Partida Rol por web

Chafakra se frota la cara con las manos, con ligera exasperación.

- A ver- empieza,- ¿Que legalidad vigente ni que pollas en vinagre, ostias? Somos como la puta guardia civil, joder. Si pegaron una paliza a mi primo por fumar porros vamos si no te podemos saltar los putos dientes por ser tan gilipollas de liarla en nuestra puta casa, mierda- exclamó, sombrío.- Es más, me la trae muy, pero que muy floja las idioteces que discutan en el consejo de ministros- reveló.- Como no tengamos lo que queramos, te vas a caer por las putas escaleras- auguró,- varias veces seguidas- añadió.- ¿Y que vas a decir eh? "Bua, bua, soy una delincuente inmigrante ilegal terrorista, defienda mis derechos señor juez"- se burló.- ¿Crees que a alguien le importa lo que mierdas te pase? ¿No has visto las putas noticias? ¿Lo que pasa en los CIES? ¿Lo que pasa en Melilla?- le preguntó, violento.- Joder, hasta podemos ir a por unas concertinas a ver si debajo de esa cara fea como tu puta madre hay sangre o algo.

- Conozco muchas cuevas -respondo a Bastión y luego miro a Virus, claro no me refería a las que estaban sobre tierra firme -¿Metahumanos del gobierno? -suelto casi aguantándome una risa- Siendo miembros a prueba, no sé, no recuerdo haber firmado nada que no sea la forma de enrolamiento. Tú sabes como son estas cosas, desaparece el equipo perfecto y envían reemplazos poco preparados para tapar los agujeros que hicieron. -empiezo a contarle como si se tratara de una charla amena, mientras me acerco a ella- a sabiendas que la pueden... ¿cómo dicen ustedes? Cagar... -siento que estoy rompiendo algo dentro de mí para poder llegar hasta donde necesito. Escucho también los balbuceos de Observador, que haga lo que vea- además, como uds han fastidiado las cosas a lo grande y se ha perdido la liga estrella, el gobierno no esta tampoco para jueguecitos, hay mucha carta negra por ahí suelta ¿sabes? -me acerco hasta donde esta y toco su cabello con delicadeza, luego le tomo de la nariz y se la apreto con mucha fuerza evitando que respire por ella, sacudiendola de un lado a otro con mucha brusquedad - Por ejemplo, si accidentalmente te caes al agua y te engulle una ballena o te mastica un tiburón, claramente no será culpa nuestra ¿no? -miro a chafakra, pero no la suelto, ni cuando le lagrimean los ojos-  Esas cosas pasan todo el tiempo. Yo creo que se quiere dar un remojón -me espero a que sienta la necesidad de respirar por la boca. Echo ojo a los bigotes de Bastión- Pero vamos, si Bastión desea preservar tu vida, luego esta la posibilidad de llevarte con Samhain para que te cure la hemorragia, ya viste que bien que lo hace. ¡Pero vamos! aún con medio cuerpo seguro que vives, he visto humanos salvarse de algunas de esas situaciones. Otra opción es ahogarte y considerar el resucitarte en el momento justo no pasará nada si estas con vida.

Le susurro al oído - Yo que tu elegiría las primeras opciones, eso de estar siendo resucitado... el cuerpo y la cabeza, la pasan mal ¿Sabes que por la falta de oxígeno queda daño irreparable en el cerebro? -muevo el agua fuera con uno de mis dedos, mientras veo el remolino formarse fuera, me aseguro de que lo vea. En especial como las claraboyas son haladas y movidas a antojo, girando y ganando velocidad. Una golpea a otra, causando una hendidura en una de ellas. 

Miro a virus, sabiendo que esta respirando ya por la boca, la suelto bruscamente- Tenemos mucho tiempo, iré a visitarte y nos tomaremos una sodas ¿Qué te parece? En mi tiempo libre puedo hacer lo que me venga en gana -empiezo a decir en voz alta, se la respuesta- pero no hagamos muchas bromas, no sea que te rías y la pases mal, a veces el líquido se cuela por la nariz y entra a los pulmones ¿no te parece terrible? -le digo mirándola con una sonrisa inocente, aunque mis ojos delatan frialdad.

Acuclillada junto a ella, me mantengo cerca impidiendo su salida fuera de la sala.

Las palabras de Bastión logran hacer desaparecer la sonrisa de los labios de la mujer. Sus ojos escrutan la celda, incómoda, comenzando a ponerse nerviosa por momento. Sin duda, la perspectiva de permanecer más tiempo en un lugar como aquel, sin acceso a tecnología alguna, remueve en ella un temor mayor del que desea que nadie conozca. Su seguridad se tambalea, y quizás por ese motivo guarda silencio, negándose a responder al héroe enmascarado.

A Observador, en cambio, ni siquiera le presta atención alguna. No parece que el justiciero diga nada directamente relacionado con ella, nada que pueda emplear contra los superhéroes que la mantienen presa, ni nada con lo que sentirse amenazada. Las palabras de Chafakra, sin embargo, la devuelven un mínimo de la seguridad que tenía anteriormente, desbaratando en parte el efecto que Bastión ha provocado, aunque tras esa sonrisa despectiva que muestra al "niñato" continúa recordando la amenaza del tipo del escudo. Sí, las chorradas sobre brutalidad policial del héroe con pinta de kinki no van a amilanarla. Sabe perfectamente que otros por encima de él no se lo permitirían.

O eso cree.

Porque la voz de Icantia logra resquebrajar esa seguridad. La atlante es persuasiva, posee un tono en su voz que da que pensar. Porque habla desde un absoluto convencimiento, y lo que dice tiene sentido. Es miembro de una raza que no responde ante el gobierno ni las leyes españolas, y puede fácilmente lograr que cualquier cosa que le suceda parezca un simple accidente. ¿Quién se lo impediría? Los ojos de la mujer se desvían hacia uno de los pequeños ventanucos redondos desde los que puede verse el oscuro exterior del lago de la Cartuja. Una gota de sudor resbala por su rostro. Morir ahogada debe ser una de las peores sensaciones del mundo, aunque aún hay más. Vuelve a mirar a esos ojos profundos como el mar del que proceden, ante la amenaza de ser ahogada una y otra vez, y resucitada para volver a ser ahogada, una tortura eterna propia de uno de los nueve círculos del infierno de Dante.

V-vale, no hace falta ponernos nerviosos, ¿eh...? -Comienza a decir, dubitativa y nerviosa, subiendo las piernas al camastro en que permanece sentada y, en un gesto lleno de temor, agarrándose las rodillas- No hay que ponerse así, esto es sólo una negociación, ¿v-vale? -La mercenaria lucha por sonreír, un gesto amigable pero forzado que no dura mucho- T-tampoco pido mucho... Basta c-con que me aseguréis que iré a una prisión un poco más molona que... lo que dice el grandullón, ¿sí? Atenuar un poquito la pena, ¡p-porque voy a colaborar! Eso tiene que valer de algo, ¿no? ¿No? -Insiste, recorriendo los rostros de aquellos que espera sean más comprensivos, comenzando por Bastión y terminando por Lázaro, pasando por Icantia- E-están en el mar. Bajo el mar, de hecho. E-en el Atlántico, al noroeste de Galicia. Puedo daros las coordenadas...

- Lo siento, pero no lo creo - Negó Bastión, haciendo un esfuerzo consciente por contener las ganas de reprimir a Icantia. Sus amenazas le habían parecido tan horribles que estaba pensando seriamente si la atlante no debería ser encerrada junto a la mercenaria. Lo iba a permitir para poder obtener la información que necesitaban, pero luego iban a tener una larga charla sobre lo que se debía y no hacer. Una cosa era una paliza, como prometía Chafakra. Otra muy diferente lo que Icantia proponía.

- De todas formas no depende de nosotros a donde te envíen, sino de los tribunales - Dijo con poca seguridad, pues en realidad no tenía idea de como funcionaban esas cosas. Si eran funcionarios públicos, una especie de Guardia Civil como había dicho Chafa, deberían tener centros de detención y protocolos para esos casos, ¿No? - Pero cualquier información que nos puedas dar ahora seguro que te sirve para atenuar los cargos, aunque... - Suspiró pesadamente - Hace poco menos de hora mataste a un hombre. Mataste a un hombre - Recalcó cada palabra como si las estuviera cincelando en el aire con su profunda voz - Se que entiendes la gravedad de ese acto. No es como si solo te fueran a juzgar por allanar una institución pública y robar información secreta. Te van a juzgar por asesinato... - Carraspeó, consciente de que quizá no estuviera ayudando mucho con esas palabras a obtener la información que necesitaban.

- Señor Lázaro, creo que siendo el funcionario de mayor rango aquí debería llevar usted el peso del interrogatorio.

- Por no mencionar los putos poderes de control mental...- añade Chafakra. El joven parece molesto por no haber sido sus amenazas las que hagan que Virus se cagase de miedo, pero está dispuesto a dejarlo correr con tal de que puedan comer algo y olvidarse de aquello. ¿Es que no había hora del bocadillo en aquel curro de funcioario? Puta vida, tete.

¡El atlántico! solo eso bastó para que, al principio, las voces de mis compañeros se volvieran poco menos que murmullos de centenares de hormigas caminando sobre hojas secas en la selva de algún lugar remoto.

Hermana ¿Será posible?

No permito que las emociones se vean reflejadas en mi rostro y sobretodo no le quito la mirada a Virus. Con sus últimas palabras ha terminado de despertar en mí lo que jamás pensé que llevaba dentro.

Bastión se enfoca en la muerte de Toraño, también me afecto, aunque mucho menos, el fin de la vida de un compañero en cuestión de segundos. Pero aquel sujeto no era más que un extraño para mí, no tenía punto de comparación con el motivo real que me impulsaba a estar dentro de este grupo de... metahumanos.

No lo entenderían, no tienen idea cómo somos nosotros.

Noroeste ¿Finisterre? ... Acaso...

- ¿Nerviosos? No -la miro a los ojos, no puedo entender como estoy haciendo esto, pero no siento nada- Vas a darnos las coordenadas ahora- ignoro las palabras de Bastión y miro de reojo a Juan Pedro, esperando que haber tratado con Aquaviva le de una idea de como somos- sino te voy a sumergir conmigo hasta allá abajo y sin oxígeno para que tu supervivencia dependa íntegramente de mí -la tomo por los hombros, quiero que sienta el peso de mis palabras porque no bromeo con ellas- Elige ahora, el encierro bajo el resguardo de la ley, en donde pagarás por tus crímenes de una manera civilizada aceptable -miro a Bastión fríamente- o sumergirte conmigo en el atlántico sin equipo -dejo unos segundos que lo piense, la miro a los ojos largamente- Si nos das unas coordenadas falsas y mientes -agrego anticipándome a la mente retorcida de una simple mercenaria- no confiaremos más en ti. Vendré y te arrastraré dentro del mar como te he dicho.-el deber me llama fuerte, el deber para con los míos- No más juegos. 

Juan Pedro se mantiene, al parecer, a la expectativa de cómo desarrolláis el interrogatorio. Desde que Virus hiciera mención a su persona ha estado visiblemente incómodo, y lo observa todo apoyado en su bastón. Sin embargo, es evidente que no es la mercenaria la única que ha logrado incomodarle. Las amenazas de Chafakra y de Icantia han hecho que frunza el ceño, molesto, y tan sólo la actitud serena y firme de Bastión le han hecho, en un momento dado, asentir complacido.

Estoy de acuerdo, bastión. -Confirma ante su propuesta de dejar el peso del interrogatorio en sus manos, dado su mayor estatus jerárquico- Muy de acuerdo. -El hombre avanza apoyándose en su bastón, mostrando su evidente cojera sin disimulo alguno. Se acerca a la mujer, cuyo temor a las amenazas de la atlante parece enfocarse de repente en ese disminuido físico que se le acerca renqueante, como si supusiera la mayor de las amenazas. Incluso se hace a un lado cuando, con un gesto de dolor, Lázaro trata de tomar asiento a su vera. El delegado saca un pañuelo y se seca la frente, guardándolo y apoyando ambas manos en su bastón antes de mirar de costado a la prisionera con una tenue y amigable sonrisa- Bien, Virus, tú ya sabes mucho sobre mí. Has leído los informes, conoces mi postura acerca de la tortura. La he presenciado demasiadas veces en el antiguo régimen, y considero y defiendo que no tiene cabida en democracia. Te aseguro, jovencita, que no permitiré que ninguno de los hombres ni mujeres a mi cargo haga nada de eso contigo. -Asegura, y por algún motivo la mirada de la mujer se ilumina mientras sus labios esbozan una agradable sonrisa. No una sonrisa maliciosa, más bien entrañable y agradecida. Es como si, de repente, Juan Pedro se hubiera ganado su total confianza- Sin embargo, debes tener en cuenta que tus delitos son graves. Tal como te ha dicho Bastión, has matado a un agente de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Eso te traerá consecuencias, no vas a salir de rositas. Lo que hagas ahora, te lo aseguro, puede ayudar a que las consecuencias sean... menores.

Juan Pedro saca del bolsillo interior de su americana un pequeño teléfono móvil, se lo muestra a la mercenaria con un gesto cercano, y se inclina ligeramente hacia ella.

Vamos, dame las coordenadas, hija... -Le pide con un gesto extraordinariamente cercano.

La mercenaria duda constantemente ante las palabras de Juan Pedro. La cercanía que éste muestra, pese a no parecer lógica dada la actitud mostrada hasta ahora por la mujer, parece ser correspondida. Virus agacha la mirada, como si sintiera una súbita vergüenza por los actos cometidos. Parece encontrarse bajo algún tipo de influjo, como hechizada, pues es la única explicación que parece tener sentido para vosotros.

Finalmente, cuando Juan Pedro la muestra el teléfono, la mujer lo mira casi con temor. Acerca una mano, pero la retrae volviendo a dudar acerca de ello. Sólo las palabras de Lázaro parecen convencerla. Toca el móvil con la punta de un dedo, y vuelve a juntar ambas manos en su regazo, agachando la mirada.

Ya está. -Afirma, mientras Juan Pedro guarda el teléfono. Casi al instante, los teléfonos de Bastión, Chafakra y Observador emiten un tono de notificación. No os cabe duda de que Icantia habría recibido otra, en caso de tener un teléfono con ella. Los mensajes muestran unas coordenadas.

Chafakra, que no podía hacer mucho más que contemplar como su jefe trabajaba, se cruzó de brazos, reprimiendo un escalofrío. Seguía necesitando su ropa, que había dejado en el helicoptero, y seguía hambriento. ¿Es que no se comía? Eran funcionarios maldita sea, ¿Dónde estaba su hora del bocadillo?

Ya estaba todo hecho. Habían liberado la base de Iberia, habían capturado a la terrorista que había estado moviendo los hilos allí abajo y tenían la posible localización del equipo. Si no hubieran perdido a Toraño hubiera sido una primera misión perfecta. Apuntó mentalmente que más tarde tendría que preguntarle a Lázaro por la familia del leñador para poder enviarles sus condolencias. Quizá hacer algo como su identidad civil... 

- Señor Lázaro, ahora que tenemos la localización ¿Nos va a enviar a nosotros? 

Juan Pedro muestra a la prisionera una tenue sonrisa, ante la que la mercenaria parece encogerse con cierta vergüenza que no creíais capaz de sentir. El delegado se pone en pie pesadamente, con una mueca de dolor, y solamente gracias a la ayuda del bastón que siempre lleva con él. Se aparta de ella, acercándose a la puerta de la celda, una simple reja bastante robusta y, en cierto modo, arcaica, y tira de ella hasta que se cierra con un sonoro chasquido metálico.

Sí, Bastión. -Indica el hombre, sacando su teléfono y mirando la pantalla detenidamente, con preocupación- Sin duda alguna, es una misión para Hispania Inc, no puedo enviar para encargarse de algo así a un equipo de las GOES. -Afirma, con un gran suspiro- Pero aún no. -Dice, tajante, guardando su móvil- El equipo ha sufrido dos bajas, no me parece prudente enviaron a vosotros cuatro solos. Acompañadme, en la zona común hay una sala de descanso, Duna nos preparará un pequeño catering, os lo habéis ganado. Tenéis que descansar y reponer fuerzas. -El delegado comienza a caminar, con su dolorosa cojera habitual- Tengo a alguien trabajando en un refuerzo para vosotros, un nuevo miembro que se una a vuestra misión. Con algo de suerte, no tardará demasiado en llegar... Mientras tanto ¿cuál es vuestra opinión acerca de todo esto? Las coordenadas señalan un punto en medio del océano...

No pronuncio palabra alguna después de lo que ya he dicho, he tenido que dejar que la situación fluyese ante el repentino despertar de Juan Pedro, que trae consigo algo más que solo una cojera. Lo miro con atención, claro, era de esperarse que no fuese un sujeto común y corriente, aunque puede que no esté al 100% de su capacidad, sigue siendo lo suficientemente "fuerte" como para mantener su influencia dentro de todo este sistema de jerarquías.

Lo veo acercarse a la muchacha, ¿De verdad solo se conocen hace poco? ¿Ha sido acaso alguna oveja descarriada o tan solo una oportunista que ha logrado utilizar la información robada de la manera más conveniente? Las miradas que se dan me hacen preguntarme si no es algo más que tan solo la influencia de fuerzas externas empujadas por Juan Pedro hacia la ladrona.

Me llevo las manos a la cintura y descanso el peso de mi cuerpo sobre uno de mis pies, andar sobre tierra firme me aburre aunque todo concluye cuando los teléfonos de mis compañeros empiezan a repiquetear con notificaciones ¿Ha funcionado? ¿Este tío realmente ha logrado obtener las coordenadas? Me cruzo de brazos para disimular la impaciencia que empiezo a sentir ¿Hermana, estás allí?

- ¡¿Cómo que aún no?! -me encuentro diciendo con más exaltación de lo que me hubiera gustado. No puede ser que lleguemos hasta aquí y tengamos que alargar esto aún más. Cada minuto es importante para hallarlos - Nos ha costado bajas y a medida que pasa el tiempo quién sabe si estemos tardando hasta un punto peligroso para ellos. Comprendo que debamos recibir refuerzos y posiblemente descansar -miro al chico del chandal y pienso que últimamente aparte de bocotas, ha estado hambriento y visiblemente cansado- pero no quisiera que nos relajásemos en demasía. 

Ante la pregunta sobre nuestra opinión de las coordenadas, me acerco al móvil de bastión y me llevo la mano al mentón, de modo pensativo - Déjeme ver...

La computadora del brazo vibro, la vista de observador fue a dar a la pantalla revisando la información que había llegado, fue un análisis detenido y luego su vista volvió a los presentes. Tipeo un par de comandos en la computadora y tras ellos dijo- ¿Bien, entonces, más agua sobre nuestras cabezas? -

Acompaño al resto hacia la zona de descanso, algo en el estómago y sentarse por unos minutos bastarían para juntar nuevas fuerzas y armar un plan de acción, esta vez tenían cierta ventaja o al menos eso creía, pero no había que confiarse con todo esto. Su mente estaba cansada, quizás los días sin dormir o simplemente algún otro motivo lo mantenía en pie, rodeado de todos ellos era parte inseguridad y parte hastió lo que podía verse en sus gestos.

Hace unos cuantos años, hubo un gran revuelo entre el pueblo de los atlantes. Un grupo minoritario de inconformistas y radicales trataron de crear una revolución para imponer su propia visión acerca del futuro de vuestra raza. El intenso daño al ecosistema marino que causaban los hombres de la superficie les volvió violentos y vengativos, partidarios de una política de hostilidad hacia los extranjeros. Llegaron a intentar tomar el control del gobierno atlante en un fallido golpe de estado, una revuelta rápidamente sofocada por las autoridades marinas. Aquellos que lograron huir, se escondieron en antiguos y recónditos asentamientos abandonados por el pueblo atlante, donde se hicieron fuertes mientras las autoridades se negaban a enviar los efectivos necesarios para doblegar las defensas. Finalmente, los dejaron estar, ocultos en viejos bastiones, alertando a la población de que evitase esos lugares.

¿Y por que recuerdas ahora mismo aquellos sucesos, mientras miras el teléfono móvil de Bastión? Porque el lugar que indica en el mapa forma parte de aquellos lugares que os recomendaban evitar.

Me abstraje más de la cuenta hurgando entre mis pensamientos pues es que estaba tratando de atrapar ese esquivo recuerdo que por momentos se escapaba de entre mis manos y no lograba asir para nada. Me crucé de brazos y llevé una de mis manos hacia mi mentón, en pose pensativa.

... Esas coordenadas, ahora que lo pienso ¿Por qué es que me son tan familiares? Solo veo números, por eso es que me cuesta tanto. Traslado aquellas coordenadas y las plasmo sobre el océano y entonces todo se vuelve más claro. 

Chasqueo los dedos en cuanto me doy cuenta.

- No les gustará lo que tengo por decir -y de todas formas lo diré, no tiene caso. Tomo aire con cierto desgano, no me emociona tener que contar lo siguiente- Como toda sociedad, mi raza también ha pasado por momentos críticos y claro de críticas de sectores de mi pueblo. Supongo que es cuestión de la naturaleza misma, hacer aparecer grupos minoritarios de gente inconforme por la forma en la que la tradición dictamina se deben de llevar las cosas a cabo -revoltosos- Estos radicales de mi raza, no eran la excepción y deseaban imponer sus propias creencia sobre toda la raza sin importar lo que el resto pensase al respecto. Causaron un daño intenso a nuestro ecosistema marino y tuvo repercusión sobre la superficie, los hombres se tornaron más violentos, vengativos, hostiles y todo lo que en la línea de comportamiento resultase brutal hacia lo foráneo. Por supuesto, no podíamos permitir que esto continuase y respondimos, aun cuando estos rebeldes intentaron un golpe de estado que sofocamos sin problemas. Sin embargo, no logramos capturar a todos los responsables y buena parte de estos rebeldes huyeron hacia asentamientos abandonados y distantes. Muchos de nosotros opinamos que era importante erradicarlos en su totalidad por el bien de nuestro ecosistema y también de los hombres de la superficie... -miré a bastión, a Observador, Chafa y Juan Pedro- pero las autoridades pensaron que era suficiente castigo ya tener que vivir como estaban y se negaron a enviar a los efectivos necesarios para doblegarlos totalmente y para siempre. La única indicación era evitar esos lugares a toda costa, lugares como este -señalo las coordenadas otorgadas por virus, aquellas que parpadeaban en el móvil de Bastión- Creo caballeros, que ahora entienden qué es lo que pasa cuando dejas crecer y fortalecerse a gente como esa -me remuevo sobre mi sitio y exhalo ¿Sabría de esto Aquaviva? - No será nada fácil -concluyo y ¿Cuando lo es? - Estamos hablando de tratar con radicales.

Busco con la mirada a Juan Pedro - ¿Seremos el único equipo a quien enviarán allá abajo? -mire al resto por el rabillo del ojo, estábamos hablando de sumergirnos muy profundo en el mar con sujetos que no se andaban con juegos ni negociarían condiciones tan fácil como Virus.

Bastión se cruzó de brazos sobre el inmenso pecho, haciendo rechinar las placas de su armadura. Lo que acababa de desvelar Icantia sobre la localización a la que deberían dirigirse le sumergió, y nunca mejor dicho, en un estado sombrío. Si había algo que no le gustaba eran los espacios cerrados. Lo había estado pasando bastante mal ahí abajo, en las entrañas de Duna y la perspectiva de tener que volver a algo parecido le ponía los pelos de punta. Tampoco le gustaban los radicales. Mucho menos los radicales violentos. En su vida civil trataba a diario con grupos que eran considerados radicales por los medios cuando en realidad no lo eran. Pero eso era una cosa y otra muy diferente el tipo de gente de la que hablaba Icantia.

- Tienes razón Icanta - Dijo en voz baja, profunda - No me ha gustado nada lo que acabas de explicar - Negó un par de veces.

Muy bien. Chafakra puso los ojos en blanco.

- Vale, no solo tenemos que ir a tomar por culo de lejos si no que tenemos que pelear con la puta ETA submarina y sus caballitos de mar bomba o vete a saber que gilipolleces- respondió, malhumorado.- ¿Podrían al menos esta vez darnos un puto traje decente? La ropa oficial de la selección no es gratis y estoy harto de ir medio en bolas por ahí, si hay que ir así podrian pagarme un puto plus, joder- exclama.- ¿Y cuales son nuestras horas de comida, joder? O ya puestos ¿Nuestro puto horario? Ni siquiera se que hora es ¿Esto no es inconstitucional? Mierda...

Juan Pedro os guía por las instalaciones de Duna, en un primer lugar por corredores de hormigón, para después acceder a pasillos y escaleras algo más tecnológicas, con muros revestidos de metal, luminarias de diseño en los techos e indicativos señalizando el paso. Os dais cuenta de que algunos de esos elementos van surgiendo o siendo modificados a vuestro paso, señal quizás de que Duna va marcando vuestro paso, facilitando el desplazamiento a través de su interior. No obstante, Lázaro parece muy seguro del camino que toma, como si se conociera el lugar a la perfección.

Finalmente, llegáis a lo que parece un amplio área de descanso, una enorme estancia con sofás y asientos cómodos alrededor de una gran mesa redonda con un espacio vacío en su centro. La mesa se encuentra llena de canapés sencillos, pinchos diversos y algunas botellas de zumos y batidos naturales, así como vasos, platos y cubiertos.

Bien, aquí podremos descansar un rato y reponer fuerzas. -Indica el delegado, mirando a Icantia de soslayo- Pero no demasiado, no. Solamente hasta que recibamos refuerzos.

Con su permanente cojera, se acerca a la mesa y, apoyando el bastón sobre ella, toma asiento con evidente dolor en uno de los asientos, sirviéndose un vaso de zumo.

Bajo el agua... Están bajo el agua... -Repite en un murmullo, pensativo- No podía haber previsto algo así, la verdad. Que "bajo el agua" significase que están en una base submarina gobernada por rebeldes del pueblo atlante... No estaban enfrascados en ninguna misión con los atlantes, que yo sepa. Más allá del origen de Aquaviva, obviamente. -Menciona, volviendo a mirar a Icantia, aunque sólo brevemente- Lamentablemente, sí que sois el único equipo que podemos enviar a algo así. Los equipos policiales no están preparados para algo de esta envergadura, me han denegado el permiso y los fondos para contratar personal externo a través de Superhéroes Inc, y buscar la colaboración gratuita de héroes nacionales podría ser... complicada. Tal vez Tríada Vértice, si supiera dónde andan... -Comenta, terminando en un murmullo molesto mientras se quita las gafas y se frota los ojos- Podemos facilitaros equipo submarino especial, hemos estado desarrollando uniformes submarinos adaptados que facilitan la movilidad bajo el agua. Claro, para los que necesitéis de ello. -Era evidente que Icantia no precisaría de nada parecido.

Bastión acompañó al grupo hasta la sala de descanso rumiando todo el camino que no le gustaba nada la perspectiva de tener que volver a sumergirse en el océano. Solo la visión de la mesa llena de comida y los zumos naturales le sacaron de su malhumor.

Al ver a Lázaro tomar asiento con un quejido se le ocurre que podría ayudar al hombre al caminar aligerando un poco su carga, disminuyendo ligeramente la fuerza de la gravedad sobre su cuerpo para hacerlo menos pesado. Pero es una idea fugaz porque rápidamente cae en que podría ser una afrenta a la dignidad de Juan Pedro. Sacudiendo la cabeza, da un rodeo a la mesa echando un ojo a las tapas y los canapés y seleccionando solo aquellos que no tenían nada de carne, pescado, queso o huevo, lo que limitaba mucho las opciones. Lo que si que hizo fue servirse un vaso de zumo.

Para ser un hombre de su tamaño se movía y comportaba de una forma muy elegante, siendo extremadamente cuidadoso a la hora de comer y beber, respetando incluso las reglas de protocolo en cuanto a la colocación de los cubiertos o la forma de limpiarse las migas del bigote.

- Entiendo - Tenía algunas acciones de la agencia de superheroes más famosa de Europa y siempre que podía hacía alguna que otra donación cuando se ocupaban de tareas poco lucrativas por el bien de la sociedad. Por otro lado, le sonaba el nombre de Triada Vértice de las noticias, aunque nunca les había prestado toda la atención que probablemente se merecían - Pues siendo la única opción viable, señor Lázaro, puede contar conmigo. Solo quiero remarcar que no me gusta la perspectiva de viajar hasta la base submarina de una facción rebelde de un pueblo que me es completamente desconocido, pero cumpliré con mi deber para con usted y haré todo lo posible para traer de vuelta a los hombres y mujeres de Iberia.