Partida Rol por web

Siam.

Es tierra sagrada con una gran selva. Sus gentes viven cerca de los mares y alrededor de templos sagrados que se reparten por todo el lugar. En estas tierras se mandó construir más de 100 pirámides.

De rodillas frente a su maestro, Torguthai permaneció en silencio.

El entrenamiento al que el viejo Zakakae le había sometido había templado su cuerpo y su espíritu como una hoja del más puro acero. Ya no más conflicto entre el hombre de fuera y la bestia de dentro. Ya no más festines de sangre inocente a la luz de la luna.

En su obi descansaba Jiraiaku, el sable que su anciano senshei le había entregado. Era algo más que un instrumento de muerte: era el alma del guerrero samurai.

Tocó el suelo con la frente en señal de respeto.

-Estoy preparado, maestro.

Tu maestro asiente habías estado viviendo allí arriba en la pirámide mucho tiempo junto con el maestro. No sabías como os daban la comida, ni como tu temperamento se fue controlando y tu ira. Pues eras una bestia con ansias de sangre, y una vez a la semana cuando había luz volvías a ser humano. Pero esa humanidad no se acordaba de lo que habías hecho solo te quedaba un vaga pesadilla, de sangre, dolor y muerte. Y te veías desnudo con tus manos llenas de sangre, desnudo con tus pies manchados por el barro y con muchas astillas por el cuerpo, como si hubieses entrado forzando cada una de las puertas de la aldea. Sí la aldea allí abajo veías personas diminutas por la lejanía en la que estábais haciendo sus tareas diarias, eran casas nómadas sencillas de paja y adobe, la gente vivía del campo y del mar. Con barcos que surcaban los mares en busca de pesca, pero el honor no lo aprendiste abajo, solo con tu maestro. Los recuerdos de antes se difuminan en tu mente como si nunca hubiesen pasado, tienes muchas preguntas entre ellas la armadura que se te dio para que pudieses practicar con ella los estilos de lucha con el sable. Y el que no te levantaras desnudo como antes, habías controlado a la bestia, ¿pero cómo?

- Ven Torgutai. 

Te dice el maestro mientras se adentra en el interior de la pirámide ya que estaba descubierta por un marco rectangular grande y ancho pero sin puerta. 

El maestro va pasando por el interior de la pirámide que estaba construída con inmensos ladrillos de cemento, cuando te ve junto a él toca el suelo con su bastón. El cuadrado donde estábais se desplaza hacia abajo mientras bajáis vas viendo que las paredes son metálicas y descendéis... - Iremos abajo del todo a unos 3000 metros, allí te esperan muchas respuestas.

Torguthai reprimió un gruñido belicoso. El pelo de su nuca se erizó ante la perspectiva de peligro. 

-Maestro Zakakae , ¿qué es este lugar? Nunca había bajado tanto dentro de la pirámide...

Mientras bajáis en una especie de plataforma todo está oscuro, no hay ningún tipo de iluminación... El maestro permanece inmóvil con una respiración acompasada a su paciencia. - Es el lugar de otras criaturas se les llama extraterrestres hay de diferentes razas dependiendo del universo del que provengan. Se dice que fueron ellas las que inventaron las pirámides, y son una raza mucho más antigua y avanzada que la nuestra. Estuvieron aquí antes que nosotros...

La plataforma se para y observáis un pasillo que se extiende hacia un lado iluminado de lámparas y con una arquitectura toda de metal. La punta del bastón del maestro toca una parte de tu armadura y esta se desintegra. - Tranquilo Torguthai elegiste otra senda y no has practicado lo suficiente para dominar la armadura. Ellos te darán la solución... avanzáis por el gran pasillo hasta desembocar en una puerta de hierro, el maestro golpea un botón al lado y esta se abre. Entráis en una sala rectangular cuyas paredes y suelos son de metal, hay una barra y encima de ella varios muebles de madera, en el centro una mesa con esposas a los cuatro lados y otra puerta en el otro extremo. 

- Debes echarte en la mesa y yo te esposaré, ellos aparecerán, tranquilo son seres como nosotros pacíficos y su única misión es el avance del conocimiento. Ellos han sido los que te han estado inyectando en el cuerpo una sustancia para contener a la bestia, para que ella no dominara tus impulsos. Para que la bestia no avanzara en tu cuerpo.

Todos los instintos de Torguthai le gritaban que aquello era una trampa: el complejo subterráneo, las razas misteriosas, las palabras de su maestro... ¿por qué de repente tenía la impresión de que le había estado engañando tanto tiempo?

-¿Inyectándome...? ¿Quién...? ¿Cuándo...? ¿Cómo...?

Miró la superficie de madera con cadenas. No se parecía a nada que asociara con una relación honesta y sana. Le recordaba más bien a un potro de tortura. En sus viajes de juventud había visto algunos ajusticiamientos públicos en cosas como aquella: pobres desgraciados atados y torturados hasta su muerte para deleite de la multitud.

Torguthai prefería recibir a la muerte de cara.

-No voy a subirme a esa mesa-dijo apoyando la mano en el pomo de su sable.

Un gruñido amenazador surgió del fondo de su estómago.

- ¿Has visto? Te responde tu maestro con rotundidad.

- Todavía llevas a la bestia dentro de ti y hasta que no sea completamente sometida no podrá ser aniquilada.

- ¿Acaso crees que eres una bendición? 

- Te explicaré el Karma, es aquello que nos hace que volvamos a la vida una y otra vez, y según nuestros actos así serán nuestras reencarnaciones.

- La bestia es la reencarnación de aquellos que en su pasada vida fueron los trasgresores, asesinos, violadores... todos merecían la muerte y ahora vuelven a la vida en forma de bestias para seguir destruyendo a la humanidad.

- Debes destruir del todo a la bestia y la bestia es un condenado a muerte por ello tienes que someterla hacer que sea capturada, sometida y exterminada.

- Recobrarás tu humanidad Torguthai si no es ahora será en tu próxima reencarnación, pero llevar a la bestia en tu rostro hará que todas las razas que te encuentres te capturen y te maten. Y una vez muerto te reencarnarás en otro ser peor ya que no quisiste por tu propia voluntad aniquilarla.

-¡Mírate! Has levantado tu mano hacia tu maestro... la bestia todavía te domina sométela y destrúyela para bien de tu alma y la de los demás. 

- Sólo un ser superior tiene el poder para ello, y es lo que te ofrezco someterte a ese poder o marcharte y cargar con tu vergüenza en esta vida y en tus próximas reencarnaciones.

- Si es lo que quieres date la vuelta, dirígete al final del pasillo, y una vez allí en la última baldosa dale un golpe y te elevará.

Torguthai dio un paso atrás, inseguro de cómo se sentía:

-¿Quiénes son esos seres, maestro? ¿De dónde vinieron? ¿Son... demonios?

Había maldecido su destino durante años. Las noches sangrientas, el terrible olvido del amanecer... había querido librarse de su maldición durante mucho tiempo y ahora lo tenía a su alcance. Sin embargo, había algo muy raro en todo aquello. ¿Por qué eran necesarias unas cadenas para sujetarle? ¿Tanto dolor iban a causarle que querían impedir que huyera? 

¿Y quiénes eran aquellos seres? Torguthai nunca había conocido otra cosa que la persecución, el odio, el miedo y la soledad. El maestro Zakakae era el único que le había acogido y se sentía especialmente inquieto de que de repente todo formara parte de un esquema mayor, oculto y siniestro.

-Pero... ¿y todo lo que me enseñasteis? ¿El camino del Zaku-Do? ¿Conocerte a ti mismo como una forma de negar a tu adversario la sorpresa? ¿Los catorce pasos de la iluminación?

- No, Torguthai los demonios llevan a la destrucción, no es eso lo que te pido, aunque si será la destrucción de la bestia que todavía llevas. Son seres de otro mundo, otro universo. Su poder reside en una inteligencia superior a la nuestra y una raza que ha vivido antes que nosotros en Caelum y otros planetas. Ellos son los únicos que te pueden ayudar, pero la trasformación a tu humanidad conlleva la aniquilación de la bestia empezando por ti, debes de someterla haciéndote prisionero de tu cuerpo, como si esperases la resignación y aniquilación de tu ser bestial. 

El Bushido es tu único camino, es la senda del guerrero que está compuesto por siete Virtudes: Coraje, Compasión, Cortesía, Deber, Honestidad, Honor y Sinceridad. Estas virtudes representan la forma adecuada en que un samurái debe vivir y servir a sus señores.

* Compasión (Jin): mediante el entrenamiento intenso el samurai se vuelve rápido y fuerte. NO es como los demás hombres. Desarrolla un poder que debe ser usado por el bien de todos. Tiene Compasión. Ayuda a sus hermanos hombres en cualquier oportunidad. Si la oportunidad no se presenta, hará lo posible por encontrar una.

*Coraje (Yu): álzate sobre las masas de gente que temen actuar. Ocultarse como una tortuga en su caparazón no es vivir. Un samurái debe tener un valor heroico. Es absolutamente arriesgado. Es peligroso. Es vivir la vida de forma plena, completa, maravillosa. El coraje heroico no es ciego. Es inteligente y fuerte. Reemplaza el miedo por el respeto y la precaución.

* Cortesía (Rei): los samuráis no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samuráis es cortés incluso con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto, no somos mejores que animales. Un samurái recibe respeto no solo por su fiereza en la batalla, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior de un samurái se vuelve evidente en tiempos difíciles.

* Deber (Chugo): para un samurái, haber hecho o dicho "algo", significa que ese "algo" le pertenece. Es responsable de ello y de todas las consecuencias que le sigan. Un samurái es intensamente leal a aquellos bajo su cuidado. Permanecerá fervorosamente leal a aquellos de los que sea responsable.

* Honestidad (Gi): sé preciso y honesto en tus tratos con todo el mundo. Cree en la justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la tuya propia. Para un auténtico samurái no existen las tonalidades de gris en lo que se refiere a honestidad y justicia. Sólo existe lo correcto y lo incorrecto.

* Honor (Meyo) el auténtico samurái solo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo. Las decisiones que tomas y cómo las llevas a cabo son un reflejo de quién eres en realidad. No puedes ocultarte a ti mismo.

* Sinceridad (Makoto) cuando un samurái dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en esta tierra lo detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará. No ha de "dar su palabra" no ha de "prometer". El simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer. Hablar y hacer son la misma acción.

Ves a tu maestro que se apoya en el bastón con sus dos manos está al lado de la mesa... no te mira es como si tuviera sus ojos cerrados cuando pronuncia los preceptos del Bushido.

El dairokkan (sexto sentido) de Torguthai le provocaba dolorosos pinchazos en el estomago. Habia algo que no encajaba en todo aquello.

​-La bestia... la bestia forma parte de mi. No podeis librarme de ella. Todos... todos estos años y el entrenamiento me han servido para reconciliarme con la parte salvaje de mi ser... no podeis pedirme que renuncie a un brazo o una pierna... no podeis pedirme que renuncie a la bestia.

​Retrocedio otro paso. Inadvertidamente, habia empezado a gruñir mostrando los colmillos. Olfateo el aire, inquieto, buscando al enemigo. Su mano derecha aferraba con fuerza la empuñadura de Jiraiaku.

Ves la figura del anciano que se gira y se acerca a la puerta, a aquella puerta en la que aparecerían esos seres extraños. El bastón... el bastón hace ruido suena Clock Clock a cada paso que da. Es un sonido fijo y repetitivo como si fuese algún código o señal. Después se mantiene inmóvil y ves solamente su espalda pero la puerta sigue cerrada, y él parece estar en posición de espera como si en algún momento la puerta se abriera.

Escuchas su voz aunque te alejes ya que su voz hace eco, como la tuya, y vuestras últimas palabras se repiten como si las vibraciones de vuestras voces no pudiesen repetir toda la frase sonando únicamente las últimas. 

Percibes que te cuesta respirar... miras para ver si hay rendijas en el techo o en el suelo, pero no hay, es un túnel completamente cerrado y la plataforma que os bajó y se mantenía inmóvil empieza a ascender... No sabes si ha sido a causa de aquel sonido repetitivo del instrumento de tu maestro pero todo se te hace todavía más siniestro.

No encuentras a aquellos enemigos que pensabas que iban a aparecer invisiblemente detrás tuya. Solo es el sonido de la plataforma al subir, y respiras cada vez con más dificultad…

Suficiente. Aquello empezaba a mostrar demasiados angulos oscuros. Torguthai empezaba a sentirse como un animal acorralado. Necesitaba salir de alli, respirar al aire libre y meditar sobre todo aquello.

Con una rapida carrera, corrio hasta debajo de la plataforma, flexion sus poderosas piernas y se impulso hacia arriba con toda la fuerza de la que fue capaz intentando aferrarse a ella con las manos.

Los poderosos musculos de las piernas de Torguthai no eran completamente humanos: poseian la fuerza de la Bestia. En situaciones de peligro o estres como aquella, podia recurrir a su poder. Otras veces menos afortunadas, la Bestia tomaba el control y ocurrian cosas muy desagradables que habian atormentado el sueño de Torguthai durante años.

Durante un instante, la vision de Torguthai se nublo pero volvio a aclararse al notar el suelo de la plataforma bajo sus pies. Aquel artefacto ascendia de nuevo a la superficie. Torguthai notaba una acuciante necesidad de respirar aire fresco y meditar sobre todo lo que estaba pasando.

Desenfundo su sable instintivamente. No sabia lo que encontraria al llegar a la superficie pero sospechaba que sus problemas no habian hecho mas que comenzar.

Consigues subirte a la plataforma lo cual agradeces porque no es muy agradable tener que trepar tres mil metros hasta la superficie. Todo parece normal y mientras vas subiendo te vas oxigenando y el tiempo que pasas a oscuras no es muy agradable de experimentar. Una vez que llegas a la base notas un temblor que va sacudiendo todo el monumento y ya no es una opción quedarse. Todo empieza a temblar y se mezcla con un ruido que nunca escuchaste como un rugido que proviene de abajo. La salida está a escasos metros de distancia pero ese no es el problema el problema está en bajar todos los escalones antes de que el edificio se derrumbe por los temblores que estás experimentando.