Partida Rol por web

Que yo sepa no hay ventanas en las morgues.

Salí andando lentamente de la Morgue y me dirigí con calma a hablar con la doctora.

- Gracias doctora. ¿Dónde dice que estaban los policías con los que tenía que hablar? -

Fingí estar bastante apenado, y puse un rostro triste... en la medida de lo posible... tampoco es que fuera un gran actor, pero no se me daba mal.

- ¿Puedo hablar con ellos en algún otro sitio? Estar cerca de... - eché un vistazo rápido hacia la puerta donde estaba el cadáver de Robert - mi padre me entristece... Preferiría hablar en alguna otra sala o despacho. -

Dentro de todo era una exigencia bastante normal.

- Por supuesto, sígame - dijo la doctora mientras te acompañaba a una sala.

En la sala había una mesa y varias sillas, pudiste deducir que era un gabinete médico. Allí dos hombres vestidos de policías te esperaban. Al entrar te saludaron solemnemente y esperaron a que te sentaras en una de las múltiples sillas vacías.

Saludé con la cabeza gacha a ambos agentes y me senté frente a ellos con el rostro solemne, triste y apesadumbrado.

Escogí un sitio lo suficientemente cerca de la puerta para escapar si era necesario, y lo suficientemente lejos de los polis por si se levantaban para apresarme. Quería estar preparado ante un posible ataque.

- Agentes... - saludé. - La doctora me dijo que querían hablar conmigo. -

-Buenos días señor - dijo uno de los agentes - Así que usted es familia del fallecido - dijo el otro mientras releía sus notas.

- Sí. Soy su hijo. - respondí con firmeza. - ¿Pueden decirme qué ha pasado? ¿Qué le ha pasado a mi padre? -

examiné la actitud de los policías... quería saber si de verdad estaban investigando algo, o si eran demonios intentando llegar hasta las embrujadas.

Además necesitaba información... era mucha casualidad que Robert hubiera muerto a manos de unos tipos que no tuvieran nada que ver con la magia.

Uno de los policías te miró con desconfianza - ¿De verdad mantiene que es usted hijo del señor McFerdenman?

Puse cara de comprensión y comencé a hablar como si tuviera que explicarle las cosas a un niño - Sí. Aunque quizá no sepan ustedes toda la historia. Hace unas semanas Robert me encontró. Yo no sabía que él era mi padre. Hace ya  muchos años que mantuvo un romance con mi madre. Ella se quedó embarazada de mí y nunca se lo dijo a él. No sé cómo Robert lo averigüó y dio conmigo. Hace dos días que vine a la ciudad para verle más a menudo, y tratar de ponernos al día. -

Paré un instante para ver la reacción de los policías. - Desconozco si Robert tenía otra familia aquí, aún no habíamos hablado mucho. Y desconozco si su familia conoce mi existencia. Por favor, la médico no me ha dado detalles. ¿Pueden decirme qué ha pasado? -

Uno de los dos policías se levantó con unas esposas en la mano mientras el otro releía las notas - Creo que voy a tener que pedirle que nos acompañe caballero. - El policía esperó a ver si te incorporabas por las buenas o tenía que detenerte por las malas.

Miré incrédulo las esposas... - ¿Pueden decirme de qué me acusan? - me levanté despacio y levanté las manos en gesto de rendición. - No voy a oponer resistencia, no se preocupen. Pero tengo derecho a saber de qué me acusan. -

De momento de obstrucción a la justicia - dijo el policía que seguía sentado - Hemos hablado con el hijo del fallecido y sabemos que no tenía más familia, así que quedará en custodia hasta que se pueda demostrar que lo que dice es cierto.

- Entiendo. - respondí mientras dejaba hacer al policía. - ¿Y no pueden comprobarlo estando yo presente, sin tener que detenerme? Les acompañaré a donde quieran y haré lo que me digan. Soy el primero que quiere saber qué ha ocurrido. ¿Saben lo injusto y humillante que es, para que luego comprueben que lo que digo es cierto? ¡Mi padre acaba de morir, y aún no sé cómo! -

De momento se te hará una prueba de ADN. Esperarás los resultados en comisaría. Una vez se nos certifique que lo que dices es cierto, comenzaremos el interrogatorio de nuevo. - dijo el agente - Pero recuerda, el ADN no miente, si tu estás mintiendo estarás metido en muchos problemas.

Tras esto te llevaron esposado a la comisaría de policía, allí te llevaron a un pequeño calabozo dónde otras personas esperaban. Tenías derecho a una llamada mientras todo esto ocurría.

Ya que tenía derecho a una llamada hice uso de él y llamé a casa de las hermanas. Esperé pacientemente a ver quién lo cogía...

Iban a pensar que tenían un luz blanca un poco irresponsable...

A los pocos segundos vino un señor de bata blanca y te indicó que abrieras la boca. Te metió un bastoncillo en la boca, lo quitó, lo guardó en una bolsa de pruebas y se fue.

Horas más tarde vino de nuevo un policía y te llevó a una sala de interrogatorios, allí otro hombre te esperaba.

Observé con calma al nuevo tipo. Estaba seguro de que tarde o temprano el o los asesinos de McFerdenman aparecerían.

Me moví con tranquilidad y me senté en una de las sillas a la espera de que el hombre se presentara. Por mera educación le saludé con un escueto: - Hola. -

Por mi mente pasó varias veces que alguna de las hermanas apareciera en mi rescate, pero eso sería una idea estúpida. Era mejor que no vinieran ni se vieran involucradas. Esperaba que usaran el sentido común para ello.

-Buenos días señor - dijo el policía que permanecía sentado - ¿Sigue usted manteniendo que es hijo del difunto? - preguntó sin más rodeos observando los papeles que tenía delante.

- Me parece que no debería decir mucho más sin un abogado. - respondí. - Resulta evidente que no soy ni era hijo del difunto. Robert era mi amigo, y tenía que verle, pero no me hubieran dejado pasar si no era familiar. Dije lo primero que me vino a la cabeza. Que yo sepa eso no es delito. -