Partida Rol por web

El hablar de Wolfgang ha comenzado a atraparme. Quizás sea la forma que parece tejer una palabra tras la otra, creando frases largas y complejas, cuando debería haber habido algo más sencillo quizás, o al menos, una sencillez hubiera bastado para comunicarse. Lo escucho, atento, con el interés que a veces nos despiertan los humanos a nosotros. Ladeo la cabeza nuevamente, y, sin agregar palabras (innecesarias luego de las de Wolfgang), subo hacia el piso superior, para buscar a los demás.

- Espero que no haga falta usarla. - contesto al clérigo - Por ahora no hay indicios de vida en la torre y el único peligro está fuera - dice recordando a los pielesverdes -, pero un buen acero siempre viene bien.

Moviendo la cabeza en gesto de asentimiento continuo:

- Sí, tienes razón. Llevamos demasiado rato separados. Con un poco de suerte el elfo se encuentra mejor. Por un momento me pareció verlo demasiado pálido.

Me dirijo a la escalera, dispuesto a bajar a por los demás.

Tras la charla y la demora correspondiente ascendéis por la escalera, algunos hilos de agua descienden por las escaleras, síntoma de la lluvia que descarga la tormenta. Os alegráis profundamente de haber entrado en esta siniestra y, por el momento, abandonada torre.

El segundo piso está completamente desierto, Eldarendil (el primero en subir) observa que nadie hay a la vista, la torre parece que sigue abandonada, de momento. El suelo está completamente embaldosado y las paredes están cubiertas de barro y después pintadas en azul claro, algunos descorchones dejan entrever las piedras que conforman la torre. El ambiente es frío, la pared este ha desaparecido por el derrumbamiento, dejando ver una amplia panorámica del terreno, o al menos dejaría verla, pues la noche y la tormenta impiden ver a gran distancia. Restos de una hoguera y unos sacos vacíos se colocan en el centro de la estancia. Un montón  de piedras apiladas se sitúan junto al agujero de la pared. Las escaleras de caracol continúan hasta un tercer piso, que podéis adivinar a través del agujero de la pared.

No me gusta nada amigo mio... nada. Esto esta demasiado silencioso... lo normal seria que estuviera ocupado por alguna banda o criatura... es tan "acogedor" que asusta.

Vayamos con nuestros compañeros para ver como estan.

Rainer y Johannes descienden con calma por las escaleras. Se detienen en seco, acaban de oir voces y pisadas abajo, lo más probable es que sean sus compañeros, pero nunca se sabe. Se asoman al segundo piso y ahí ven cómo por las escaleras del primer piso aparecen sus compañeros.

Ahora habrá que poner a todos al corriente de qué han visto los demás.

-Bienhallados! No sabíamos que les había sucedido, y optamos por venir a ver.-digo, al ver a mis compañeros.

-¿Que han visto?

Sonrío al ver de nuevo a mis compañeros.

- Ibamos en vuestra búsqueda. Imaginabamos que estaríais preocupados. - contesto - Hemos explorado la mayor parte de la torre, sólo nos falta el último piso. Parece deshabitada aunque hay restos de una hoguera, pero antiguos. Creo que somos los únicos en visitar la torre en bastante tiempo.

Señalo a los pisos de arriba.

- En el tercer piso hemos encontrado algunos objetos de valor. - digo mientras muestro el botín - Ademas de lo que fue una celda antes del derrumbe de la torre. Se ve que las rocas aplastaron al pobre diablo que residía en la celda, pues asoman unos huesos. Nos gustaría darle los ritos fúnebres, pero primero pensabamos explorar el último piso y asegurarno de que estamos sólos. ¡Vayamos todos juntos!

Cuando me acuerdo de nuestra montura, pregunto:

- Por cierto, ¿dónde habéis dejado a Rocinante?

-El caballo de carga ha quedado abajo. Hemos trabado la puerta, al menos parcialmente. Esperemos que no consigan derribarla los orcos, pero...parecían temerle a la torre. Propongo que vayamos con cuidado.-contesto en respuesta a la pregunta de Johannes.

Ritos fúnebres? Sólo conozco los de la aldea...los enterraban, tal como nosotros, para que la tierra se alimente de ellos, y vuelva todo a la misma.

-¿El último piso, decís? Vayamos, pues.-agrego finalmente, al cabo de unos momentos de pensar en las palabras de Johannes.

¡Por Sigmar, que alegría veros! -grito a Johannes y Rainer- había empezado a pensar lo peor. Aunque, yo, como cumplidor que soy, estaba guardando la puerta, como dije. Lo que pasa es que Eldarendil se empezó a impacientar, y no quería que le pasase nada, así que le acompañe. Vaya... ¿Así que habéis encontrado varios objetos?. Estupendo, aunque eso significa que una de dos, o alguien se los olvido, o su propietario ya no los necesita. Y si no los necesita, es porque está muerto. Y si se los dejó y está muerto, es porque su cadaver no anda lejos. Quizás sepamos que pasó en la tercera planta de la torre. Aunque por el momento, creo que deberíamos ver si esos objetos tienen algo de especial. Quizás con ese gorro de cuero podamos ver en la oscuridad, o tengamos el poder de que las uñas nos crezcan a voluntad. Nunca se sabe. Sí, creo que deberíamos hacer eso antes de subir a otro piso. ¿No creéis?. Después, si que podemos avanzar, y ver que hay ahí arriba. Si pasa algo abajo, el caballo nos avisará. Por cierto, me acabo de enterar que se llama Rocinante. Y yo que durante todo este tiempo le había llamado Babieca, y que pensaba que era una mula... En fin, cosas que pasan.

Han sido muchos los sucesos de las últimas horas, siguiendo el camino en busca de ese pueblo que no aparece -cuyo nombre además desconocéis-, luego la breve parada junto al manzano originó el descubrimiento de una tumba, casi anónima, en mitad del bosque y el desagradable encuentro con esas crituras del bosque, acechantes y potencialmente peligrosas.

Después, la tensa huida bajo la lluvia, los rayos, el fango y la noche; rodeados por figuras siniestras, que cerraban su trampa sobre vosotros y, de no haber hallado la torre, que hubiera llevado a vuestra muerte. Es así como habéis llegado a la torre, alcanzada a la carrera y después bloqueada su puerta por Eldarendil y Wolfgang. Eso bastó para que vuestros perseguidores, un grupo goblinoide, desistieran de vuestra captura, es demasiado arriesgado tomar una torre -aunque esté semiderruida- con hombres armados en su interior. Mientras tanto Rainer y Johannes han ido inspeccionando la torre descubriendo un tercer piso muy acogedor, antiguo cuartel de las tropas aquí estacionadas, donde además de algunos objetos útiles había un cadáver antiguo, víctima del derrumbamiento de la torre.

Además se ha apreciado que la torre fue ocupada tras su abandono, aunque ya hace bastante de eso.

-Compañeros, hay un sitio, mas abajo, el cual no hemos explorado, me temo, por la perspectiva de que los pieles verdes ingresen al lugar y, desprotegida nuestra monta de carga, la asesinen. Os esperábamos, para proseguir con la inspección. Luego de revisar el último piso, deberíamos revisar abajo. ¿Estáis de acuerdo?-pregunto, finalmente, en un párrafo casi tan largo como el de Wolfgang.

El ulrita espero a terminar la explicacion del elfo de la situacion para sonreir de oreja a oreja.

Parece que los verdes malditos temen a este lugar... ¡ja! Peor para ellos.

No podemos dejar a nuestra bestia de carga desprotegida... lleva demasiado de nosotros como para que la tratemos mal.

Por otro lado, esos restos humanos merecen un reposo digno... mañana por la mañana oficiaremos el Rito, ahora toca descansar.

Cerremos la puerta y veamos que hay por esa ruta debajo amigo mio, no sea que tengamos visitantes nocturnos desagradables.

- De acuerdo pues, - contesto - vayamos al último piso y después registremos el sótano. Mejor asegurarse de que no hay enemigos en el interior de la torre si queremos pasar la noche aquí. Y ¿quién sabe? - sonrío - Quizás encotremos más cosas útiles. ¡O mejor! Una forma de salir sin ser vistos.

Mientras me dispongo a seguir a mis compañeros no paro de pensar en los pielesverdes de fuera y lo que nos harían si nos sorprendieran al descubierto.

Uhm... -mascullo mesando mi bigote. Todo el mundo sabe que viene tras esa pausa, y el resultado no se hace esperar- Bien, sí, exploremos. Desde luego, pasar la noche en un lugar que pueda estar infestado de bestias salvajes no es una buena idea, como ya hemos podido observar mientras estabamos en el bosque. No, desde luego que no. Pero, hay algo que me intriga, Rainer. Según tengo entendido, los cadáveres en tu tierra, si no me equivoco, y corrígeme si lo hago, son incinerados ¿No?. Así pues, ¿piensas hacer una hoguera dentro de la torre, e incinerar los cuerpos?. No creo que sue muy buena idea, la verdad. A ver, no me malinterpretes, estoy de acuerdo en que merecen algún tipo de ceremonia, pero creo que ya tienen un reposo digno. Lo único que podemos hacer aquí es dejarlos como están, ya que hacer otra cosa sería contraproducente. Hacer un fuego no es buena idea, no me apetece salir ardiendo, o, peor aún, morir afixiado. Por otra parte, podríamos taparlos con unas mantas, pero sería desperdiciar unas mantas en alguien que ya no las necesita ¿No?. Y, como es obvio, aquí no se puede cavar. No, a menos que queramos hacer una vía de escape hacia el piso de abajo, lo que viene a ser un atajo. Así pues, creo que lo mejor, sin duda, es dejarlos como están. Eso si, tras un par de oraciones.

Bueno, basta ya de charlas sobre oficios fúnebres, es hora de explorar. Mientras, dejad que os cuente como dejé mi pueblo, y me marché a la próspera ciudad de Altdorf. Bien, era una fría mañana...

Tras el intercambio de información y opiniones -algunas más extensas que otras- os decidís a inspeccionar primero el cuarto y último piso de la torre, dejando el sótano para el final; así pues, atravesando el tercer piso, compuesto por un comedor y varias habitaciones, ascendéis a través de una fragmentada escalera a la cima de la torre.

La sensación de encontrarse en un lugar más cómodo queda patente desde el principio. Los suelos de las habitaciones son de madera de buena calidad, y los de los pasillos de cómodas baldosas. Las paredes están cubiertas con tapices y varias antorchas iluminan la estancia. En la parte norte hay dos diminutos cuartos, en uno de los cuales hay una trampilla, de la que caen gotas y sirve, naturalmente, para acceder al tejado; en el otro hay algunso víveres, esta vez buenos y en perfecto estado, incluido un tonel de vino de las viñas de Manfred Von Holber, Reikland, de una excelente calidad. Todo esto agrada mucho vuestra sensación de comodidad, hoy no pasaréis mala noche.

En la parte este del piso hay dos habitaciones, una de las cuales contiene únicamente un par de baúles grandes y viejos, pero con sendos y limpios candados de acero, lo cual dificultará mucho su apertura. La otra habitación no parece tan agradable, pues en cuanto Johannes abre la puerta se queda blanco y sin poder decir nada entendible os aparta y se dirige a la ventana, la cual abre y por ella saca la cabeza, esforzándose por respirar aire del exterior, mientras la lluvia le moja la cara y el pelo. Rainer, alarmado, saca su maza y se acerca a la puerta, su rostro cambia de expresión y da un paso atrás, bajando el arma. En el interior de la habitación hay varias mesas y estanterías con restos de trozos humanos (y no tan humanos) El ambiente está muy cargado y se respira un aire nauseabundo. Las estanterías además están llenas de diversos líquidos de diferentes coloraciones, algunos sin etiquetar, y los que lo están son ilegibles.

En la parte oeste, alejada del olor de la sala de los cuerpos, se pueden obervar dos habitaciones más, de aspecto muy acogedor y una sala de lectura, repleta de libros y documentos de carácter estatal; además de un vieja mancha de sangre en el suelo.

¿Qué hay? ¿Qué pasa? -pregunto a los presentes. Apartando a un lado a Rainer, asomo la cabeza. La escena que se vislumbra ante mí es terrible. Al parecer, ahi algo o alguien que se entretiene en mutilar humanos. Y, por lo que parece, es alguien refinado, y que no hace mucho dejó este lugar. O no hace mucho que ha establecido aquí su hogar.

Sea lo que fuere, si nos encontramos con esa cosa, más nos vale salir corriendo, o estamos jodidos. Aunque, mientras miro la escena, no soy capaz de pensar en muchas más cosas que en esa. Y, por primera vez en mi vida, solo digo una frase, sin ninguna más detrás. Bueno, quizás alguna más...

Pero... ¿Qué es esto? ¿Qué clase de monstruo vive aquí? ¿Pensáis que seremos su comida si aparece?. Esto es inhumano, sin duda...

Estoy tan pálido como Johannes o Rainer. No he podido mirar a Eldarendil, ya que la escena capta toda mi atención. No se como se tomará el elfo esto, pero conociendo las altivas costumbres de los mismos, seguro que no muy bien...

Al ver la escena de la habitación, no puedo dejar de retroceder, pálido y temblando. Los cuerpos, la sangre, me recuerdan a otra masacre, vivida mucho tiempo atrás. Los pies, como reflejo, me vuelven a doler, como si nuevamente hubiera corrido en el bosque días y días. El dolor sube y sube hacia mi gargante, de la cual emerge como un gemido ahogado.

Respiro profundamente varias veces, y, de a poco, logro comenzar a recordarme que eso es el pasado, y no el presente.

Cuando me calmo, la sensación del lugar me invade, y con ella, las viejas imágenes se aquietan, mas los sentimientos del pasado perduran.

Tristeza, tristeza y locura violenta...

-Aquí ha sucedido algo horrendo...perdonadme, debo...debo tomar aire.-y diciendo esto, me dirijo a la ventana en la cual ya se encuentra Johannes, y dejo que las gotas de lluvia lentamente se mezclen con mis lágrimas.

Mi mente echa a volar con la perspectiva de riquezas escondidas en el interior de esos baules.

- Bebida para pasar la noche caliente y oro para iluminarla. ¡Que gran combinación!

Entro en la habitación, aun ensimismado, sin estar preparado para la escena que se muestra ante mí: miembros descuartizados a mi alrededor, que por un momento parecen saludar a mi llegada. De repente la habitación me parece demasiado chica, noto que el aire me escasea y no puedo más que salir corriendo hasta la ventana más próxima.

- ¿Pero qué clase de abominación es esta? Que Morr cuide de sus almas y que Sigmar vele por las nuestras.

Uno a uno, Wolfgang y Eldarendil se me unen en la ventana. Una vez algo más calmado hablo a mis compañeros intentando no alzar la voz:

- ¿Comida? ¿Coleccionismo? No lo sé y mejor no averiguarlo, pero espero que no se encuentre en la torre. Una razón más para asegurarnos de que la torre está vacía, aunque cada vez lo dudo más. Los víveres y el piso están en demasiado buen estado para eso. - tras una pausa prosigo - ¿Por donde empezamos? Como Rainer y yo podemos leer deberíamos revisar la sala con libros. Quizás encontremos una pista sobre el 'residente'. - termino con una sonrisa breve y aun nerviosa por lo sucedido - Por supuesto me encargaré de los baules, pero despues de asegurar el piso.

Rainer no cabia de gozo en esta extraña Torre. Primero estaban "seguros" frente a los pieles verde. Segundo, el lugar era acogedor. Tercero, iba a tener que enterrar todos aquellos restos ...

Fascinante... ¿le tendria miedo a esto aquellas bestias de fuera? ¿era eso? 

Todo carecia de sentido. Sus pulsaciones se dispararon cuando entro en la sala acompañado del tronar de la naturaleza. ¿Que sorpresas le aguardaria esta noche?

No se que engendro guardaria todo esto aqui... solo se que debemos tener cuidado compañeros, no me gusta nada ... cerremos esa puerta y mañana le daremos sepultura. No es salubre entrar ahi dentro demasiado tiempo.

Mientras Rainer y Johannes se quedan revisando papeles vosotros dos termináis de inspeccionar la torre, en el mismo piso en el que os encontráis hay una trampilla que conduce a la cima de la torre, por dónde ahora se filtra mucha agua de la tormenta exterior. Una vez asegurado el piso preparáis los lugares en los que vais a dormir, acomodando las camas. Sin duda este es un magnífico lugar para pasar la noche, y más oyendo esos truenos en el exterior.

Descendéis por la torre en busca de más cosas de utilidad, esa así como determináis que el mejor lugar para montar guardia es el segundo piso, pues deja ver una amplia panorámica -a través del agujero- del exterior, aunque claro está cuando deje de llover, sin embargo el ambiente es muy frío y esos restos de hoguera pueden ser muy útiles para hacer uan de verdad.

Estáis observando el terreno cuando oís un trueno muy fuerte, y en cuanto su sonido cesa podéis oír a Rocinante muy inquieto, relinchando y moviéndose en la planta baja.