Partida Rol por web

El resto del viaje en el Jeep fue tranquilo, los pensamientos invadieron a Robert y a Ted y ninguno de ellos pronunció palabra alguna. Los otros hombres del jeep, eran soldados novatos, se notaba que apenas habían participado en el desembarco si quiera. Su aspecto risueño, despreocupado y alegre les delataba. Aunque al ver a los hombres heridos y las pintas sucias y harapientas de los mas que magullados soldados que quedaban todavía en pie, se preocuparon por su propio pellejo, y más de uno se preguntó donde diablos los habían metido. Eso hizo que tampoco hablaran ni una sola palabra en todo el viaje.

Al llegar al hospital de campaña Archie, Wayne y el sargento fueron atendidos de urgencia. Y Robert y Ted se fueron a descansar.

Al día siguiente por la mañana fueron a comprobar que tal estaban sus compañeros. Archie se encontraba en estado critico, había perdido mucha sangre y dudaban de si se fuera a despertar, le habían inyectado suero pero no creían que fuera a mejorar. No obstante el fornido hombre todavía luchaba por sobrevivir.

El sargento continuaba en coma, sin despertarse, aunque no se temía por su vida, había tenido que ocurrir un milagro enorme para que esa bala no perforara su cabeza. Aunque los médicos tampodo podían asegurar que fuera a despertar algún día y en que condiciones lo haría.

Wayne al menos si que se había recuperado, cuando el efecto de la droga pasó, el hombre se encontraba mucho mejor y aunque la bala le dejaría una fea cicatriz de por vida y la voz algo más ronca había tenido enorme suerte de seguir con vida. Y todo se lo debían a la buena intervención de Robert.

Pasaron varios días hasta que los médicos consideraron oportuno darle el alta hospitalaria a Wayne, y otra buena noticia les sobrevino aquella misma mañana. Archie había salido fuera de peligro. Estaba consciente, y aunque muy débil había logrado agarrarse a ese hilo de vida que Robert había logrado mantenerle.

Se encontraba en una cama, tumbado, con la cara hinchada y algo amarilla y lleno de vendas. Pero seguía vivo aunque apenas podía moverse y respiraba con dificultad. Todavía le inyectaban por vena la comida, aunque eso no era problema de momento. Se encontraba tan mal que no tenía hambre si quiera.

Robert bromeó con Wayne sobre su nueva voz y juntos dieron un paseo por los alrededores del hospital tras la salida de Waine del mismo. Tras unos cuantos días de cama y medicinas Wayne no tenía demasiadas fuerzas para seguir andando así que Robert y él llamaron a Ted y juntos disfrutaron de una cena temprana tras la cual despidieron a Wayne que se fue a descansar, quedando en verse al día siguiente.
Por la mañana Robert realizó su ronda acostumbrada por las habitaciones donde se encontraban sus amigos. El hospital bullía de actividad y Robert sólo se entretuvo un momento en la habitación del sargento tras confirmar que no se habían producido cambios. Cuando se acercó a la sala donde estaba Archie recibió la buena noticia de que las mejoras que su compañero había registrado en las últimas horas se confirmaban y los doctores del hospital habían coincidido en declararlo fuera de peligro. Robert le hizo compañía un rato y finalmente se despidió de él con unas brebes palabras de ánimo y un apretón en el hombro. Tras ésto, cerró la puerta a su espalda y comenzó a avanzar por el pasillo hacia la salida.

Las cosas se habían vuelto raras desde aquel último cielo rojo. Espacio y tiempo se habían fundido en una gran nube oscura, sin mucho sentido, silenciosa. Realmente no era tan mala, había mucha paz en aquella nada. De vez en cuando algún sonido interrumpía aquello, la voz de Robert, un obus que sonaba a la distancia, alguna enfermera que recibía instrucciones. Pero solo pequeños flashes. Al menos hasta aquella aparente mañana.

Los ojos de Archie se despegaron poco a poco, y aquello sí que fue una tortura. La luz le causó un enorme dolor, las pupilas se combiertiern en dos pequeños puntos batallando contra los haces lumínicos. El estómago dolía como mil demonios, pero alli estaba, despierto nuevamente.

Un rato después llegó Robert. Ese hombre la había salvado la vida. Le debía eterna gratitud. Con un enorme esfuerzo, le hizo un gesto con la cabeza para que se acercara y lo oyera, su voz aún era un hilo.

Ey Doc... cre crees que podras... conseguirme unva vaso de whisky y... y unas horas con... con esa linda enfermera colorada? Un intento de sonrisa contrajo su estómago y el dolor fue grande, pero allí estaba nuevamente, con su sentido del humor intacto.

La boca de Robert se había abierto en una sonrisa de auténtica alegría, intentando moderar la carcajada que pugnaba por salir.- Genio y figura hasta la sepultura, ja ja ja, parece que nunca cambiarás. Tu recupérate, que de lo otro me encargo yo, pero tendrás que esperar unos días porque ahora creo que no disfrutarías ni una cosa ni la otra, ja ja ja.

Ted que también se había enterado de la noticia llegaba justo en ese instante.

Olvidate de eso amigo. Dijo desde el marco de la puerta con una sonrisa. Esa enfermera será para mí. He quedado con ella para que me cambie la venda del hombro. Teddy también resultó herido en la disputa que casi los entierra. Y tal como sospechaba Robert, la bala le había quedado en el humero y había tenido que ser intervenido para extraerla. No te ofendas Robert, pero ella es mas guapa.

Al igual que sus compañeros Richard tambien se habia enterado de la gran noticia y se decidio por ir tambien a vistar al bueno de Archie

Justo destras de Ted en el marco de la puerta con su nueva voz mas ronca que de lo normal gracias a los alemanes dijo

Hombre, si ya te has despertado bella durmiente, ¿te ha sentado bien la siesta? jajaja. ¿Que te parece mi nueva voz?, tendré que darle las gracias a los comesalchichas por conseguirla jajaja.

Y por no hablar de lo que ligo ahora gracias a esta bonita marca. Dijo Richard señalandose la cicatriz de la cara con una sonrisa. Espero que estes listo para volver al terreno cuando te encuentres mejor, les recordaremos a los nazis que los alis no olvidamos estos favores.

Una vez que Richard acabo de decir esta ultima frase se dirigio hacia Robert y le susurro al oido. ¿Qué se sabe del sargento?

Robert se volvió hacia Richard y le contestó - Pues la verdad es que no hay novedades, al menos no va a peor, pero de momento no se observan mejoras. Quizá simplemente es que todavía sea pronto, no lo sé. - y hizo un gesto de encogerse de hombros. - ¿Has descansado bien? Es importante que estos días comas bien y que descanses lo más posible para que estés pronto en plena forma.

Archie se alegró de ver alli a sus compañeros, vivos y listos para seguir. Pero obviamente notó la ausencia del sargento. Ya había visto morir a muchos compañeros, y aunque le costase aceptarlo, aquello se comenzaba a naturalizar. Tal vez el sargento tuviese suerte y aquella herida lo sacara de la guerra. Lo único que rogaba era que si se recuperase, tuviera todas sus funciones intactas.

Intentó contiuar con la conversación, pero las fuezas aún eran muy escasas. El sueño de las pequeñas dosis de morfina era maravilloso. Hacía tiempo que no podía descansar como lo hizo durante aquellos días, sin temor por morteros, por balas alemanes, sin pesadillas... Así que no lo dejaría pasar. Cerró sus ojos lentamente, volviendo a caer en un profundo sueño.

Creo que ya han descansado bastante. Dijo una voz tras ellos. Era el capitán Lewis, estaba apoyado en el quicio de la puerta y portaba unos folios.

Traigo ordenes para vosotros, muchachos. Alzó los folios y se los dió a Robert para que los repartiera. Había uno para cada uno.

Wayne y Avner se van para casa. Hudson se quedará aquí hasta que su brazo este bien y volvera al combate. Siempre y cuando muchachos no os pesen demasiado esos corazones purpuras que habeís ganado.

Y en cuanto a usted, cabo Herbert, atenderá ahora como médico en el hospital de campaña, no podemos permitirnos el lujo de perder médicos así de valiosos. Lewis marcó el tono en la palabra cabo y aunque Herbert no le entendió muy bien pues pensaba que se trataba de algún tipo de broma se quedó totalmente paralizado cuando vió en la mano del capitán la insignia de cabo.

Se..., se..., se... tartamudeó Robert por la impresión. Finalmente reaccionó, adoptó la posición de firmes y contestó Será un honor, señor. y recogió la insignia que le daba el grado de cabo.

Tengo otra noticia más que daros. Vuestro sargento ha despertado. Lo han vuelto a sedar.  Tal vez querais verle.

¡Ah, que alegría! Yo desde luego sí que voy a ir a verle, aunque esté dormido.

Podeis verle en cuidados intensivos. Está aislado. Aquel tiro en la cabeza le ha dejado con muy mala pinta. Pero al menos ha recobrado la conciencia. Les informó Lewis. Tiene la cabeza tan vendada que parece una momia.

Lentamente David fue recobrando el sentido, sus ojos se abrieron lentamente y vio tres formas de pie frente a él. Su cabeza pesadamente se inclinó, atraída por una gran fuerza, lo cual le hizo muy dificil el volver a levantarla. Se sentía mareado y desorientado.

Poco a poco fue reconociendo a las figuras, eran sus hombres: Herbert, Wayne y Hudson. Avner no se encontraba allí y eso le hizo recordar a David algo de lo que había ocurrido. Las imagenes se sucedían rápidamente en su cabeza. Estaban en combate, les habían atacado y estaban perdiendo, él se había desplomado y cerró los ojos un momento... Hubo varias imagenes que le confundieron, debía haber estado soñando.

Sus hombres le miraban tranquilos, incluso sonriendo. ¿Acaso no eran conscientes del peligro? Fue a incorporarse para ordenarles que aseguraran la zona por si más alemanes aparecían pero apenas pudo moverse. Se dió cuenta antes de poder hablar si quiera que se encontraba en un edificio. ¿Tal vez un hospital?. ¿Había sido herido o era un mal sueño? No recordaba nada. Tal vez a una enfermera... ¿Jane?

- Buenas muchachos.- Les saludo cuando pudo reconocer el rostro de sus hombres, de los cuales el que más le costó fue el del soldado Hudson pues se había unido a ellos, por la propia iniciativa del sargento, hace poco.

Después, se quedo en silencio intentando recordar que había pasado. Recordaba, lo que por fin había deducido que era un sueño en la que estaban gente conocida de su pueblo; también un despertar anterior en el que había visto a una bella enfermera y a un tal doctor Harrison.

Y por último, llegaron a su mente los recuerdos más recientes antes de haberse desmayado, aunque no le quedaban del todo claros. Podía recordar que tres de sus hombres habían sisdo heridos por soldados alemanes, dos de gravedad, uno de los cuales había sufrido una fea herida en el cuello y el otro en el estómago. A esos pensamientos le venían los nombres de Archie y Richard, aunque no podía relacionar exactamente las heridas con cualquiera con ellos.

Aunque al no ver al soldado Avner bien podía deducir, a pesar de que su mente no estuviera completamente lúcida aun, que la peor herida se la había llevado él. Aun así no sabía la suerte que había corrido, por lo que antes de preguntar por su propio estado lo hizo por el de Avner pero de una forma más indirecta.- ¿Dónde está Avner?-

Aquí, aquí... me dijeron que no me mueva, pero no todos los días podemos ver a un condenado suertudo reviviendo.

Archie entró en una silla de ruedas que autopropulsaba dolorosamente. Una buena dosis de calmantes robados a una enfermera le habían permitido hacer aquella locura. Pero tal vez era la última vez que veía a sus compañeros, por lo que se arriesgó.

Parece que nos mandan a casa Sargento. Yo digo que nos vayamos de putas y luego, volvamos a matar Nazis! Ay...

Nuevamente, el intento de risa tensó sus músculos e hizo que dolorieran. Pero Archie estaba de buen humor. Al fin y al cabo había sobrevivido.

Archie, ¿pero qué haces aquí? como te pille la enfermera Robinson te va a caer una buena. En fin, supongo que ver despertar a nuestro sargento puede servir de excusa. ¿Qué tal se encuentra señor? soy Bob Herbert por si las drogas no le dejan recordar bien. -