Partida Rol por web

Una sonrisa a medio dibujar apareció en el rostro de Vogt al escuchar los comentarios de ambos enanos, definitivamente no iba a ser una compañía aburrida.

Eckel pasó detrás de los enanos y una vez dentro dio un par de vistazos a la sala, quería saber si ya habían más huéspedes en aquel lugar; o al menos que él pudiera ver. Tras lo cual se dirijó al tabernero, no quería que les dijera que no había hueco para pasar la noche solo por no haber sido lo suficientemente cortés.

-Si hace el favor, amable tabernero, de servirnos algo caliente y unas cervezas; venimos dando un pequeño paseo bajo la lluvia-Sonrió socarronamente- y algo caliente nos vendrá bien. ¿Le queda alguna habitación libre para esta noche? Nos han hablado maravillas de esta hospedería.

Al ver que todos entran sonrío.-Por Sigmar! Ya necesitaba un techo para resguardarme de esa maldita lluvia!-Me giro al tabernero.-¿Cuanto será para que comamos y podamos dormir aquí?

Sonrío antes las palabras de Magnar, y entro en silencio con ellos, una vez dentro, me dirijo al posadero.

Ahora mismo sólo necesitamos algo de comer tabernero, una buena jarra de cerveza y el calor del fuego.

Miro al tabernero, que perplejo ve como unos clientes inesperados entran en su posada.

Disculpe los modales de mis compañeros, pero en verdad necesitamos comida y reposo. Aunque la posada esté llena por favor, haganos un hueco en alguna parte.

Comento al posadero en señal de disculpa.

ante el comentario del elfo no me refreno y gruño:

-Si todo está lleno me conformaría con dormir en la bodega, así te ahorro la molestia de que pierdas sueño sirviéndome la bebida.

El posadero no puede creérselo. Unos desconocidos a media noche, irrumpen en su establecimiento, demandando alojamiento, comida y bebida, sin siquiera preguntar, y por el último comentario del enano, sabía que no se moverían de allí.

Bueno, tenemos varias habitaciones libres, pero son dobles. En cuanto a la comida, quizás me haya sobrado algo de la cena. Voy a mirar que os puedo ofrecer. 

El posadero se va tras el mostrador, y saca unas llaves. 

Con la cena y el desayuno, serán 5 coronas por persona. Quizás quieran subir a las habitaciones y cambiarse de ropa mientras caliento la cena y les traigo unas jarras de cerveza.

Coronas o chelines? o.O

Dudaba que me quedara algo de ropa seca en la mochila, pero así podría secarme con una toalla y quien sabe, aunque fuera, usar las sábanas para vestirme cuando bajase a cenar. No sabía quién iba a ser mi compañero de cuarto, pero de algo estaba seguro, no dormiría con los ronquidos enanos. Mi compañero de viaje Úlfgar, parecía como yo, versado en las artes de la magia. Quizás él fuera una mejor compañía, ya que su lado dado a la naturaleza me recordaba a los bosques de mis antepasados.

 Yo me cojo esta habitación. Viene alguien conmigo? Necesito cambiarme de ropa ya mismo.

Comento mientras cojo la llave y empiezo a subir las escaleras.

Voy hacia el tabernero y le pego las monedas que nos pidió, me caen bien los enanos pero a veces resultaban algo irritantes y dormir con ellos... no era una idea que me ilusionara, así que fui detrás del elfo. -Esperadme amigo Narwë yo iré con vos.- Le sonríe.-Así tendré alguien con quien hablar del Aethyr... Dejemos los bártulos en la habitación y vamos a cenar.

Veis como los dos magos suben las escaleras y desaparecen

Llegais a la puerta, y Narwë hace los honores abriendo la habitación. Encendeis la lámpara, y veis una habitación bastante buen amueblada. Dos camas bastante grandes y con mullidos colchones, se situan a cada laso de una ventana que da al canal. Quizás las vistas no sean demasiado buenas, pero de momento, la habitación os parece inmejorable. Os sentais en las camas para comprobar que tal son, y un aroma a lavanda os embriaga.

Escuché que vosotros los elfos tenéis un don para la magia y que fue uno de los vuestros el que se la enseñó a los hechiceros vulgares del Imperio, ¿tu eres tan poderoso?-Le dice al elfo mientras deja la mochila encima de la cama.- Sois una raza fascinante la verdad...y si no es indiscreción que viento utilizáis vos?

Sonrio ante la primera pregunta ojalá fuera tan poderoso. Quizás algún día pudiera darse el caso, pero de momento....... no era ni una sombra de aquel mago.

La verdad es que tenemos más facilidad que el resto de las razas para el uso de la magia. Yo espero en un futuro poder controlar el viento blanco, y ser el azote del caos. No me gustaría vivir en un mundo controlado por el caos. Mi mentor, se fué con una partida de elfos a combatir a un guerrero del caos que había en nuestro bosque. Solamente regreso uno de ellos. Hablando de seres deformes....... Pero...... dejemos de hablar de malos augurios. Qué esperas tu de la magia? Pregunto a mi compañero de viaje queriendo dar un giro radical a la conversación.

Bueno, quizás sea una buena idea. Digo mientras cojo otra llave y empiezo a subir lasescaleras. Quién se apunta?

Eckel vio con cierto asombro como el precio que les iba a costar la noche en la taberna no asombró a ningún compañero. Sus bolsillos debían estar bien cubiertos cosa que el suyo no estaba.-¿5 coronas? Pero si me quedo más tieso que... Ahora no puedo marcharme después de traer al resto aquí, además es tarde y quizá aquel ratero nos haya seguido... Mañana debo buscar algo.- Se acercó un poco al tabernero.

- Verá usted,  con los tiempos que corren los bolsillos andan algo escasos; pero bueno qué le voy a contar que no sepa ya usted. Lo cierto es que el precio es adecuado a la buena calidad de su posada, pero mi bolsillo lleva sufriendo un tiempo y me preguntaba si necesitaría usted algún tipo de ayuda con la cual poder saldar el pago del hospedaje. No me importa quedarme hasta que se vacíe el comedor para limpiarlo y demás o si lo precisa hacer alguna guardia por la noche para vigilar su negocio, tengo ciertas habilidades...- esbozó una ligera sonrisa.

Vio cómo sus compañeros se repartían las habitaciones y la verdad es que no prestaba atención ya que no lo importaba con quien compartir, tenía en mente la respuesta del hombre.

El posadero te mira con una media sonrisa en la boca y te responde:

El precio no es negociable. Gracias por su ofrecimiento, pero no necesito ayuda. Quizás, si quiere algo más económico le pueda ayudar. Responde indicándote la puerta de la calle.