Partida Rol por web

Aunque sabía que la reunión poco tendría que ver con aquellos informes, también podía reconocer cuando Boomer tenía algo en mente y que una vez terminara su reunión con Tyrol, se pondría con aquellos datos sobre la especie de bombardero contra el que se habían enfrentado. - Jefe será mejor que te centres en los informes y dejes el tema de la ropa.- Mirando a Boomer antes de que se fuera me dirigí a ella, yo también sentía curiosidad por las nuevas naves. - Teniente Valerii cuando termine con esos datos sobre los nuevos Raiders me gustaría ver los resultados.- Mi tono era amable, aunque había usado su rango para dar a entender que aquello no era una broma, sino que realmente esperaba el susodicho informe.

Aunque por el momento les habían dejado tranquilos, todos se mantenían alerta pues nadie podía estar al cien por cien seguro de que los cyclon no volvieran a aparecer. Debían aprovechar para reorganizarse y prepararse para lo que pudiera suceder en adelante y sobretodo descansar. - ¿Quién reparte la nueva mano?

- De acuerdo, en seguida estaré con usted teniente. - se despide Galen para dar tiempo a que Boomer se adelante y así guardar las formas.

No es más que una far, él sabe que todos saben lo que va a pasar, pero no importa, el reglamento es el reglamento. O quizá sea la fuerza de la costumbre. La verdad es que Jefe no tiene muy claro cómo serían las cosas si de repente la flota permitiera las relaciones entre militares.

Pasados unos instantes dedicados a despedirse formalmente de los presente y que a él se le antojan horas, Galen sale de la sala de recreo para acudir a su cita.

-Sí...sí no disimule Jefe!-exclamó Crashdown rempantingándose en el sitio que éste había dejado libre. Guiñando un ojo a Starbuck lanzó unos cuentos cubits en la mesa antes de coger la baraja.-Dicen por ahí que jugar es casi lo que mejor que se te da...pero yo no me arredo ante nadie ¿sabes?-añadió enarcando las cejas mientras esbozaba su característica sonrisa guasona. Un coro de risas y silbidos corearon sus palabras.

Starbuck no enarcó las cejas como Crashdown. Sólo extendió una sonrisa muy significativa.

- Más te valía, Crashdown. Si no, a saber por qué todavía estás piloteando en el Galáctica.

Varios de los mismos silbidos volvieron. Un par de exclamaciones asombradas por la insolencia se mantuvieron en el aire por unos largos segundos. Carcajadas. El ambiente no podía ser más relajado. Kara sonrió extensamente, mientras retaba con la mirada a Alex a que le respondiera. Pero como los dos segundos siguientes a sus palabras estuvieron marcados por los gritos a su alrededor, y su interlocutor se limitó a sonreír con aquella mueca guasona que tanto decía de él, Starbuck giró hacia Apolo. Sin embargo, sus palabras no estuvieron dirigidas a él.

- ¿Qué esperas, Jefe? - saludó, a modo de despedida. No le hizo el mismo gesto que había hecho hacia Boomer. No lo necesitaba - Ya que Crashdown no se amedrenta, para que nos lo demuestre, ¿qué tal que sea el que reparta? ¿Tú qué opinas, Apolo?

Por la sonrisa de Starbuck, no cabía ninguna duda que no importaba nada quién opinara qué cosa.

Allí comenzaba a haber demasiados gallos en el gallinero, aunque el ambiente seguía siendo distendido, sabía que Starbuck en muchas ocasiones podía ser muy agresiva jugando y lanzando sus puyas, tenía claro que su forma de vivir era igual que su forma de pilotar. Realmente en la mayoría de los casos si uno observaba como se movían y desenvolvían en sus naves y el espacio los pilotos, uno era capaz de vislumbrar su forma de ser con cierta facilidad.

- Entonces reparte Crashdown y más te vale que tengas en consideración a tu CAG, o te vas a encargar de unas cuantas patrullas.

Dije mientras sonreía a Starbuck y le guiñaba un ojo cómplice. Era agradable poder relajarse y bromear, sentir otra vez que uno podía respirar sin la presión ni la tensión de un nuevo ciclo apunto de acabar, con la sensación de que quizás si pudieran tener esperanza.

- No se ría teniente Thrace o será usted quien le acompañe en todas esas guardias.

La sonrisa de Starbuck se extendió más. Recuperó la baraja que le había tirado a Crashdown para que repartiera, impidiéndole reaccionar para aferrarla. Poniendo en evidencia quien tenía los reflejos más rápidos de la nave. Haciendo que, a su alrededor, las risas y silbidos volvieran a escucharse. Kara no estaba de acuerdo con muchas cosas, pero con esa sin duda lo estaría siempre: la unión de la fuerza. El aliento del grupo que entre sí se daba fuerzas. Si iban a ser los únicos sobrevivientes, si de hecho lo eran, iban a necesitar una cohesión demasiado fuerte para salir vivos. Fuerza, ánimo, sentirse vivos, y sentirse bien en compañía los unos de los otros. Porque, a fin de cuentas, no quedaba nadie más.

- Perdiste tu oportunidad - dijo, dirigiéndose a Crashdown, arqueando las cejas a modo de burla. Luego, se dirigió a Apolo - ¿Estás seguro? ¿No quieres apostar por ese dignísimo puesto? - Kara sonreía cuando comenzó a repartir; sonreía de la forma que cualquiera adivinaría en su voz, en el intercomunicador del Viper, luego de una apretada victoria contra un fuerte enemigo - Vamos a todo o nada en esta mano. Si pierdo, me toca. Si pierdes...

Las cartas cayeron frente al CAG. Una por una, se fueron acumulando en una pequeña pila, y quedaron abandonadas entre ellos. Starbuck tomó las suyas, las levantó para mirarlas, y luego volvió a mirar a Apolo. Entrecerró los ojos y sonrió, invitándolo a atreverse a negar la apuesta frente a todos sus subordinados.

-¡Eh!-exclamó Crashdown cuando Thrace la arrebató la baraja sin darle tiempo a reaccionar. Soltando un silvido ante la rapidez de reflejos de la teniente se limitó a observar el intercambio de palabras entre ésta y el CAG. Mirando a Cally que se sentaba enfrente enarcó una ceja en gesto divertido. Está claro que somos meros acompañantes en esta fiesta...lástima...reflexionó al tiempo que cogía las cartas que le habían tocado y las observaba. Y desde luego suerte no tengo...-El juego es vuestro...yo me retiro-anunció poniendo las cartas boca abajo sin dejar de sonreir alegremente.

Sin coger las cartas miré a Satarbuck, sabía que aquel no era mi juego y no pensaba entrar en él, de manera que mi sonrisa se ensanchó antes de responder.

- Si pierdo te tocará igualmente.

Tomé las cartas que me habían tocado en suerte y realmente no logré discernir si aquello era una buena mano, o si por el contrario Kara me estaría esperando con mejores cartas para darse un festín. Dejé las cartas nuevamente sobre la mesa y las agrupé en un montón, no necesitaba volverlas a ver para recordarlas.

- Realmente me gustaría verte de CAG, eso si que sería una sorpresa Starbuck.

Era imposible saber que podía llevar, que cartas tenía entre manos, se mantenía sonriente con su puro en la boca sin cambiar su expresión, mientras seguro que ella había descubierto mis cartas con sólo mirar mis gestos y expresión.

Starbuck lanzó una carcajada.

- ¿Una sorpresa? ¿Por qué crees que me interesaría tu puesto?

Cada una de las cartas que se movían en sus manos eran como un péndulo hipnótico. No había gracia ni había seducción: sólo destreza y practicidad, lo tangible, lo directamente perceptible a los ojos y a los sentidos. El humo se ciñó delante de su rostro y se alzó sobre su cabeza, mientras sus cejas escribían bibliotecas de palabras que no necesitaban insinuar. Su boca siempre las decía todas. La correspondencia entre su mente y su lengua era casi total.

- No tengo ningún interés en transformarme en la persona gruñona que da órdenes a los que saben bien cómo hacer las cosas - sonrió, lisa y llanamente - Prefiero no ser quien dé las órdenes, si no quien no las cumpla - la baraja en su mano hizo un leve temblor, un balanceo - Es mejor así.

Miró a Apolo significativamente. Le estaba provocando, como siempre: pero en sus palabras había mucho más.

- Pero mientras nos entretenemos con tu apuesta, ya que Crashdown se ha retirado con la cola entre las piernas - miró al aludido extendiendo la sonrisa de costado - ¿Por qué no nos cuentas qué piensas hacer luego de perder aquí? ¿Hay alguna orden en especial, CAG?

Kara sonreía. Ese algo más detrás de su voz ahora estaba en sus ojos, y en lo apretado de sus nudillos. Mucho más.

Cally frunció ligeramente el ceño y levantó la comisura izquierda en un claro gesto entre la ironía y la concentración en el juego -Parece que hoy queréis apostar fuerte ¿Eh? Yo casi preferiría apostar contra ls aterrizajes de Boomer pero por desgracia se ha retirado – dijo mientras sonreía ante su propia broma. 

Despacio, recogió las cartas una  y las dispuso formando un pequeño abanico ante su cara. Kara continuaba con el característico parloteo punzante que utilizaba siempre que jugaba a las cartas para tratar de imponerse a sus contrincantes -A veces pienso que nunca encontraras a quien te gane a este juego Starbuck. Me pregunto porque apostamos contra ti cuando pocas veces sacamos tajada- la mano de la especialista se movió nerviosa sobre la mesa, tamborileando con sus dedos una y otra vez mientras depositaba un nuevo cubit en el creciente montón del centro.

Starbuck hizo un movimiento con su mano de cartas, mirando hacia Cally.

- Por la misma razón por la que seguimos peleando contra los Cylon aunque no teníamos posibilidad alguna - la sonrisa de sus labios dejó de lado aquel único, efímero momento de apertura inconsciente que había mostrado hacia Apolo. Se volvió fuerte, totalmente segura de sí misma - Porque si no apuestas, jamás ganas.

Starbuck sabía también como yo que no había ninguna orden especial, que debían mantener ciertas rotaciones de descanso y guardias, siempre y cuando los cyclon no volvieran a aparecer. Disfrutaba con aquella situación, teniendo el control, pero dejando que otro asumiera la responsabilidad.

- Tienes razón, no necesitas ser más gruñona, para el resto nos es suficiente con aguantarte tal y como eres ahora.

Sonreí mirando a Kara mientras hacía una mueca, las palabras de Cally habían relajado la tensión que había surgido con la pregunta sobre las ordenes especiales, sabía que se refería al tema de los infiltrados, había hecho presa y ahora no soltaría hasta haber acabado con ello.

- No hay ordenes especiales, al menos no mientras no me reúna con el Comandante y mientras no vuelvan a aparecer los malditos Cyclon.

Mientras hablaba jugaba con las cartas, tomaba el pequeño montón que formaban e iba cambiando el orden mientras seguía boca abajo. No dejaba de mirar a Starbuck, salvo cuando Cally habló, trataba de intuir algo, algún signo de que podía ganar la partida, pero no encontré tales señales sino otras bien distintas. Por un breve instante me sorprendí, siquiera podría estar seguro de lo que había vislumbrado, quizás prefería pensar que aquella duda, aquel temor había sido una mala interpretación, un espejismo, sin embargo ya era tarde por suerte o por desgracia, Starbuck volvía a portar su escudo impenetrable, su seguridad en si misma.

- Va todo contra tu farol. Si pierdo puedes acompañarme a ver al Comandante.

La apuesta fue casi un acto reflejo, no sabía si ganaría, quizás fue aquel instante de duda lo que me hizo reaccionar, quizás quería realmente que me acompañase.

- Cally en algún momento todos perdemos, incluso Starbuck.

Ignorando abiertamente el comentario de Starbuck Crashdown se reclinó en la silla y girándose hizo un gesto a los que andaban detrás observando la partida.

-Ey Narcho, lléname el vaso que tanta tensión da sed...-pidió dando su vaso vacío para que se lo llenasen.

-Yo seguiría esa apuesta sin duda Cally...todavía no hay patín de la nave que Boomer no haya destrozado..y el culo no veas como me duele con tanto bote...-dijo riendose abiertamente luego alzó la copa y añadió antes de apurarla de un solo trago-¡Por el arte de Boomer al aterrizar!

Starbuck se rió entre dientes ante el brindis de Nacho. Bajó la mirada a sus cartas, y mantuvo los ojos fijos por unos largos segundos allí. Después, sin levantar la cabeza, miró a Apolo. Las sombras que ceñían sobre su rostro por la posición hacían que su mirada fuera mucho más intensa de lo habitual. Era un interesante espejismo, que fue tan fugaz como el tiempo que tardó en volver a hablar. Se volvió a Cally y le guiñó un ojo.

- Es cierto: pero no será hoy el día.

Luego miró a Apolo, y no comentó nada. Seguía sonriendo. El ambiente alrededor de la mesa era una distensión completa. Ni siquiera estaban los clásicos malentendidos ni había ningún ánimo de pelea. La relajación había calado tan hondo que nadie se atrevía, ni se le ocurría, meterse en un altercado. No había ánimos para eso, sólo ánimos de festejo. La tripulación estaba cayendo en la cuenta, dolorosa y desgraciada cuenta, de que los que estaban a bordo eran los únicos hombres y mujeres que quedaban. Tan pocos como lo eran, en comparación de tan grandes que eran las colonias, y sólo quedaban pocos más a bordo de otra nave. Ellos mismos acababan de implosionar una nave posiblemente repleta, sin dudar, para salvar lo que ya tenían. Cada uno allí lo estaba sintiendo por fin, se lo estaba grabando en la piel y en el alma, con más o menos intensidad.

Estaban solos.

Starbuck agregó su apuesta a la pila. Abrió en abanico sus cartas, y las bajó ante los ojos de todos. Las echó al medio, una por una. Ante los ojos de Apolo fueron acumulándose las cartas de una mano increíble, hasta formar una mano prácticamente imbatible. En vez de jactarse de aquella, y a pesar que empezaron los silbidos y las exclamaciones de sorpresa, Starbuck no comentó nada de inmediato. Sonrió más, deleitándose con la expresión de pérdida de sus compañeros de jugada. Pero luego se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en la mesa, y se dirigió a Apolo.

- Los anteriores eran los faroles. ¿Vas ahora o vas después?

Aunque estaba claro por la mano que tenía delante suya, que no sería hoy cuando Starbuck perdiera una partida, pensé mientras dejaba las cartas bocabajo y me encogía de hombros, estaba claro que lo mio no era el juego, ni siquiera con lo que había pensado una jugada con posibilidades había logrado nada, ella era la impulsiva a mi no me caía bien aquel papel. Pese a ello aun tenía la sensación de que realmente en mi fuero interno había decidido que me acompañara a ver al Comandante. Allí estaba aquella mirada desafiante, en ocasiones tenía la sensación de que disfrutaba poniendo a prueba a sus superiores, buscando el límite de la paciencia de estos. No es que no tuviera razón en ocasiones, pero su forma de decir las cosas era tan agresiva y directa como su forma de pilotar. Allí estaba aquella sonrisa satisfecha del depredador cuando ha capturado a su presa.

- Mejor ahora, los chicos agradecerán que te saque de la mesa y les dejes ganar alguna partida.

No caería en su desafío continuo de la autoridad, nos conocíamos demasiado bien, o al menos antes,ahora habíamos cambiado aunque quizás no tanto.

Dando por finalizada la partida para mi y antes de levantarme palmeé la espalda de Crashdown.

-Será mejor que te busques un buen cojín y te vayas acostumbrando a los aterrizajes de Boomer.

Aunque pareciera extraño sentía cierta necesidad de abandonar la sala de recreo, demasiada gente, era extraño pero había comenzado a acostumbrarme a la tranquilidad reinante de los pasillos vacíos, ahora que se había roto la rutina y parecía que tendríamos algo de tiempo libre, ahora era cuando uno se daba cuenta realmente de todo lo perdido, la gente se esforzaba por mostrarse fuerte, por reír y disfrutar, era su mecanismo de defensa. Aunque en sus ojos, en algunas miradas perdidas e improvisados silencios se apreciaba el dolor de la perdida trataban de mostrar cierta normalidad que les protegiese de la desolación y depresión. Sin embargo mi ánimo no estaba por la labor, salir al pasillo, donde el bullicio se redujo considerablemente me sentó bien.

Starbuck se levantó de la mesa apenas después que lo hizo Apolo. Con larga tranquilidad, recogió todo lo que había ganado con las cartas entre murmullos de asombro y vagos comentarios de burla. Sin embargo, al llegar a la última parte del botín, se detuvo. Contempló desde arriba lo restante, mientras escuchaba a Apolo hablarle a Crashdown, y luego lo empujó con la mano hacia Cally. Justificó la decisión de dejarle parte de la apuesta ganada con una sonrisa de costado que no admitía devoluciones.

- Úsalos bien, así cuando vuelva tendrás una muy buena apuesta que perder.

Los bolsillos del traje militar, a pesar de ser firmes, tintinearon acompañando el movimiento de sus piernas cuando giró. Apolo se alejaba dejándolos atrás, sin decir nada. Nadie podía leer que sus pasos iban ligeramente más rápidos de lo habitual. Kara tampoco. Sólo vio que el CAG se iba en dirección al camarote del Comandante, y aquello le dio únicamente tiempo para volverse y hacer una parodia de saludo militar de despedida a los demás. Estaba demasiados pasos atrás para alcanzarle, y no pensaba correr.

Su habitual lengua deshinibida hizo pesar la situación, en el momento que Apolo traspasaba las puertas del salón de recreo.

- No sabía que acompañarte significaba seguirte desde atrás, Apolo - Kara atravesó la abertura y desapareció de vista, pero su voz se siguió escuchando, amortiguada por la distancia - Quizás deba reconsiderarlo.