Partida Rol por web

Días extraños

Susurros peligrosos

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06/01/2010, 23:04
Isabel

-¡Quinto! -gritó Isabel segundos antes de que la pierna de Quinto le acertara en un costado.

La hermética perdió el aliento durante unos segundos, y cuando lo recuperó gritó con fuerza y se retorció de nuevo intentando zafarse de aquel monstruo.

-¡Soy Isabel! ¡Julio es un nefando! -gritó al teléfono,e l cual no podía mantener constantemente cerca de su boca-. ¡Quiere matarme! ¡Ayúdame!

Las lágrimas siguieron recorriendo sus mejillas, pero esta vez estaban producidas por el pánico que sentía.

Notas de juego

Yo he escrito lo que dice, luego ya decidirás tú lo que le da tiempo a decir o no xD

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07/01/2010, 18:57
Julio

Un zarpazo le arrancó el teléfono de la mano (arañándole de paso la mejilla) cuando dijo la palabra "nefando". Julio volvió a darle una patada en el vientre, esta vez con más fuerza que antes. Aquello la dejó sin aliento; no pudo hacer otra cosa que sujetarse el abdomen y caer de rodillas, boqueando. Si volvía a darle otra patada como esa, le rompería el bazo, estaba segura de ello.

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28/01/2010, 22:42
Isabel

Isabel no sintió el zarpazo ya que Julio no tardó en apaciguar ese dolor al derribarla con otro golpe. El estómago le dolía demasiado  como para levantarse, así que gateó lo que las fuerzas le dejaron intentando resguardarse del próximo golpe tras algún mueble.  ¿Dónde estaba el cuchillo? Tenía que estar en el suelo, por algún lado.

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29/01/2010, 00:06
Director

Isabel vio que el cuchillo estaba en el suelo, junto a la sollozante Lucía, allá donde había caído cuando Julio empezó su horrenda transformación. Pero la piel del nefando estaba dura como la roca, surcada de púas y grietas, como un exoesqueleto. El cuchillo no le haría mucho.

La velocidad a la que se movía, la fuerza con la que golpeaba... era un ser sobrehumano. Y dado que ella conocía de los conocimientos mágicos para presentarle batalla y no morir de seguro en el intento, tal vez fuese mejor intentar aprovechar el hueco entre el salón y el pasillo, libre en ese momento.

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30/01/2010, 18:18
Isabel

Isabel podía dar el cuchillo por perdido. No tendría la más minima oportunidad aunque consiguera llegar hasta él, así que la hermética buscó un plan alternativo y al final llegó a la conclusión de que lo mejor que podía hacer era correr, y así lo hizo. Tras recuperar un poco el aliento se levantó a duras penas con una mano presionando sus doloridas costillas y corrió para alejarse del nefando buscando la forma de salir de ahí.

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30/01/2010, 18:23
Director

Isabel atravesó el pasillo, la puerta que daba a la calle y la verja que separaba el hermoso jardín de su ex marido de la carretera. Allí estaba el coche de Julio, pero le constaba que el nefando se había quedado las llaves. Él la perseguía de cerca, sin descanso, pero cuando salió a la carretera se detuvo. La Hermética observó que la calle estaba desierta, pero cualquier observador podía llamar la atención acerca del monstruo en el que se había convertido Julio y aquello se llenaría, como poco, de Tecnócratas.

Ella siguió corriendo calle abajo. Él se detuvo un momento para deshacer su transformación. Un coche blanco entró en la calle y pasó cerca de Isabel tranquilamente, sin augurar que al otro lado de la verja había un monstruo corrupto y sediento de sangre.

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31/01/2010, 21:39
Isabel

La hermética ignoró el coche que pasó junto a ella en un principio, ya que solo quería correr y rezar por que aquel engendro no la alcanzase. Sin embargo vio a aquel coche blanco como una salida y enseguida se paró en medio de la carretera y agitó los brazos aprovechando que parecía que Julio, o lo que quedaba de él, seguía aún en el jardín de la casa.

-¡Pare! ¡Pare! –gritó y se quitó los tacones antes de echar a correr detrás del coche.

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31/01/2010, 21:49
Director

El coche se detuvo con un fuerte frenazo. La mujer que conducía se asomó por la ventanilla y miró a Isabel interrogante.

-¿Qué le pasa? ¿Está bien?

Cuando Isabel intentó entrar ella no le puso impedimentos, pero siguió queriendo saber lo que ocurría.

Julio salió por la verja, con la ropa hecha jirones. Su rostro no dejaba lugar a la duda: iba a matarlas a las dos. En su mano empezó a acumularse la Quintaesencia mientras él gritaba unas palabras en un idioma que Isabel no conocía. La Hermética había visto lo que se podía hacer con el conocimiento suficiente de Fuerzas y supo que les dolería a ambas muchísimo.

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31/01/2010, 22:58
Isabel

-¡Gracias! -dijo distraida mientras se subía en el asiento del copiloto- ¿Ve a ese hombre? -dijo Isabel cerrando la puerta de golpe y sin preocuparse en ponerse el cinturón de seguridad-. ¡Pues va a matarnos a las dos como no acelere! -exclamó la hermética.

No pretendía ser brusca ni borde, pero aquel no era el momento ideal para andarse con sutilezas.

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31/01/2010, 23:08
Director

-¿Qué? -inquirió la otra mujer, algo confusa.

Por el retrovisor se apreció cómo las farolas de la calle fueron explotando una detrás de la otra, sumiéndolo todo en la oscuridad de la noche... Todo excepto él. Julio había creado un campo eléctrico a su alrededor que iba cargándose como la batería de un coche. Y avanzaba con rapidez, destrozándolo todo a su paso. En todos sus años como estudiante, Isabel nunca había visto un efecto tan vulgar fuera de una Capilla. Aquello no traería nada bueno. Era probable que cuando la Paradoja apareciese lo hiciera de manera arrolladora.

La conductora pisó el acelerador cuando Julio hizo ademán de lanzarles un rayo. Éste impactó en el coche aparcado adyacente al que Isabel había subido.

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31/01/2010, 23:22
Isabel

Isabel se pegó al asiento y miró hacia atrás a tiempo de ver como aquel coche salía por los aires. Al menos no eran ellas…

-No pares. Tú sigue adelante –dijo la hermética mientras seguía vigilando los movimientos de Julio, quien cada vez estaba más lejos-. Tenemos que salir de su área de alcance y de visión.

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01/02/2010, 09:27
Julio

Julio volvió a intentarlo. Levantó la mano y lanzó el rayo, que impactó contra el coche, esta vez sí. Una descarga de miles de voltios sacudió el coche y a sus ocupantes. Isabel se vio recorrida por la electricidad. Jamás había sentido un dolor parecido. Los músculos se le crisparon, gritó sin darse cuenta, uniendo su voz a la de su anónima conductora. De pronto todo terminó. Isabel vio que Julio, tras el coche, era golpeado por la fuerza de su magia y caía varios metros más allá.

Mover sus manos era una odisea, tal como se encontraba. Sabía que había recibido un grave daño. Muchos Iniciados terminaban mal en la Capilla por jugar con Fuerzas. Pero aquella era la descarga de un Maestro. Si estaba viva era de puro milagro.

Julio pronto volvería a levantarse para terminar el trabajo.

Notas de juego

Estás en Tullido, tienes -5 a toda acción. Y si recibes dos niveles más de daño, mueres.

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01/02/2010, 18:28
Isabel

Isabel salió del coche a duras penas, temblando y con el pelo revuelto. Aún podía notar a su alrededor como chasqueaban los residuos del rayo de electricidad que había impactado contra el coche. Estaba desubicada y confusa. Y a pesar de que no los tenía tuvo que tomarse unos segundos antes de seguir avanzando por la carretera.

No sabía cómo se encontraba la mujer que la había socorrido, pero dio por hecho que estaría mejor si ella se alejaba de ahí. Lo que Isabel no sabía es a dónde se dirigía.

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02/02/2010, 10:13
Quinto

A trompicones, a veces gateando cuando le fallaban las piernas, Isabel llegó al final de la calle. Un Mercedes negro se detuvo con un frenazo cerca de ella. Un haz de luz la golpeó en el pecho, pero no era más que eso, luz. No sintió nada. Del coche salió Quinto, con una mueca de rabia en el rostro y la túnica negra con el símbolo de Maestro. Sus acompañantes eran Francisco y Ramón, los Adeptos de la Capilla y antiguos estudiantes de Quinto.

--graznó el Maestro, dirigiéndose a Isabel-. ¿Dónde está?

Francisco se acercó a Isabel y la cogió del brazo para ponerla a salvo. Cuando Isabel contestó, Quinto hizo aparecer de la nada un relampagueante bastón de fuego, cuyas llamas lamían las manos del Maestro sin causarle daño alguno. Quinto se fue en dirección a Julio, muy serio, mientras Ramón le seguía para cubrirle.

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03/02/2010, 14:22
Isabel

-Gracias a Dios, gracias… -murmuró con el poco aire que conservaba en sus pulmones.

Isabel nunca había sido creyente, y mucho menos desde el divorcio y su entrada en la Capilla, pero aquella era una frase hecha que le salía automáticamente. La hermética se acercó a Francisco y se sentó en el asfalto apoyando la espalda contra una de las ruedas del coche.

-Es demasiado fuerte… -tragó saliva antes de continuar-. No pude hacer nada… Creí que me iba a matar.

Aquel sin duda era un buen momento para poner en práctica su magia curativa, así que se relajó todo lo que pudo antes de empezar.

Notas de juego

Y como no tengo ni idea de que tirar no tiro dados ahora xD

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03/02/2010, 20:54
Director

Del otro lado de la calle llegaban destellos y relámpagos, así como gritos. Isabel no pudo dejar de observar que se encontraban en una zona residencial. Era tarde, pero seguía habiendo gente en las casas que a esta hora tendrían que estar despiertos por el ruido de los coches y la lucha. La Paradoja haría estallar a ambos contendientes si proseguían la batalla, pero ellos no parecían enterarse.

Quinto atacó con su bastón de llamas, mientras Julio se defendía con electricidad. Pero la magia de Julio era repelida por Quinto, pues los dos eran duchos en la esfera de Fuerzas y podían rivalizar el uno con el otro. Isabel intentó sanar sus heridas, pero estaba tan aturdida por el shock eléctrico que no fue capaz de hacerlo.

Ramón fue alcanzado por uno de los rayos de Julio y cayó sobre el asfalto entre convulsiones y espumarajos. Francisco pareció preocupado, aunque no por su compañero, sino por su propia vida.

-Si Quinto cae, tendremos que irnos a toda velocidad -advirtió.

Quinto no parecía ir a perder la batalla. Pateó a su enemigo, recibiendo a cambio un latigazo de electricidad. Julio se lanzó sobre él para darle un puñetazo, pero Quinto le intentó golpear con el bastón. Julio esquivó el mordisco del fuego una vez más. Levantó una mano, pronunció una palabra y se quedó petrificado. Todo sucedió en un parpadeo. De repente, ninguno de los dos estaba allí. Se habían evaporado.

-Isabel -dijo Francisco-. Métete en el coche. Ahora.

El Hermético fue a por el cuerpo de Ramón y lo dejó en el asiento de atrás. Apestaba a quemado, pero sufría espasmos que al menos certificaban que seguía con vida. Francisco pisó el acelerador y salió de aquel lugar.

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03/02/2010, 23:56
Isabel

Aterrorizada, y sin la energía suficiente para curar sus propias heridas, Isabel subió al coche como pudo y se sentó en el asiento del copiloto.

-¿Qué ha pasado? ¿Ha sido la Paradoja, verdad?  -preguntó Isabel mientras se aguantaba el dolor intentando abrocharse el cinturón. Ya había tenido bastante con un accidente de tráfico como para tener otro solo unos minutos después-. Es una suerte que no nos haya tocado a nosotros… Pero espero que Quinto esté bien –dijo ingenuamente.

Isabel, una vez se abrochó se giró para mirar sin poder hacer nada a Ramón, quien se convulsionaba en el asiento trasero.

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04/02/2010, 11:45
Director

-Con el espectáculo de magia vulgar que estaban desplegando, lo que me extraña es que no nos haya pasado algo a nosotros también -dijo Francisco girando en una curva-. Pueden haberse evaporado, haber sido trasladados a la Luna o a un Reino de la Paradoja. O puede que aparezcan dentro de dos minutos y sigan con la batalla. Lo que no podemos hacer es quedarnos allí. Es demasiado peligroso.

El coche discurrió por la carretera sin encontrarse apenas tráfico. La llegada a la Capilla estuvo llena de caos. Isabel fue trasladada por sus compañeros al interior, así como Ramón. Una vez allí Francisco, que era el siguiente en la jerarquía, puso al corriente a todo el mundo acerca de lo que acababa de ocurrir. El anuncio de que Julio era un nefando sorprendió a todos y los puso en guardia. Se escucharon susurros acerca de quién podía ser un nefando. Isabel se vio observada por no pocos de ellos.

Francisco, que parecía no fiarse tampoco de ella, decidió que la llevasen a una de las habitaciones de los Adeptos. Aunque no le dijo para qué, hizo un conjuro sobre la puerta.

-Tenemos que solucionar muchos problemas, Isabel, pero será mejor que te quedes aquí y descanses.

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10/02/2010, 21:21
Isabel

Una vez dentro Isabel se giró hacia Francisco.

-Lucía... -dijo mirando al Hermético como si acabase de ver un fantasma-. ¡Tienes que ayudar a Lucía! No puedes dejar que muera. Nunca creo que pudiese vivir con ello. Francisco, por favor.

Isabel parecía haberse calmado lo suciciente como para acordarse de lo que había pasado justo antes de que Julio intentase matarla. El conjuro que había echado sobre la puerta le daba igual. De todas formas se merecía aquella desconfianza.

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10/02/2010, 22:17
Director

Francisco le envió una mirada confiada.

-Tranquila. Nos hemos ocupado de ello. Ahora deberías descansar para curarte.

El Hermético salió de la habitación e Isabel tuvo que conformarse con abrazar la almohada. El cuerpo le dolía menos por la pócima que le habían dado, pero ahora debía sanarse a sí misma. Sin embargo, era tal el agotamiento que podía acumular su cuerpo que no se sentía capaz de hacerlo en aquel momento. Cerró los ojos y, como una bendición se sumió en un sueño profundo y sanador.

¿Sanador?