Partida Rol por web

Habian huido... Se llevaron tesoros valiosisimos que los suyos
custodiaban...

Una parte de mi queria hacerles ver que no llegaron a Albur para tales
fines, otra deseaba ver hasta donde eran capaces de llegar...

Finalmente, decidi no involucrarme, aunque supe que pasaria...
Al fin y al cabo, eran mortales... Despertaban mi interes, asique, como
uno de los suyos, me cruce casualmente con ellos, con la intencion de
curiosear sobre sus intenciones...

De donde venis?? Tambien habeis visitado a Magnus? Les dije...
No, no!! -Respondio uno de ellos al instante- No hemos visitado a nadie,
solo estamos de camino... Buscando algo...

Si?? pues en Naghaurn, hay caminos donde se saben muchas cosas,
fanaticos del trueque, que podrian ayudaros...

Tras una breve conversacion posterior, cada uno partio en una direccion,
desde los cielos veria como daria comienzo el juego, una carrera en pos
del conocimiento desmedido...

El pequeño grupo de Tvus, llegaron hasta el centro de Naghaurn, donde
las palabras se cruzaban tanto como los caminos que llegaban de una
ciudadela a otra, cada uno investigo, pregunto a otros, y ofrecieron
pequeños objetos de valor, como joyas, papiros, sortijas, a cambio de que
les contaran historias de Albur...

Con el tiempo, el lugar era mas transitado, algunos cargaban grandes
cantidades de libros, bibliotecas portatiles, con todo tipo de sortilegios,
otros mostraban brillantes baratijas sobre mantas, incluso vendian
historias fantasticas sobre monstruos y leyendas perdidas en el tiempo...

Tras pocos meses, el lugar era una zona de ocio concurrida, con puestos
donde a los cuatro vientos se ofrecian productos, relatos que llenaban el
silencio, y donde tras las sombras se decia que habian tratos oscuros...

Tal vez los dragones esperaban una fácil victoria porque fueron totalmente sorprendidos por la fiera defensa de los Vandrer, fuertes vientos les azotaron nada mas llegar a la ciudad y parecía que la propia ciudad les repelía haciendo que necesitasen todas sus fuerzas para acercarse a ella. Cuando finalmente se encontraron con los Hastur fueron sorprendidos por la velocidad de los caballos que se movían a su alrededor como si estuvieran parados.

La batalla fue sangrienta y rápida, las lanzas y flechas Vandrer golpearon con una precisión que solo podía ser fruto de la guía divina.

Cuando cayo la tarde la batalla había acabado y unos pocos dragones escapaban escoltando a su lider, Magnus.

Mientras en los campos alrededor de Vandrefán empezaba la celebración, consiguiendo el botin, valiosas pieles, cuernos, huesos y otras partes de dragón que los pocos alquimistas Vandrer se apresuraron a almacenar. Valiosas gemas de la grieta insondable que los orfebres recogieron con ansia pensando las joyas que harían. Los exploradores Vandrer con los grandes carros voladores de carga bajaron a tierra bajo la ciudad en busca de los restos de los dragones caidos para llevar sus cuerpos a la ciudad, registraron los campos hasta encontrar la mas pequeña de las gemas.

Las palabras de Autharkos resultaron ciertas y cuando todo el botín estuvo recogido se celebro una semana de fiestas en honor al generoso Yoonel

Fin del Turno 18

Yvurhn, de la Secta del Ala Negra, caminaba a escondidas por el
Mercado, y, oculto bajo su ropaje, la razon de su cautela...
Conocia el mercado a la perfeccion, pero toda precaucion era poca...

Tras trueques, un poco de pericia y algun que otro hurto, consiguio aquel
pequeño libro, parecia un tomo de una coleccion mayor, pero por algo se
debia empezar... A la luz de una candela en los tuneles, se puso a
ojearlo...

Estaba encuadernado en una piel tersa y rojiza, piel de los restos del
Kraken que se esparcieron por Skraag. El concilio habia escrito en esas
paginas secretos que no debian ser conocidos... Secretos que no querian
compartir... Y ahora estaba en sus manos... Sus ojos se le salian de las
orbitas, sus manos temblaban... Paso a la primera pagina:

"El que teme a los fantasmas los encuentra en su camino"

La muerte del Kraken no solo nos trajo coraje consigo, si no tambien un
fantasma, rebosante de odio... Asi pues, llevamos a cabo la tarea de
prepararnos por si regresaba, en busca de venganza...

Mediante la alquimia, encuadernamos este libro con una mezcla de la piel
de la bestia y nuestra magia... Asi, la sangre que impregne este tomo,
estara protegida de su mal...

"La sangre a flor de piel se seca como el miedo que provoca.
Oculto a los fantasmas tras la vida que se escapa"

Orden de los Primura.

En paginas posteriores, se relataba la ascension y caida de Thervoru,
asi como el final del Kraken en el mundo, y los vestigios que de el quedaron...

Tras esto, Yvurhn, se hizo un pequeño corte, manchando levemente el
libro, despues de unos segundos, la sangre se seco, y volvio a ocultarlo
bajo su ropaje, apago el candil, y desaparecio por uno de los tuneles...

Vamos mejorando xD. (7+2+4=13pp)

La sangre anegaba los suelos, y las armas, y las ropas de los pueblos de Albur. Nadie escapaba de su olor metálico en el aire mismo.

Las miradas se volvieron hoscas, terribles y desconfiadas. Se decía de Tvus que confabulaban con los Dragones que mataron a un hermano; o un Naya de los pocos sobrevivientes que había vendido su alma a Yoonel.

Y tal vez, eso último, no fuera del todo falso.

La noche se cerraba sobre el campamento. En él un centenar de refugiados, sobrevivientes de los Nayas de Lamar, acababan de apagar los rescoldos de las fogatas en las cuales habían realizado la cena. Un grupo de Kohiri los había acompañado, sin palabras, pero trayendo comida y agua. Por fin habían llegado al Río Blanco, y el sonido cantarino del agua que fluía acunaba sus mentes, y alejaba de los niños las pesadillas vividas.

Un hombre observaba las estrellas, sentado sobre una roca en la orilla mientras frotaba un cuchillo sobre su palma. El filo besaba la piel sin llegar a cortarla. Numerosas cicatrices y callos cruzaban los brazos y el pecho desnudo del hombre. Entre los Nayas, era llamado Nadir.

Nadir entonces mesó su afilada barba, bajo la afilada nariz, y suspiró. Entonó en voz baja una pequeña tonada; un observador casual hubiera simplemente pensado que se trataba de una canción infantil, pero un estudioso de las Ocho Casas hubiera reconocido su poder de inmediato. Y hubiera huido.

Poco a poco antinaturales olas se formaron en la superficie del río. La espuma generó ondas como si un guijarro golpeara una y otra vez el agua. De entre las rocas surgieron con un gorgoteo manos de huesos, restos de la muerte que nunca más dejaría Albur, y luego una cabeza. Y un torso delgado y bello, como una ninfa. Y luego todo el cuerpo. 

La mujer sonrió, pero su sonrisa hubiera matado instantáneamente a cualquiera cuerdo. Por suerte para él, Nadir hacía tiempo que estaba loco.

- Oh, mi pequeño hombrercito... dijo la voz, y era como una cuchilla raspando el granito; mi pequeño Nadir. Has sembrado confusión entre los tuyos, has tenido la fuerza de servir a Yoonel, tu amo y señor. Asumo entonces que buscas tu recompensa?

Nadir solo pudo asentir. Hacer un pacto con un ser de Ultratumba, con una animación de la Muerte... todo lo que le habían prometido sería verdad. Sí, bella y letal Silfis. Quiero lo que se me prometió. Quiero observar a todo Albur desde un trono, verlo todo, saberlo todo. Quiero que cada niño, mujer y hombre me tema. Quiero que, cuando vuelvan el rostro hacia mí, observen el poder de hacer sus vidas miserables.

La llamada Silfis se carcajeó, y sonó como dagas golpeando un escudo de hueso. Todo eso y más te daré, hombrecito. 

Y comenzó a danzar en las aguas, que al instante se corrompieron en un miasma espeso y maloliente. Nadir abrió los brazos, levantando la vista al cielo, sintiendo en su cuerpo el calor del regalo que la Muerte le daría.

El calor no remitió. El calor se extendió a todo el campamento, hirviendo la sangre de los Nayas en sus camas, en su guardia. Sus venas fueron fuego líquido y luego el brillante fulgor se levantó en volutas de vapor hasta el cielo. Toda la sangre de la tierra, todo el dolor de la muerte, todo el sufrimiento de la tierra se despegó del suelo en sangre ardiente y tomó los cielos por asalto.

Nadir, riendo como un loco, sintió como la sangre los abandonaba, gota a gota por sus poros. Sintió como la Vida se le escapaba hacia los cielos, junto con la de todos. Y no pudo parar de reir, pues debería haber sabido, aún en su locura, que el Mal nunca entrega lo que esperas.

Grandes nubes y masas ocultaron las estrellas y la luna. Aún el gran astro conjurado por Ghiskhaft quedó fuera de la vista. 

En Skraag, los Tvus se dijeron que era un curioso fenómeno. En Vandrerfan, pensaron que era una tormenta inusualmente cerrada. Los Dragones sonrieron, oliendo la sangre. En Tal'Kokand rezaron al Dios de las Mil Estrellas que les diera cobijo, y los varones empuñaron las lanzas con fuerza, y temor.

Todos esperaron al amanecer.

El amanecer nunca llegó.

O en verdad, fue peor que la noche. El sol, a través de la gruesa cortina que cubría Albur, tiñó al mundo de violencia y temor. Los hermanos se convirtieron en enemigos. Los padres renegaron de los hijos. Los hijos mataron a los padres. 

Aquellos que durante siglos habían llevado la voz de los Dioses a Albur se sintieron huecos; vacíos. Nadie contestaba sus plegarias, los Dioses parecían haber abandonado el mundo. 
 

Los Grandes Sabios se juntaron a debatir sobre el asunto, pero no conseguían encontrar una manera de devolver al mundo su fuerza, y su vitalidad. Los árboles, sin el sol, languidecían hasta quedar pálidos y morir. Los animales enloquecían y perdían los instintos, luchando hasta morir. El mar olvidaba su movimiento y los Sirénidos solo encontraban comida en la carne de los congéneres.

Misteriosamente, solo dos lugares no resultaron afectados: la Zona Inversa conservaba la luz y el calor; y la Llanura de las Almas parecía un lugar fuera de este mundo, es más, tomaba fuerzas de este fenómeno. Muchos dedos acusadores se volvieron hacia el lejano Norte, hacia el Dragón de Hueso. Este insistió en su inocencia... pero muchos creyeron oir una risilla aguda y un sonido de sonajero. Y recordaron... que otro poder también existía en el Fin de todas las Cosas.

7pp más 7 que tenía guardados: 14pp... nada mal ;) 

Vale, eso lo he hecho mal. XD

Da lo mismo, son 1+4+2=7

Estaba pensando en crear otra ampliación para la Necropolis para crear esqueletos mas rápido, pero no se me ocurre nada.

No sé si podré postear este turno, pero me gustaría... snifff U.U

El suelo era gris, polvo y ceniza, arido paraje a su alrededor, la luz
escasa... Frente a el, un arco de hueso, y en su interior un destello
azulado tan frio como el suelo que pisaba, billete de ida hacia un tesoro
sin igual...

Thuluuk avanzo hasta su interior sin pensarlo, pues temia la oscuridad, y
quedo cegado por la luz de aquel portal en cuanto en el se introdujo...

El dia en Albur sera mas llevadero... Penso...

Cual fue su sorpresa, tras llegar a su destino, al ver el cielo teñido de
rojo, reinando la noche alli donde alcanzaba su vista, y a lo lejos,
custodiada por montañas, se alzaba Ovidia - O lo que quedaba de ella-
en ruinas...

La ciudad estaba casi desierta, solo se oia el crujir de las construcciones
antes de desplomarse, aun quedaban algunos esqueletos destruyendo lo
poco que quedaba sin quebrar, pero nada de lo que preocuparse si usaba
sus alas para avanzar...

Una vez en Ovidia, a saltos por los tejados, observaba las calles,
buscando algo que le llamara la atencion... Cualquier cosa...
Una de las casas, de apariencia bastante barroca, se mantenia
inusitadamente en pie, asi que se dejo caer hasta el umbral de la puerta,
ahora hecha astillas en las inmediaciones de los escalones de la entrada...

Dentro no habia nada.

En las paredes, salvo pequeños relieves y marcas de lo que hubo, no habia
nada... Al fondo, una trampilla parecia ocultar un sotano, y con esfuerzo,
logro abrirla...

El sotano estaba tan vacio como la habitacion superior, salvo por el
detalle de que parecia haber sido asi desde siempre... Humeda, fria,
oscura...
Solo un par de pequeños ventanucos rotos, de barrotes oxidados,
comunicaban con las calles, permitiendo ver a los que pasaran por alli,
aunque ahora solo el tiempo pasara en Ovidia...

A pesar de no haber apenas luz, algo centelleaba en el suelo, un brazal,
hermoso, blanco, de diamantes y rubies...

Tanto viaje y tanta tiniebla para encontrar solo esto...
Que decepcion! Y sus palabras resonaron por todo el habitaculo...

Rapidamente se dio cuenta de que no debia haberse hecho notar, y dio
media vuelta para salir de alli y alzar el vuelo, lejos del alcance de los
esqueletos, que seguramente le habian oido, y ya se estarian dirigiendo
hacia alli para quitarle la vida...

Aunque se sentia un poco insatisfecho, se resigno, coloco el Brazal Onirico
en el antebrazo, para salir rapidamen...

De pronto, la claridad era infinita, como si hubiera cogido sus miedos y
los hubiera escondido en algun lugar donde no pudieran alcanzarle...

Miro el Brazal con otros ojos...

Y ahora ademas pudo ver, en una pared, un cadaver putrefacto, colgando
de unas cadenas... Cerca del extremo de una de ellas, otro brazal, de
color negro y rubies, aprisionaba el brazo del cadaver...

Los esqueletos del exterior empezaban a escucharse peligrosamente cerca,
entonces Thuluuk, sin apenas tiempo, partio la carne y el hueso, sin
dificultad, doblegados por la humedad y el sufrimiento al que se vio
sometido aquel cuerpo...

Tras volver al piso principal, mientras se dirigia a la salida a toda prisa,
veia a lo lejos los esqueletos que quedaban aglomerandose, no habia tantos
como el dia del ataque, pero si los suficientes como para tener serios
problemas si no salia de ahi...

De nuevo en la calle, Thuluuk se poso en lo mas alto de la fachada, sobre
la puerta, y se coloco el Brazal de Pesadillas en el otro antebrazo,
mientras los esqueletos seguian aproximandose...

Ya con ambos Brazales, miro desde su improvisado palco al frente, los
esqueletos inmoviles, miraban alrededor, desorientados...

No terminaba de comprenderlo, desde que se coloco el primer brazal, la
luminosidad era digna de una mañana despejada, y los esqueletos...

Parece que estan... Completamente a oscuras...

Empezaron los aspavientos, espadas, hachas, garrotes, danzaban sin
control, seccionando miembros, partiendo craneos, el choque metalico de algunas armas no hacia si no aumentar el nerviosismo de las oscuras tropas, golpeando con fiereza el aire, el suelo, otros esqueletos...

No mucho tiempo despues, aquello acabo siendo un simple monton de
huesos, y Thuluuk, sonriente, aun sin entender del todo que ocurrio,
extendio sus alas, dirigiendose de vuelta al lugar de donde habia
venido...

A aquel paraje oscuro, tierra gris de polvo y ceniza...

Un oscuro velo cubrió el cielo, y los gigantes se aprestaron a unirse a los Tvus para aprender sus conocimientos astronómicos y tratar de hallar respuesta a tan inexplicable evento, fué un agotado hombre cuervo quien entró por el quilométrico balcón del palacio de Talruum anunciando el concilio de las razas con tal de descubrir como acabar con el velo de corrupción.

Muchos sabios gigantes desearon acudir a la llamada

Y tal vez fuera el impulsivo instinto egoísta y avaricioso de los gigantes lo que impulsó al rey gigante a sentenciar: 

Seré yo quien vaya, acudiré a la llamada, acudiré al concilio de los Tvus, cruzaré las montañas en busca del corrupto Magnus con tal de conseguir que la representación del mal en este mundo acuda en contraposición a la pureza de los Har-Ail, quien no cabe duda que acudirán, todos debemos discutir qué sucederá con el velo... y como solucionarlo

Nadie pudo oponerse,y nadie pudo convencer al Rey para acompañarle, el Rey deseaba el conocimiento histórico de lo que ocurriera para él solo. Había sido en su reinado donde los gigantes habían descubierto su mejor magia, y seria en su reinado donde él escribiria qué sucediera en la histórica reunión en la que los mortales se enfrentarían a los propios dioses

El hijo del Rey Oslo, el Príncipe Gigante Loki quedó pues al cargo de Talruum acompañado por los más sabios y mejores espadachines de toda la civilización de los gigantes

Las guerras removieron el mal en Albur, y Pyaray, aquella esfera que se convirtió en una maraña de tentáculos, ahora flotaba por los mares con el tamaño de un minúsculo y deforme cnidario, el Leviathán dormía plácidamente en sus cien años de letargo y los sirénidos continuaban conviviendo en una civilización ahora sin autoridad, únicamente dirigidos por la orden de las cantoras, quienes cada noche lloraban a la noche la muerte del Kraken esperando que sus cantos llegaran hasta el corazón del dios asesino logrando la recuperación del tentacular monstruo de las profundidades.

Pyaray, nadó libre por el bosque de rubí, y la sangre vertida en el mar flotaba sinuosamente por las corrientes hasta llegar a adherirse en los magnéticos árboles de rubí formando parte del sangriento bosque escondido en un mar tan negro como el corazón del dios. Al oir los cantos del pueblo marino, Pyaray se unió a los coros, y aquellas notas que continuamente habian sido enviadas a los mundos superiores, vieron su rumbo variado hacia lugares más inhóspitos, los cantos fueron dirigidos hacia una maldad tan magnética como la de los propios sirénidos.

Pasaron noches en que los dragones, en su grieta, se retorcieron de dolor. Voces.... cantos.... susurros.... horribles pesadillas amorfas y abstractas llenabas sus mentes de imágenes imposibles de entender. Cuadros de colores que no existían y palabras que jamás deberían haber oido. Una lenta tortura que no pudieron soportar.

Los dragones buscaron ayuda en Yoonel, quien les ofrecía la paz en el frío abrazo de la muerte, y fué en el mar, donde encontraron el alivio, bajo el agua, aquella generación de dragones logró acallar las voces que torturaban sus mentes, y en el mar se quedaron. Los dragones comenzaron a surcar los mares, cambiando, transformándose, usando sus alas para impulsarse en el mar y gozando de un silencio y tranquilidad que más allá de la superficie jamás hubieran conocido.

Con el tiempo, admiraron las tormentas de mar, admiraron la tranquilidad que ellos mantenían mientras más allá de la superficie los mortales lloraban por las tormentas que hundían sus barcos y zarandeaban sus voces.... con el tiempo... Pyaray aparecería entre ellos.. con el tiempo, un nuevo horror nacería para Albur...algo más por lo que llorar

Los emisarios Tvus llegarón a la ciudad de Vandrerfán y solicitaron la presencia de representantes de los Vandrer en el próximo concilio. Tras deliberar se decidió que viajarían para representarlos Gaethos Remon de la casa Remon, un habil hechicero hermano miembro del Consejo Vandrer y Anna Balgar de las Valkirias, que lucho en la batalla de Vandrerfán y lucia orgullosa una capa de piel del dragón que ella misma había matado.

Antes de partir en uno de los grandes carros voladores de los mercaderes recogieron a los representantes Kohiri, que habian pedido ayuda para llegar al lugar del concilio. Salkhar, poderoso lider guerrero de la tribu de las colinas doradas y el anciano Jhirann de Tal-Kokand, uno de los kohiri mas sabios de aquella ciudad.

Por último se unió a su comitiva Rimark el Oráculo, un Vurmak que vivía en Vandrerfán y que aseguro que era deseo del errante que participase en el Concilio.

Todos juntos se dirigieron a la zona inversa

Mientras tanto Jeldhor ascendió al inmaterium y contemplo Albur como ningún mortal podría hacerlo, ni siquiera los otros dioses podrían verlo como el lo vio. Un enmarañado conjunto de caminos, sendas habituales y sendas nunca holladas, sendas nuevas y viejas, rápidas y lentas, mortales y divinas, mundanas y mágicas.

Durante largo tiempo contemplo los caminos de Albur y medito sobre ellos, intento discernir a donde llevaban algunos de ellos ya que la oscuridad sobre el mundo llenaba de tinieblas el futuro.

Finalmente alzo sus manos, los caminos palpitaron bajo su sutil influencia, unos caminos se perdieron y otros encontraron nuevos destinos. Cosas perdidas largo tiempo atrás salieron a la luz mientras algunas cosas que siempre estuvieron en un lugar se perdieron para siempre.

Los primeros cambios en los dragones resultó en el gas que exhalaban, los periodos en que surgían del mar para volver a la grieta, sus congéneres se echaban a un lado, pues el aire en sus pulmones se convertía en veneno, y al mantenerse quietos fuera del agua un fino vaho verdoso les rodeaba, señalándoles sin que pudieran evitarlo con la señal de maldad del más corrupto de los dioses, con aquél que no permitía la beneficiencia, aunque estos dragones desearan hacer el bien.... mientras se alejaran del elemento Mar, a su alrededor solo conocerían la muerte.

En el mar, esta exhalación resultaba un líquido pegajoso y corrosivo, que se mantenía en sus gargantas como moco cargado que les impulsaba a salir fuera del agua y liberarlo para mayor bienestar. Era esta, una nueva orden de dragones, aunque llevaran ya el mal en sus corazones, ahora les seria imposible ocultarlo.

Los emisarios cumplieron su cometido. Cada pareja enviada a cada rincón del mundo, llevó el mensaje del Concilio. Algunos antes, otros después, enviaron respuesta.

Magnus, el gobernante de los dragones, exigía un tratado de paz para asistir al consejo. Los Tvus, deseosos de que todo Albur se uniera contra este mal que los agobiaba, aceptaron redactar un acuerdo y mostrárselo a todas las razas. Si Á era benevolente, todas ellas aceptarían que no era momento de levantar una mano en contra de un hermano, si no, de unirla.

Mientras, entre idas y vueltas de mensajeros, se acordó que el consejo se reuniera en la zona inversa, lugar que, según informaban los tvus que habían visitado el lugar en busca de los elementales, conservaba su particular normalidad.

Em'wor, un dotvu de mediana edad y Nyrith, la tvu que había organizado la defensa de Naghaurn fueron los elegidos para representar a su pueblo ante el resto de las razas. Junto con una pequeña escolta, arribaron al lugar, esperando ver, con gran ansiedad, al resto de los representantes.