Partida Rol por web

Han pasado nueve días desde que salisteis de Nuln, habéis hecho algunas paradas en pequeños pueblos, para comprar equipamiento sobretodo. También habéis dormido en cómodas camas, y en otras no tan cómodas. Sin ningún rumbo en concreto habéis seguido el curso del Reik, pero sin abordar ninguna barcaza, caminando.

Caminais con paso ligero, vuestros pies se hunden en el suelo, pisáis un camino rural de tierra, el sol de los últimos días ha secado la tierra y a cada paso levantáis polvo del suelo. Hace un par de días que cruzasteis el Reik a la altura de Wittgendorf, vais camino de Altdorf, aunque sin decidir aún si entraréis en la ciudad, a vuestra izquierda hay masas boscosas con colores veraniegos que avisan de la proximidad del Bosque de Reikwald.

Sois una pequeña caravana, tres hombres,un elfo y un caballo. Aquellos que os habéis encontrado por el camino os han confundido con buhoneros, mercaderes ambulantes. No tenéis mercancía alguna, así que no habéis hecho ningún negocio, lo que sí habéis conseguido es información.

A tres horas de camino hay un pueblo, se llama Eirfrentz, agradable, y con buenas mozas- eso es lo que os han dicho, pero tras más de cuatro horas de camino no habéis encontrado pueblo alguno, y pronto anochecerá.

Decidís hacer un breve alto, no paradescansar, sino para orientaros. Lo intentáis mas es inútil, unas nubes griese se ciernen sobre vosotros, ocultando el sol, sabéis que está ahí, pero no podéis usarlo para orientaros. Lo que sí encontráis son algunos manzanos en el borde del camino, hay comida pidiendo a gritos ser recogida.

Rainer ha pasado estos ultimos dias sin apenas hablar con nadie. Los ultimos acontecimientos le han dado mucho que pensar... muchas horas y dias dedicados a la meditacion y a la comunion con su Dios.

Pocas son las batallas que hemos luchado, espero que las proximas sean mas igualadas... todavia no puedes permitir que nos enfrentemos a engendros de tal calaña del enemigo... susurra para si mientras limpia su reliquia colgante.

Cuando tras varias horas de camino no hayan ningun lugar donde dormir, su quietud termina y habla con los demas.

¿Deberiamos quedarnos a dormir aqui a la interperie? ¿o debemos continuar por si hayamos lugar donde dormir? ¿que pensais compañeros? ¡Ire a esos Manzanos a ver si con suerte ahorramos Raciones!

Rainer se acerca a los manzanos con la maza y la rodela... espero que las bestias no nos acechen aqui...

Los pasados días habían sido, en comparación con lo vivido en Nuln, altamente agradables. Viajabamos cómodos, al aire libre, y sin más preocupaciones que saber que comeríamos al fin del mismo. Cierto es que había peligros, pero entre cuatro compañeros era más sencillo viajar. Casi no quedaba rastro en mi memoria de lo acaecido en Nuln, ni antes. SIempre quedaría en mí esa pátina de recuerdos, pero esos que refuerzan los buenos momentos antes que rebajarlos.

Silencioso, caminaba a buen paso contemplando mis alrededores: el verde me gustaba, favorecía mi sentir élfico.

En varias ocasiones cruzábamosnos con viajeros, que nos brindaban información. La noticia de un pueblo nos alentó a seguir caminando. Mas la noche se acercaba, y al llegar a un manzanal debmos tomar una desición. Contento por la perspectiva de comer manzanas y estar una noche más al aire libre, luego de haber comprobado en carne propia la vida en la ciudad, le contesté a Rainer, el clérigo:

-Amigo Rainer, yo podría asar algunas de esas manzanas. Calientes, jugosas, nos mantendrán a nosotros bien alimentados y sin necesidad de cazar. Hagámos eso, antes de seguir adentrándonos en el camino sin saber si encontraremos el pueblo. Descansemos, y prosigamos a la mañana. ¿Qué os parece?-les pregunto a Wolfgang y a Johannes, los otros humanos.

Cuando conseguimos salir de Nuln estaba exultante de alegría, aunque algo preocupado por si tener que escapar de las ciudades se iba a convertir en norma. Al fin y al cabo, en las dos últimas urbes en las que había estado tuve que salir por piernas.

Los días pasan, y mi alegría se va desvaneciendo: me siento desvalido en el campo, sin la protección de las murallas de una gran ciudad. Lo peor son las noches; nunca había imaginado que la noche en el campo pudiera ser tan diferente, tan sobrecogedora. No, definitivamente no es lo mío.

Además hay tan poco que hacer... - pienso exhalando un suspiro.

Agradezco el tiempo que compartimos con otros viajeros, pues puedo entretenerme charlando con ellos y enterándome de las últimas noticias.

Caminamos por el sendero, seguidos de nuestra última adquisición: un caballo, que si bien no servía para mucho, nos libraba de cargar con la mayoría del peso del resto de compras.

No sé como llevaríamos tantas cosas sin el caballo - pienso, mirando los bultos que porta - ¡Qué de trastos necesita uno en el campo! Aquí me siento perdido, suerte que tenemos al elfo con nosotros. Él sabrá que hacer.

El polvo del camino se me mete en la garganta y me hace toser. Llevamos varias horas de marcha hacia un supuesto pueblo que no aparece por ninguna parte.

Al menos viajo cómodo; las ropas que compré en el último pueblo son dignas de cualquier viajero - pienso mientras examino mis ropajes. - ¿Dónde diantres estará el dichoso pueblo? Así no llegaremos antes de anochecer.

Mis compañeros también se han percatado y se plantean el detener la marcha y acampar aquí.

- ¿Pasar otra noche al raso? Ahg, ya me había hecho a la idea de tomarme una cerveza en un antro cualquiera - gruño ligeramente - Pero tenéis razón, desde luego no voy a ser yo el que le lleve la contraria a un elfo en su medio. - sonrío a mis amigos - Del maldito pueblo no hay ni rastro, y si poco me gusta caminar por estos parajes, dudo que mejore en plena oscuridad.

Mientras mis compañeros van a por las manzanas, yo observo la zona, en busca de algún lugar resguardado en el que acampar.

- A ver si no pasamos frío esta noche.

Os aproximáis al manzano, Rainer preparado para la batalla, pero no hay ningún peligro a la vista. El árbol es grande y provee de fruta, no parece tener dueño alguno y nadie ha recogido sus frutos. Algunas manzanas están un poco verdes pero recogéis unas quince en buen estado, Eldarendil prueba una, bajo la mirada de Rainer, quien últimamente no se fía de nada. Eldarendil sonríe, queda satisfecho con su sabor: hoy hay fruta en el menú nocturno.

Un rayo destella a lo lejos y a los pocos segundos suena un trueno, el cielo se vuelve un poco más gris. Se acerca una tormenta, una de esas de verano en las que hay calor y humedad. La lluvia no durará mucho, pero no os apetece que os coja al descubierto, además el camino de tierra se convertirá en barro, lo que tampoco es agradable.

Cargáis las manzanas en los fardos del caballo mientras Wolfgang busca más manzanas maduras.

Gracias a tus privilegiados ojos ves algo que te llama la atención. Detrás del árbol a unos veinte o veinticinco metros hacia el bosque hay tierra removida y estacas de madera, entre dos árboles. Evidentemente, es una tumba. ¿Quién es enterrado en un bosque?

No nos das tregua ehh susurra para si mientras come una manzana y guarda las demas.

Sigamos... tal vez encontremos algun lugar mejor donde descansar... dice mientras mira a su alrededor buscando algun lugar donde pasar la noche.

Continuemos andando compañeros hasta que lo veamos... si no va a calarnos hasta los huesos esa preciosidad que viene ahi delante...

Tira del caballo marcandole el camino.

La lluvia sobre el cuerpo no le hace mal a nadie...

Levanto una mano, admonitoriamente, cuando Rainer habla de continuar.

-Esperad, compañeros. Que este lugar al parecer, ya lo han elegido para descansar...-les digo, señalando el lugar en donde descubrí una tumba. A continuación, me dirijo hacia la misma. No se bien qué esperaba ver, quizás simplemente si había algún signo de aquel que decidiera descansar bajo estos bellos manzanos.

Las perspectivas de tormenta agrian mi humor aun más.

- ¡Perfecto! Además de dormir en el duro suelo lo haremos en el duro suelo encharcado. - me quejo - Diría de dormir al abrigo de los árboles pero seguro que nos cae un rayo. - continúo dando un puntapié a una de las piedras del camino, y respondo a Rainer - Tienes razón, al menos busquemos el resguardo de unas rocas.

Hago ademán de seguir al clérigo, pero el gesto de Eldarendil hace que me detenga.

- Parece que ha encontrado algo...

- ¿Qué ocurre amigo? - le pregunta mientras voy tras él, azuzado por la curiosidad.

Llego con más manzanas, meintras veo que los demás ya están comiendo. Tendiendolas en el suelo, cojo una de las asadas, mientras digo- Vaya, por fin salimos de aquel lugar. Parecía que nunca íbamos a salir. De hecho, yo había empezado a pensarlo. Pero bueno, ya está todo arreglado. Al menos, de momento. ¿No creéis?. Sí, yo si lo creo. Por cierto... ¿Sabéis lo que he visto en la espesura del bosque?. ¡Cardos!. ¿Sabéis lo que eso significa?. Pues es fácil. Que si hay cardos, es posible que haya... ¡Alcachofas!. Sí, ricas alcachofas. Como todo el mundo sabe, las alcachofas y los cardos son parientes cercanos. Por tanto, puede que haya alguna salveje por la zona. Por supuesto, no serán como las cultivadas, pero seguro que también están buenas. Así que, cuando caminemos, id atentos al suelo. Quizás haya comida junto a nuestras botas, y la pisemos sin darnos cuenta. Por cierto... Vaya, parece que va a llover... ¡Ah sí!. ¿Cómo habéis pensado lo de dormir? ¿Montaremos guardias, o cómo?. Aunque lo primero, parece que será buscar un refugio. Quizás haya alguna cueva por la zona, aunque yo no he visto ninguna al rezoger más manzanas...

Para despejaros la intriga Eldarenidl se interna un poco en el bosque, camina unos metros y se para bajo dos árboles, a sus pies hay tierra removida, reciente, es una tumba. Tiene una estaca de madera a modo de epígrafe que reza un simple:

Alfred

Es una tumba simple, excavada con rapidez, quizá por la noche. Su enterrador, y tal vez asesino, tuvo algún remordimiento, y al menos escribió su nombre. Pero, ¿quién demonios sería ese Alfred? ¿Y por qué fue enterrado aquí, tan lejos de cualquier población? ¿Un proscrito? ¿Un criminal? ¿Un montaraz?

Otro trueno suena, el cielo ya es completamente negro, miráis hacia el interior del bosque. La visión, antes tan bonita, de los árboles se ha tornado en siniestra y peligrosa. Un aullido de lobo suena en su interior, y después otro. Además cuando miráis con más detenimiento, veis algo, algo se mueve entre los árboles, y no está solo...

- Pues tú dirás cuando veas una Wolfgang. Yo no sabría diferenciar una alcachofa de un cardo. Espero que estén sabrosas al menos.

Tras seguir a Eldarendil veo a qué se refería con "descansar".

- Una tumba... Primero el polvo del camino y el pasar la noche al raso, luego lluvia y ahora una tumba. - pienso a la vez que hago un gesto contra los malos espíritus. No es que sea especialmente supersticioso, pero sí que respeto a los muertos. - Otra cosa son sus pertenencias, ¿de qué sirven riquezas a un cadaver?

- Chicos, este sitio me pone los pelos de punta. No me apetece nada pasar la noche junto a un muerto. 

Dicho esto no puedo evitar sentir curiosidad por saber más del difunto.

- "La curiosidad será tu perdición, muchacho" solía decirme Max. Y tenía razón, de eso estoy seguro, pero necesito saber...

Echo un vistazo alrededor de la tumba en busca de alguna pista que pueda aclarar algo del misterio. Soy interrumpido por un ruido en el bosque.

- ¿Qué ha sido eso? - me alarmo - Parecía un aullido, o ¿lo he confundido con el trueno?

Un segundo aullido me despeja las dudas. Me pongo nervioso al rememorar las historias de taberna donde lobos más grandes que hombres atacaban a los viajeros. Cuando veo los movimientos en el bosque, echo mano a las armas, mientras retrocedo unos pasos hasta acercarme a mis compañeros.

- ¡¿Quiénes andan ahi?! - grito nervioso e inutilmente, pues no creo que los lobos entiendan reikspiel  - ¡Salid para que podamos veros!

Lobos!

Los temidos depredadores de la noche, que yo sabía que no solían ser así de violentos como temía la gente. Mas, si el hambre los había llevado a esto, serían mas que capaces de atacar a un grupo de cuatro, en medio de la lluvia.

Saco mi arco y me preparo a emplumar al primer lobo que se ponga a tiro. El barro se empezaba a formar a mis pies, y sabía que la tendríamos muy difícil para sobrevivir. Aunque la confianza que me daban los sucesos acaecidos en Nuln (el hecho de haber sobrevivido a ellos, mas precisamente), todavía estaba conmigo.

-Cubríos! Espalda con espalda, así no nos podrán atacar por los flancos!-grito a mis compañeros, conocedor de la forma del ataque de estas bestias.

Es una lástima que no podamos armar una fogata con esta lluvia!

El ladrón observa la tumba, nada a su alrededor, sólo el ambiente de muerte. Eldarendil advierte. Los cuatro os colocáis en círculo, cubriendo los posibles ataques. Las armas listas y preparados para el combate. Observáis con detenimiento vuestro alrededor, el peligro es evidente mas nada veis. Los árboles agitan sus hojas y la lluvia, antes fina, cae constantemente del cielo. La tierra se vuelve marrón y notáis como vuestro calzado se hunde en el suelo. Algo se meve al frente, de árbol en árbol, Eldarendil piensa en las ardillas de los bosques, pero está convencido de que lo que les acecha es más peligroso que una inofensiva ardilla.

Figuras se mueven, al menos cinco, se mantienen a la espera, ¿hombres bestia? Tal vez, o algo peor, los bosques del Imperio guardan secretos que es mejor no descubrir, pues no se vive para contarlo. La lluvia os golpea y produce un sonido metálico al chocar con el acero, un sonido siniestro. Las figuras ahora son siete, o tal vez son las mismas que se han movido, o hay más escondidas alrededor, en cualquier caso el bosque les favorece, les oculta de vuestra vista y les permite rodearos. Pisáis territorio enemigo.

¿Una tumba olvidada en medio de la nada? Que extraño... ¿recordare los ritos de Morr por si no le han dado autentica sepultura? piensa Rainer acercandose hasta que escucha los extraños sonidos.

Replegandose y sacando maza y rodela coloca al caballo en medio de la formacion.

Recordad, no cedais terreno... aunque no tengo claro a que nos enfrentamos compañeros... avancemos poco a poco por el camino... alejandonos de ellos... hagamos que se tengan que desplazar...

Y empieza a orar...

Rainer saca el Colgante del Lobo de su atuendo y se lo amarra en la mano que porta la maza.

¡OH PADRE INVIERNO! ¡TU QUE PREPARAS A MIS HERMANOS PARA LA BATALLA! ¡NO NOS ABANDONES! ¡GRAN LOBO QUE CAZAS A LA VERA DE TUS HERMANOS! ¡DANOS FUERZA!

Rapidamente me pongo en formación junto a los demás para protegernos de las sombras del bosque. El secreto de la tumba seguirá siendo desconocido, pues no pienso arriesgar mi vida por algo así.

La lluvia constante enturbia mi visión y se me hace dificil ver al enemigo entre los árboles. Distingo los suficientes como para saber que estamos en desventaja, más aun sin saber a qué nos enfrentamos. El clérigo, cosa sorprendente, no decide cargar hacia el follaje y nos exhorta a salir de aquí. Y con razón.

- Sí. Si aun no han atacado quizás no quieran hacerlo, - alzo mi voz para que mis compañeros me escuchen a través del ruido de la tormenta - así que no les demos razones.

Rainer formula una oración dedicada al señor de las batallas. Su confianza y su fé me hacen sentir más tranquilo, aunque espero que no sea necesaria la ayuda de Ulric.

- No te envalentones Johannes. Nada de peleas y sal de aquí - escucho la voz de mi maestro, producto de mi subconsciente, en mi cabeza.

Con cuidado pero sin pausa, retrocedo hacia el camino sin separarme de mis amigos, siempre atento a los árboles y a los seres que moran en ellos.

Cuidado con el suelo. Quizás nos estén dirigiendo a una trampa -digo mientras empezamos a avanzar en formación- No me gusta nada. Ya no solo por el hecho de que no nos atacan, si no que es como si esperasen a algo. Y ese algo, mucho me temo que serán refuerzos, o a que caigamos en una trampa. No creo que nos dejen ir sin más. Así que avanzad con extrema cautela. Esperemos que podamos salir a algún camino o a terreno abierto lo más pronto posible. No me gusta que luchen contra mí sin poder verles la cara. No es propio de caballeros como nosotros...

Avanzo lentamente con elgrupo, sin dejar de mirar las sombras que se arremolinan, expecates a nuestro a alrededor. ¿Seremos la cena, o solo un mero espectáculo?

Con paso tranquilo y seguro retrocedéis hasta el manzano, la lluvia que cae ya es más abundante, ahora podéis contar tres sombras moviéndose entre los bosques. El sol desciende en el horizonte, apenas queda media hora de luz, ya todo es gris y poco se ve, varios rayos iluminan el cielo y el trueno les acompaña. La tormenta se vuelve hostil, igual que el ambiente. Está siendo un mal día, y ahora vendrá la noche.

El caballo, intranquilo a veces se detiene y se levanta sobre sus patas traseras. Alcanzáis el camino con las armas en la mano, camináis por el camino, varias figuras os siguen desde el bosque paralelo a vosotros, dos más han cruzado el camino por detrás, alcanzando el otro lado. Aún no sabéis qué es lo que son, pero no tienen buenas intenciones. Rocinante rebufa y aprieta el paso, Rainer lo agarra bien, si se escapa perderán objetos valiosos. Escucháis susurros, susurros que os rodean, preocupados miráis alrededor, las sombras más cercanas están a casi cincuenta metros, pero ahí están, expectantes. Unos cientos de metros más adelante se abre un claro que separa el bosque en dos, ahí tal vez podáis alejaros de las bestias, o al menos verlas en campo abierto.

Rainer coloca la maza en el cinto mientras agarra una de las antorchas del caballo de carga. Nos estan rodeando... esto no es nada bueno... Espero que esto les asuste o al menos nos de una opcion en caso de que nos carguen.

Tranquilo... tranquilo... le susurra el duro hombre intentando calmar a la bestia.

Si no salimos de aqui perderemos el caballo y quien sabe si la vida... continuemos al claro.

Con gesto amenazador desplaza a los lados la ardiente antorcha mientras continua el camino con el caballo y compañeros....