro de Control del Timón. Dos juegos de escaleras llevan hasta él.

-Ingienería y medio ambiente: desde este punto se controlan todos los aspectos relacionados con la maquinaria y el buen funcionamiento del soporte vital de la nave.

A pesar del cansancio que embargaba a todos los oficiales de servicio, el CIC era un hervidero de actividad. De pie delante de la Central de Órdenes el Comandante Adama, ojeroso y con el mentón cubierto por una barba incipiente, contemplaba las pantallas LCD con el ceño fruncido por la preocupación. La falta de descanso comenzaba a hacer mella en el espíritu de sus hombres, pero Adama era obstinado y ya se había enfrentado a pruebas más duras que esta durante su juventud como piloto de combate, en la primera guerra Cylon. Con las cejas erizadas por la tensión el Coronel Tight caminó en dirección al Punto de Control de Armas:

-Vigilen las municiones de las armas principales...¡tienen una luz roja ahí!-exclamó con voz dura mientras les señalaba el piloto intermitente de la pantalla a los dos oficiales que se hallaban controlando las baterías de disparo.

De repente, hubo un bamboleo y todo el mundo tuvo que agarrarse a los bordes de las mesas para evitar caer. Algunas de las baterías antifuego habían fallado en su  descarga y los misiles enemigos habían impactado contra el casco.

-Tenemos un golpe a estribor...¿equipo de control de daños?-la oficial de Comunicaciones Dualla alzó la mirada de la pantalla en espera de una respuesta.

Cerca de allí, en el Punto de Control Táctico, Félix Gaetta examinaba con intensidad la pantalla del DRADIS. Tal era su concentración que apenas notó el movimiento de la nave y tan solo desvió la vista unos segundos de la pantalla antes de teclear con urgencia en la consola que tenía delante.

-Preparen las baterías de estribor y desplieguen los incursores correctamente-ordenó escuetamente en voz lo suficientemente alta como para ser oído antes de volver a centrar su atención en los sensores.

Como las doscientas setenta y dos veces anteriores el CIC hacía frente al ataque con la eficacia y agilidad de una máquina bien engrasada. No había espacio para la duda, para la indecisión, cualquier retraso en una orden o en una acción podía tener un coste demasiado alto y todos lo sabían.

Con sus inteligentes ojos brillando con intensidad y las manos apoyadas encima de la mesa táctica el Comandante Adama giraba la cabeza de un lado a otro, tomando nota en silencio de todo lo que ocurría y planeando el siguiente movimiento táctico. Puede que estuviesen al borde de la extenuación, que casi se estuviesen quedando dormidos antes de la llegada de los Cylon, nada de eso importaba ahora. Era hora de presentar batalla y así lo harían una y otra vez, hasta que se quedasen sin fuerzas.

La nave tembló cuando un nuevo misil que había logrado esquivar las baterías de protección impactó contra el casco. Desde su posición ante el centro de mando, el Comandante Adama giró la cabeza y miró inquisitivo a la Oficial de Comunicaciones Dualla sin siquiera inmutarse por el movimiento.

A pesar de seguir atareados en sus tareas todo el personal del CIC parecía contener el aliento mientras  por megafonía se oían las exclamaciones y los juramentos ahogados de los pilotos que en ese momento entraban en combate. Sentado ante el DRADIS, Félix Gaetta observaba sin despegar los ojos de la pantalla el despliegue de los Vipers y cómo los Raider atravesaban las líneas y abrían fuego. La voz ronca de Apolo resonó en la sala por encima del murmullo de las conversaciones.

"A todos los Raptor, haced las exploraciones necesarias sin alejaros demasiado del galáctica" luego se le oyó exclamar y su voz quedó ahogada por un juramento." ¡Apolo! ¿Cuánto daño?"exclamó la voz ansiosa de Starbuck ligeramente alarmada. Inconsciente de lo que hacía, el Oficial alzó la mirada de su puesto y miró al centro del CIC donde con gesto pétreo el Comandante parecía taladrar la pantalla de DRADIS que colgaba sobre la consola principal. Desde su posición parecia que Adama no había variado ni un ápice su expresión a pesar de la posibilidad de que su propio hijo hubiese sido alcanzado, pero los que lo conocían bien sabían que las dudas y el miedo iban por dentro. Era el Comandante de aquella flota y se debía a sus hombres, cualquier preocupación de tipo sentimental estaba completamente descartada. El oficial táctico desvió la vista de nuevo hacia su pantalla y sus ojos toparon con el Coronel Tight, que sosteniendo un folio en la mano, miraba con intensidad al Comandante. Su ceño fruncido y su mirada iracunda dejaban muy claro que él no se molestaba en controlar sus emociones.  Más que preocupado por la suerte del CAG, parecía inquietarse por el Comandante y su gesto era casi protector. Suspirando, Gaetta centró de nuevo la atención en el DRADIS y observó como desde atrás un Raptor se adelantaba entre los Vipers.
 

Con el ceño fruncido por la concentración que le suponía no cerrar los ojos y dejarse llevar por el sueño, la Oficial Dualla comprobaba la información que le iba entrando sobre el salto de las naves de la flota. Poco a poco las naves que tenían problemas con el FTL lo habían ido solucionando pero la más importanta, la Colonial Uno, parecía que aún no lo había hecho. La voz de Apolo ligeramente entusiasta le hizo alzar la mirada de lo que estaba haciendo y sus labios dejaron escapar un pequeño suspiro de alivio eco del del resto del personal del CIC

 "Ningún daño importante Starbuck, buen disparo pero aún queda otro"-informó el CAG depejando todas las dudas. Dejando a un lado cualquier otro pensamiento al respecto volvió a centrarse en la tarea de contar y recontar los avisos de salto.

-¡Oh, no...!-la exclamación contenida de Félix Gaetta que en ese momento observaba la pantalla de su consola como si fuese a cobrar vida, la distrajo momentaneamente. Preocupada, Dualla iba a indagar sobre el motivo de su agitación cuando la respuesta llegó retransmitida directamente desde el espacio.

"Están a punto de sobrepasaros, las nucs van en la nave del centro, la tienen bien protegida "informó la teniente Valerii en tono aliviado al tiempo que con un vip el resultado de su escaneo sobre la flota enemiga la aparecía sobre su propia pantalla. Los alterados comentarios de los pilotos que, siguiendo las órdenes de Apolo, reacionaban para intentar interceptar algunos de los misiles enemigos quedaron ahogados por el aviso de Gaetta a través de megafonía

-¡ALARMA RADIOLÓGICA! ¡IMPACTO DE MISILES NUCLEARES EN CINCO SEGUNDOS!-resonó en toda la nave alertando de que todo el mundo se preparase para el impacto. Aunque en principio todo casco de una estrella de combate estaba preparado para aquel tipo de ataque y en su mayoría lograban absorber la mayor parte de la energía, eso no quitaba de que el golpe hiciese que más de una persona se cayese al suelo o que algún sistema en especial resultase dañado.

Conteniendo el aliento por la impresión, la Oficial Dualla apenas tuvo unos segundos para agarrarse fuertemente a su cosola antes de que con un tremendo estruendo y un saltar de chispas las bombas nucleares estallasen contra el casco. En los segundos que siguieron las luces se apagaron y las pantallas sobrecargadas de tensión parpadearon antes de estabilizarse. Tecleando frenético para comprobar los daños recibidos Gaetta murmuraba entre dientes en el Punto Táctico.

-Informe de daños-pidió el Comandante con voz alta y firme, su rostro tan expresivo como una roca de granito. La oficial no sabía cómo lo había hecho, pero el hombre ni siquiera se había desplazado lo más mínimo tras el impacto. Un pitido hizo que bajase la mirada hacía su propia consola donde un informe entrante parpadeaba. Sintiéndose aliviada Dualla se apresuró a informar desde su puesto.

-Señor, Colonial Uno preparada...

-Naves civiles y colonial uno fuera...-dijo Gaetta levantando la vista del teclado y mirándo al Comandante.

-Vipers a base, listos para saltar-se limitó a contestar éste desde la central de órdenes. El Oficial Táctico asintió y traslandándose al punto de control del FTL empezó a teclear furiosamente transmitiendo las coordenadas.

-Vipers a bordo, repito Vipers a bordo-retransmitió Dualla mientras se llevaba la mano a la frente y se apartaba el cabello sudoroso. Parecía que esta vez, como las otras docientas treinta y tres anteriores, iba a lograr salvarse. 

Tras echar un vistazo en la pantalla, Dualla se volvió hacia el Comandante e informó con voz aliviada.

-Vipers a bordo, señor...

-Ejecuten salto-ordenó éste sin apartar la mirada del DRADIS que pendía sobre la central de órdenes. Sentado ante la central táctica, Gaetta asintió e introdujo la llave azul en el sistema FTL al tiempo que comenzaba la cuenta atrás. Su voz sonó metálica, ligeramente distorsionada por el altavoz. En el interior del CIC, los oficiales y el personal se aprestaron a agarrarse preparándose para el salto.

-Salto en cinco, cuatro, tres, dos, uno...SALTO

Sin que su expresión variase lo más mínimo por el salto Adama se giró hacia el oficial táctico con una muda pregunta en sus ojos. El joven Félix Gaetta consultó brevemente la pantalla del DRADIS antes de informar sin volverse.

-Salto dos tres siete completo

-Todas las naves civiles presentes, señor-añadió Dualla con su voz clara y firme.

-Pongan el reloj y prepárense para el siguiente salto-ordenó en tono serio y desapasionado el coronel Tght cuyo rostro se veía cansado y preocupado. Salvo esos pequeños intercambios de frases y ocasionales pitidos el resto del centro de mando permanecía sumido en un silencio sepulcral mientras la gente de servicio asimilaba que de nuevo, una vez más, debían de volver a trabajar contra reloj

Asintiendo Gaetta cogió el altavoz y dio acceso al resto de la nave.

-"Corre el tiempo...treinta y tres minutos, fuera"-anunció por megafonía al tiempo que movía las manecillas del reloj de pared.

-Estaré en mi camarote..-anunció el Comandante Adama a los oficiales para después volverse hacia el segundo al mando-acompáñame-le pidió mientras echaba a andar hacia la puerta aunque por su tono desapasionado más bien parecía una orden. Mientras salían a su espalda el resto del CIC, como si de una máquina bien engrasada se tratara, continuó con su trabajo de manera eficiente y aspecto resignado.

Notando aún el frescor del agua en tu piel cinco minutos después entraste en el CIC iluminado con una luz tenue. A esas alturas del período de treinta y tres minutos sólo los oficiales que estaban de guardia permanecían frente a sus consolas y un breve vistazo te sirvió para darte cuenta del profundo agotamiento al que la tripulación de la nave estaba llegando. Profundas ojeras y bolsas debajo de los ojos, mentones sin afeitar, rostros desencajados, bostezos mal disimulados y parpadeos desesperados y más frecuentes de lo habitual te dieron la bienvenida mientras tus pasos te conducían hacia la Central de Órdenes ante la cual el Coronel Tigh permanecía de pie. Estudiando una de las pantallas LCD con evidente interés, éste no dio muestras de percibir tu presencia pero, cuando te situaste a su lado, se dirigió a ti .

-Treinta y tres minutos...ni uno más ni uno menos...hay límites que el cuerpo humano puede resistir...aparecen, nos atacan y nos dejan marchar, para luego volver a aparecer ¿cómo demonios hacen para seguirnos?-dijo con voz grave cargada de ira-tenemos que encontrar la forma de despistarlos...¿alguna sugerencia?-preguntó volviéndose para mirarte con intensidad. Sobre su cabeza la pantalla que había estado contemplado, en la que se estaba reproduciendo una grabación del combate de hacía un rato, comenzó a retraerse hacia arriba mientras se apagaba.

Starbuck se encontró frente a el mayor interrogante que poseía su mente, sólo superado por el ¿Cuánto vamos a aguantar? Se acercó al Coronel sin decir una palabra, con los ojos puestos en la grabación que comenzaba a desvanecerse. No tenía ninguna idea de por qué efectuaban esa clase de táctica, a menos que fuera una forma de crueldad extrema o de venganza, donde el ratón de pronto transforma al gato en la cobaya de sus experimentos. Lo había pensado dos o tres veces, de las decenas que ya habían transcurrido, pero la adrenalina y la furia habían impedido conclusiones. Tampoco tenía idea del porqué de ese lapso, ni cómo llegaban hacia ellos con tanta precisión y rapidez. Starbuck se había forzado a aceptar aquello como una normalidad inalterable, a acostumbrarse a ese ritmo, para que su cuerpo y su mente respondieran cada una de esas veces frente a la nueva batalla. No había tenido tiempo para meditar sobre la teoría. Ahora, al momento de las palabras del Coronel Tigh, los treinta y tres minutos y los ataques continuos le parecían una normalidad, horrible e innecesaria pero costumbre al fin, y le descolocó por un momento que la pregunta apuntara a romperla. Ella apenas había llegado a sugerir a Apolo que los Viper fueran por la nave lanzamisiles; jamás se había cuestionado la forma de erradicar el ataque desde el principio. Había confiado demasiado en el Comandante y los cerebros del Galáctica. O se había resignado a esa realidad que no le dejaba pensar en un cambio...

- ¿No tienen una teoría sobre un posible seguimiento de estelas de las naves? Si es cierto que el Galáctica es la única estrella de combate que queda, y si contaban con tecnología para localizarlas, no les debería ser difícil saber cuál es el punto de sus tableros que se ha movido - la voz de Starbuck sonaba agria, pero profesional - Si nos rastrean tan rápido, tenemos que pensar en dos cosas diferentes: la primera, que hay demasiados Cylons en el espacio abierto, esperando cada uno en cada sitio posible de salto o con velocidades fuera de lo que creemos posible, que les permitan llegar tan rápido a un sitio donde captan un salto. La segunda, que hay algo en el Galáctica que les dice exactamente cómo y dónde estamos, y toman esos treinta y tres minutos para llegar desde la parte que sea. ¿Están seguros que no hay nada desde aquí emitiendo esa clase de señales al espacio?

Con las palmas de las manos sobre la mesa de operaciones, Saul Tigh negó con la cabeza vehementemente y frunció el ceño.

-No...no sabemos si algo está emitiendo. En principio eliminamos esa cosa que encontramos en el CIC...-comentó con voz cavernosa señalando hacia arriba de la torre de pantallas donde hacía cinco días habíais descubierto un emisor de frecuencia que había permitido a los Cylon seguiros hasta Ragnarok-pero aún sabemos demasiado poco sobre la tecnología Cylon como para descartar la posibilidad. Y con todo esto apenas hemos tenido tiempo de diseñar algo que detecte a los que son como nosotros-añadió bajando la voz hasta que sólo tú pudiste oirla. El que algunos Cylon se parecían a los humanos era un secreto a voces en toda la nave pero aún no había sido confirmado oficialmente por el Comandante por lo que en principio había que actuar como si el rumor no existiese.-Ha formulado mal la pregunta, Starbuck...-hasta ahora el Coronel había logrado mantener a raya el desprecio que sentía por ti pero ahora su tono destiló censura y decepción-la cuestión no es cómo nos siguen sino cómo los despistamos-con las cejas fruncidas en una sóla línea, el XO te miró esperando una respuesta.

A vuestro alrededor, el CIC permanecía en un silencio sepulcral roto ocasionalmente por algún comentario de los oficiales de guardia o el pitido de una consola de ordenador. Sino fuese por el aspecto desencajado de todos diríase que era un día normal, inmerso en la rutina. Sin embargo, el ambiente apacible que os envolvía estaba cargado de tensión y recordaba demasiado a la calma antes de la tormenta.

- Y luego de lo visto allá afuera, y de los que han muerto hasta ahora, y de todos los fallos de aquí dentro y de todos los saltos seguidos, ¿todavía crees que se pueden despistar sin saber cómo nos rastrean? - Starbuck destiló ácido por la lengua, pero el mayor dardo lo lanzó por los ojos, en cuyo campo visual se ubicaba un hombre que pedía respuestas que no lograba encontrar como si ya las conociera y tuviera autoridad para burlarse de quienes no - ¿Y si no es un algo si no un alguien el que tenga que ser arrancado de la nave para despistarlos? Porque es algo obvio - alzó un dedo y bajó la mirada hacia él, deslizándolo en un círculo cerca del rostro de su superior - Están siguiendo a algo o a alguien, y nos tienen así como un punto intermitente todo el tiempo en sus mapas. Hasta que no se vaya el señuelo, vamos a seguir teniéndolos contra la nuca.

Hizo una pausa sentida, en la que todo el arsenal del cansancio y el sarcasmo quedó atrapado entre sus muelas.

- Ya saben la estrategia que seguimos, y saben que nuestros tiempos se están alargando, porque cada vez nos cuesta más defender al Galáctica antes de que entre al salto. Si te has asomado de verdad a las pantallas, te habrás dado cuenta que despistarlos una vez que aparecen no es casi nada posible. Tardan treinta y tres minutos en dar con nosotros, ¿cada cuánto tiempo puede saltar el Galáctica? Sería muy arriesgado - Starbuck miró al Coronel Tigh como si no lo creyera capaz de considerar una estrategia como esa - Pero si el Galáctica salta dos o tres veces dentro de ese lapso, quizás no tengan tiempo de reaccionar; se habrán acostumbrado a lo que hemos hecho hasta ahora, y no se imaginarán que podríamos cambiar de táctica de forma tan tajante.

Ante el veneno que destilaban tus palabras, el Coronel se echó hacia atrás al tiempo que sus ojos echaban chispas. Entrecerrando los ojos, el hombre apretó fuertemente la mandíbula tragándose la rabia que podía sentir y durante unos segundos fue incapaz de decir nada. Estaba claro que el viejo se había equivocado al ordenaros colaborar ya que, cuando estábais juntos, ambos erais como dos imanes que se repeliesen, como el aceite y el agua, imposibles de mezclar.

-Es imposible coordinar el salto de tantas naves...aún ahora tenemos problemas para hacer un salto cada treinta minutos como para hacer dos o tres...por no hablar del tiempo de recuperación del FTL y el incremento del riesgo de un error de cálculo-ladró con voz seca Saul Tigh y añadió irguiéndose en toda su estatura para mirarte desde arriba con condescendencia-esa posibilidad ya se nos ocurrió al Comandante y a mí el primer día y la descartamos por el riesgo que implicaba...-la mirada del Coronel te traspasó como dos dagas-la opinión que tiene el Comandante de usted en ocasiones es excesiva...si no es capaz de pensar en otra cosa será mejor que se retire, Starbuck, el tiempo pasa y sin duda deben estar esperándola en la sala de reuniones de pilotos. Espero que después del salto se le haya ocurrido algo, teniente...-haciendo un gesto vago con la mano el Coronel se dio la vuelta y se alejó en dirección a la central de comunicaciones con paso tranquilo y digno. A vuestro alrededor, los ofiales de servicio, conscientes de vuestro tenso intercambio de palabras, se apresuraron a centrar de nuevo la mirada en sus pantallas y teclear furiosamente sobre las consolas, haciendo todo lo posible para no atraer la atención del XO sobre ellos.

- Por supuesto. Mi lugar está afuera, no aquí dentro tras una pantalla - devolvió Starbuck con sequedad, dándose la vuelta sin aparencia de creer que hiciera falta ninguna aclaración para hundir más el dardo en la espalda del hombre que se alejaba - Mi apuesta es por el señuelo. Cámbienlo, y los despistaremos. Quédenselo, y seguiremos huyendo.

Sin decir más, a paso firme y seguro, Starbuck emprendió el camino hacia la salida sin más dilación. Sólo cuando estuvo cerca de la puerta, echó una mirada a alguno de los oficiales que estaba a su alrededor, y le dirigió una sonrisa de aliento. Cada uno de esos rostros desfallecían como el suyo mismo, detrás de esas pantallas o dentro de un Viper. Todos allí estaban al borde de sus fuerzas, arriesgaran más o menos sus vidas, al punto de que fuera y dentro todos corrían el mismo riesgo de morir. La única diferencia es que casi ninguno de ellos ladraba a los otros por cosas que no eran capaces de hacer; cada uno de ellos reconocía en el otro lo que estaba haciendo por todos. No como el Coronel Tigh. Eso no le merecía respeto alguno.

Las puertas se abrieron, y Starbuck salió con la cabeza en alto en dirección a la sala de pilotos.

Dando por zanjado tu encuentro con Starbuck saliste del baño y te dirijiste a paso vivo hacia el CIC. Después de cada salto, el ritmo de trabajo se aceleraba en toda la nave y tuviste que emplearte a fondo para esquivar los distintos técnicos, oficiales y marines con los que te ibas encontrado y que se dirigían presurosos a su destino. Incluso en un momento dado te pareció ver a Boomer, aunque un grupo de especialistas se interpuso en tu campo de visión y cuando pudiste volver a ver había desaparecido.Con excepción de los pilotos toda la gente con la que te cruzabas mostraban la misma expresión de agobio y cansancio que últimamente parecía ser el tono general para toda la flota, pero especialmente aquellos que parecían provenir del CIC tenían además la mirada perdida y ligeramente vidriosa, hecho que te hizo sentir ligeramente inquieto. ¿Tendría alguna relación con la urgencia que había dejado traslucir el tono de Gaetta por megafonía?

A pesar del jaleo que rodeaba los pasillos adyacentes el Puente de Mando era una isla de tranquilidad y quietud. Con expresiones igualmente cansadas y entristecidas, los distintos oficiales que se ocupaban de los puntos de control se movían de un lado para otro en silencio, a veces comentado algo en voz baja entre ellos, y frecuentemente desviaban la mirada hacia la Central de Órdenes donde tu padre y el coronel Tight se hallaban de pie comentando algo sobre una pantalla. Mientras te acercabas pudiste ver que el monitor LCD que contemplaban tan intensamente mostraba la posición de las disintas naves que constituían la flota, y, cuando te paraste a su lado, tu padre asintió en tu dirección a modo de saludo y señaló la pantalla.

-Ha habido un problema en el último salto...una de las principales naves, la Olimpic Carrier, no ha se ha reunido con nosotros en las coordenadas acordadas-te informó en su característico tono serio y monocorde, sin dejar traslucir que el hecho de haber perdido quizas el 2% de la totalidad de los supervivientes que habían huido con vosotros de Ragnarok le afectase en lo más mínimo. A su lado, Saul Tight hizo un sonido estrangulado. La tensión de su menton y la expresión tormentosa de sus ojos te dio a entender que estaba especialmente irascible.

El cansancio acumulado, la tensión y aquella terrible noticia me hicieron tambalearme, sentirme mareado y obligarme a cerrar los ojos y tomar aire. Todos sabíamos que antes o después ocurriría algo similar pero hasta que no sucediera manteníamos la esperanza de que no perdiéramos ninguna nave. Ahora que habíamos perdido la Olimpic Carrier y la certeza de que eran vulnerables golpearía la moral de todos con fuerza, tenía la sensación que estaban comenzando a llegar al límite de sus fuerzas y que los Cyclon lo sabían y nos estudiaban.

Recuperándome observé al capitán, parecía inmutable, conocía aquella apostura, esa frialdad con que envolvía todos sus movimientos y ordenes, su deber estaba por encima de todo, incluso de sus hijos. Pero cada vez comprendía más su posición y veía como en su interior el dolor le carcomía, recluido y encerrado. Yo mismo había comenzado a comportarme de la misma manera, pues en la situación que nos encontrábamos la gente dependía de nosotros y debíamos permanecer firmes, ser ejemplo. - No hubo ninguna baja durante el combate, ¿nos la dejamos atrás?, puede que confundieran las coordenadas. Deberíamos hacer un reconocimiento de las zonas cercanas, quizás no estén muy lejos.

Ante tus palabras el Coronel Tight volvió a ahogar un gruñido y sus ojos de mirada acerada se desviaron hacia la central de comunicaciones donde la Oficial Dualla tecleaba de manera metódica en su consola. A pesar de tener la mirada baja pudiste ver que su rostro estaba más pálido de lo habitual y profundas sombras moradas rodeaban sus ojos. Como si pudiese sentir la mirada de Saul, Anastasia alzó la mirada de la pantalla y pegó un respingo. Sus pupilas se veían vidriosas y su expresión era atormentada. Durante unos segundos os observó fijamente y luego desvió la vista, incapaz de soportar la presión.

-No lo sabemos bien...eh...la Oficial Dualla no está segura de si llegó a contarla antes de ordenar el salto...-explicó el Comandante Adama desviando la mirada de la central de comunicaciones hacia ti. Negando con la cabeza añadió-de momento no vamos a hacer nada, Apolo. El capitán de la Olimpic tenía las coordenadas bien..volver a atrás significaría poner en peligro a toda la flota y buscarles en otro sitio seria como buscar una aguja en un pajar-como si por fin sintiese el peso de sus palabras el Comandante apoyó pesadamente ambas manos en el cristal de la mesa-acaba de comenzar el ciclo, a lo mejor tienen tiempo de reunirse con nosotros-cambiando de tema e indicando de esa manera que no admitiría ninguna discusión dijo-Transmite mis felicitaciones a los pilotos...esta vez no ha habido ninguna baja y por lo que me han comentado del hangar, los vipers apenas han sido dañados. ¿Cómo llevan lo de los estimulantes?-los ojos de tu padre se clavaron en ti inquisitivos. Obviamente él también había oido el combate retransmitido por radio y por tanto sabía de la euforia que se había apoderado de todos pero, aún así, tu eras el CAG y por tanto debías responder por ellos.