Partida Rol por web

-Efectivamente, los pitidos provienen de la ciudad. Alguien podría tener un bunker subterráneo o algún tipo de instalación militar oculta pueda estar transmitiendo esta señal. Hay mucho loco suelto o puede que hayan enviado algún otro equipo de rescate. Incluso puede que hayan dejado una baliza en algún lugar con instrucciones o ayuda para que los supervivientes puedan huir. -Miré a Boomer y me encogí de hombros. No podía hacer más que conjeturas llenas de esperanza. La posibilidad más factible era que fuera una señal que no nos llevara a ningún tipo de salida, pero no podía decirle eso.

Acaricié su mano al agarrar mi brazo y me giré para mirar en la dirección contraria a Cáprica -Por otra parte, puede que si hubiera supervivientes hubieran huido hacia un lugar menos poblado y con menos probabilidad de que las tostadoras les encontrasen. La ciudad debe estar llena de estas máquinas o al menos habrán pasado por allí arrasando. Quizás haya supervivientes en el lago, pero... no habría ningún tipo de vehículo capaz de hacernos salir del planeta.

-Creo que deberíamos ir a la ciudad de todas formas y probar suerte. -dije mirándola a los ojos.

El trazado de la carretera describía una pronunciada curva que ocultaba a vuestros ojos el largo trayecto hacia Cáprica. El bosque, centenario, parecía tragarse aquel pequeño rastro de civilización, vuestra civilación, o al menos lo que aquellas malditas máquinas habían dejado en pie de la misma. Beep, beep, beep... el sonido del transmisor se repetía a intervalos regulares, eterno en su llamada. Al acercaros a la carretera una leve brisa os acaricio el rostro arrastrando el leve aroma de unos macizos de flores próximos a vosotros junto a la cuneta. Girasteis la cabeza a uno y otro lado y finalmente Helo se irgió mirando hacia donde debían encontrarse los lejanos lagos que antaño habían constituido uno de los lugares más famosos para pasar las vacaciones.

El característico chasquido metálico de una espoleta hizo que girarais alertados la cabeza hacia la arboleda que se encontraba junto a la curva. La ráfaga de disparos impactó con violencia sobre un objetivo oculto a vuestros ojos arrancándole una cacofonía de chapa y cristales rotos que se mezclaba con el potente sonido de una explosión. El ruido era ensordecedor y pronto pudisteis ver cómo dos centuriones se abrían paso a través del bosque, de espaldas a vosotros, para caminar por el negro firme mientras sus armas continuaban escupiendo proyectiles. Las espaldas de ambos zylon reflejaban los hermosos rayos del sol de cáprica haciendo parecer a aquellas homicidas figuras salidas de una hermosa escena de ciencia ficción. Pero la realidad era mucho más escalofriante, los gritos humanos se escuchaban amortiguados por el ruido que aquellas máquinas de destrucción generaban y una densa columna de humo comenzó a levantarse tras el follaje que impedía la visión de tan macabra escena.

Me hallaba junto a Helo, a punto de salir al camino cuando el ruido de los disparos hizo que me congelase donde estaba. Paralizada, contemple con los ojos desencajados como dos cylon, cuya presencia no habiamos sido capaces de detectar, surgian de entre los arboles y se dirigian corriendo hacia la curva. Conteniendo el aliento mi mano salto automaticamente hacia mi cintura donde descansaba la Picon que habiamos cogido del raptor. Contemplando de reojo como las tostadoras desaparecian por la carretera me volvi hacia Helo y le mire interrogante. Desde donde estabamos podia oir claramente los gritos de la gente. Mi instinto me impelia a  correr hacia de donde surgian pero algo me decia que de poco iba a servir..

Durante unos segundos permaneci paralizada por las palabras de Helo y apenas fui consciente del breve beso que depositó en mis labios. Finalmente logré reaccionar y me volví hacia Helo que en ese momento, pistola en mano, avanzaba hacia los gritos camuflándose tras los troncos de los árboles. Jurando por lo bajo, desenfundé mi Picon y me apresuré a alcanzarle.

-Helo...no creo que sea buena idea...no tenemos nada que hacer contra ellos...si vamos hacia alli será una muerte segura..-me odié mientras pronunciaba esas palabras pero sabía que eran verdad. Quienes quiera que fuesen en el vehiculo estaban sentenciados y si nosotros ibamos, también lo estaríamos. Sin dejar de mirar a los lados en busca de mas enemigos, alcé la mano para cogerle del hombro y detenerle No podemos ir...no quiero verte muerto a ti tambien...Debatiéndome interiormente senti como las palmas de mis manos se humedecían por los nervios y mi estómago se encogió por la tensión. S quién engañábamos por los dioses, Helo era oficial de telecomunicaciones y yo una piloto...jamás había entrado en combate y ahora pretendía que matásemos a dos de esas implacables máquinas...lo absurdo del propósito casi me hizo reir de histeria.

El sonido del transmisor nos acompañaba mientras decidíamos qué hacer. Parecía que Boomer no se atrevía a tomar una decisión y me dejaba a mí el liderazgo (por decirlo de alguna manera) de la pequeña expedición. Decidí ir hacia la ciudad, pero tan pronto como me estaba haciendo a la idea escuché algo proveniente de esa misma dirección.

Dos Cylons habían salido del bosque y se dirigían carretera arriba en dirección a Cáprica mientras disparaban. Voces humanas se podían escuchar gritando entre los disparos y las explosiones. Ya había huido bastante y no podía dejar que murieran más personas a manos de aquellas malditas tostadoras, así que imité a mi compañera y saqué la Picon que tenía en la funda y me retiré un poco hacia el bosque -pongámonos a cubierto, no les demos más facilidades. Tengo que acabar con ellos. Cúbreme.

No sabía si Boomer estaría preparada para entrar en combate directo o si estaba demasiado asustada para moverse, así que le di la opción de quedarse donde estaba mientras yo me dirigía a mi suicida misión. La besé en los labios apenas un instante -si no lo consigo sal corriendo. Huye hacia los lagos lo más rápido que puedas y no mires atrás. -Me oculté entre los árboles y empecé a caminar en dirección a los disparos. Quizás si hubiera disparado desde la propia carretera podría haber acabado con ellos en aquel momento, pero podría ser nuestra sentencia de muerte si fallábamos, así que me moví lo más rápido que pude mirando a un lado y a otro por si venían más máquinas acompañando a esas dos.

Cita:

-No... no puedo Valerii... -apreté los dientes al pensar que no podría acabar con ellos y entonces volví a escuchar gritos. Había muerto demasiada gente y aún seguían muriendo. Las máquinas seguían exterminando a la especie humana persona a persona en combate directo. ¿Cuanto tardarían en irse del planeta? ¿Matarían a todos y cada uno de sus habitantes aunque les costara toda la eternidad? Ellos no tenían prisa, sin embargo nosotros no teníamos inmunidad ante la radiación y por muy buenas que fueran las dosis que llevábamos, no eran ilimitadas.

Bajé el arma impotente y mientras con la otra mano me cogía la cabeza y me echaba el pelo hacia delante con energía. -Maldita sea, maldita sea... -Me debatía internamente entre seguir a las máquinas y salvar a los supervivientes o huir como había hecho hasta ahora y salvar la vida.

-Está bien, vayámonos. -Apreté los dientes y los dedos que rodeaban la Picon. Con cada explosión, con cada grito, con cada rechinar de las máquinas sentía que un pedacito de mi alma se moría y se volvía negra. Sin embargo, caminé entre los árboles siguiendo el curso de la carretera. Era mejor mantenerse en la orilla que caminar sobre el asfalto. Podía haber más patrullas por los alrededores.

Caminé en silencio, sin mirar atrás.

Los quejidos de los moribundos tardaron poco tiempo en desaparecer bajo el fuego cruzado de las dos máquinas. Aunque no habíais visto sobre que disparaban los dos centinelas, vuestra imaginación se esforzaba por crear macabras imágenes en vuestra mente. De repente, los disparos cesaron y pudisteis escuchar el sonido metálico de las pisadas sobre el asfalto, el ritmo era constante, tan regular cómo sólo una máquina era capaz de sostener, y se acercaban hacia vosotros.

El resplandor del sol sobre la coraza metálica de los Cylon os permitió situar su posición justo antes de que aparecieran tras la curva de la carretera. Avanzaban en paralelo, uno a cada lado del firme, girando su torso hacia la vegetación para tratar de encontrar algún otro rastro humano. Sus rápidas zancadas les llevó frente a vuestra posición en pocos segundos. El temor a que os descubrieran hizo mella en vosotros, no erais rival para dos centinelas, y menos con los proyectiles de pequeño calibre que llevabais. Uno de los Cylon dirigió su escáner hacia vosotros, por un instante contuvisteis el aliento y esperasteis el peor de los desenlaces. Por fortuna, parecíais estar de suerte. Los centinelas continuaron su camino en dirección a los lagos, abandonando aquello a lo que hubieran disparado en medio del camino. Aparentemente estabais a salvo.

Cita:

Con los ojos anegados de lágrimas no derramadas contemplé la angustia de Helo, igualando su desesperación e incluso superándola en mi interior. Maldita sea...no podemos hacer nada...pensé apretando los dientes al tiempo que mis dedos se cerraban sobre el aire vacío. Girándo sobre si mismo, con la madíbula apretada por la tensión de no ceder a sus impulsos, Helo se dio la vuelta y se encaminó hacia los lagos.

Cita:

Reticente, intentando no oír los gritos y gemidos de la matanza que se producía a nuestras espaldas y odiándome a mi misma por mi cobardía, me apresuré a alcanzarle y caminé a su lado, en silencio, intentando no sobresaltarme con cada tiro que llegaba hasta nosotros, con cada explosión. Y de repente el silencio. Sólo el rítmico golpeteo de las pisadas metálicas contra el asfalto acercándose más y más a nuestra posición. Completamente aterrorizada, durante unos segundos intenté hacer algo, moverme, ocultarme entre aquellos árboles milenarios, pero mis músculos estaban como congelados, paralizados e incapaces de generar ningún impulso nervioso. Desesperada, abrí la boca sin que ningún sonido saliese de ella, pues la saliva se me había secado ante la posibilidad de que nos descubriesen, y solo haciedo acopio de toda mi fuerza de voluntad logré romper mi inmovilismo. Justo antes de que las tostadoras nos alcanzasen logré agacharme en silencio entre los helechos, sus hojas haciéndome cosquillas en las mejillas, mientras mis dedos sudorosos se cerraban sobre el disparador de la Picon. Puede que no tuviésemos ninguna posibilidad. Pero si aquellas tostadoras iban a ir a por nosotros no se lo pondría fácil....

Clonc...clonc...un paso y luego otro...los Cylon se fueron acercando a nosotros. Sin atreverme siquiera a asomarme escuché el característico sonido de sus ojos al escanéar el entorno y me sorprendi deseando ser un lagarto, sin calor corporal que delatase su posición. Quizás mi mero pensamiento lo logró o los helechos y la fronda que nos rodeaba impidieron que nos viesen, pues, tras una pausa, las pisadas continuaron y poco a poco...sin que ni mi corazón ni mi alma lo pudiesen creer nos fueron dejando atrás.

Caminé en dirección a los lagos mientras a mi espalda la gente moría. Quizás fuera mejor así, fruto de los disparos y no de las mutaciones y la degradación celular que inevitablemente les causaría la radiación. No, definitivamente nada podía ser mejor que la vida, pero tenía que convencerme a mí mismo de que no podía salvar a nadie, quizás no pudiera salvarme ni yo mismo. Además, también tenía a Boomer y no solo tenía que cuidar de mi vida sino de la suya. Estaba aquí por mi culpa y no iba a dejar que se pudriera como las marchitas plantas de nuestro alrededor. La sacaría de allí costase lo que costase.

Los ruidos de las máquinas me sacaron de mis cavilaciones. Habían terminado con la sangría y se iban a por más víctimas, ¿Nosotros?. Me apresuré a esconderme tras un árbol mientras la Picon amenazaba con atravesar mi puño debido a la fuera con la que la sujetaba. Si moría tendrían que arrancarme la piel de las manos para despegar la Picon de mi cuerpo.

Boomer se escondió entre los helechos y los escáneres de las tostadoras no delataron nuestra presencia. La radiación no solo no les afectaba deteriorando sus circuitos sino que parecía que sus niveles sensoriales seguían siendo los mismos. Estaban terriblemente avanzadas y el ser humano debía contrarrestar tales avances como siempre había conseguido sobrevivir, con su cerebro.

Cuando los Cylons hubieron pasado me relajé un poco. Otro susto que había pasado. -Vayamos a la ciudad, tenemos que buscar la forma de salir de aquí y en los lagos no creo que vayamos a encontrar una vía de escape. No tenemos comida ni dosis antirradiación suficientes para ocultarnos en este planeta. Debemos salir. -Miré a Valerri a los ojos y soñé con el día en que volveríamos a los lagos de vacaciones a pasar unos días de descanso. Ella, yo y la naturaleza. Disfrutando del paisaje, de los baños y sobre todo... de ella.

-¿Te encuentras bien?

La mirada límpida, preocupada y de intenso amor que me dirigió Helo me cautivó de tal manera que durante unos segundos fui incapaz de decir nada ni de moverme. Inconscientemente, a pesar de la macabra escena que acababamos de presenciar y del futuro incierto que nos aguardaba, mis labios se curvaron en una sonrisa llena de ternura y no pude hacer otra cosa que alzar la mano para acariciarle suavemente la mejilla. Durante unos instantes solo existimos el y yo, y el vínculo que comenzaba a establecerse entre nosotros.

-Sí...estoy bien...-tan rápido como había llegado el momento pasó y me estremecí levemente al recordar.  Bajando la mano me coloqué bien la mochila sobre los hombros y me aseguré el arma en la cintura, de nuevo alerta ante cualquier eventualidad-opino lo mismo...tenemos que acercarnos a la ciudad...pero antes-vacilé mirando en dirección contraria a por donde habían desaparecido los Cylon, a la curva de la carretera y lo que esta ocultaba-...antes deberíamos asegurarnos de que nadie a sobrevivido-añadi en un susurro.

Inseguros de lo que ibais a encontrar echasteis a andar en dirección a la ciudad sin dejar de mirar ocasionalmente por encima del hombro, atentos a cualquier apareción inesperada de los Cylon. Una ligera brisa agitaba las ramas de los árboles sobre vuestras cabezas y cuando alzasteis la vista para observarlas pudisteis ver como nuevas nubes grises y densas comenzaban a amontonarse en el cielo amenazando con descargar su contenido sobre vosotros. El olor a ozono que impregnaba la atmósfera cargada de estática os anunció que la tormenta era inminente. Sin embargo, toda vuestra atención estaba puesta en otro punto, a escasos metros tras la curva de la carretera, desde el cual minutos antes os habían llegado los gritos agonizantes. ¿Quedaría alguien con vida? La pregunta silenciosa se había instalado entre vosotros y os carcomía por dentro instándoos a avanzar deprisa.

Vuestros pasos, paralelos a la carretera, os acercaron poco a poco al punto en el que había transcurrido el fatídico encuentro. En el centro de la misma, entre el humo blanco, podía adivinarse la destrozada carrocería de un vehículo terrestre. Los impactos habían sido precisos, letales, y ninguno de los ocupantes parecía haber sobrevivido. Desde donde os encontrabais pudisteis ver a una niña de apenas ocho años. Se hallaba tendida sobre el asfalto doblada sobre sí misma, uno de sus brazos se extendía al frente, como si aún anhelara el contacto del osito de peluche que yacía junto a ella. La puerta trasera estaba semiabierta y uno de sus zapatos aún se encontraba en el interior del vehículo, huérfano de su dueña. En el asiento del conductor, la masa sanguinolenta de un adulto salpicaba la mayor parte del habitáculo y su sangre, filtrándose a través del suelo, goteaba sobre el firme formando un creciente charco bermejo.

Ante la visión de tamaña carnicería permanecí congelada en el sitio, observando la escena desde la linde del bosque. Casi sin respirar mis ojos repasaron metodicamente todo, el coche, el cristal roto por los disparos, la niña, el zapato...el peluche..Tanta sangre..en un intento por aclarar mi garganta tragué saliva con dificultad y parpadee varias veces por alejar las lágrimas que amenazaban con bañar mi rostro. Finalmente logré hablar.

-¿Están...están muertos?-susurré casi para mi misma.

Mientras permanecía congelada un mar de emociones me recorría por dentro..tantas que casi era incapaz de describirlas o darles nombre. ¿Dolor? ¿Culpa? ¿Arrepentimiento...? Todo aquello era tan nuevo para mi.  En la nave base, mientras me preparaba para mi misión, había sido tan absurdamente confiada...al recordarlo incluso me daban ganas de reir. Estupidamente había pensado que podría manejarlo, que siempre recordaría quién era, cual era misión...pero ahora, al observar cómo la sangre se escapaba del cuerpo de aquella niña todo aquello parecía lejano, como perteneciente a la vida de otra. Los árboles a mi alrededor, la brisa que anunciaba la tormenta, Helo a mi lado respirando, todo eso era real, era mi mundo ahora. Tanta sangre...y no puede volver...ella...ella realmente ha muerto...al darme cuenta de aquello tragué convulsivamente y noté como mis manos temblaban. Estabamos tan acostumbrados a la idea de que no moríamos que sólo en aquel momento me di cuenta de lo que significaba. Nada de transferencia de recuerdos, nada de poder continuar...nada de eso ocurriría. El hilo de aquella niña había sido cortado irremisiblemente...nosotros lo habíamos hecho. Y lo estabamos haciendo sistemáticamente por todo la galaxia. Antes lo había entendido, había entendido nuestros motivos...pero ahora, en medio de aquel planeta asolado, luchando por la supervivencia, luchando por Helo, me di cuenta de que ya no estaba tan segura de ello. 

Anduvimos en dirección a la ciudad hasta encontrarnos con la carnicería provocada por las tostadoras que habían desaparecido en dirección contraria. -Sí, están muertos -logré a decir mientras abrazada a Boomer atrayéndola hacia mi pecho mientras pasábamos al lado del coche. Intenté que dejara de ver los cuerpos destrozados, la sangre que goteaba y las caras de los, posiblemente, últimos supervivientes que nos encontraríamos en aquel planeta.

-Será mejor que no mires. -Intenté evitar mirar hacia ellos, pero no pude evitarlo y supe que no me sería fácil olvidar aquellos rostros marcados por el dolor.

-Mantengámos la calma y no dejemos de avanzar. Tenemos que encontrar cobijo entre los edificios de la ciudad y buscar una salida cuanto antes.

Perseguidos por lo que acababais de ver, sumidos en vuestros propios pensamientos, os alejasteis poco a poco del coche asaltado y del charco de sangre que poco a poco se iba extendiendo sobre el asfalto. Sobre vuestras cabezas un fuerte viento agito las ramas de las coniferas al tiempo que fuertes goterones comenzaban a caer del cielo, como si fueran las lagrimas de los dioses que lloraban por sus hijos perdidos. El agua fria, venenosa, mojo en pocos segundos el cuarteado cemento por el que avanzabais convirtiendolo en una humeda  y resvaladiza pista y poco a poco comenzo a calaros, resbalando por vuestro rostro y cuello. El sol que momentos antes parecia haberos dado cierta esperanza desaparecio detras de las nubes y, aunque solo era media tarde, la noche se cernio sobre vosotros al tiempo que la tormenta arreciaba. Ajenos a ello, guiados por la urgente necesidad de llegar a un lugar seguro, vosotros continuasteis avanzando, sin dejar que nada os desviase de vuestro destino. Y sin embargo, un mar de dudas os asaltaba en vuestro interior. Una vez que llegaseis alli, que os estaria aguardando?....

***FUNDIDO EN NEGRO***