Partida Rol por web

Paul estuvo escuchando el devenir de la conversación. Era normal, quizá por su timidez, que iniciase una conversación, pero la terminasen otros. En el fondo no le importaba, aunque el grupo no pareciese tener un portavoz claro, y pudiese dar la sensación de abordar y amedrentar por el hecho de hablar todos a la vez, ...., tal curiosa era la esencia de aquel grupo de lugareños de Kassen.

Sin embargo, volvió a reaccionar ante la auto invitación de la muchacha a la peligrosa empresa en la que se hallaban:

- No te pedimos que te unas. Ahora es realmente peligroso este lugar, y ni siquiera eres habitante de Kassen, con lo que este tema no debería de estar en tus prioridades. - Sin embargo, y ante el hecho de que parecía haber estado muy descortés en el comentario, añadió rápidamente - Aunque agradecemos tu predisposición, y no la vamos a denegar, estamos en la obligación de advertirte antes de que aceptes definitivamente.

El peligro está en todas partes. Incluso cuando entras en un lugar que promete descanso.
La voz clara, ligeramente distinta a la que había utilizado para dirigirse a ellos en un principio parecía hablar con cierta sorna.

Si no fuese por vosotros ahora tendría que pasar por un camino lleno de muertos vivientes. Y nos habéis dado comida cuando más la necesitaba.–Zhakya se rascó el enmarañado pelo. Aunque uno diría que en tres días encerrado no había mucho más que hacer que peinarse y contar las horas, la hechicera no parecía haber hecho nada de eso. Parece que Desna os ha puesto en mi camino-añadió tocandose el hombro. No muchos hechiceros adoraban a Desna, pero esa chica parecía hacerlo. No seré yo quien rechace una oportunidad de la Diosa

Para Bronco, aquella chica era  la primera con la que había cruzado una conversación -a excepción de Olmira y su madre. El taciturno y en ocasiones sombrío orco, no era muy dado a las relaciones sociales, y muchos eran los niños que huían de su visión, cuando el druida leñador entraba en Kessen transportando sobre el hombro uno de esos pesados y enormes troncos.

Debía reconocer que la muchacha tenía coraje y no le faltaban razón a sus palabras llenas de sabiduría. - Si ya están claras tus intenciones, debemos continuar.- dijo el chamán mientras aferraba nuevamente su enorme hacha. 

Un nuevo integrante para los peligros que se auguraban en aquella cripta, que durante toda su existencia fue un símbolo de Kassen y ahora emergía sacrílega y fatal.

Boris no pudo evitar preguntarse qué clase de loca tenían delante. ¿Quién en su sano juicio querría unirse a ellos para explorar el mismísimo averno?
Pero lo cierto es que en aquel momento de oscuridad y dolor, cualquier ayuda podía ser bienvenida.

El joven acarició la cuerda de su arco como si de un arpa se tratara -un gesto involuntario del cual no lograba deshacerse- y comentó al tiempo que se recolocaba el macuto en la espalda: - Perfecto entonces, sigamos adelante. - Boris miró a su alrdedor y observó que de la sala partían tres posibles caminos.
Se giró a sus compañeros y preguntó: - ¿Seguimos por aquí, por ejemplo? Pero vayamos con cuidado, no olvidemos dónde nos hallamos.

El muchacho se adelantó observando bien dónde ponía los pies.

Tras unos primeros momentos dubitativos, el fondo benévolo del grupo de jóvenes afloró y las reacciones ante la recién llegada se fueron suavizando. Era la primera persona que encontraban con vida después de Roldare, y desgraciadamente no era la persona que buscaban. La hermana del convecino aún permanecía en aquella malhadada cripta, en algún lugar...

Con un gesto teatral, que tanto gustaban a Jalles, dio un par de giros mientras hacía que la cadena se enrollase en su cintura. Al detenerse se quedó mirando a la mujer con una expresión amistosa...

Hola! Mi nombre es Jalles, soy el único de este grupo que ha salido de la aldea en algún momento y que tiene un mínimo de educación como para presentarse cuando es preceptivo.... Aunque lo mismo podría decir de ti....

Comprendía que en aquellas situaciones las buenas maneras eran lo último que se observaba, y que después de lo vivido era perdonable. Pero la situación le parecía graciosa, y el joven Oldshield también utilizaba el humor para huir de determinadas situaciones complejas. Le guiñó un ojo y se puso en marcha tras los demás.

-Nada de nombres hasta que salga de la cueva-respondió con tono despreocupado la hechicera manteniéndose en la retaguardia, consciente de que no era muy cuerdo ser la primera en avanzar. Poco después añadió en un claro tono de broma-Además, dudo que puedas pronunciarlo bien a la primera.
Parte de la creencia de la hechicera era que, si no sabía cuanto tiempo iba a estar en un lugar no merecía la pena acordarse de su nombre, y si no sabía si iba a pasar mucho tiempo con una persona lo mismo. Cuando algo tenía nombre era cuando se le podía echar de menos. Y en aquella cueva era posible que alguno no saliese vivo de modo que ¿para que aprenderse los nombres de todos? Si sacáis a esa chica os lo diré

Tras el sorprendente encuentro de aquella extraña mujer y su cuervo, los peregrinos de la llama eterna realizaron veladas presentaciones cargadas de desconfianza y recelo, tal vez debido a todos los males que habían sufrido desde que hacia bastantes horas habían accedido a aquel laberinto de horror y pesadilla. 

Tras suavizar una situación cuya tensión casi hubiera dado pie a un combate, la mujer de aspecto varisio decidió sumarse al grupo de Kassen. 

Después de aquello, Boris empezó a inspeccionar aquel vestibulo con la ayuda de todos, sin lograr encontrar ninguna trampa ni nada sospechoso. Lo único interesante que el pícaro señaló fue el pilar con la inscripción del centro de la estancia, en el que rezaba lo siguiente:

"Hacia el sur hallareis la bendición del Viejo Tuerto, hacia el este lugar donde descansar de vuestro viaje y hacia el oeste podréis rendir homenaje a la tumba de Ekat Kassen, héroe de Floresta Colmillo"

El grupo optó por dirigirse hacia el sur animados por el comentario que la extraña mujer había realizado acerca de la fuente que allí dentro encontrarían y por la inscripción con la referencia a Erastil del pedestal de orientación. Cuando entraron, hallaron una pequeña sala con una fuente esculpida en la piedra y hasta cuatro agujeros de los que emanaba un agua fresca y cristalina. Coronando dicho elemento había una escultura representativa del dios Erastil, un guerrero anciano cubierto por un abrigo de frondosa piel y sujetando un arco con una flecha tensada.

En la base de la fuente, pudo leerse la siguiente inscripción:

"El legado de Kassen vive con su gente, Bebe y se refrescado"

La hechicera volvió a entrar tatareando mentalmente una cancioncilla con unas sonrisa en el rostro. Se sentía muy satisfecha de estar finalmente en camino, sin tener que quedarse encerrada muriendo de hambre y su paso era bastante más confiado que el del resto del grupo, probablemente porque salvo unos muertos vivientes, la chica no había visto un gran peligro en aquella cueva. Una lucecitas brillantes danzaban a su alrededor y alrededor del resto de los presentes mientras caminaban siguiendo aquel curioso letrero que, al igual que el de la entrada, prometía un descanso. Cuando Haggar pasó entre ella y el sacerdote para protegerles, la chica le rascó detrás de la oreja.
¿Por qué estáis tan mustios? preguntó finalmente ¿Qué os ha pasado aquí dentro que parecéis al borde de un ataque de nervios? No creo que haya sido solo un par de cadáveres andantes.

La ruta escogida por Bronco les llevó a una sala con otra fuente manando agua. Fiel a sus cautelas se colocó a un lado e inspeccionó el resto de la habitación buscando otra salida. La tensión en el grupo era evidente. Avanzaban por aquellas catacumbas con muertos vivientes en cada rincón sin ninguna señal de la hermana de Roldare, lo único que les impulsaba a seguir. Que ganas tenía de salir de allí....

Mi padre me dijo cuando era pequeñito que jamás hablara con desconocidos.....

Además de no querer presentarse, aquella mujer pretendía que le contarán sus peripecias para llegar allí. ¿Esa era su preocupación?¿Qué les pasaba para estar tan tensos?¿De dónde narices había salido que no era consciente del peligro que representaba la cripta y sus actuales moradores?

-¿Y aún así te presentas alegremente, Jalles? que desobediente. La mujer ahora se había sentado en una piedra a la espera de que buscasen lo que fuera que buscaban, había estado allí encerrada durante tres días y no le hacía especial ilusión revivir los tres días de soledad. Llevaba muchos días sin hablar con nadie, si no contaba a Yar'kitch, pero teniendo en cuenta que el repertorio idiomático del cuervo no era aún demasiado amplio (aunque el animal parecía saber cuando utilizarlo) y que por alguna razón sabía como se sentía el animal, no era lo mismo. Por mucho que quisiese a su pajarraco, no era un ser humano, y no era lo mismo hablar con él que con aquellos extraños. He bebido de esta agua señaló finalmente metiendo la mano de nuevo en ella y dando un trago para mostrar que no mentía. Es segura. A no ser que vosotros seáis alucinaciones, claro.

Es lo que suele hacer la gente educada... Y además es el primer paso para dejar de ser un desconocido.... Y créeme, tu nombre ahora no es una preocupación... ¿Además de en esta sala has estado en alguna otra parte de la Cripta?

El lenguaje no verbal de Jalles dejaba muy a las claras que no confiaba en aquella misteriosa mujer. Apareció de la nada y pretendía darles lecciones de educación. El cómo había llegado allí sería una historia que le gustaría escuchar antes de nada.

El druida miró de reojo el intercambio dialéctico de la nueva y Jalles. El inmutable rostro de pocos amigos de Bronco, seguía en tensión, pues sabía que allí se estaban jugando la vida y no era el momento para dimes y diretes de tres al cuarto. Al parecer, la chica recién llegada era dada a hablar con poca contención, un defecto que ya había observado en más gente de su grupo.

Para ser sinceros en todos menos Haggar y él.

- No gastéis fuerza en discusiones... insulsas. Sólo importa una cosa ahora mismo... ¡¡Sobrevivir!!- dijo el chamán del oso, cogiendo agua con la enorme palma de su mano y bebiendo de ella- - Recobrad fuerzas, echad un vistazo en la sala por si hay algo útil y seguimos. Un paso detrás de otro paso. Nada más. - Volvió a expresar de forma seria mientras sus ojos amarillentos miraban directamente a los ojos de la chica del bastón y el cuevo. - ¡¡Nada más!! 

Cuando bebió agua de aquella fuente bendecida por Erastil el semiorco sintió como su cuerpo recobraba gran parte de la energía perdida y se revitalizaba. Aquella agua mística  y cristalina sabía a gloria, y después de aquel tragó se sintió algo menos agotado por las penurias pasadas aunque las cicatrizes y el dolor de las tantas heridas recibidas perduraban

El grupo avanzó con Bronco a la cabeza. La muchacha intercambió algunas palabras con Jalles. Aún con el cúmulo de sombras que poblaba su mente, en el rostro de Boris apareció un amago de sonrisa. Jalles se había mostrado poco hablador desde que se conocieron; sin embargo, parecía más dispuesto a soltarse con esta mujer... sería algo bonito de haber ocurrido en otro lugar.

Al fin llegaron a una estancia con una hermosa estatua del viejo certero. Vio cómo la joven e incluso Bronco bebían del agua que manaba de la fuente, y él hizo lo mismo. Cuando el líquido rozó sus labios recordó de pronto lo sediento que estaba y bebió con avidez.
Una vez saciada su sed, Bronco les instó a buscar por la sala; quizá hubiese algo que les pudiese servir.

Cuando Bronco ingirió el refrescante líquido cristalino, sus heridas comenzaron a cerrarse con un luminiscente burbujeo. Estaba claro que aquellas aguas eran mágicas y poseían un poderoso efecto sanatorio. Sin dudarlo, extrajo un cazo de madera de pino y tras rellenarlo, lo dejó en el suelo para que Haggar disfrutara de aquel agua sagrada.

Por unos segundos, la paz y la tranquilidad fluyó por las venas del rudo semiorco. En cierta forma, el druida sintió la imperiosa necesidad de sentarse y descansar, pues aquel lugar extrañamente acogedor, le impelía a ello. Pero Bronco era duro de doblegar...

- Bebed de las aguas de este estanque. Posee el don de Erastil.- dijo mientras rellenaba su odre para continuar el camino. 

Haggar se acercó reticente al cazo. El osezno necesitaba un poco de miel para saciar la hambruna que se retorcía en vientre, pero no desaprovechó la oportunidad de saborear aquel agua vidriosa. Para su sorpresa, el agua poseía al final un leve saborcillo dulce que acabó por convencerlo.

Sin perder tiempo, se alzó nuevamente sobre sus patas traseras y caminó bípedamente hacia el estanque. Allí bebió agua hasta llenar el buche.